Un ejemplo muy sencillo y claro sobre por qué Estados Unidos se está convirtiendo en un país ingobernable: la reforma del sistema financiero. He hablado muchísimo (demasiado) sobre los problemas para pasar una ley de sanidad durante los últimos meses. El sistema actual está horriblemente roto, pero aún uno podría pensar que para quien tiene seguro el sistema no parece tan inútil (hasta que tu aseguradora te dice que no te cubre tu tratamiento por alguna excusa barata, claro).

Los bancos y parientes cercanos, sin embargo, son algo distinto. Todo el mundo recuerda de dónde vino la gran recesión; los votantes tienen muy en mente los rescates financieros, la caída de la bolsa, el pánico en los mercados y las hipotecas basura. Los americanos se han hecho un hartón de tragarse tarjetas de crédito abusivas, créditos insensatos y magia negra financiera; lo mínimo que uno espera es que el Congreso entero se ponga las pilas y regule agresivamente a esos estúpidos banqueros que se han hecho ricos a costa de todos.

Un pequeño problema: el partido republicano no está de humor para regular bancos. O al menos no lo hará, si eso da una satisfacción al presidente y al partido demócrata.

Una de las piezas claves de la reforma del sistema es la creación de una agencia de protección al consumidor (Consumer Financial Protection Agency, CFPA) que se dedicaría a vigilar que los bancos no se dedican a esconder cláusulas abusivas en todos sus contratos (sí, del estilo de las que «cazó» el Supremo en España). Las hipotecas basura (las subprime dichosas), sin ir más lejos, no hubieran sido un problema si algo parecido a la CFPA hubiera existido. Pues bien, resulta que los republicanos en el Senado andan diciendo que no, que esto de proteger a los consumidores de toneladas de ofuscación contractual no es algo que les guste, y han dejado claro que si los demócratas pretenden incluir algo así en la ley, la bloquearán, y punto.

Dicho en otras palabras, el parlamento del país más poderoso de la tierra es incapaz de ponerse de acuerdo para aprobar el equivalente legislativo de quitarle el lanzallamas al tipo que ha quemado tu casa hasta los cimientos. Lo más preocupante, sin embargo, es que esto no es en absoluto excepcional; los republicanos están divirtiéndose bloqueando cualquier cosa que les pase cerca. La semana pasada, sin ir más lejos, un senador vetaba la aprobación rápida de una extensión de los subsidios de desempleo, aprovechando una (ridícula) regla parlamentaria que permite a un sólo tipo retrasar legislación hasta que haya 60 votos para levantar el bloqueo. El Senado es, literalmente, el lugar donde la legislación va a morir – la cámara alta está torpedeando cosas urgentes, como cambio climático o regulación financiera, atado en sus propias reglas estúpidas.

La situación es realmente surrealista: el partido de la oposición se pasa el día criticando al partido gobernante de ser incapaz de aprobar nada, mientras se dedica a bloquear todo lo que puede en el Senado. ¿Los medios? Lo suyo ha sido criticar a los demócratas por ser incapaces de llegar a acuerdos consigo mismos (en un sistema que penaliza la disciplina interna) o con los republicanos, ignorando que estos tienen todo los incentivos del mundo (y toda su estrategia de oposición centrada en ello) para poner palos en las ruedas. Todo esto, por descontado, en un país que está sufriendo una crisis económica galopante, tiene un sistema de sanidad totalmente fuera de control, contamina más que nadie y con un sistema financiero desmesurado que ha vampirizado el crecimiento durante décadas. Imaginad si las cosas fueran bien.

El filibusterismo (la práctica que requiere 60 votos en el Senado) corre el riesgo de destruir el país – y lo digo sin exagerar los más mínimo. El sistema era tolerable cuando los demócratas eran una coalición de racistas sureños y progresistas en el norte (tolerable si no eras negro en el sur, claro), ya que permitía llegar a acuerdos extraños para aprobar legislación de vez en cuando. Tras Nixon, cuando el partido republicano progresivamente se convirtió en una coalición conservadora de arriba a abajo (controlando el sur en bloque), llegar a acuerdos se ha vuelto imposible. O Estados Unidos reforma el Senado pronto, o tendrán (tendremos) un problema grave.

Por cierto, para los amantes del cinismo político extremo: los bancos (o alguien con mucho dinero; el grupo detrás de los anuncios se niega a publicar quién les financia) están emitiendo anuncios en contra del «rescates de cuatro billones de dólares» que está debatiendo el Senado. Lo decía un estratega republicano el otro día – la mejor manera de oponerse a a una ley que restringirá los beneficios de los bancos es directamente mentir, diciendo que la reforma es regalarles dinero. No es que el partido demócrata (y su horda de cagamandurrias descerebrados) sea algo maravilloso, pero los conservadores no tienen remedio.


9 comentarios

  1. J.E dice:

    ¿Que mayoría haría falta para eliminar el filibusterismo?

  2. Roger Senserrich dice:

    Hay (no es coña) varias teorías al respecto:

    1. 67 votos: según los republicanos, hoy. Es lo que dice el reglamento del Senado.

    2. 51 votos: si el cambio de reglas es el primer día de sesiones, según el reglamento del Senado, los republicanos en el 2003-2005, y abogados varios.

    3. 51 votos: ahora mismo, según los republicanos en el 2003-2005, si el «parlamentarian» (una especie de juez sobre el reglamento) lo acepta.

    De momento, los demócratas parecen no estar de humor para cambiar las reglas en absoluto, así que este debate es bastante trivial. Si me preguntan a mí, creo que 1 y 2 son el escenario correcto; 3 probablemente es apretar la ley un poco demasiado.

  3. d dice:

    Y la gente ¿Qué opina de eso? Ya sé que los useños hacen gala de mucho pasotismo político, pero ¿No hay un clamor en contra? Como ha dicho el anterior comentarista ¿No se puede cambiar el regalmento ese que parece una pieza de museo?

  4. Roger Senserrich dice:

    El otro día salía una encuesta en que se preguntaba a los americanos cuántos votos necesita uno en el Senado para aprobar legislación. Creo un 20% dio la respuesta correcta (60), con un porcentaje abultado siendo incapaz de recordar cuántos senadores hay.

    Los medios, mientras tanto, como hablan más entre ellos que a la audiencia, han hecho un trabajo patético explicando qué coño está pasando. Debería haber un clamor en contra, pero como aquí a los republicanos le perdonan cualquier burrada (todo Dios vive aterrado que Rush, Fox y compañía le llamen «liberal») lo que está pasando no sale en ningún sitio. Es realmente desesperante.

  5. d dice:

    Joder, suena a caída del imperio romano. O a inicios del imperio galáctico.

  6. J.E dice:

    Lo de que haya interpretaciones sobre como cambiar lo que tendría que ser una simple modificación de Reglamento es, siendo amable, fascinante.

    ¿Y de verdad que los demócratas no han decidido conjurarse para cepillarse eso? ¿Se piensan que algún día podrán beneficiarse de eso o simplemente no se dan cuenta?

  7. Roger Senserrich dice:

    Empiezo a sospechar que un grupo no necesariamente pequeño dentro del partido demócrata prefiere estar en la oposición y no poder hacer nada (y poder bloquear todo) que tener que cambiar las cosas. Realmente, son el segundo peor partido político del mundo.

  8. […] otro día alguien me preguntaba por qué el obstruccionismo radical de los republicanos no era un escándalo nacional […]

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