Internacional

La leyenda del bigote asesino

23 Jun, 2020 - - @egocrata

La mejor decisión que Trump ha tomado desde llegó a la presidencia de Estados Unidos fue despedir a John Bolton de su cargo como asesor de seguridad nacional el año pasado.

Bolton es una de esas criaturas políticas del mundillo de la política exterior americana que lleva rondando por Washington desde tiempo inmemorial. Sus “hazañas” en el departamento de estado se remontan a la administración Reagan, incluyendo el escándalo Irán Contra (donde tuvo un papel secundario encubriendo parte de la trama) y la primera administración Bush.

Su salto a la fama se produjo durante la presidencia de Bush hijo. Bolton fue uno de los principales ideólogos de la invasión de Irak, el peor error de la política exterior americana desde Vietnam, y se destacó por ser el defensor más entusiasta de la idea de apostar por intervenciones militares en todos lados. Su nivel de chifladura era tal que sus compañeros de partido rechazaron confirmarle en el senado como embajador en las Naciones Unidas, uno de los puestos más importantes en la política exterior americana; Bush le tuvo que nombrar durante un receso, limitando su tiempo en el cargo.

Cuando Trump nombró a Bolton asesor de seguridad nacional el 2018 muchos nos temimos lo peor. Uno de los mejores instintos políticos de Trump (y algo que le hace mucho mejor que el republicano medio en este apartado) es su relativa cautela en utilizar la fuerza militar en política exterior. John Bolton en política exterior es un velocirraptor enfurecido, alguien que aún no se ha encontrado un país que no valga la pena bombardear. Nombrarle quizás era una señal que a Trump le gustaba lo que decía Bolton en Fox News varias veces a la semana (¡hay que bombardear cosas!) e iba a actuar en consecuencia.

Afortunadamente, eso no sucedió. John Bolton no consiguió convencer a Trump de sus peores ideas (que incluían bombardear Corea del Norte) y acabó dimitiendo debido a sus desacuerdos con Trump por su débil reacción a provocaciones iraníes. El presidente siguió con su nutrido grupo de medidas espantosas en política exterior (abandonar el acuerdo nuclear con Irán, los acuerdos de París, trollear a sus aliados…) pero en lo básico, en lo importante (léase: no invadir otro país al azar) siguió haciendo lo correcto.

También, claro está, siguiendo haciendo cosas como pedir a terceros países que le ayudarán a ser reelegido, sea investigando a sus contrincante en las presidenciales de noviembre, sea pidiendo a China que comprara productos agrícolas de los estados que necesita para ganar en noviembre. Porque Trump es Trump.

John Bolton, como era de esperar, no salió de la Casa Blanca demasiado contento, así que decidió hacer lo que todo el mundo estos días hace cuando abandona la administración Trump: escribir un libro enviando a parir al presidente. En el caso de Bolton, alguien que por su cargo tenía contacto directo y continuo con él, escribir un tomo de 500 páginas con multitud de explicaciones detalladas sobre lo inútil, lerdo, confundido, y superado está Trump en ese cargo, sus alegres intentos pidiendo a terceros países que intervengan en las elecciones, y su total falta de sentido estratégico.

En fin, nada que sea estrictamente nuevo, pero en este caso viene en boca de alguien que ocupaba el cargo, a efectos prácticos, que sólo tiene al presidente y secretario de estado por encima en el aparato de política exterior del país. Un hombre con una larguísima trayectoria en administraciones republicanas, (inexplicablemente) respetado dentro del partido, y que tiene bien poco interés en contentar demócratas. Que alguien como él esté diciendo en voz alta que no va a votar a Trump en noviembre es significativo.

Es obvio que el libro preocupa al presidente. Trump intentó bloquear la publicación del libro este fin de semana, alegando que contiene información secreta y que Bolton se saltó el procedimiento de revisión para controlar que eso no suceda. No lo ha conseguido (un juez ha dicho que es tarde, aunque le ha echado la bronca a Bolton), así que esta semana lo tendremos en las librerías.

¿Cambiará el libro nada? La verdad, lo dudo mucho. Primero, porque por mucho de que venga en boca de un republicano “de pura cepa”, nada de lo que dice es una sorpresa. Cualquiera que ha visto a Trump dar una rueda de prensa hablando sobre política exterior sabe perfectamente que el tipo está completamente perdido. Bolton ha confirmado cosas que se discutieron durante el impeachment y ha añadido otras historias similares (porque Trump parece hacer esta clase de cosas todo el rato), pero no cambiará la opinión de nadie.

Cosa que dice más sobre la locura que es la administración Trump en general que otra cosa, la verdad.

Bolas extra:

  • El libro, por cierto, es un soberano peñazo. Alguien lo ha filtrado en PDF, así que es facilísimo de encontrar. Lo he estado leyendo este fin de semana, y cielos santo John Bolton escribe mal. Es aburrido, pedante, confuso y melodramático, sin orden ni concierto. Es casi peor que sus ideas sobre política exterior.
  • Trump iba a tener su primer gran mitin de campaña este sábado en un pabellón con capacidad para 19.000 personas. Llevaban toda la semana alardeando de que había un millón de personas registradas, habían montado un escenario fuera para que Trump pudiera hablar a los miles que se iban a quedar fuera.
  • Asistencia al mitin de Trump en Tulsa, Oklahoma: 6.200 personas. Una combinación de miedo al coronavirus, trolleo entusiasta por parte de fans de K-Pop que se organizaron para pedir entradas en masa y hubris dejaron a Trump hablando ante un pabellón medio vacío. Sad!
  • En el discurso de Tulsa, Trump reconoció abiertamente que pidió a su equipo que se hicieran menos tests de coronavirus, que le hacían quedar mal. Hoy la Casa Blanca decían que era una broma. El problema es que Trump ha hecho la misma “broma” en otras ocasiones.
  • Hablado de coronavirus, Estados Unidos ha pasado de 120.000 muertes y tiene varios estados con unas curvas de crecimiento horripilantes (Arizona, Florida, Texas). Casualmente, son estados que reabrieron muy temprano. Más de la mitad de estados del país están viendo el número de casos aumentar, y en muchos el porcentaje de tests positivos está aumentando a ritmos preocupantes. El número de muertes diarias ha disminuido (500-600 diarios, de media), pero la epidemia está otra vez fuera de control.
  • El estímulo fiscal en USA ha sido tan agresivo que la pobreza ha disminuido durante la crisis. La respuesta económica ha sido efectiva. El problema ha sido el lado de salud pública…

Foto: Kenneth C. Zirkel – CC BY-SA 3.0.


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