Internacional

Impeachment (VI): el guión

23 Ene, 2020 - - @egocrata

El juicio al Presidente Donald J. Trump empezó este martes en el senado. Tras meses de revelaciones dramáticas, comparecencias reveladoras, y documentos incriminatorios, ha llegado finalmente la hora de dictar sentencia. Durante esta semana, un equipo de representantes demócratas presentaran la evidencia contra el presidente a sus colegas en la cámara alta. Tras ellos, los abogados del presidente montarán su defensa.

Tras tanta agitación y sorpresas, lo que debería ser el momento culminante de todo este proceso ha tenido algo de anticlimático. No tanto por la solemnidad del evento o el ritual de lo que viene a ser algo parecido a una moción de censura, sino porque el impeachment, hasta ahora, apenas se ha salido del guion.

Antes de Navidad explicaba, un poco por encima, lo que habíamos visto y podíamos esperar del juicio a Trump. No era una predicción revolucionaria; todos los observadores de la política americana habían llegado más o menos a la misma conclusión. El consenso era que Mitch McConnell tenía bien controlado a los suyos, los republicanos iban a mantenerse unidos, y el senado votaría siguiendo la disciplina de partido, dejando que Trump mantuviera el cargo.

¿Qué ha sucedido? Poco menos que eso, punto por punto. El martes, el primer día del juicio, el senado votó las reglas por las que iba a organizarse todo el juicio. Mitch McConnell, en un alarde de «independencia», las negoció con la Casa Blanca (esto es, el jurado acordó con el acusado cómo debía ser el juicio), y presentó el lunes unas reglas hechas a medida para Trump, garantizando un juicio corto y donde los demócratas no podrían llamar a más testigos fácilmente. Los senadores republicanos las aceptaron casi sin rechistar, con cambios muy menores. McConnell las llevó al pleno a votación, y las sacó adelante 53-47; es decir, con todo el GOP votando a favor en bloque. Los demócratas presentaron 11 enmiendas, y todas resultaron derrotadas 47-53.

Es decir, no importa lo que la evidencia diga, parece que los republicanos no se van a dar por aludidos, al menos por ahora.

Aun así, aunque el principio de este juicio parezca poco abierto a sorpresas, hay unas cuantas cosas que aún pueden cambiar. Primero, siguen apareciendo pruebas y declaraciones de testigos que no sólo confirman que todas las acusaciones de los demócratas son ciertas (esto es, que Trump exigió un soborno al presidente de Ucrania – investigar a Biden a cambio de dar ayuda militar al país) sino que además toda la trama es mucho más chusquera, apestosa y corrupta de lo que nos temíamos. Lev Parnas, un ex-empleado / ex-socio / ex-cliente de Rudy Giuliani (no está claro quién pagaba a quien ni de dónde venía el dinero) ha dado multitud de detalles sobre cómo fue todo en un par de entrevistas francamente espeluznantes, y lo ha respaldado todo con documentación adicional.

Segundo, la defensa de Trump es cínica hasta decir basta. En toda la investigación no ha aparecido ni un sólo documento ni declaración que contradiga los hechos. Ante la evidencia, el presidente y sus abogados dicen que sí, Trump pidió al presidente de Ucrania que investigara a Biden, pero que eso es algo perfectamente normal y aceptable, no es un crimen, y por lo tanto no es digno de impeachment. Me cuesta creer que todos los senadores republicanos, especialmente los que se juegan el cuello en una reelección en estados competitivos (Arizona, Maine, Iowa…) vayan a tragarse esto sin rechistar. El nutrido contingente de legisladores que se jubilan este ciclo (Alexander, Roberts, Isakson, Enzi) aún menos. Alguien saltará.

Tercero, aunque las reglas están cerradas, antes de dictar sentencia el senado deberá votar si quiere llamar a testigos adicionales. En condiciones normales esto no debería presentar un gran obstáculo para McConnell, que ha conseguido ya meter a sus senadores en el redil doce veces este juicio. El presidente ha prohibido que nadie de su equipo testifique; todos los testigos de los demócratas en la cámara de representantes eran funcionarios que acudieron voluntariamente, nadie del lado político. Incluso si el senado votará que acudieran altos cargos del ejecutivo a juicio, es posible que no lo hicieran*.

La novedad, sin embargo, es que John Bolton, ex-asesor de seguridad nacional, tremendo bigotudo y republicano neoimperialista furibundo, ha anunciado que irá a testificar si el senado le llama, diga lo que diga Trump. Bolton salió de la Casa Blanca en no poca medida por sus desacuerdos con el presidente sobre Ucrania, así que todo Washington está subiéndose por las paredes especulando sobre qué quiere contar.

Ahora entramos en especulación y rumores. La leyenda, los susurros que se escuchan en la oscuridad en el Capitolio, dice que hay varios senadores republicanos dispuestos a votar a favor de que testifique Bolton. Los demócratas necesitan cuatro (en caso de empate, gana la defensa), y la lista de senadores en riesgo o de vuelta de todo (léase Mitt Romney) parece lo suficiente larga como para que esto sea al menos plausible.

El otro rumor es que los republicanos quieren algo a cambio: que testifique Hunter Biden, hijo de Joe Biden y el hombre que Trump quería que Ucrania investigara. Las acusaciones contra los Biden son una ficción conspiranoica sin evidencia alguna que las apoye que no tienen nada que ver con el impeachment, pero a muchos conservadores les gustaría aprovechar la ocasión para atizar al favorito en las primarias demócratas.

Es posible (y hablamos de una posibilidad sobre una especulación, así que no os hagáis ilusiones) que los demócratas decidan que el ridículo relativo del hijo del ex-vicepresidente sea un precio aceptable a pagar para conseguir a Bolton, por mucho que nadie sepa qué narices va a contar**.

Si eso sucediera (nótese la acumulación de condicionales) entonces quizás tendrías el testigo explosivo que da el momento mediático que abre mediáticamente el caso y destruye la defensa del presidente y el pueblo se indigne , y esto, y lo otro y……

Sigue sin pasar nada, porque una cosa es cuatro desertores, y otra es que 20 legisladores republicanos decidan apuñalar a su presidente.

Incluso si Bolton dice Delenda Est Trumpo y deja claro la profunda corrupción de todo este asunto, sigue siendo casi imposible que el impeachment prospere. La defensa de Trump ahora mismo es poco menos que «lo hice, ¿y qué?«, así que tener a Bolton confirmando otra vez más lo que todo el mundo ha confirmado ya dudo que cambiara gran cosa. Todo el mundo sabe qué hizo Trump. Al GOP no le importa en absoluto.

Como mucho, si me apuráis, Bolton conseguiría cinco o seis deserciones, y que una mayoría clara pero insuficiente vote a favor del impeachment. Es posible que este resultado empeorara la posición de Trump de cara a las elecciones en noviembre, pero no mucho más allá.

¿Descarto totalmente una sorpresa? No, por supuesto que no. Esto es Estados Unidos, y en Washington hemos visto cosas bien extrañas. Aun así, la política americana no es como las películas; no hay discursos heroicos apelando a los ideales de la nación que cambian el sentido de la historia. El guion será más o menos creativo, pero no cambiará demasiado.

*: Hay una fantasía delirante de algunos demócratas que John Roberts va a salvarnos a todos. Dudo que suceda.
**: Cualquier abogado te dirá que nunca debes llevar al estrado un testigo del que no sabes qué va a contestar a tus preguntas. Lo de Bolton tiene mucho de fantasía sorkiniana, no lo dudéis.


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