Muchos analistas andan diciendo que los beneficios de JP Morgan, Wells Fargo y Goldman Sachs este trimestre son una señal que los problemas del mercado financiero han acabado. No les hagáis caso; tienen bastante de ficticio.

Recordad, los bancos están cargados hasta las cejas de ayudas, subvenciones y garantías. Están operando, en gran medida, a base de dinero prestado a interés ridículo, con capital público en los libros garantizando todo, y con los mercados confiando que el gobierno nunca los dejaría quebrar de forma espectacular y dolorosa. En cierto sentido, están ganando dinero a base de prestar dinero ajeno; tener un beneficio operativo con esto está tirado, y es básicamente inevitable.  Es como si yo tuviera una fábrica de galletas en bancarrota, y estuviera ganando dinero vendiendo galletas compradas al estado a bajo precio. Sí, tengo beneficios, pero no gracias a mi brillante gestión.

Los bancos siguen con los mismos problemas, sin embargo, con la inmensa cantidad de basura y activos tóxicos con precios ficticios que hace tres meses. Por mucha magia que hagan y aspavientos diciendo que no necesitan al gobierno más, lo cierto es que sin ayuda federal, la mayoría de bancos estarían muertos. De hecho, Goldman puede devolver el dinero, a sabiendas que si se hunde el gobierno federal le rescataría otra vez.

La reforma de la regulación financiera debe centrarse en eliminar esta clase de riesgo moral. Y sí, eso significa que los días de la «innovación financiera» deben ser cosa del pasado.