Llevamos varias semanas en esta campaña en que los medios parecen incapaces de hablar de política. No es que los candidatos no estén hablando de planes para Irak, la economía (aunque de eso no ha habido demasiado; más luego) o sanidad, es que los medios tienen una tendencia realmente exagerada a distraerse con las cosas más estúpidas. En First Read le llaman «Oh, shinny» (ui, brilla); básicamente es alguna declaración, suceso o polémica relativamente cercana a las campañas que parece dejar a todo periodista corto de ideas totalmente embobado, fascinado con los reflejos de la purpurina y repitiendo chorradas.

El último caso de esta larga serie de monumentos a la estupidez es la dichosa portada del New Yorker de esta semana. Sí, esa con una caricatura de Obama vestido de árabe y Michelle vestida de terrorista. La portada en cuestión es obviamente una sátira, pero parece que no poca gente en este país (empezando por la campaña de Obama, que respondieron todo ofendidos) carecen del más mínimo sentido del humor.

La verdad, la portada es bien poco ofensiva. Para empezar, la revista en cuestión es el New Yorker. Para quienes no la conozcan, es un seminario gafoso e intelectualoide muy progresista que se edita (oh milagro) en Nueva York, y que tiene como lectores la clase de gente que salen en las películas de Woody Allen. Dicho en otras palabras, es bastante obvio que ni los editores de la revista ni sus lectores creen que Obama es un peligroso criptoterrorista islámico. La portada es obviamente una sátira, que intenta decir en una viñeta lo que Stephen Colbert hace cada noche en Comedy Central: ridiculizar las alocadas teorías de algunos sectores de la derecha histérica que claman que Barack Obama no es lo que parece.

Lo que es realmente patético es que este dibujito haya creado un debate de proporciones épicas, con incontables horas de radio y televisión gastadas y enormes cantidades de tinta y píxeles escritos discutiendo si eso es apropiado o no (sí, percibo la ironía que yo esté perdiendo el tiempo con esto también). El New York Times publicaba hoy incluso un largo, detallado, sesudo artículo hablando sobre lo difícil que es para los cómicos americanos (con la excepción de Colbert) hacer bromas sobre el candidato demócrata. Es realmente una pérdida de tiempo, y no tiene nada, nada, nada que ver con los problemas del país.

Algunos dicen que hay una cierta reticencia por parte de no pocos cómicos y columnistas a ser demasiado duro con Obama. Hay un cierto temor a ser el tipo que acabó con el candidato más brillante, histórico, maravilloso etcétera de la historia, según no pocos comentaristas republicanos. La verdad, todo esto es una bobada. A Obama le critican como a cualquier otro, y no es que programas como SNL o Colbert no se mofen de él a mansalva. Lo que es patético es que andemos todos hablando de esto ahora.

Lo más deprimente es que no es la primera vez, ni será la última. Tenemos la entrevista con las hijas de Obama, las declaraciones de Jesse Jackson o Wesley Clark, McCain no contestando una pregunta sobre Viagra (en serio), o cualquiera de las incontables chorradas que he mencionado en artículos anteriores. Los medios americanos disfrutan hablando de cualquier cosa menos sobre ideas substantivas, vamos.

Por cierto, todo este escándalo nace el mismo día en que Fannie Mae y Freddie Mac están a punto de derrumbarse, llevándose toda la economía americana por delante, y el día que Obama publica un (magnífico) artículo en el NYT detallando su estrategia en Irak y Afganistan. ¿Quién dijo que la prensa española era mala?


3 comentarios

  1. Tio_Sam dice:

    Muchas gracias por la aclaración. Me imaginaba algo como lo de aquí, la economía se va a la mierda mientras se discute si miembra debería estar en el diccionario.

    Egocrata (señor Roger 😉 ), una vez vez más claro y critico.

    Lo siguiente sera un duelos de insultos entre candidatos… En fin.

  2. […] que cualquier ataque, caricatura o comentario sobre Obama es respondido con fuerza (a veces un poco excesiva), en la que Obama busca siempre debatir sobre sus ideas, no las de McCain, y en la que el tema que […]

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