Paul Krugman habla hoy sobre como lo que parecía una recesión está empezando a parecerse peligrosamente a una cosa mucho más seria. La maquinaria política americana es cualquier cosa menos ágil y eficiente a la hora de pasar leyes que corren prisa; el sistema fue diseñado para problemas con una velocidad de finales del siglo XVIII, no crisis y desastres de alta velocidad.

En vista que la política monetaria no está teniendo ningún efecto apreciable, el Congreso americano de hecho debería haber aprobado medidas para estimular la economía de forma urgente en septiembre del año pasado. Con el fragor de la campaña presidencial y el súbito (aunque no inesperado) ataque de pánico en Wall Street el año pasado, parece que con suerte veremos legislación a mediados de febrero, no este mismo mes. Obama está ya en Washington haciendo lo imposible por conseguir apoyos, incluso lanzando caramelos a los republicanos con bajadas de impuestos.

La verdad, me parece un cálculo político excesivo. Los demócratas ganaron las elecciones; tienen mayorías -amplias- en ambas cámaras. El gobierno es suyo; los republicanos fueron los que se pasaron ocho años hablando sólo de impuestos y han sido echados a patadas hace dos meses. Buscar consenso es estupendo, pero ahora mismo Obama tiene prisa, los votos necesarios y legitimidad electoral reciente como para pasar un plan de estímulo sin hipotecas a largo plazo.

Estados Unidos es un país en el que se pagan de hecho pocos impuestos; el sistema fiscal es horrible y demasiado dependiente en el impuesto sobre la renta, pero la presión fiscal es baja. El déficit fiscal a corto plazo no es un problema grave, pero es necesario pensar en sus efectos a lo largo del ciclo. Si bajamos impuestos e incrementamos el gasto, es bastante probable que cuando la economía vuelva a crecer el presupuesto siga en números rojos; ya lo estaba hace dos años, y sólo sera peor ahora, por mucho que en el 2010 los recortes de Bush dejen de estar en vigor. Y eso sin tener en cuenta el hecho que las bajadas fiscales no son siempre un buen estímulo.

En fin, veremos qué sucede. Lo cierto es que la crisis es tan grave que es mejor un plan de estímulo no demasiado perfecto ahora mismo que uno perfecto dentro de dos meses; si la gente de Obama cree que sin estas concesiones el plan entrará tarde quizás están haciendo lo correcto. Con la cantidad de problemas y reformas enormes que el nuevo presidente tiene que pasar de forma urgente (sanidad, cambio climático, reforma fiscal) y el sarao que tiene por Israel, quizás es buena idea hacer amigos ahora, o al menos no perderlos.

El tipo tiene el trabajo más difícil del mundo; si la pifia, no serán sólo los americanos los que estén en problemas muy, muy graves. Ahora veremos si es tan listo como parece.


5 comentarios

  1. Roger Senserrich dice:

    A todo esto, la estupidez máxima estos días es la idea de los republicanos de dar préstamos, no subvenciones directas, a los estados para que no recorten gastos.

    Los estados recortan gastos porque no pueden endeudarse. Duh.

  2. […] otro día criticaba a Obama por ser demasiado tímido. El plan de estímulo es demasiado pequeño, y se centraba demasiado en construir un consenso a […]

  3. […] otro día criticaba a Obama por ser demasiado tímido. El plan de estímulo es demasiado pequeño, y se centraba demasiado en construir un consenso a […]

  4. […] dar prensa a tus rivales?), pero estos días creo que Obama está de nuevo haciendo algo que no me esperaba, y que resultaba ser lo […]

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