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Departamento de autoinmolaciones extrañas

13 Feb, 2009 - - @egocrata

El cargo de Secretario de Comercio en la administración Obama está maldito. En serio.

No deja de ser curioso. De todos los departamentos del gobierno federal americano, comercio es probablemente el más irrelevante; sólo se encargan de tecnicismos aburridos (telecomunicaciones, metereología) y de una agencia relativamente interesante, la oficina del censo, que és sólo importante para sociólogos y -una vez cada diez años- para políticos cuando toca redibujar mapas electorales.

Pues bien, tras la renuncia de Bill Richardson en diciembre, Judd Gregg, el senador republicano de New Hampshire que fue escogido por Obama hace una semana, ha decidido que ahora eso de ser secretario de comercio no le va. El resultado es que básicamente toda la clase política y parlanchil de Estados Unidos se ha quedado con cara de tonto, y andan todos intentando descubrir qué demonios ha pasado y por qué.

Veamos qué dicen los implicados. El senador Gregg ha dado una rueda de prensa confusa y desilachada, diciendo que ha descubierto estos días que no piensa lo mismo el presidente sobre muchos temas, y que el plan de estímulo (que se lleva negociando desde hace meses) es -horror, horror- un plan de gasto público. La verdad, el tipo anda bastante avergonzado, o eso dice. Si yo hubiera pedido como loco ser ministro del PP y una semana después de aceptar el puesto hubiera dimitido por descubrir que Rajoy es de derechas también tendría la sensación de estar haciendo el ridículo.

El resto de su partido, sin embargo, tiene menos manías. Los tipos ya andan agarrándose como locos a un comentario de Gregg sobre los planes para el censo, que según dicen los republicanos, la Casa Blanca quiere controlar políticamente.  Como lloriqueo y presunto escándalo, sin embargo, la cosa tiene bien poco de creíble; el censo siempre se hace con participación de la Casa Blanca, al ser un mandato constitucional (está en el texto original) que necesita un presupuesto gigantesco; estamos hablando de 20.000 millones de dólares para contar y tabular  a más de 300 millones de personas. La agencia de censo es de todos modos muy transparente, y al ser vigilada por hordas de académicos que
están esperando los resultados como agua de mayo es casi imposible de politizar.

La Casa Blanca por su lado ha reaccionado con elegancia y proverbial mala leche, diciendo que fue Gregg el que pidió el cargo y lo buscó con entusiasmo, así que su retirada es básicamente incomprensible. Mientras tanto, algunos comentan que sectores del partido republicano estaban presionando a Gregg y acusándole de «colaboracionismo», enrocándose en una postura intransigente de no dar al enemigo ni agua y hacer el bipartidismo imposible, para proceder a acusar a Obama de ser un radical.

¿La verdad? Ni idea, no tengo fuentes. La explicación de un intento de oposición frontal republicana tiene sentido y parece racional, pero puedo estar hablando de forma partidista. No es realista que un tipo que quería el puesto y lo persiguió con ahinco hace dos semanas haya descubierto de forma repentina que el Obama de hecho no es un miembro de su partido y que se toman esto de preparar el censo en serio y no le dejarían hacer lo que le plazca.

De momento parece que los periodistas están más centrados en el surrealismo de todo esto y lo extraño de la conducta de Gregg que en otra cosa, así que no es probable que le haga demasiado daño. Si los republicanos tenían la intención de dar la imagen de ser una alternativa seria de gobierno, esto no ayudará; Anderson Cooper en CNN (normalmente imparcialista) está hablando de intransigencia del GOP, no de otra cosa.

A todo esto, yo quería hablar del estupendo artículo sobre Israel y como la solución de «dos estados» puede que deje de ser viable pronto. Lo dejo como enlace; es una idea provocadora que creo que merece debate; siempre he tenido la sensación irracional que un estado multicultural con palestinos e israelíes bajo el mismo techo era una solución… no sé, más Hegeliana y armónica.  Y por descontado, tengo pendiente repasar las elecciones vascas, el paro y la situación económica en España y el surrealista hecho que el partido de la oposición está metido en problemas por escándalos de corrupción. Y por descontado, aún tengo que repasar el estímulo en detalle (¡ahora, con contenidos!), y hay no sé qué crisis bancaria ahí fuera. Esa gente no me deja tranquilo, en serio.

Días interesantes, la verdad.


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