Brexit

Las implicaciones del referéndum del Brexit para la política del Reino Unido

9 Jun, 2016 - - @bpberta

Si una cosa han escuchado los británicos estos últimos meses es que la decisión que tomen el día 23 de junio es clave para el futuro del país. Las implicaciones del referéndum son infinitas y afectan a casi todos los ámbitos de la vida pública. De especial interés son las consecuencias para el escenario político que va a tener el resultado, ya que van a determinar el devenir del país y sus dinámicas de poder. Este artículo repasa los elementos claves del escenario político post referéndum y como los distintos resultados podrían afectar su desarrollo.

1. ¿El final de un debate que lleva más de 50 años estructurando la política Británica o un mero punto y seguido? El debate sobre la Unión Europea lleva años siendo uno de los principales polos de tensión de la política Inglesa. Ya sea provocando divisiones internas dentro de los partidos mayoritarios, o como arma electoral utilizada por los partidos perdedores. Su capacidad para determinar las dinámicas del poder en Westminster es bastante incontestable. El referéndum debería apaciguar la fuerza del debate dando legitimidad al lado ganador y desmovilizando a los perdedores de la votación para mantener el pulso. Sin embargo, es poco probable que los términos de la relación con la UE desaparezcan del debate británico después del referéndum. Por un lado, solo una victoria muy incontestable del “remain” cerraría el debate por parte del “leave”, ya que en votaciones en las que el establishment defiende el status quo, las victorias por márgenes pequeños acostumbran a dejar el debate abierto. Algo que se ha visto, por ejemplo, en el caso del referéndum escoces. Por otro lado, una victoria del “leave” abriría el debate sobre que tipo de relación se quiere establecer con la UE una vez fuera. Un debate que probablemente acabaría generando dinámicas similares al actual, ya que también giraría alrededor del difícil equilibrio entre soberanía, control de fronteras y acceso al mercado europeo,que supone la UE para el Reino Unido. De hecho, el referéndum ha aumentado el nivel de preocupación de los británicos por el tema Europeo, no parece que el debate vaya a desaparecer en el corto plazo.

2. Un euroescéptico o un eurofílico al frente del país partido Conservador. Un elemento clave de las repercusiones del referéndum y su gestión va a ser como éste acaba afectando a las dinámicas del partido Conservador y al relevo de su liderazgo. Con el partido profundamente dividido en el debate, los tories van a tener que buscar la forma de reagrupar fuerzas para recuperar el terreno perdido durante los últimos meses frente al polémico laborismo de Corbyn. Algo nada fácil de conseguir, especialmente si el resultado es una victoria ajustada del remain. Un elemento clave va a ser quién va a tomar el relevo en el liderazgo del partido y cómo se van a repartir las fuerzas entre euroescépticos y partidarios de la UE en el futuro gobierno y partido Conservador. Las bases y votantes del partido parecen ser mayoritariamente euroescepticas, por lo que cualquier candidato europeísta va a tener que buscar ciertos equilibrios internos. Además, existe el riesgo de que, con el euroescepticismo fuertemente movilizado después de la campaña, un perfil pro-EU del partido conservador le dé aún más alas al UKIP de Nigel Farage. Sin embargo, un candidato excesivamente euroescéptico podría romper con la imagen de centralidad que permita al partido Conservador aprovecharse del giro a la izquierda que supuso Corbyn para el laborismo. Además, un candidato claramente euroescéptico podría tener muchas contradicciones si el remain se acaba imponiendo al ser tener que gestionar un resultado contrario a sus preferencias.

3. Una alianza entre perdedores y ganadores de la globalización, el difícil futuro del partido Laborista. A pesar de que hasta el momento, el partido de Corbyn parece estar beneficiándose de las divisiones que el debate europeo provoca en su principal competidor, sus consecuencias no les son ajenas y pueden acabar pasándoles factura después de la votación. El partido ha acabado defendiendo la permanencia a la UE de forma bastante homogénea, pero que algunas voces emblemáticas ya han alzado la voz sobre los peligros que supone esta posición para el partido. Tanto a nivel de desarrollo económico y social del país, como en términos de perspectivas electorales del partido. El euroescéptico UKIP parece haber adelantado al laborismo como el partido de la clase trabajadora, aprovechándose del rechazo que genera en una parte importante de este colectivo la inmigración y la apertura de fronteras. Recuperar su espacio entre estos sectores parece clave si el laborismo quiere volver a Downing Street. Sin embargo esto no puede ir en detrimento de su posición entre las clases progresistas, bien educadas y con voluntad de participar del proyecto europeo, mayoritarias en el país y claves para conseguir mayorías suficientes. En este sentido va a ser clave la estrategia seguida por Corbyn, y su capacidad para apaciguar las voces internas críticas. El perfil anti-establishment y crítico con Europa ha generado muchas dudas sobre su persona, dudas que pueden volver con fuerza en el futuro. Si la gestión del resultado (ya sea en forma de negociaciones de las condiciones del Brexit o en forma de nuevas direcciones del proyecto europeo) genera nuevos debates con dinámicas similares, el partido puede verse abocado a divisiones parecidas a las que ha vivido el partido Conservador en este debate.

4. La articulación de un discurso europeísta en el corazón del euroescepticismo, ¿Una oportunidad para los LibDems? Una gran incógnita de las consecuencias del Brexit es el rol que van a tener los Liberales Demócratas en el debate que surja después del día 23. En 2014 en plena crisis de popularidad, Nick Clegg intentó enarbolar la bandera europeísta y articular la respuesta al euroescepticismo en una serie de debates sobre la UE con Farage. Articular el discurso del europeísmo en el Reino Unido parecía ser una buena forma de volver a conectar con los más jóvenes, un colectivo que había dejado de confiar en el partido. Sin embargo, la victoria clara de Farage en los debates, junto a la crisis en las que se vieron sumidos los Liberales Demócratas después de los desastrosos resultados de las elecciones de 2015 parecen haberles quitado todo protagonismo en el debate de este referéndum. No obstante, los debates que surjan a partir del día 23 pueden volver a poner en jaque a los sectores europeístas del laborismo y el partido conservador, creando una nueva oportunidad para un partido que, en principio, debería sentirse cómodo en el debate sobre la apertura de fronteras y la Unión Europea. Igual que pasa con el UKIP, los LibDems podrían encontrar espacio para crecer en el debate sobre la relación entre el Reino Unido y la UE si los dos grandes partidos no consiguen gestionar sus diferencias.Para ello deberían recuperar la confianza de los ciudadanos en sus líderes y combatir la imagen de institución del establishment que tiene la UE en la actualidad.

5. Romper con la UE a costa de romper el país, el difícil equilibrio nacional del debate europeo. Un último elemento a tener en cuenta a la hora de evaluar las consecuencias del resultado del referéndum para el Reino Unido es la repartición de los votos en las cuatro naciones que lo componen. A pesar de que las preferencias de unos y otros no parecen ser muy distintas, existe la posibilidad que el resultado final del resultado en Escocia e Inglaterra sea distinto, haciendo que una de las dos se vea arrastrada por la otra a salir de la UE (o a quedarse, si resulta que los votos de los escoceses compensan una mayoría corta del leave en Inglaterra). Teniendo en cuenta que el debate sobre la relación entre las distintas naciones no se ha cerrado bien después del referéndum escocés de 2014, esta situación podría llevar a un recrudecimiento de las tensiones internas del país. De hecho, la líder del SNP ya ha comentado que Escocia podría pedir un segundo referéndum si el Reino Unido decidía salir de la UE. Es cierto que la dinámica sería más compleja, y que la convocatoria de un segundo referéndum no sería fácil de justificar en el corto plazo. Pero un escenario con un resultado claramente distinto en las dos naciones, probablemente dificultaría el encaje de Escocia en el Reino Unido.

 

Este artículo forma parte del especial Brexit realizado en colaboración con CIDOB(Barcelona Centre for International Affairs)


5 comentarios

  1. Mr. Turdy dice:

    Ni punto y seguido siquiera, es una mera coma. Lo que se está debatiendo, y me temo que está claro para todo el mundo, es la relación del RU (o lo que quede de él) con la UE, nadie está debatiendo montar una Corea del Norte en las islas Británicas. Simplemente los británicos optan por salirse del conjunto de reglas y acuerdos que son la Unión Europea. O no, depende lo que voten.

    El político más inteligente de Gran Bretaña desde hace años es Alex Salmond. No sólo acierta de lleno en todos sus análisis, sino que sus estrategias siempre son las óptimas (para los intereses que representa, claro está). A Corbyn lo ha definido, a mi modo de ver correctamente, como una persona que no tiene lo que ellos llaman perfil de Primer Ministro y en consecuencia eso lo lastra, y con él su partido. Puede tener un papel muy importante en purgar el Laborismo de elementos neoliberales o sabe Dios qué cosa en esa línea, pero desde luego no va a llevar al Laborismo a ninguna victoria electoral, y menos a un país tan derechizado, y socialmente dividido, como Inglaterra. Si no se moja el culo en la campaña es porque el riesgo de Brexit es altísimo, y no tiene sentido que se queme en eso.

    Ha sido la n-ésima estupidez de Cameron convocar este referendum, que no ha sido sino un intento de controlar a su propio partido. Le ha salido como el culo, porque la guerra civil es más abierta que nunca (UKIP nunca va a llegar más allá de un populismo molesto, aunque es cierto que puede hacer daño electoral, pero eso va a ser algo que cada vez pase con más frecuencia y con cada vez más marcas), él está casi desahuciado. Por descontado que un triunfo del Brexit no sólo implica automáticamente un nuevo referendum en Escocia (digan lo que quieran), sino que esta vez el resultado todos lo intuimos perfectamente. Puede pasar a la historia de una forma, digamos, muy brillante, para no emplear epítetos de cafetería, que parece ser que no son adecuados.

    El Laborismo no se está beneficiando de nada. Ha constatado que si se mete en el lodazal le va a pasar lo mismo que a los Tories (que se va a romper el partido), así que el apoyo o la ausencia de este va por barrios. Tenemos el esperpento de ver al alcalde de Londres compartir mesa y mantel con el pijito, y toda la tropa de neothatcherianos del partido (que para mí que fomentan lo contrario de lo que pretenden), pero ya se está hablando abiertamente entre expertos en demoscopia (o al menos, los gurús de los distintos partidos) de que el electorado laborista ni es tan pro-EU como sale en las encuestas ni parece que esté muy motivado para serlo. Esto puede ser un error, naturalmente, pero desde luego implica que no las tienen todas consigo ni mucho menos.

    En suma, esto no va a beneficiar para nada al Laborismo. Las consecuencias del Brexit en la medida que van a dinamitar el partido Tory, eso dependerá de muchos factores.

    Los LibDems están quemados a medio plazo. No van a resucitar. El nicho ahora mismo en Inglaterra es para un partido réplica (fotocopia) del SNP, pero ahí el Laborismo va a luchar con todas sus fuerzas para que no surja, porque es su sentencia definitiva. Por eso precisamente no les interesa la guerra abierta de los Tories, es sembrar precisamente ese trigo.

    El país no se va a romper, porque además ya está roto. Escocia claramente no es Inglaterra. Londres no tiene nada que ver con el resto de Inglaterra. Esto son hechos socioeconómicos, que no se pueden cambiar con wishful thinking. El problema es cómo gestionamos esta decantación irreversible, el Brexit puede ser una forma, como puede serlo el Bremain. Ninguna de las opciones per se tiene ventajas intrínsecas. Eso tienen que ser los propios británicos, los que más sabrán o al menos los que van a apañar con las consecuencias, los que escojan el camino.

    En cualquier caso, ni RU-Inglaterra-Escocia o lo que salga de ahí va a vivir de espaldas a la UE, ni la UE va a dejar de tener en cuenta lo que ellos digan. Inglaterra no es Suíza ni Noruega, sólo Inglaterra tiene 4 veces más población que las dos juntas y un PIB aún mayor.

    El pricipal damnificado de un Brexit es la UE, no el RU. Va a afectar mucho más a España que a la propia Inglaterra, y con consecuencias mucho más devastadoras. Hasta la mentalidad está totalmente abducida por el pensamiento neoliberal UEísta. Al menos debería de hacerse un esfuerzo para ver las cosas desde todas las perspectivas.

  2. Mr. Turdy dice:

    Me gustaría añadir algo más, que está relacionado con, por llamarle algo, digamos, un transfondo cultural colectivo de referentes, algo que se podría llamar nacionalismo (en este caso, de estado, ya que «nacionalismo» designa tal cantidad de fenómenos culturales que no tiene mucha utilidad como etiqueta). Es decir, la forma de la que se tira automáticamente a la hora de buscar un elemento común aglutinador, como se suele (mal) decir.

    En general, y relacionado con la miseria, o con la autoconsciencia de falta de peso geopolítico y fortísima dependencia, el halo de santidad de la UE abruma en el sur de Europa por no hablar de la tragedia de Ucrania. Es increíble cómo millones de personas adultas pueden llegar a comulgar con la idea de atar perros con longaniza, con otras palabras, que pertenecer a una organización sólo tiene haberes y no debes. Todo esto forma parte de ese pensamiento colectivo, llámeselo como se quiera en ausencia de terminología académica apropiada, que se utiliza para controlar al personal.

    En Grecia han pasado al desencanto pero sigue cundiendo la idea, cínica ya, de que mejor dentro, para ser torturados sádicamente, que fuera. Esto es insano. Lo de Ucrania es la evolución natural de este estado de cosas, y que nos arrastra a la guerra y no querer verlo es de ciegos.

    En España existe una fe en la UE que raya en los delirios podemitas o demás disparates nacional-populares. Si algo tienen muy asumido los votantes británicos es que, salgan o se queden, es su esfuerzo personal, como sociedad, unida, lo que determina los hechos, y su autoconfianza en eso, no suelen arrastrar complejos de inferioridad históricos del tamaño de una cordillera, cosa que nunca es culpa de los de abajo y sí de los creadores de «opinión» (la propiedad de los medios, ¿recuerdan?).

    Lo peor en la vida es perder la fe en ti mismo. No hay puto viento que te salve de eso.

  3. EB dice:

    Berta,

    Gracias por ser seria en un blog de gente poco seria. Dos puntos. Primero, a mi juicio la reacción inmediata al resultado debe verse a partir de las facciones internas de los cuatro partidos principales, incluyendo sus facciones en cada una de las cuatro naciones del RU. Cómo reaccionen los líderes de esas facciones condicionará la dinámica interna de cada partido y por extensión de sus posiciones para las próximas elecciones. En los últimos 50 años los líderes de facciones han cambiado sus posiciones sobre la participación en el mercado único y luego en UE de acuerdo con sus perspectivas electorales y no por referencia a principios. Hoy día, en RU y en todas las democracias constitucionales, las percepciones de los políticos sobre la opinión pública cambia más rápido que nunca antes porque las encuestas son más abundantes y menos fiables (además de existir otros medios para especular sobre la opinión pública) y por lo tanto los políticos –tan propensos a cegarse por su ambición de poder– parecen equivocarse más que antes. Desde esta perspectiva, las posiciones sobre UE que los líderes de facciones tomen post-23J deben verse como parte de sus estrategias electorales (inmediatamente en su partido y luego en la elección parlamentaria).

    Segundo, un elemento muy importante que no puede ignorarse es cómo reaccionen la UE y los gobiernos de los países miembros al resultado del referéndum. La UE se está cayendo y pueden generarse pronto debates y acciones que cambien las percepciones de los británicos sobre cómo «implementar» el resultado del referéndum, en particular si la salida gana.

  4. […] británicos van a acudir a las urnas para determinar el futuro político y electoral no sólo de su país, sino también del conjunto de la UE. Politikon y CIDOB han estado analizando los principales […]

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