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Reformas del mercado de trabajo, sindicatos y partidos socialdemócratas

8 May, 2012 -

Andaba leyendo este artículo de Bentolila, Dolado y Jimeno (muy recomendable) sobre la reforma laboral en España y he tropezado con este párrafo que reseña este artículo de Gilles Saint-Paul:

Saint-Paul (2002) finds that the relationship of the business cycle with the timing of labor market reforms is not robust, except for marginal reforms -i.e. those that do not strongly alter labor market institutions and for two-tier reforms that only affect the flexible tier of the market, e.g. fixed-term contracts. An important finding is the exposure effect, namely that reforms happen when unemployment is rising, not just when it is high, so that insider workers are in danger of losing their jobs. Another interesting result that across-the-board reforms are mostly undertaken by right-wing governments.

Las negritas son mías. He estado mirando en el artículo original de Saint-Paul pero no he encontrado una explicación de las tripas del mecanismo. A la inversa, sí dice que la ideología de los partidos políticos no parece explicar la voluntad de reformar marginalmente el mercado de trabajo. Estoy abierto a propuestas de explicacion. Aquí van un par de ellas- que son más especulación que otra cosa.

Este paper de David Rueda plantea la idea siguiente. Tradicionalmente, en economía política se planteaba que los partidos socialdemócrata defendían a los trabajadores y a las rentas bajas más  que los democristianos. Esta es, grosso modo, la idea detrás de la dinámica política de las «trentes glorieuses». Estas eran estrategias ganadoras para ambas partes y así es como se articulaba la competencia electoral. El artículo da a entender que las condiciones socioeconómicas actuales, los trabajadores están divididos entre «insiders» y «outsiders» y que para los partidos socialdemócratas defender a todo el espectro ha dejado de ser óptimo y existe una estrategia óptima para ganar elecciones protegiendo a los insiders, dejando de lado a los outsiders. En la medida en que se puede plantear que las reformas globales del mercado de trabajo tienen un impacto más directo sobre los insiders -y especialmente sobre los insiders de renta baja-, se puede entender facilmente la observación de Saint-Paul.

La otra explicación tiene que ver con los sindicatos. Los partidos socialdemócratas han tenido tradicionalmente, tienen todavía en cierta medida, una «special relationship» con los sindicatos. Esto plantea dos rasgos distintivos en la forma de hacer políticas laborales de los partidos de izquierda. En primer lugar, es marginalmente menos probable que les hagan una huelga general o tener relaciones laborales de conflicto con los sindicatos. En segundo lugar, entrar en conflicto con los sindicatos es para ellos mucho más dañino políticamente hablando. Por otro lado, es fácil entender que para mantener cierta credibilidad, los sindicatos solo pueden convocar huelgas generales contra reformas de calado y que una huelga tiene más probabilidad de éxito contra un gobierno conservador. Esto explica que, si suponemos que los sindicatos son hostiles a las reformas globales, la forma de proceder de un gobierno socialdemócrata sea distinto que el de uno conservador: un gobierno socialdemócrata tiene más que ganar con reformas marginales y dialogando y mucho que perder con una reforma global; un gobierno conservador sabe que, de todas formas, les va a caer una huelga general a poco que hagan y en cualquier caso les va a hacer menos daño.

Pero creo que esto último solo lleva la pregunta un paso más allá ¿por qué son los sindicatos hostiles a las reformas globales? ¿no debería, al fin y al cabo, un gobierno con buena relación con los sindicatos ser capaz de plantear «pactos globales», dónde se intercambie la reforma de un área (bajar la indemnización por despido, por ejemplo) por la mejora del estado de bienestar en otra (el seguro de desempleo y las políticas activas)? ¿Por qué no son posibles, cuando sí lo eran en el pasado, este tipo de pactos?

Aquí de nuevo se abren varias posibilidades. Por ejemplo, se puede argumentar que la estructura del mercado de trabajo está organizada de forma tal que los sindicatos tienen un sesgo para proteger a los insiders. Esto se puede explicar por la composición interna o la densidad sindical. Llevo una temporada larga intentando buscar investigación sobre la economía política interna de los sindicatos, pero todo lo que encuentro es o antiguo o muy malo; es un tema sobre el que tengo la sensación de que se investiga poco o nada, me imagino que en parte por falta de datos. Otra explicación es la hipótesis de la «crisis de representatividad» de los sindicatos. En un mundo dónde los sindicatos tuvieran cierto prestigio, tendrían también cierto margen de maniobra para tener una visión más a largo plazo, hacer pedagogía con sus representados y ser capaces de adoptar (y aceptar) compromisos creíbles a medio plazo. Una estrategia de «resistencia» y de defensa del statu quo podría responder a una falta de margen de maniobra frente a sus representados.

Empezaba este post hablando del problema de las reformas del mercado de trabajo; pero al final mi sensación -y digo sensación porque esto es a la vez una generalización grosera y una especulación- es que el problema es similar para el conjunto de reformas estructurales -tanto las de los mercados de productos, como del Estado de Bienestar. Las estructuras de participación de la izquierda -los sindicatos y los partidos socialdemócratas- se han visto reaccionando (cambio tecnológico, internacionalización de la economía, envejecimiento demográfico) defendiendo a un segmento concreto de la clase media ante un conjunto de cambios porque, o bien su estrategia ganadora ha cambiado, o bien han experimentado una pérdida de prestigio, de representatividad o de liderazgo que les ha incapacitado para ser la vanguardia de nada en absoluto.


11 comentarios

  1. Pobrecito Hablador dice:

    Espero no ser el único que cree que este post no tiene sentido alguno.

    • Shine dice:

      El post tiene sentido, pero es la reiteración del mismo lamento por parte de quienes hacen ciertas propuestas y la mayoría nos le hace NPC. Que la reforma no la quiere casi nadie por una especie de maldad de ciertos colectivos que se niegan. Cuando la realidad es que igual la mayoría de trabajadores, acertada o equivocadamente, piensan que la propuesta es una… No se la tragan ni aunque tomen el pelo a través de Actuable. Pues eso.

    • mcplatano dice:

      No eres el único.

  2. José Jarauta dice:

    A finales del antiguo régimen muchas estructuras políticas, económicas y sociales

    habían alcanzado probablemente el final de su vida útil.

    Algunos individuos más flexibles, no instituciones ni organizaciones, se reciclaron o

    evolucionaron digamos «con provecho». Así Talleyrand empezó siendo ministro religioso

    y acabó siendo ministro político pasando de monárquico a revolucionario, girondino,

    partidario de Napoleón y restauracionista.

    Hoy sucede lo mismo con muchas instituciones políticas y económicas, pertenecen a

    otra época tal y como están diseñadas. También sucede así con el uso de ciertos

    instrumentos de análisis económico y social.

    Los sindicatos nacen en una sociedad con fuertes valores comunitarios y languidecen

    en una sociedad con fuertes valores individualistas. Su base social tradicional ha

    cambiado y se ha empequeñecido. No se han adaptado bien, pero la maquinaria sigue

    rodando.

    El mundo de hoy no se parece en nada al de los años 60 del pasado siglo, pero las

    instituciones y organizaciones no tienen la flexibilidad de personajes como Monsieur, yo

    tampoco he de confesarlo.

    Mientras se reajustan, reinventan o se crean nuevas piezas nos moveremos en aguas

    desconocidas, pero como algunos parecen conocerlas muy bien no es descartable que

    acabemos empotrándonos contra algún magnífico arrecife. No hay nada como la prueba

    y error, aunque sea a un altísimo coste. pero ya se sabe: nada es gratis.

  3. Pratxanda dice:

    Perdón por mi pregunat ingenua, pero… Antes, en los 30 gloriosos, no había insiders y outsiders? Si los había porquè no afectaba a la socialdemocracia? Si no los había, cuando empezaron? No fueron las primeras reformas, en Españistan al menos, las que dividieron a la peña en Insiders y outsiders?

    Vale que en una cultura postindustrial cierta izquierda se pierda, y como en el caso del PSC su electorado sea cada vez más viejo. Ya no existe la sociabilidad de las fábricas, etc. Pero los de ICV y ERC (por ejemplo) estan en contra de las reformas laborales, aun más! O estos tampoco valen?

    Los socioliberales defienden a los ousiders? … Es que al final sólo nos quedará Alba Dorada parar defender a los jóvenes menosmileuristas

    • cives dice:

      Depende de como defines «outsiders». Pero si lo defines como la gente con contratos atípicos, la respuesta es grosso modo «no». La dualidad en España, por ejemplo, empieza cuando se crean los primeros contratos temporales en los años ochenta. Échale un vistazo al primer artículo que enlazo o los posts que escribí sobre la historia del mercado laboral en España http://politikon.es/2012/02/21/el-mercado-laboral-en-espana-el-fin-de-la-edad-de-oro-los-shocks-energeticos-y-la-transicion/

      ¿los socioliberales qué son?

      • pratxanda dice:

        Ostras, como los definas tu que eres el autor. OK correcto.

        Entonces los primeros outsiders aparece con la reforma, en España, Con los temporales, Entonces lo que no entiendo (en mi lmitación) es que la culpa de las diferencias entre unos y otros sea de los sindicatos (parte si, ojo) y la culpa no sea de la reforma anterior.

        En Alemania no existen estos grados de temporalidad (los temporales no superan el 3% creo)

        Los sindicatos estan en contra de las reformas porque estan crean más outsiders. Menos gente a la que puedan defender. Bueno, ahora con la reforma ya no quedará nada.
        Una reforma que limitara la temporalidad seguro que la apoyarían.

        Si me dices que las empresas necesitan esta temporalidad para echar trabajadores en momentos de crisis, te contestaré desde mi alegre ignocancia que el problema es de productividad y eso y no de leyes laborales (en general y en resumiendo)

        Partidos socioliberales: C’s, SI (de media), D66 en Holanda, PRG en Francia. Más o menos entre el centro y la socialdemocracia.

        La pregunta sigue igual, quien defiende mejor a los outsiders si la socialdemocracia y lo que está a su izquierda no vale. ANarquistas o Populistas? (este úlytimo caso sólo para autóctonos)

  4. Orcishozu dice:

    El post tiene sentido, y más si cabe dentro de la típica dinámica organizacional de las contraestructuras.

    Dicho en palabras sencillas. Una organización creada como oposición al stablishment tiene cuatro posibles futuros: (1) lograr sus objetivos fundacionales y por lo tanto integrarse en el sistema, (2) lograr sus objetivos fundacionales pero variarlos para seguir ejerciendo como contrapeso al sistema (perdiendo o cambiando por el camino su razón de ser), (3) no lograr sus objetivos y diluirse por pérdida de apoyos, o (4) no lograr sus objetivos y permanecer como contrapeso al poder establecido.

    Dentro de las izquierdas en España desde la firma de la constitución podríamos identificar los cuatro futuros con (1) izquierda socialdemócrata, (2) sindicatos, (3) anarquismo, (4) Izquierda Unida.

    Del mismo modo podríamos identificar las propuestas generadas por estas organizaciones con esas cuatro posibilidades: (1) mantenimiento de la negociación colectiva de los contratos en los parámetros actuales, (2) cambio de discurso del PSOE tras las últimas elecciones generales, (3) implantación de las 35 horas, (4) movimiento okupa, 15M, etc.

    Dejando de lado si el logro de sus objetivos es consecuencia o no de la acción de la organización en cuestión (en el caso de los sindicatos, la mejora de las condiciones contractuales de los trabajadores NO es resultado de su actuación sino de los aumentos de productividad del trabajo), su absorción o no en el sistema depende más de su voluntad de alcanzar acuerdos y compromisos mientras que su permanencia como organización diferenciada dependerá de su estrategia de mantenimiento de bases. En otras palabras, para que una minoría siga siendo reconocible y diferenciada necesita ser más intolerante que la mayoría, caso contrario se diluye.

    Esta dinámica de las contraestructuras (muy mal y livianamente explicada aquí) hace que veamos casos aparentemente incongruentes como:
    – Sindicatos «de clase» inmersos en el sistema, con retórica de oposición al mismo y que sin embargo buscan beneficiar a trabajadores insiders.
    – Nacionalistas y regionalistas con retórica de oposición al «Estado», cuyo objetivo teórico es la separación o ruptura con el mismo pero que continuamente negocia para obtener mayores cotas de poder económico y legislativo y cuya acción política es tendente a generar una distinción clara insiders-outsiders en su región que le brinde apoyos electorales.
    – Más o menos frecuentes movimientos altermundistas o contraculturales con gran repercusión mediática en su surgimiento pero sin permanencia en el tiempo. Aquí podemos incluir los partidos políticos monoidea que finalmente tienen una duración muy limitada en cuano a número de lectores como Partido Canábico, Escaños Vacíos, AVRM, y en menor medida Los Verdes.

    Un saludo.

  5. Manu dice:

    El asunto de las relaciones laborales y sus contratos es viejo y complicado. Afecta a la esencia misma de las sociedades europeas que, no lo olvidemos, son de raíz y tradición cristiana hasta por parte de aquellos que se tienen por ateos. Es imposible entender el Marxismo fuera de un contexto religioso de principios morales judeo cristianos por mucho que Marx se llenara la boca de frases huecas para manipular lobotomizados.

    A mi modo de ver mucho más importante que alterar los contratos o los días de indemnización era hacer que los convenios sólo afectasen a las empresas que los negocian. No al resto. Esto se ha quedado a medio hacer porque conviene a la CEOE, menos competencia, y a Sindicatos más pastita por negociación.

    Las indemnizaciones creo que no era necesario bajarlas y ahora se ha convertido en la nueva fuente de millones de nuevos parados que van a seguir produciéndose gracias a la extraña personalidad de un Rajoy que ni de coña da la talla como ningún burócrata la puede dar en situaciones dramáticas donde hace falta gente con talla. Dios nos ha castigado primero con un Zapatero y ahora con este.

    Cuando pasemos de 6 millones de parados y luego de 7 nos recordaremos de Rajoy y del regalito hecho a los oligopolios que son los que se beneficiarán de ir sustituyendo fijos viejos por temporales jovencitos a razón de tres viejos a la calle por cada dos mileuristas.

    Pero mientras la clase media (que está siendo laminada a la chita callando) no esté dispuesta a rascarse el bolsillo y a mojarse política y socialmente…..seguiremos en manos de gente con otras prioridades.

  6. […] ha ocurrido desde el punto de vista político en los últimos años en España y, como ya adelanté en este post, cuál es el futuro de los partidos […]

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