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Los beneficios de largo alcance de la educación

24 Oct, 2011 -

Dada la buena acogida que tuvo una entrada anterior que trataba del rendimiento salarial de la educación, me gustaría volver a incidir sobre el tema; eso sí, esta vez quisiera hablar de los efectos de largo alcance de la educación, es decir, cuál es su impacto en ámbitos tales como el crimen, la salud, la mortalidad o la actitud cívica de una sociedad. Si no recuerdo mal todos estos temas fueron objeto de comentarios, por lo que esta entrada servirá en buena medida como respuesta. Para ello, seguiré como guía un reciente artículo de Lance Lochner, economista y director del CIBC Centre for Human Capital and Productivity, en la West Ontario University en Canadá, en el que el autor hace un detallado repaso de la literatura académica sobre estos efectos. Nunca está de más, sobre todo en estos días en los que el debate sobre la importancia de la educación en la sociedad se ha
vuelto a avivar al candor de los recortes presupuestarios como medida de consolidación fiscal.

Para empezar, cabe mencionar que en todo el mundo las tasas de encarcelación y de condenas son mayores entre las personas menos educadas. Estudios recientes parecen indicar que esta correlación refleja en realidad una relación causal. Así, Lochner y Moretti (2004) estiman que incrementar la tasa de graduación en las escuelas secundarias en un punto porcentual habría tenido como resultado cerca de 100.000 delitos menos en EE.UU. en 1990, lo que hubiese supuesto un ahorro social anual de más de 2.000 millones $ (o en otras palabras, 3.000 $ por cada alumno graduado adicional). En la misma línea, Machin et al. (2011) concluyen que en el caso del Reino Unido este ahorro social, aun teniendo sólo en cuenta el relacionado con delitos contra la propiedad, podría haber alcanzado las 10.000 £ por alumno graduado adicional. La calidad de los centros educativos también parece influir en esta reducción de la criminalidad. Así lo atestigua Deming (2009), quien estima que la reducción en
arrestos asociada al hecho de ofrecer escuelas de mejor calidad a jóvenes en situación de alto riesgo puede conllevar un ahorro social de hasta 16.000 $; además, dado que unas mejores escuelas probablemente también tienden a reducir la incidencia de pequeños delitos o faltas, este ahorro social podría llegar a ser de tres a cinco veces mayor. En cualquier caso, a pesar de estos resultados, tan alentadores en principio, el análisis de programas concretos destinados a mejorar la calidad de la enseñanza y reducir la criminalidad entre jóvenes desfavorecidos no ha dejado, por el momento, ningún resultado esclarecedor.

En otro orden, estudios recientes sugieren que la educación también puede mejorar la salud. Mazumder (2008) y Oreoupolos (2006) estiman que un año adicional en la escuela secundaria mejora el estado de salud declarado en un 15-30%. En Europa, si bien distintos estudios apuntan en la misma dirección, sus resultados son, en todo caso, más modestos. Esta diferencia, aunque a primera vista pueda resultar chocante, tiene lógica en tanto se tiene en cuenta que en EE.UU., donde los seguros sanitarios son todavía hoy suelen estar ligados al puesto de trabajo, la calidad de los primeros depende en buena medida de la de los segundos; y dado que una mayor educación generalmente se traduce en posibilidades de un mejor empleo, no es de extrañar que personas más educadas tengan, de media, un acceso a una asistencia sanitaria de mayor calidad y, por tanto, su estado de salud declarado sea mejor. Todo ello, claro está, a diferencia de Europa, donde es más que probable que la extensión sistemas
públicos de salud absorban la mayor parte de este efecto.

Por otra parte, el consenso en torno al impacto de la educación sobre la mortalidad es reducido. Algunos estudios, en particular los de años más recientes, llegan a estimar que un año adicional de escolarización reducen las tasas de tabaquismo en al menos un 10%. Por contra, algunos de esos mismos estudios encuentran que la educación tiene un impacto reducido sobre la obesidad. Además, hay pocas pruebas que apunten que la educación de los padres afecte de alguna manera el estado de salud de sus hijos, si bien los resultados son bastante heterogéneos.

Otro hecho a destacar es que las sociedades más educadas tienden a ser más democráticas; no obstante, si la educación resulta o no determinante en esta relación no está tan claro. No obstante, tres estudios recientes opinan que sí, al menos en lo tocante a los EE.UU. Dee (2004) y Milligan et al. (2004) estiman que un año adicional de educación tiene como resultado un participación electoral que va del 30% al 40% por término medio. En contraste, Milligan et al. (2004) y Siedler (2007, 2010) no encuentran resultados significativos en los casos de Reino Unido y Alemania. En general, la educación parece incrementar tanto el interés por los asuntos públicos como otros formas de participación política, así como la información de los individuos en estas materias; no obstante, una vez más estos resultados parecen ser mayores en EE.UU. que en Europa.

Como puede verse, sabemos mucho más sobre el impacto que pueden tener años adicionales de educación secundaria que años adicionales de educación superior en todos estos aspectos. En buena medida ésto responde a los derroteros particulares que ha tomado la investigación sobre este tema; no obstante, existen motivos para ello. Para empezar, parece razonable pensar que años adicionales de educación superior no tengan como resultado beneficios destacables en la reducción de la criminalidad (por lo menos próximos en el tiempo) debido a que la mayoría de estudios apuntan a que el impacto de la educación en este sentido es particularmente efectivo entre los miembros menos capaces o más desfavorecidos de la sociedad, que sonquienes, por otra parte, precisamente no suelen nunca llegar a cursar educación superior alguna. A pesar de todo, unos pocos estudios han permitido concluir que, al parecer, años adicionales de educación superior van aparejados a una reducción en el consumo de
tabaco y a un aumento de la participación política, aunque estas conclusiones necesitarían mayor respaldo . Por otra parte, y como de alguna forma se insinuaba antes, muchos de estos resultados están basados en datos recolectados en EE.UU., mientras que tan sólo recientemente estudios de este tipo se han centrado en Europa. Los resultados, como era de esperar, son diferentes; en concreto, las variables estadounidenses se muestran mucho más sensibles al impacto de la educación que sus homólogas europeas, aunque este resultado tampoco resulta sorprendente (en el apartado referente a la salud se han propuesto algunas razones, los menores niveles de desigualdad europeos probablemente también resulten relevantes). No obstante, se trata de un tema controvertido del que nos encontramos todavía lejos de conocer todas sus causas.

Ahora bien, podemos preguntarnos: ¿Qué papel debería jugar el gobierno? La reducción de la criminalidad es una externalidad posititiva bastante obvia, que podría justificar por sí misma el gasto en programas destinados a mejorar las capacidades de los más desfavorecidos (por ejemplo, programas preescolares, mejores en la calidad de los centros escolares de zonas de baja renta, o políticas destinadas a mejorar la calidad de la enseñanza secundaria). Es más, la evidencia de la que disponemos actualmente sugiere que este tipo de programas educativos, en tanto sean aplicados de forma efectiva, pueden ser más eficientes en términos de costes que las políticas tradicionales basadas en incrementar la presencia o la actividad policial; además de que, hay que tenerlo presente, estos programas a su vez actúan como mecanismos de redistribución de la renta. Del mismo modo, aunque desgraciadamente no tenemos por ahora demasiada información sobre la relación efectiva que pueden guardar la
educación y la salud, de darse también se trataría de una externalidad positiva y por tanto, sería susceptible de una intervención estatal más o menos activa según sus efectos esperados. Por último, está claro que el incremento en la participación política afectaría al proceso democrático; sin embargo, es difícil saber exactamente cómo y, lo que es más complicado, que valoración podría merecer el posible resultado.

En cualquier caso, como propuesta de reflexión aplicada a nuestro país os dejo con un verdaderamente impactante gráfico cortesía del blog del Instituto F de Investigación Educativa, dirigido por José Manuel Lacasa, por otra parte lector habitual en Politikon. Desde luego, sobre todo a la luz de las conclusiones que sugiere esta entrada, cuanto menos da qué pensar. No dejéis de visitarlo, merece la pena.

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Dee, Thomas S (2004) “Are there Civic Returns to Education?” Journal of Public Economics, 88(9-10):1697-1720.

Lochner, Lance (2011) “Non-Production Benefits of Education: Crime, Health, and Good Citizenship”, in Hanushek, E, S Machin, and L Woessmann (eds), Handbook of the Economics of Education, Vol. 4, Ch. 2, Amsterdam: Elsevier Science.

Mazumder, Bhashkar (2008) “Does Education Improve Health? A Reexamination of the Evidence from Compulsory Schooling Laws”, Economic Perspectives, 2-16.

Milligan, Kevin, Enrico Moretti, and Philip Oreopoulos (2004). “Does Education Improve Citizenship? Evidence from the United States and the United Kingdom”, Journal of Public Economics, 88(9-10):1667-1695.

Oreopoulos, Philip (2006) “Estimating Average and Local Average Treatment Effects of Education when Compulsory Schooling Laws Really Matter”, American Economic Review, 96(1):152-175.

Siedler, Thomas (2007) “Schooling and Citizenship: Evidence from Compulsory Schooling Reforms”, Discussion Papers of DIW Berlin 665, DIW Berlin, German Institute for Economic Research.

Siedler, Thomas (2010) “Schooling and Citizenship in a Young Democracy: Evidence from Postwar Germany”, Scandinavian Journal of Economics, 112(2):315-338.


16 comentarios

  1. ▂▅▇█▓░✌✌✌░▓█▇▅▂ dice:

    No soy ningún experto en la materia, pero siempre que sale un estudio de este tipo pienso que se olvida que la mejora de la calidad de empleo (y por consiguiente de vida) debido al aumento de inversión produce a la vez que otra gente pierda su calidad de empleo. Es decir, para que unos mejoren su empleo otros deben perderlo, como en todo mercado competitivo, y que éstos que lo pierdan recibirán las consecuencias negativas de pérdida de empleo que se pretendían paliar. Cuando se altera un componente del ecosistema se alteran también todas las interrelaciones que mantiene con los otros componentes.

    Es obvio que en el mundo actual se es competitivo contra todo el mundo y que la mejora para los trabajadores de un país no tiene por qué suponer el empeoramiento para otros trabajadores del mismo país. También que aún queda mucho por mejorar en eficiencia de adquisición de las necesidades básicas de toda la población, y que éstas eviten sus conductas perjudiciales para ellos y para la sociedad. Sin embargo, creo que se olvida que el ser humano también funciona bajo circunstancias de oferta y demanda y cuando un producto deja de ser interesante por la llegada de otro mejor lo lógico es que acabe desapareciendo. No hay espacio para todos los productos, por mucho que nos joda. Para que haya ricos debe haber pobres, y éstos pobres, por mucho que tengan resultas sus necesidades básicas, tendrán tendencia a la criminalidad para intentar llegar al nivel de los ricos.

  2. Ramón M. dice:

    @▂▅▇█▓░✌✌✌░▓█▇▅▂,

    Dices: «Es decir, para que unos mejoren su empleo otros deben perderlo, como en todo mercado competitivo, y que éstos que lo pierdan recibirán las consecuencias negativas de pérdida de empleo que se pretendían paliar. Cuando se altera un componente del ecosistema se alteran también todas las interrelaciones que mantiene con los otros componentes».

    Si no te malinterpreto, entiendo que estás describiendo los procesos económicos como si necesariamente se tratasen de juegos de suma cero. No veo por qué debe ser así (no al menos necesariamente). Por mucho que todos los componentes interrelacionados del sistema económico puedan verse afectados por la variación de uno solo de ellos (en qué medida es otra cuestión) esa dinámica puede conducir al sistema a un estado de ganancia neta respecto a la situación inicial (precisamente a ese estado se lo denomina eficiencia en sentido de Pareto).

    En resumen, en todo proceso la ganancia de un agente no tiene por qué ser ni única ni necesariamente la contrapartida de la pérdida de otro agente. Ni mucho menos. De hecho, los procesos asociados al crecimiento económico precisamente suelen caracterizarse por lo contrario; es decir, se tratan de juegos en los que, en mayor o menor medida, todos ganan. Cuánto gane cada uno, eso sí, es otro tema.

  3. ▂▅▇█▓░✌✌✌░▓█▇▅▂ dice:

    «También que aún queda mucho por mejorar en eficiencia de adquisición de las necesidades básicas de toda la población, y que éstas eviten sus conductas perjudiciales para ellos y para la sociedad.»

    Bajo toda esta palabrería derivada de despertarme prematuramente me refiero a que soy consciente que no es un juego de suma cero.

    En resumen, lo que quiero decir es que la felicidad generada por la mejora de educación de una determinada población implica una pérdida parcial* de felicidad de otra población, repartida entre la población que sea del lugar que sea, y que este contrapeso debe ser valorado a la hora de calcular el rendimiento del aumento de inversión en educación.

    * No sería total porque se supone que algunas personas accederían a unas necesidades básicas a las cuales antes no podían acceder.

  4. Demócrito dice:

    La duda que tengo, a bote pronto, es que la correlación educación-criminalidad quizá esté ocultando una variable escondida: la inclusión laboral. En mi opinión, la causalidad iría en la dirección inclusión laboral-criminalidad, quedando la variable educación como causal indirecta siempre y cuando afecte positivamente a la inclusión laboral.

  5. Ramón M. dice:

    @▂▅▇█▓░✌✌✌░▓█▇▅▂,

    Perdona entonces si te he entendido mal en lo que respecta a la primera parte de tu comentario. No obstante, en este último dices: «En resumen, lo que quiero decir es que la felicidad generada por la mejora de educación de una determinada población implica una pérdida parcial* de felicidad de otra población, repartida entre la población que sea del lugar que sea, y que este contrapeso debe ser valorado a la hora de calcular el rendimiento del aumento de inversión en educación».

    Sin embargo, en estas palabras entiendo precisamente lo mismo que antes, es decir, que la mejora en el bienestar de unos implica en cierta medida la pérdida de bienestar de otros. El caso es que no veo por qué, al menos necesariamente (o no termino de captar tu argumento, que también puede ser).

    Lo que esta entrada trata de mostrar, simplemente, es que el rendimiento de la educación no sólo se manifiesta de forma directa en el diferencial salarial, sino que también lo hace de forma indirecta a través de efectos de más largo alcance que repercuten en toda la sociedad (véase en la reducción de la criminalidad, la salud pública, la participación electoral, etc.). Es más, en este caso, casi con toda seguridad podemos afirmar que nos encontramos en presencia de externalidades (positivas) que, dicho sea de paso, representan el extremo contrario a esa representación de suma cero en el que la ganancia de unos se produce a costa de la pérdida de otros.

  6. Ramón M. dice:

    @Demócrito,

    Muy probablemente sea como señalas (de hecho me gusta la explicación). Los estudios más recientes parecen confirmar la existencia de una relación causal, pero determinar el alcance de ésta siempre resulta complicado.

    No obstante, sería lógico. A fin de cuentas, en el caso de la salud también el mecanismo causal opera de forma indirecta: las personas con mayor educación declaran de media mejores estados de salud, pero eso es con toda seguridad porque su mayor educación les ha permitido acceder a mejores puestos laborales, lo que en EE.UU. implica casi automáticamente un seguro que ofrezca mejor asistencia sanitaria. Eso explicaría además por qué el efecto es menos sensible en Europa.

    En cualquier caso, como decía, los estudios son bastante recientes (todavía les queda bastante recorrido) por lo que, en muchos casos, respecto a las posibles razones subyacentes se contentan con especular. No vamos a ser menos nosotros. Faltaría más.

  7. Ana Maria Martinez dice:

    Creo que la educación, tanto en EE.UU como en cualquier país del mundo es un arma de organización social, que establece la prolongación de un sistema ,económico, social y político. Primero las condiciones de participación de los ciudadanos en la vida cívica ,es una garantía democrática, pues los ciudadanos pueden establecer con su injerencia en los asuntos políticos ,exigencias sociales válidas y de mayor equidad, lo cual permite finalmente estabilidad social y económica.
    El primer criterio que ante una mayor calidad del sistema educacional ofrecido por un país, daría como resultado menores índices de delincuencia y criminalidad, tiene relación directa con las oportunidades de empleo, trabajo y toma de conciencia del ser social dentro de la comunidad .
    Si partimos de la base que las causas de la conducta delictiva, son en la mayoría de los casos la insatisfacción de las necesidades, las cuales están solamente al alcance de quienes tienen estándares de educación más altos, nos da una clara respuesta a la necesidad urgente de inversión en Educación. No podemos explicar estas conductas como patológicas, de personas cuyo objeto de vida es hacer daño, pues llegaríamos a establecer que los miles de delincuentes que están en las cárceles del mundo, son enfermos y por lo tanto su lugar no es la cárcel, sino un sanatorio psiquiátrico, lo que no resiste mayor análisis. Y si los hay son una minoría insignificante.
    La marginalidad social es en su gran mayoría, una consecuencia de una precaria escolaridad o de una sociedad con grandes desigualdades sociales, tanto en la calidad de su educación, como en la distribución de los servicios básicos que ofrece el Estado moderno.
    El ejercicio del poder del Estado, a través de un orden Constitucional , consigna no solo libertades públicas, sino deberes y derechos de los ciudadanos, (amparándolos y protegiéndolos) , sin los cuales , expondrían la organización del estado a conflictos y constante inestabilidad política, que pondrían en peligro su existencia.
    La educación es también una forma de dominación del sistema, para esto antiguamente mantenían a las grandes mayorías sin acceso a la educación, al mismo tiempo el concepto de igualdad, era inadmisible en la toma de decisiones, fue por muchos siglos la fórmula de un sometimiento indiscutido.
    Pero las grandes revoluciones sociales, cambian a otras formas de dominio, y llegamos a las repúblicas democráticas, que si bien no dieron solución a lo fundamental, ya que la igualdad constitucional, no remedia la desigualdad real de un sistema económico capitalista, en la sociedad actual, establecen algunas ventajas para la distribución de servicios indiscutibles “ la educación como uno de los más importantes derechos”.
    El capitalismo financiero internacional, dentro del sistema de globalización económico, necesita cada vez más, la calificación y especialización de personal y son los países más desarrollados quienes ofrecen una Educación de calidad e invierten en educación. Como son inversiones a largo plazo los países menos desarrollados han hipotecado su futuro , para obtener mano de obra barata, de baja calificación, son mono productores de materias primas y la inversión en Educación pública es pobre. También sus índices de criminalidad, delincuencia son los más altos y sus cárceles sobrepobladas.
    Respecto al segundo punto entre Educación de calidad y conductas democráticas , parece lógico emparentarlos, el conocimiento y la ignorancia son determinantes para participar políticamente, para comprender los procesos de cambios , de beneficios sociales y de claridad de ideas y doctrinariamente , establecen la posibilidad de identificarse socialmente con ellas.
    Un empleado de tienda con una remuneración modesta, entenderá que no puede pertenecer a un partido político, o dar su voto a los que defiende intereses de grandes consorcios, monopolios y de grandes empresarios, pues los proyectos de ley , las políticas tributarias y leyes laborales estarían en completo desacuerdo con sus intereses y sobretodo sus necesidades.
    Descartemos el paternalismo y la demagogia, en este ejemplo, ya que el nivel de conocimientos de una sociedad con altos niveles de educación, está menos expuesta a engaños y analiza la sociedad con mayores grados de información política y económica.
    Los diversos sectores sociales dentro de una país , pueden coexistir sin conflictos graves en una sociedad donde el Estado garantiza principios de equidad en la formación de todos sus ciudadanos, para lo cual es indispensable una inversión importante en la educación.
    La conciencia social, si bien se adquiere con la valoración de su fuerza de trabajo y la plusvalía del mismo, no es menos cierto que esta necesita del conocimiento , de la formación educacional para defender sus derechos .
    Respecto a la propuesta entre Educación y salud basta con retroceder a la información que en la Edad Media se tenía sobre las enfermedades y la alta mortalidad de su población. La investigación y el desarrollo de la ciencia no fue siempre patrimonio de una elite, cada avance en medicina, en química y en la creación de nuevos instrumentos tecnológicos al servicio de la salud pública , han significado en el mundo un aumento de la tasa de natalidad, pero también una disminución en la tasa de mortalidad y en la de expectativa de vida.
    Pero si enfocamos la relación entre educación y desarrollo social, la población tiene mayor acceso a información en la prevención de enfermedades, en conductas más responsables, en la toma de decisiones frente a los riesgos ,como las enfermedades venéreas, el mismo sida y el control médico materno infantil . Esta última ha logrado grandes avances por campañas gubernamentales e internacionales, en el uso de las vacunas, conductas sanitarias etc.
    En general la Educación de los pueblos puede cambiar no solo estos tres aspectos para el mejor desarrollo de la humanidad, puede lograr influir en una mentalidad nueva y predispuesta a la paz, ya que la tolerancia religiosa , política y económica parte de un hecho no tan complejo como es la búsqueda de proyectos comunes de conocimientos y perfección en el uso de los recursos en la faz de la tierra .
    Hace algunas décadas, el respeto al medio ambiente no estaba en la preocupación de ningún gobierno, hoy las políticas medioambientalistas son parte de la gran mayoría de las legislaciones modernas y progresistas, pero primero se necesitaron estudios y educación para llegar a comprender su importancia y hoy están incorporadas en los programas de educación de todo el mundo occidental especialmente.

    Ana María Martínez Alvarez .
    Profesora de Estado Historia y Geografía
    Universidad de Chile

  8. Manuel dice:

    Excelente post. Evidentemente el mundo no es una ecuación suma cero (aunque no le guste a algunos que se creen en posesión de los VALORES) y la educación es la clave para que todos estemos mejor. De hecho es lo que nos distingue de esos países que SUPUESTAMENTE están tanto en los labios de LOSQUEYOMESÉ (China,India,Brasil…bla bla) pero lo cierto es que les pegamos MIL PATADAS (si es que nos ponemos de acuerdo en tirar para arriba) gracias a que muchos mandatarios (que a algunos les encanta ridiculizar desde sus teorías de TODOLOSEISMO) en el pasado creyeron en la igualdad a través de la educación.

  9. […] Los beneficios de largo alcance de la educación politikon.es/expectativasracionales/2011/10/24/los-benefi…  por Roerich hace nada […]

  10. Ramón M. dice:

    @Ana Maria Martinez,

    Gracias por tu comentario. Encantado de tenerte por aquí. En términos generales, estoy de acuerdo con tus apreciaciones. Reconozco muchos plantamientos de la escuela radical en tus argumentos y, aunque no dejan de ser discutibles, no por ello resultan menos interesantes. En cualquier caso, nunca está de más reincidir en el hecho de que estos efectos de largo alcance de la educación que se mencionan suelen operar de forma indirecta. Es algo siempre a tener presente.

    Por otra parte, detecto cierto pesimismo (a mi modo de ver, no del todo justificado) en las diferencias entre países provocadas por las diferentes inversiones en educación. No se trata, en ningún caso, de una situación imposible de superar; los países emergentes muestran, tanto a lo largo del siglo pasado como en particular en las últimas decadas, que la tendencia puede invertirse. Nadie dijo que fuese fácil, pero creo que tenemos indicios suficientes como para, al menos, albergar cierto optimismo al respecto.

    @Manuel,

    Efectivamente, la inversión en educación (pasada, presente o futura) resulta una variable cuyos efectos en términos de crecimiento pueden ser inmensos. Los modelos de crecimiento endógeno suelen recoger el impacto de la educación a través de su modelización como inversión en capital humano.

    En cualquier caso, cónstese, como decía más arriba, que estas diferencias en el crecimiento motivadas por la educación no son inamovibles entre países. Sin ir más lejos, como puede leerse en el enlace al blog del IFIE que os he dejado más arriba, España se encuentra entre los países que más han mejorado en materia educativa en los últimos 50 años y, al mismo tiempo, se encuentra entre los que más han empeorado en los últimos 10 años. Sin embargo, países emergentes como China, Brasil o la India han tenido y siguen teniendo sustanciales mejoras en materia educativa. Así pues, los éxitos cosechados en el pasado no garantizan para nada que éstos puedan continuar en un futuro. En España, desde luego, más nos valdría tomarlo en cuenta.

  11. Manuel dice:

    Ramón no es que hayamos empeorado en materia educativa, sino en alumnos, todos sabemos a que se han dedicado los jóvenes durante la «bonanza» (me da risa y angustia a la vez usar esa palabra).

  12. Ramón M. dice:

    @Manuel,

    Hombre, lo que está claro es que las altas cifras del fracaso escolar en los últimos no se deben a que los alumnos sean más vagos o se pasen todo el día alcoholizándose de botellón en botellón.

    ¿Cuáles son entonces las razones? Quizá sea por causas intrínsecas al sistema educativo diseñado por la LOGSE, o quizá porque durante años nuestro modelo económico ha estado lanzando señales equivocadas a nuestros potenciales estudiantes, que se decantaban por alternativas que, al menos en el momento inmediato, resultaban más lucrativas.

    No obstante, ten en cuenta que la inversión de la tendencia que se aprecia en el gráfico que enlazaba no coincide con el inicio de la «bonanza», es bastante anterior; por eso, casi me siento más inclinado a pensar que el problema radica en las aulas. En cualquier caso, a este respecto casi remitiría a la opinión que José Manuel Lacasa puede verter en su blog, que sobra decirlo, es mucho más formada y certera que la mía en estos temas.

  13. Gracias por la cita, Ramón. Acabo de colgar un resumen de una conferencia que explica las razones de un hundimiento paralelo al nuestro (y de quienes copiamos), el sueco.

  14. Manuel dice:

    Ramon ¿cuándo empezó la bonanza para tí? Yo recuerdo perfectamente cuándo se empezó a decir que tener estudios universitarios no garantizaban nada , cuando la crisis de mediados de los 90 y enlazó con el comienzo de la «bonanza».

  15. Ramón M. dice:

    @Manuel,

    Si tuviera que fijar un inicio para esa «bonanza» lo haría en torno al año 1998, que es a partir del cual los precios nominales de la vivienda empiezan a dispararse. De hecho, también puede verse un crecimiento igualmente elevado para la deuda privada, también a partir de ese mismo año.

    De todos modos, dices: «Yo recuerdo perfectamente cuándo se empezó a decir que tener estudios universitarios no garantizaban nada , cuando la crisis de mediados de los 90 y enlazó con el comienzo de la «bonanza»». Precisamente. La LOGSE se publica el 3 de octubre de 1990. De ahí que, por eso mismo, diga que las causas del fracaso educativo no sea algo intrínseco a los jóvenes de ahora (por eso aludía a la «bonanza») y que seguramente habríamos de buscar en las propias aulas para encontrar algunas respuestas. No veo que haya contradicción con lo que comentas.

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