Las campañas políticas americanas son habitualmente bastante idiotas, pero lo de estos días está llevando la idiotez al nivel de arte. El País hablaba ayer sobre cómo un comentario de Obama («no importa que le pongas pintalabios a un cerdo; seguirá siendo un cerdo») ha creado una gigantesca tormenta política, con la campaña de McCain acusando a los demócratas de sexismo (otra vez) y diciendo que su candidato ha llamado a Sarah Palin «cerdo».

Dicho en pocas palabras: no parece que esta vez haya funcionado, básicamente por dos motivos. Primero, porque la alegación de sexismo es una soberana estupidez; veamos la frase en su contexto:

Obama está hablando del hecho que McCain habla de representar el verdadero cambio, y Obama le acusa de maquillar ideas gastadas. Hablar de sexismo es estirar la realidad y distorsionar lo dicho de forma exagerada, algo que McCain está haciendo a menudo estos días.

La frase «pintalabios en un cerdo» tiene una larga, gloriosa tradición en la política americana. McCain, de hecho, la utiliza a menudo; la última vez hace unos meses hablando de Irak, pero la había utilizado también hablando de Hillary Clinton (que supongo debe ser un hombre) y su plan de sanidad. Dick Chenney la ha utilizado a menudo. La ex-jefa de prensa de McCain tiene de hecho un libro titulado «Lipstick on a Pig«.

Obama contesto ayer con una intervención bien ponderada, que viene a ser el equivalente demócrata a las críticas de los republicanos a los medios, sólo que dicho de forma más elegante:

El ataque es absurdo, y la respuesta es buena. Si uno ha seguido la campaña, sin embargo, uno debería saber de sobras que esto no es en absoluto suficiente en Estados Unidos; los medios americanos acostumbran a quedarse embobados con estas estupideces, convirtiendo esta clase de giliflautadas en «controversias» que se alargan un par de días.

Esta vez, sin embargo, parece que los medios no han picado. Ayer por la noche, en un heróico intento de servir a mis fieles lectores, me dediqué a ver los canales de noticias unas cuantas horas (hasta que mis neuronas empezaron a dimitir y tratar de a abandonar el cerebro por la oreja en protesta, vamos), y parece que de forma casi unánime los comentaristas daban la razón a Obama que todo este debate es, de hecho, un burdo intento de distracción de los republicanos. Incluso Bill O´Reilly se apunto a esta teoría, algo que me pareció alucinante. Incluso el habitualmente inane Chris Matthews se pasó una hora pegando palizas retóricas a los pobres portavoces republicanos que pasaron por su programa.

¿Por qué? Bueno, una campaña puede mentir o distorsionar la realidad de vez en cuando, pero no puede hacerlo de forma habitual. Los medios, tarde o temprano, se hartan que los tomen por el pito del sereno, y empiezan a quejarse. Estos días McCain y los suyos estaban defendiendo tres historias básicamente absurdas: el pintalabios gorrinil, un ridículo anuncio acusando a Obama de defender educación sexual a preescolares (Obama votó que fuera posible preguntarles si eran víctimas de abusos en algunos casos) y la obsesiva repetición que Sarah Palin estaba en contra del «puente hacia ninguna parte» (algo que es básicamente falso). Son muchas exageraciones y mentiras directas para confiar que los medios aún te hagan la pelota. Parece que los periodistas finalmente se han hartado.

Esto puede tener dos posibles resultados: los medios se pasan un par de días criticando a McCain, hasta que los republicanos pillan a algún periodista exagerando demasiado, se hacen la víctima, y los medios vuelven a retroceder aterrados que les acusen de parcialidad. Los republicanos llevan haciéndolo de forma habitual durante la campaña, y los medios hasta ahora ha acabado retrocediendo de forma invariable. El otro posible resultado es que los medios empiecen a cambiar la narrativa, y empiecen a tratar a McCain como alguien más preocupado de hablar de tonterías que de temas serios. Esta narrativa (visto lo visto en la convención republicana, en que se habló más de biografía que de política) sería básicamente cierta, pero no sé si los medios estarán por la labor.

Eso significaría que los periodistas estarían haciendo su trabajo. La verdad, en Estados Unidos esto no pasa demasiado a menudo.


10 comentarios

  1. Y me preguntaba yo qué hacía Pervez Musharraf en el programa de Jon Stewart. Jesucristo. Si lo demás es así…

    Ya que estamos en ese plan, me pregunto cuánto tardará alguien en las cadenas noticiosas en hablar del libro (ejem) de Chuck Norris. Seguro que es glorioso.

  2. Roger Senserrich dice:

    Chuck Norris estaba ayer hablando de su libro y de esta polémica en Larry King. Sí, en CNN.

    No, no es broma. «Chuck Norris, autor» en la puta CNN, con Larry King. Es como si Hermida entrevistara a Paul Natschy sobre la política monetaria del Banco de Inglaterra.

    ¿Tengo que comentar algo más?

  3. Creu dice:

    «Eso significaría que los periodistas estarían haciendo su trabajo. La verdad, en Estados Unidos esto no pasa demasiado a menudo.»

    Ni en Estados Unidos, ni en ninguna otra parte. Hoy en día, un periodista es alguien que lee teletipos y opina sin informarse más.

  4. Si generalizamos, Creu, mal vamos. Que no paguen justo por pecadores, porque se puede diferenciar el grano de la paja pasando un poquito la mano por encima.

  5. Pues qué quiere que le diga, si lo comparamos con cualquiera de las arengas que los pipiolines del ICADE y del Instituto de Empresa sueltan en Intereconomía o en Libertad Digital TV (capaces que son de decir que la responsable de la devaluación de la libra es la inacción del traidor gobierno de Zapatero) me quedo con la entrevista a don Jacinto any day.

    En todo caso, el libro de Chuck promete. Y si se me permite una pequeña pausa para la publicidad, he hecho unos cuántos chistes más sobre el tema en mi blog. Me sentiré honrado de acogerles.

  6. Ignacio dice:

    ¿Es posible que, como creo haber leído en alguna parte, Obama lo haya hecho queriendo? ¿Poner un cebo para luego quedar bien en su estilo majestuoso? Demasiado retorcido, pero un tipo tan listo como Obama no podía no darse cuenta de que el lipstick iba a asociarse automáticamente.

    Me recuerda (demasiado) a Bartlett llamando idiota a Peter MacDermott con el piloto rojo encendido.

  7. Jorge Ramos dice:

    Estoy con Ignacio, jejejeje

    Otra cosa, según fivethirtyeight, me tendría que preocupar? De verdad el efecto de Palin les está dando a los republicanos el empujon que necesitan?

  8. Roger Senserrich dice:

    Esta aún muy lejos, y Palin es aún muy nueva. Si la cosa sigue así de aquí una semana, si será preocupante; ahora mismo aún no lo es.

  9. […] tracción”, o si los demócratas prefieren dejar que el debate actual (el hecho que McCain miente un poco demasiado a menudo) siga siendo la estrella (y generando desgaste) un par de días […]

  10. […] Obama es Britney Spears, o la horrible, escandalosa revelación que los demócratas llamaron “cerda” a Sarah […]

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