Obama anunciaba hoy su equipo en materia de política exterior y seguridad, algo que siempre se mira con lupa en Estados Unidos. El país más poderoso de la tierra (más o menos) tiene muchas responsabilidades en el exterior, y no todas pueden resolverse con palabrería bonita. Los titulares en España se han centrado en el efectista (y brillante) nombramiento de Hillary Clinton como Secretaria de Estado; lo cierto es que el nombramiento más sorprendente es el de Robert Gates en Defensa.

Empezaremos por el principio: Estados Unidos tiene a la vez las peores y mejores fuerzas armadas del planeta. Las mejores porque realmente en cuestión de juguetes, entrenamiento, presupuesto y logística no hay nadie que pueda hacer sombra al ejercito, armada, fuerza aérea y marines americanos. Las peores porque a pesar de estas prebendas, no hay ejército en el mundo que gaste tanto dinero tan mal como el de los Estados Unidos. El gasto militar americano es gigantesco, pero absurdamente ineficiente; tienen una tendencia patológica en comprar cacharros con una relación calidad-precio infame (el B-2, F-22 ó F-117 son ridículamente caros) mientras que dejan de lado gastos más necesarios e inmediatos.

No me extenderé en esto demasiado; hay un libro excelente (y gratuito) del CDI sobre el tema que podéis leer aquí; el título es «America´s Defense Meltdown«. Es un libro escrito por conservadores, y es bastante preocupante.

Volvamos a Robert Gates. Obama de hecho no lo va a nombrar Secretario de Defensa; el tipo ya lo es. Gates fue el substituto de Bush cuando finalmente se libró de Donald Rumsfeld; es republicano, lleva menos de dos años en el cargo, y en teoría en vista de éxitos pasados no debería seguir en el cargo. Sin embargo, Gates es la encarnación viviente que incluso un reloj estropeado da la hora correcta dos veces al día; el tipo es pragmático, competente, y de hecho ha cambiado (a mejor) no pocas de las estupideces de su predecesor en el cargo.

De hecho, no sólo ha demostrado ser un administrador competente, sino que además ha estado trabajando para implementar algunas de las reformas que solucionarían los graves problemas mencionados antes: Gates quiere racionalizar el gasto militar, cambiar el sistema de contratación, y básicamente cabrear a muchos de los que ahora mismo se benefician del sistema actual. Si alguien puede pasar reformas que cabreen al Pentágono con cierta expectativa de éxito es un republicano, no un demócrata, así que Gates, si Obama le respalda, tendría alguna posibilidad de éxito.

¿Veremos una revolución en el gasto militar americano? Difícil de decir. Lo que es seguro es que Gates no es un mal nombramiento, y que de hecho puede ocultar cambios más grandes de lo que parece a primera vista.  Como de costumbre, el año que viene hablamos de nuevo.


4 comentarios

  1. citoyen dice:

    Ambos tenemos la capacidad de defender cosas que se podrían considerar «traición», «vender a los votantes» etc etc… y no sé tú, pero yo disfruto bastante con ello.

    Pero ha llegado un momento en que ya lo hacemos tan bien que casi no nos damos cuenta de ello. No sé si te habías dado cuenta en este post, pero defender al secretario de defensa de georges bush es duro hasta para mí.

  2. Roger Senserrich dice:

    No es demasiado normal, pero Gates fue un nombramiento extraño. Supongo que es cuestión de estadística; si escoges 10.000 personas al azar (y Bush prácticamente parecía estar haciendo eso) al menos uno será bueno, ¿no?.

    Gates es un buen nombramiento. Raro, lo sé.

  3. […] cuando comentaba el otro día que mantener a Robert Gates en el Pentágono era un signo de cambios profundos, no de continuidad? Bueno, por aquí tenemos otra prueba; un artículo suyo dando prioridades para el próximo […]

  4. […] cuando comentaba el otro día que mantener a Robert Gates en el Pentágono era un signo de cambios profundos, no de continuidad? Bueno, por aquí tenemos otra prueba; un artículo suyo dando prioridades para el próximo […]

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