Una de las cosas más extrañas de vivir en los Estados Unidos es la enorme, gigantesca cantidad de correo basura que uno recibe en su buzón desde el momento en que firma un alquiler. La mayoría de veces uno recibe las bobadas habituales (publicidad de supermercados, ofertas de tarjetas de crédito, salvación espiritual gracias a sectas religiosas variadas), pero de vez en cuando uno lee cosas realmente curiosas.

Las más divertidas son las diatribas conspiratorias. No llegan a menudo; como mucho una o dos al año. La última que recibimos (y que tuvo a mi mujer intrigada una temporada de lo absurda que era) fue un folleto con una larguísima diatriba (cuatro folios a letra 10 bien apretada) explicando que la mafia controlaba la Vegas y con ello el Congreso de los Estados Unidos, con los judios teniendo un papel estelar en alguna parte del razonamiento que no acabo de recordar. Una bobada épica y la mar de divertida, sólo ligeramente mejor al folleto que nos invitaba a un seminario sobre las mentiras del gobierno sobre los OVNIs y la verdad espiritual de estos.

Sobre la publicidad, hoy recibíamos una cosa un poco menos extraña y bastante más inquietante. Tengo el seguro del coche en una compañía distinta que mi mujer (una larga historia), así que las aseguradas de uno y otro nos envían publicidad a menudo intentando que cambiemos el otro coche.

Una de las aseguradoras hoy enviaba una carta a mi mujer con este objetivo, dando varias razones sobre por qué son maravillosos: que si tan bien valorados en esta encuesta, que si ese porcentaje de ahorro medio, etcétera. La razón principal, sin embargo, la primera razón de la lista no era sobre seguros, era sobre salud financiera: la carta empezaba con un listado de las puntuaciones que las agencias de calificación dan a la compañía.

Estamos hablando de la compañía de seguros de mi coche. Están intentando venderme otro seguro, y lo primero que me dicen es que su deuda tiene una puntuación excelente en Wall Street. No sé qué análisis de mercado deben tener entre manos, la verdad, pero tienen que estar encontrándose muchísima gente muy preocupada por estas cosas. Estoy bastante seguro que no todo el mundo recibe esta clase de correo (los publicistas tienen buenos datos sobre el nivel educativo de sus víctimas) pero la verdad, no me parece que este tono tan defensivo sea una buena señal sobre cómo va la economía.

Y sí, ya sé, el plural de «anécdota» no es «datos». Sigue pareciéndome curioso.


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