No voy a cantar victoria aún, ya que el partido Demócrata es perfectamente capaz de autodestruirse de forma espectacular sin motivo aparente, pero parece que la reforma de la sanidad va a sobrevivir al Senado. De hecho, parece que será votada antes de Navidad, negociada con la Cámara de Representantes en Enero, y firmada por el Presidente antes del discurso sobre el estado de la Unión.

Sí, Joe Lieberman se ha pasado la semana torturando a los liberales y progresistas de la cámara jugando a los bolos con el proyecto de ley. Sí, el «acuerdo» de extender Medicare para mayores de 55 años ha sido masacrado, y sí, la public option desaparece del plan por completo.

¿La verdad? No es demasiado importante. Me remito a lo dicho hace un mes, sobre la estructura básica de la reforma. La public option era un aspecto secundario relativamente poco importante dentro del diseño general de la ley; un añadido decente, pero en absoluto imprescindible. Si bien es triste que se haya caído de la ley (igual que el acuerdo de la semana pasada, que era aún mejor), la ley es realmente un texto bastante decente. De hecho,  incluso diría que es un buen texto, a sabiendas de lo increíblemente difícil que es aprobar leyes en Estados Unidos, y todos los presidentes que se han estrellado con ello (*).

Por descontado, no toda la progresía está contenta. La public option se convirtió en la batalla simbólica obsesiva de muchos liberales; Howard Dean, el Daily Kos o Atrios (dos bitácoras muy influyentes en medios progresistas) han llegado a decir que si la ley no incluye el plan público no merece ser aprobada. La verdad: pamplinas. Kevin Drum lo resume muy bien: esta ley salva vidas – es tan simple como eso. El gobierno americano pasará a tomar un papel activo en aumentar la cobertura médica de sus ciudadanos, utilizando un sistema mixto francamente ingenioso teniendo el cuenta el punto de partida inicial. Es una mejora bestial sobre el status quo; la mayor expansión del estado del bienestar americano desde los años sesenta.

Es un milagro que el partido demócrata, organización famosa por su delirante falta de disciplina interna, haya llegado a un acuerdo. Hay muchos héroes anónimos, muchos senadores que saldrán mucho menos en la tele que Lieberman, Ben Nelson, Mary Landrieu, Olimpia Snowe o otros famosos tocapelotas obstruccionistas, que se han partido los cuernos y llevado un montón de tortas para llegar donde estamos. No, no está todo cerrado, y no, aún no podemos decir que esto se ha acabado; los demócratas son perfectamente capaces de pifiarla de forma creativa. Pero podemos decir -ahora sí- que la reforma es casi segura.

Barack Obama, balance del primer año de gobierno: plan de estímulo fiscal, reforma de la sanidad, reforma del sistema financiero (aprobada en la Cámara de Representantes, avanzando en el Senado), ley contra el cambio climático (ídem, con Lieberman, por cierto, siendo la voz progresista en este campo), estabilización del sistema bancario, inicio de la retirada de Irak. Si le sale todo – y parece que lo más complicado será cambio climático; el resto está casi en el saco -, es un balance extraordinario.

(*): Antes de Obama, Theodore Roosevelt, Franklin Delano Roosevelt, Harry Truman, Lyndon Johnson,  Richard Nixon y Bill Clinton intentaron aprobar leyes de sanidad universal. Todos fracasaron. Por mucho que la ley sea relativamente moderada y no excesivamente ambiciosa (no es una mala ley, insisto, pero no es revolucionaria), es un logro tremendo. No sé si será un gran presidente, pero el tipo ha empezado muy fuerte.


5 comentarios

  1. Miguel dice:

    Muy informativo el post, Roger… sobre todo porque al tratarse de un resumen para no iniciados, es mucho más útil que los artículos que aparecen en la prensa norteamericana, que lógicamente entran mucho más en detalle. De la prensa española mejor ni hablar…

    Lo que pasa es que no inspira a los comentaristas, porque, salvo la incredulidad de cómo los ciudadanos USA han tolerado tantos años este estado de cosas, desde aquí no hay mucho que decir.

    Vas a tener que sacar a Ramoncín a dar una vuelta,
    en tren 😛

    Un saludo y cuida tu hígado

  2. Someone dice:

    Hombre, de puertas a dentro puede ser extraordinario, pero de puertas a fuera, Honduras, las bases de Colombia, Afganistán, … no deja de ser un presidente de los EE.UU.

  3. Roger Senserrich dice:

    Sí, pero no son temas demasiado relevantes. Honduras no tuvieron nada que ver (y se opusieron al golpe), Colombia es un detalle secundario, y Afganistán… bueno, ese sí importa, y ya hablé el otro día. No me convence nada.

  4. Ian Curtis dice:

    de puertas a fuera, Honduras, las bases de Colombia, Afganistán, … no deja de ser un presidente de los EE.UU.

    Thank God.

  5. […] costado, pero parece que tendremos reforma. No perfecta, no tan ambiciosa como me gustaría, pero reforma al fin y al cabo. Y ahora, si me permiten, me voy a hacer un poco de compra, que […]

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