He seguido el Debate sobre el Estado de la Nación (DEN) como he podido, mitad vía Twitter, mitad radio. He estado repasando el video un rato, tratando de darle un poco sentido a todo ello. Lo cierto es que tras mucho mirar, no me puedo sacar de encima una cierta sensación de tristeza, por unos y otros.

Comparto con Carmelo Jordá que el ganador es básicamente irrelevante. Por lo que estoy leyendo por ahí parece que los comentaristas están dando victorias por la mínima al político de su cuerda, si acaso con un poco más entusiasmo los socialistas que los populares. Las encuestas no sé que dirán; no creo que nos sorprendan con una gran derrota de nadie.

Tanto Rajoy como Zapatero me han sorprendido. El Presidente del Gobierno ha entrado con aparente fuerza, con una lista de propuestas larga y relativamente detallada. El problema, sin embargo, es que la mayoría de estas ideas aunque buenas son de vuelo gallináceo, y todas llegan bastante tarde.

La fiscalidad de la compra y alquiler de vivienda es algo que debería haberse arreglado hace al menos ocho años; ahora sólo será un estímulo relativo a la demanda de casas, sin demasiado efecto inducido real. En contra de lo que dice Ferhegón, adelantar compras de casas incrementará la demanda un poco y los precios casi nada; el exceso de oferta en el mercado es tal queapenas variará los precios. Reducir la velocidad de su caida es de hecho relativamente buena idea, ya que las espirales a la baja tienden a «pasarse de frenada» en estos casos. El efecto de la medida es más a largo plazo (limitando burbujas futuras y haciendo el IRPF más progresivo) que otra cosa.

Esta es de lejos la medida más significativa. El recorte del impuesto de sociedades para PYMEs es ridículamente restrictivo (con razón: es básicamente ineficaz, beneficiando a quien está bien), la ayuda al automóvil es de chiste (¿500? ¿En serio?), el ticket-transporte es cuco, pero poco importante (buena idea, pero de cuarta fila) y las VPO son instrumento torpe.

Donde hacía falta más detalle y cambios más sonoros (educación, investigación, mercado laboral, financiación autonómica) tenemos o bien una pila de vaguedades, o bien rituales efectistas, o una apelación al diálogo social que de momento no ha producido absolutamente nada, en gran parte porque el gobierno no se quiere mojar. Parece que Zapatero se ha olvidado que pagamos a los políticos para que legislen, no a los sindicatos y la patronal; si cree que el mercado laboral necesita reformas, no estaría mal que mostrara cierto liderazgo. Hay muy buenas ideas (universalizar la educación infantil es urgente, pero es competencia autonómica), pero andan cubiertas de mucho diálogo y poca acción.

No es que tengan ideas malas; el problema es que son muy poco ambiciosos, y como está el patio uno esperaría más cambios. A este paso se saldrá de la crisis a paso de burra, sin entusiasmo, y porque no hay más remedio; el gobierno no habrá roto nada (y habrá hecho la crisis menos dolorosa con gasto social, algo que es bueno para todos), pero España seguirá dejando para más tarde los cambios que necesita de forma urgente.

Si el discurso de Zapatero ha sido pitufil en su nivel de ambición, lo de Rajoy merece un tema aparte. Lo suyo ha sido incomprensible. El país está fatal, el gobierno parece encantado de haberse conocido y de vender chucherías como grandes descubrimientos de la política mundial y es incapaz de proponer ningún cambio de calado, y Rajoy sale y… no propone absolutamente nada. Su intervención ha sido entretenida y ha conseguido poner a Zapatero de los nervios, pero aparte de ser un tipo irritante y un poco demasiado sarcástico y leer en voz alta lo obvio (que el país está mal) ha sido incapaz de articular una alternativa.

No pido demasiado. Los votantes de hecho no entenderían medidas concretas; Rajoy podría (y debería) haber expuesto una serie de principios, una declaración de intenciones con algunos ejemplos concretos al margen. No hace falta ser demasiado específico; que escuche un debate de Zapatero en el 2004 o (venga, menciono al de siempre) Obama el año pasado. Es cuestión de dar una visión, una filosofía, y contrastarla con los adjetivos negativos que quieras ponerle a tu oponente. La economía va tan mal que la credibilidad casi la tienes gratis, si no has sido demasiado impresentable en años pasados.

El problema es, me temo, que el PP (y muchos partidos conservadores en todo el mundo, empezando por Estados Unidos) ahora mismo no tiene unas ideas o filosofía claras – o al menos, ideas que no hayan sido empotradas contra un muro en esta crisis. La izquierda, tras muchos años de travesía del desierto, puede dar una filosofía más o menos clara; los gobiernos la cumplirán o no, pero podemos clamar al cielo que somos sociales y prácticos.

La derecha, sin embargo, parece haberselas arreglado para desacreditar (leed este artículo de Richard Posner) toda idea que tenían: en política exterior, Irak ha sido un mazazo. En economía, el «dejar hacer» ha creado una crisis financiera espantosa (trágico para el PP, por cierto, que nunca se creyeron eso demasiado y mantuvieron la banca bien regulada), y un programa político que es básicamente bajar impuestos y ser cruel. Ser demasiado pro-Iglesia en España es un suicidio electoral. Y para acabarlo de arreglar, la etiqueta «liberalismo» ha sido convertida en un fantoche extremista merced de algunas voces radiofónicas. Los conservadores no tienen ideas claras, no tienen una retórica fresca que puedan traducir en alternativas; su principio clave (libertad) siempre parece traducirse en un integrismo cruel invendible.

Es un problema grave que no se arregla mediante una vuelta a las esencias. En cierto sentido Federico tiene razón cuando llama al PP maricomplejines, ya que no se atreven a jugar a nada. Sin embargo, las ideas paleoliberales son reliquias de los ochenta, no un discurso que uno pueda justificar estos días – la crisis las ha herido de muerte. La derecha española debería mirar menos a Estados Unidos, y más al Reino Unido, lugar donde si parecen haber redefinido el discurso con cierto éxito.

Resumiendo, tenemos un gobierno que ofrece poco, y un líder de la oposición incapaz de llevar a nadie a ningún sitio. El debate sobre el estado de la nación ha sido mucho de nada.


12 comentarios

  1. Ian Curtis dice:

    Das a entender que la derecha no tiene un sitio en la política moderna; no es demasiado atrevido decir eso? (y quedarse tan pancho) La estrategia del PP actual es la no estrategia (lo comparto), la «línea Federico» es anticuada y radical… qué se supone que tienen que hacer entonces? Hacerse neoprogs?

    Reino Unido… qué tienen los conservadores de allí de especial? Hay que fijarse en ellos por la paliza que le llevan a los laboristas? Eso lo han provocado los laboristas solos [y el espíritu crítico del británico; allí no votan al partido que voten sus padres o sus amigos y ya está (aquí el porcentaje de gente que hace tamaña estupidez es bastante alto, aunque pueda parecer ridículo)]. Pero si se habla de que hasta los Lib Dems podrían adelantar a los laboristas en las próximas elecciones…

  2. Josei dice:

    Hombre, pues el PP podría empezar a ser liberal de verdad, como se viene autoproclamando de hace tiempo, no conservador de pandereta ni ultracon losantiano. Pero bueno, si Rajoy, por no saber, no sabe ni mantener la compostura de su propio partido, ya me dirás tú.

    Muy triste, efectivamente.

  3. Vellana dice:

    Eso de que la derecha no tiene mensaje económico y la izquierda sí, tiene su gracia. Sólo hay que mirar las autonomías, y fijándose en el gobierno que ha habido en las tres últimas legislaturas, y por lo general, gobierno del PSOE = pobreza y gobierno del PP (o del no PSOE) = riqueza.

    El problema para el PP es otro, y es que su mensaje económico no tiene venta, pues España es básicamente (en su conjunto) un país de izquierda; los mensajes de esfuerzo, de innovación, de asumir riesgos chocan con una mentalidad del mínimo esfuerzo, de papá estado me lo arregle, de no moverme de mi pueblo.

    Eso por no hablar de temas meramente ideológicos, que son básicamente del corazón y las razones no cuentan; mayoritariamente, pero que muy mayoritariamente, España es de izquierda y/o nacionalista, y eso no lo cambió ni Franco que tuvo 40 años el poder.

    Por tanto el PP sólo puede esperar a que el PSOE se desintegre como pasó en los 90 y será otro breve periodo de tiempo.

  4. Alatriste dice:

    Ian, yo diría que lo que nuestro anfitrión dice no es que la derecha no tiene un sitio en la política moderna, sino que debe cambiar y buscar un sitio distinto al que tiene ahora. Y lo de hacerse neoprogs, lejos de ser un chiste, se parece un poco a lo que está haciendo David Cameron con los conservadores británicos… con el resultado de que llevan casi 20 puntos de ventaja a los laboristas en las encuestas.

    Y no, no es cierto que eso se deba solo a los laboristas, ni tampoco que en el Reino Unido sean más listos que nosotros y tengan un espíritu crítico del que aquí carecemos. Y dicho sea de paso, encuentro bastante lógico que la gente vote – dicho sea muy en general – lo mismo que sus padres y sus amigos, dado que comparten ambientes, experiencias, talante y modo de ver las cosas. Los grandes vaivenes de la política británica no se deben a que los pragmáticos, inteligentes y críticos británicos cambien mucho de voto sino al sistema electoral de circunscripciones unipersonales.

    En cuanto el debate… buf. Suelen ser un espectáculo deprimente, pero el de ayer puede que se llevara la palma. Incluso siendo socialista, empiezo a desesperarme de ver al PP haciendo una y otra vez lo que menos le conviene: para ganar debería dedicarse a desmovilizar al votante de izquierdas, abrir brecha entre el PSOE y los nacionalistas, y presentar una alternativa creíble, moderada, tanto en términos de programa como de liderazgo, que atrajera a los indecisos y los apolíticos.

    En cambio, lleva cinco años haciendo todo lo contrario: al crispar puede que mantenga la fidelidad de sus votantes, pero a qué precio…

    – mantiene movilizado el voto progresista (y aún peor desde su punto de vista, movilizado en favor del PSOE)

    – priva a los nacionalistas de libertad de maniobra, forzándolos a mantenerse neutrales o alinearse con los socialistas (que en Vitoria PP y PNV hayan sido incapaces de negociar siuiera sobre un posible pacto lo dice todo)

    – Y en cuanto a la moderación y la credibilidad, no es que no la consigan, es que no parecen interesados en ellas. Por lo que toca a la moderación el aspaviento y el exceso verbal parecen señas de identidad del partido (ese «si no saben leer» de ayer, que valdrá al PSOE Dios sabe cuantos votos, es un ejemplo y no de los peores) y por el lado de la credibilidad me produjo bochorno la forma en que Rajoy se negó a dar ni un solo detalle de la alternativa que se supone que tiene.

    Su estrategia parece basada en la idea de que si llaman mentiroso a Zapatero suficientes millares de veces la idea calará y ellos vencerán. Es para desesperarse… esa arrogante táctica no va a bastar, y menos cuando es Rajoy quien la aplica.

  5. Ender dice:

    «Eso de que la derecha no tiene mensaje económico y la izquierda sí, tiene su gracia»

    Vellana, lo que a mi me hace gracia es esto que dices:

    «España es básicamente (en su conjunto) un país de izquierda; los mensajes de esfuerzo, de innovación, de asumir riesgos chocan con una mentalidad del mínimo esfuerzo, de papá estado me lo arregle, de no moverme de mi pueblo.»

    … o sea que éso es lo que para tí es ser de izquierdas… vaya, vaya…

  6. Roger Senserrich dice:

    No digo que la derecha no tiene sitio en la política española. Lo que estoy diciendo es que esta derecha no tiene sitio, y no porque me caigan mal, sino porque la verdad, están muy, muy ocupados autoexcluyéndose. El PP no juega a nada, no propone nada; ahora mismo su retórica es la de un troll de internet.

    Y cuando proponen algo, es una idea rematadamente estúpida:

    http://www.elpais.com/articulo/espana/PP/propondra/mantenga/mejore/deduccion/compra/viviendas/elpepuesp/20090513elpepunac_4/Tes

    ¿Aumentar la desgravación por compra de vivienda? ¿En serio? ¿De verdad quieren reinflar la burbuja?

  7. RATKO dice:

    La prueba más clara del problema de la derecha en España la tengo muy cerquita en mi propia tierra, Andalucía, tras años y años de gobierno del PSOE, en muchos casos prepotente y carente de unos objetivos claros, la gente sigue rehuyendo del PP, sus líderes parecen sacados de un catálogo de señoritos andaluces a caballo, y salvo en las zonas de gran actividad inmobiliaria, por razones obvias, y en la pequeña Misissipi (El Ejido), nada han logrado en estos últimos 30 años, fuera de la Costa del Sol y alrededores, gracias a sus pactos con Gilistas e independientes de distinto pelaje (pero con una sola vocación, llenar sus bolsillos con el ladrillo) y a una espeluznante cultura del pelotazo señoritil que es lo que impera en la costa Andaluza desde Isla Cristina hasta Mojacar.

  8. Kantor dice:

    La medida de la vivienda es magistral: se trata exactamente de lograr una liquidacion ordenada, ayudar a los bancos y corregir una aberración fiscal, todo en uno.

    Lo de los ordenadores es patético (el mito de la educación en estado puro), y lo de los coches no me atrevo a valorarlo. Desgraciadamente, de calado, nada, pero al menos hay una medida diseñada con muchíiisima elegancia.

  9. Ian Curtis dice:

    Bueno, que este PP está perdido y sin saber qué hacer está claro; yo soy el primero en decir lo patéticos que son.
    La alternativa clara a esta izquierda debería ser el liberalismo; es un contrario claro, nítido y potente, pero… les votaría alguien? (lo dice un liberal)
    España es un país de derechas e izquierdas, sin matices (sobre todo la derecha). Las medidas liberales tendrían aún menos apoyo entre el electorado del PP que entre los del PSOE. Algunos del PP van muy de liberales, porque la palabra les mola, queda guay, pero proponles medidas liberales (más allá de algunas económicas, y ni ésas), que salen corriendo y a buscar a la policía para encerrarte por peligrosidad.
    Existe la derechona rancia de toda la vida y ya está, y la excepción, los frikis modernotes estilo Basagoiti-Lassalle, son aun peores; no tienen ideología alguna, más allá de ser simpaticotes, desmarcarse del malvado neoliberalismo y poco más.

    Al final, pensándolo bien, te reprochaba ayer que dijeras que la derecha no tiene nada que hacer en España… y ahora lo pienso yo jaja

  10. Arturo dice:

    http://www.lorem-ipsum.es/blogs/materiasgrises/2009/05/un-debate-triste.html#comment-12991

    En serio crees que con una desgravación fiscal vas a realimentar la burbuja?
    Tú crees que una persona que mañana puede ser parado de larga duración se va a meter en una hipoteca de 20-30 años por una simple desgravación?

    Esto contesta también a Kantor.

  11. Alatriste dice:

    Arturo, no puedo responder por ellos, pero sí decirte que la desgravación por compra de vivienda ha sido siempre una idea pésima

    – La compra de vivienda ya es de por sí una inversión atractiva (y que conste que he dicho «inversión» y no gasto; cuando uno compra una vivienda adquiere un bien valioso que volverá a vender por lo mismo o más, no hay practicamente nada comparable en la economía de un particular) No se necesita hacerla aún más atractiva.

    – La desgravación es injusta; en esencia, hace que quienes no tienen dinero suficiente para comprar casa le financien una parte de la compra a quienes sí lo tienen, hasta llegar a Emilio Botín. Si se considera adecuado ayudar a los pobres a adquirir casa, hay modos mucho más justos.

    – La desgravación, al hacer aún más atractiva la construcción, desvía recursos de inversiones más modernas a una actividad poco productiva y anticuada que ya de por sí pesa demasiado en la economía española

    – La desgravación hace menos atractivo el alquiler, que el estado debería incentivar con preferencia a la compra.

    – La desgravación empuja a los precios de la vivienda al alza

    – La desgravación ayuda a uno de los peores factores de la economía española, la falta de movilidad geográfica (véase la carencia de viviendas de alquiler, el alto precio, etc, etc)

    Y tengo que comentar que es extremadamente injusto fijarse en el caso extremo: no, ciertamente que un parado de larga duración no se va a meter en una hipoteca a 30 años por la desgravación ¡Pero es que a ese caso le importa un pito si se mantiene o se elimina, salvo porque una parte de _SUS_ impuestos no irá a financiar la casa que se compren otros!

    Ahora consideremos 45 millones de personas, y el caso del funcionario del estado, con empleo y sueldo asegurado, que está considerando comprarse un apartamento en la costa ahora que están baratos… es ese caso que duda entre comprar o no el que puede cambiar su decisión debido a la desgravación (y dicho sea de paso, para comprar ahora, antes de que la quiten).

  12. enrique dice:

    leo algunos comentarios y no puedo por menos sonreir, o sea, los promotores y constrctores se forran, con la ayuda de los politicos, y en vez de obligarseles(dejando libe el mercado) a bajar recios se dan ayudas a la vivienda o se crean de VPO, los cohes, en usa son la mitad de caros, aqui en vez de crearse competencia real(permitiendo la venta sin exclusivas de concesionario por ejemplo) se dan ayudas, llegamos a ser necios joder

Comments are closed.