Hablando de golpes de estado; el de Irán parece no acabar de cuajar del todo. La gran virtud de las protestas fue dejar claro que las autoridades no tienen ni de lejos el apoyo popular que pretenden, dejando a la vista las contradicciones del sistema. «A los derrotados sólo les queda esperar. Como a las semillas«, que decía Saint-Ex.

Aún hay esperanza.


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