Contra todo pronóstico, la gente se acuerda de mí y de lo que digo – y hoy Geógrafo Subjetivo y Jorge Galindo me recordaban que hace unos meses escribí que la sentencia era irrelevante, y que Camps debería dimitir de todos modos. La verdad, enlazaré la misma entrada que citan ellos, porque la argumentación es la misma: por mucho que los tribunales digan (de momento; falta el Supremo) que el hombre se va de rositas, está meridianamente claro que la peste alrededor de todo el asunto no tiene nada de flores silvestres.

Es importante dejar claras unas cuantas cosas. Primero, el Tribunal ha dado por hecho que Camps estaba recibiendo regalos. Todo Dios ha sido grabado diciendo que los regalos existían, incluso fardando de la enorme y maravillosa amistad entre todos los implicados. La gente que daba regalos, casualmente, como por milagro divino, recibió contratos misteriosamente adaptados para que no necesiten concurso. Camps no tenía el más mínimo reparo en expresar su aprecio por sus amiguetes.

Segundo, el Tribunal que juzgo los hechos era como poco amigo del Presidente valenciano, y eso es siendo benévolos. En cualquier país normal, un juez que tiene una relación tan cercana con el principal implicado nunca hubiera tomado esta decisión. Soy la clase de persona que dice a menudo que España es una democracia básicamente normal; en este caso, es bastante obvio que eso no sucede. No tengo ni la más remota idea sobre cómo esos tres jueces acabaron tomando esa decisión; sea como sea, es hora de cambiar la ley que regula eso – está rota.

¿Cómo? Un ejemplo rápido.  Los Estados Unidos no son un ejemplo rutilante de limpieza política; de hecho, más bien lo contrario. Estamos hablando de un país que acaba de meter políticos en la cárcel acusados de tráfico de órganos (para los que se preguntaban por qué Los Soprano viven en New Jersey). Los casos de corrupción estatales, sin embargo, no están en manos de la policía y tribunales locales; en esta clase de casos, para asegurar imparcialidad, el FBI y jueces federales se encargan del asunto. En España tenemos un tribunal que no sabemos realmente qué pinta, la Audiencia Nacional. Quizás sería una buena idea darle autonomía en serio (y jueces con mandatos limitados a digamos 10-14 años), un porrón de policías y contables y picapleitos con una obsesión enfermiza en desollar gente corrupta porque de pequeños un político mató a su gatito, y dejarlos trabajar, a ver que sale.

Sobre el fondo de la resolución del tribunal no me meteré demasiado. Me parece básicamente ridículo que un magistrado pueda decir que algo no debe ser juzgado porque no se puede determinar si hay relación entre un regalo y una adjudicación de contratos. Aparte que presuponer un cierto grado de compatimentalización divina del craneo privilegiado del muy honorable presidente Camps, creo que esa clase de decisiones la toman tribunales populares en un juicio – para eso los tenemos en los libros. Me parece maravilloso dar el beneficio de la duda a un imputado (¡eso es el estado de derecho!), pero atribuir poderes sobrenaturales de disociación cognitiva o presuponer una increíble falta de memoria a un político es básicamente un chiste.

Recordad, según lo que dice el tribunal, Camps es capaz de dejar de ser Presidente a la que sale de la oficina. Es como Batman, sólo que con amnesia. Es maravilloso.

Por descontado, y para acabar, no puedo evitar seguir con mi pequeña cruzada personal contra los medios. Editoriales como este del ABC no sólo son una estupidez; son una estupidez peligrosa. Camps se ha librado de la imputación en base a un espectacular pirueta lógica de un tribunal amigo y una interpretación creativa de un artículo del código penal escrito con los pies – decir que esta tirada de salvación heróica basta para redimirle es absurdo. Tenemos un presidente autonómico de juerga y recibiendo peloteo de gente que gana dinero gracias a sus contratos con su gobierno. Si la famosa cacería de Bermejo (que nos salía gratis a los contribuyentes) era motivo de dimisión, esto debería serlo.

La corrupción es un problema serio. Cualquier cosa que huela ligeramente mal tiene que ser motivo de un entusiasta apedreamiento por parte de los medios. De todos los medios. La moralidad de los gobernantes va más allá de los juicios penales. No, los periodistas no juzgarán a los políticos; eso lo hacen los ciudadanos. Si queremos que un político se lleve la tunda que se merece en las elecciones, queremos que los medios les aticen hasta sacarles brillo.

Y sí, eso incluye el PSOE  de Andalucía. En esto no soy partidista en absoluto. El País y Público deberían estar muriéndose por conseguir que un ministro dimita (si hay algo serio; no lo he seguido) y que el PSOE pierda elecciones en su feudo. Eso de la influencia pone a los periodistas – si queréis que ese partido que aplaudíis tanto os haga caso, atizadle cuando hacen las cosas mal. El mejor profesor que tuvimos en el colegio siempre es uno de los malnacidos que nos apretaba, al fin y al cabo.


9 comentarios

  1. Vellana dice:

    Es alucinante. ¿Dónde de por hecho el tribunal que Camps recibía regalos? No sé si has leído el auto, pero si lo has hecho, será uno de esos textos que lees y no entiendes. A ver si esta frase te aclara las ideas: «En el momento procesal en el que nos encontramos, donde la resultancia fáctica no constituye, ni mucho menos, una certeza (en lo que es posible en un proceso), sino que se está ante unos indicios que se caracterizan por su provisionalidad,…»

    Lo que pones después es más alucinante. O sea, que porque un periódico en clara connivencia con su enemigo político, se dedica a publicar grabaciones hechas a gente que dice que ha regalado cosas a Camps, se deduce que eso es así. Te diré que, grabación por grabación, yo he oído grabaciones de Camps diciendo que el ha pagado los trajes. Por no hablar de los cambios de declaración de J. Tomás, o la charla entre el Bigotes y Correa. No sé que entiendes tú por estado de derecho, pero las sentencias las dictan los jueces, no El País.

    Es falso de toda falsedad que «Camps se ha librado de la imputación en base a un espectacular pirueta lógica de un tribunal amigo y una interpretación creativa de un artículo del código penal escrito con los pies». Camps se ha librado porque a día de hoy no hay una sola prueba en su contra; no hay una sola prueba en su contra; no hay una sola prueba en su contra. Es más, aunque se hubiera probado (y esto es lo que dice el tribunal), hay que demostrar que es en función de su cargo. Y tanto tú («incluso fardando de la enorme y maravillosa amistad entre todos los implicados») como El País nos habéis explicado que los supuestos regalos eran por la gran amistad entre el Bigotes y el Curita. Así que se cae la condición necesaria.

    Y lo segundo, eso sí es de traca. Te parecía genial que Garzón, un juez declarado abiertamente enemigo del PP, instruyera el caso y no se inhibiera y ahora te parece mal que un amigo de Camps le juzgue y no se inhiba. Pues mira, hay que estar a las duras y a las maduras. A mí me parecía tan mal que instruyera Garzón, y lo dije, como que juzgue ahora el Presidente. Pero lo que dice el pdte. y no sólo él, es precisamente lo que dices…. tú, es decir que no recibe los regalos por su condición de pdte de la comunidad.

    Luego haces una disquisición sobre la imposibilidad de recibir anchoas y hacer favores políticos al Presidente de Cantabria. ¡Huy, qué lapsus! Mira, te lo aclaro. Para saber si lo de Camps es cohecho propio, que el instructor ya había rechazado, basta con ver si el agasajado interviene en el proceso de contratación de forma directa o indirecta haciendo que se cambien los criterios que aseguran los principios de publicidad, concurrencia, igualdad y no discriminación, haciendo adjudicatario al que agasaja. ¿Tienes tú alguna prueba de si el Pdte. Camps forma parte de las mesas de contratación; de si a pesar de que la valoración técnica o económica decía una cosa él ha forzado para asignar a otra empresa? No. Así que, vete con la inquisición a otra parte (vaya, me sabe mal parafrasear a Rajoy). Sí, tienes razón, me tendré que ir yo, que esta es tu casa.

    Un saludo.

  2. Roger Senserrich dice:

    Garzón, el hombre que mete a Vera y Barrionuevo en la cárcel, es antiPP y prosociata? Por favor. Garzón sólo cree en su ego, no otra cosa.

    Sobre lo que dice el tribunal, habla sobre cómo es necesario que un regalo debe tener un quid pro quo explícito.

  3. RATKO dice:

    ¿Vellana, por curiosidad alguna vez has participado en la adjudicación de un contrato en una administración pública española, en especial CC AA?.

    Si no es así, comprendo tu entrada, sino es así, eres un hipócrita redomado y de muchos quilates.

  4. Mario dice:

    Bueno, Roger, el asunto del Presidente del TSJV es probablemente más complejo de lo que parece. Si no, digo yo, habría sido recusado a las primeras de cambio por la acusación popular (que ejerce el PSPV). Así que seguramente, o no es tan amigo, o no hay forma de profundizar en el tema.

    Lo de poner jueces con mandato limitado a investigar a políticos me parece una auténtica estupidez. Ya es jodido que a un juez le dé por morder a los que pueden facilitarle los ascensos, como para exigirle que muerda a los que pueden echarle a la calle al acabar el mandato.

    Permanencia = independencia. Ese es el motivo por el que los jueces federales son más fiables que los estatales.

  5. Roger Senserrich dice:

    Por eso digo darles mandatos de digamos 12 años no renovables -y si me apuras, una pensión monstruosa y retiro forzoso de la judicatura y política al acabar mandato. Independencia absoluta, y evitamos que algún maníaco megalómano se convierta en el J. Edgar Hoover hispánico.

    Si el juez es listo, por cierto, se forraría al acabar escribiendo un libro, dando conferencias y ejerciendo de abogado defensor (o acusación particular desencadenada) en cualquier tribunal que se precie.

    Es el trabajo soñado para cientos de picapleitos del mundo.

  6. Mario dice:

    Roger, ¿tú no eras el que decía que era una lástima desperdiciar un talento político imponiendo limitaciones de mandatos?

    Además, tengo la sensación de que pecas de populismo. No creo que haya jueces que tengan demasiado poder. Los jueces de la Audiencia Nacional, como Garzón o Andreu, son instructores, no juzgan y sus autos son recurribles ante la Sala (colegiada). Y los que juzgan (los magistrados de la Sala), lo hacen en tribunales colegiados, por lo que por sí solos no tienen poder. Además, existe un precioso mecanismo llamado «casación penal» ante el Supremo.

    No entiendo porqué un tipo brillante con 20 ó 25 años por delante va a tener que ser apartado de la judicatura.

  7. Roger Senserrich dice:

    Por que no quiero tener, en este caso, a un cargo no electo (juez) que es virtualmente imposible de controlar dando sopapos a cargos electos demasiado tiempo. Desconfío de los políticos, pero también desconfío de jueces que pueden tener demasiada influencia y caer en la tentación de jugar a poner y quitar reyes o al chantaje.

  8. […] otros inquisidores: Alterego, Àngels Martínez i Castells, Antonio Pulido, bonustrack73, Cartier, Egocrata, Farid Bentria, Fermín Bouzas,  José Carlos Castillo,  José Antonio Martínez Soler,  Juanjo, […]

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