Algo que llevo tiempo pensando en comentar, pero que siempre olvido: la recuperación económica tras una burbuja financiera es algo muy complicado.

Normalmente cuando una economía se mete en una recesión, la recuperación que le sigue es un periodo de rápido crecimiento. El banco central baja los tipos, el dinero ahorrado se pone a circular, el consumo empieza a aumentar y las fábricas paradas vuelven a la vida, creando una temporada de recuperación feroz. Esta crisis, sin embargo, no es una recesión normal, nacida de una subida de tipos de interés para contener la inflación y evitar que la economía se recaliente. El morrazo nos lo hemos dado vía una burbuja especulativa que ha derivado en una crisis financiera, y la recuperación, en estos casos, tiende a ser mucho más lenta y dolorosa.

¿Por qué? Reinhart y Rogoff tienen un artículo que es obligado citar, porque es la explicación de referencia sobre el tema. Los motivos son bastante simples: no podemos bajar los tipos más, ya que están ya a cero, y el sector inmobiliario (tradicionalmente uno de los «motores» que arranca primero en recuperaciones) está hecho pedazos, así que no podemos confiar en él. Realmente no es nada nuevo (Rogoff), así que por una vez y sin que sirva de precedente, contradeciré la tropa de NeG sobre algo económico.

Por descontado, lo de arriba se mantiene sólo para Estados Unidos (la obsesión por la austeridad de según que europeos les dará una segunda recesión a más de uno, empezando por Reino Unido), y siempre y cuando los mercados financieros no se vuelvan locos y la crisis financiera latente estalle de forma incontrolada. Algo que, me temo, no es del todo imposible. Veremos.