Para los que se preguntaran por qué me lamento tan a menudo sobre el nivel de estupidez al que pueden llegar las campañas americanas, ahí dos ejemplos de esta misma semana, uno de cada campaña. Uno es irrelvante, el otro es más sutil y de hecho esconde más de lo que parece. Veamos.

El más ridículo es de calle la polémica por una entrevista que la familia Obama concedió a Access Hollywood, un programa de famoseo de NBC. Nada anormal; es habitual que políticos y sus familias salgan en esta clase de cosas. Lo que ha generado debate, sin embargo, es que las dos hijas de Obama, de diez y siete años, estuvieran en la entrevista, y oh cielos, la hija mayor pareciera ser muy inteligente y despierta para su edad. Demasiado para los buscadores de polémicas idiotas, que andan diciendo que la malvada campaña demócrata había «entrenado» a las crías y que todo es un montaje para recordar a los votantes que McCain es viejo.

¿Suena absurdo? Obama hoy ha tenido que perder el tiempo en dos entrevistas diciendo que se arrepiente que las niñas fueran entrevistadas, y que no lo volverán a hacer. Todo por una entrevista familiar un poco ñoña en que dos crías no se comportaron como retrasadas mentales. Y sí, un periodista entrevistando a un hombre que puede convertirse en el hombre más poderoso de la tierra, y le pregunta sobre esta estupidez. En fin.

Siguiendo con los debates estériles, me ha sorprendido bastante el hecho que McCain, ese hombre que no quiere que le recuerden que es viejo, está pariendo anuncios televisivos hablando de los conflictos y debates de los años sesenta. Es bastante surrealista que un tipo que se presenta a presidente en el 2008 hable en sus anuncios que mientras los hippies celebraban el verano del amor, él estaba prisionero en Vietnam, haciendo el héroe. Especialmente cuando su oponente tenía entonces seis años, y supongo que estaba muy ocupando aprendiendo a leer.

¿Por qué esta insistencia en el pasado por parte de McCain? Hay cierta racionalidad detrás de esta retórica. Como sucedió con las primarias demócratas, parece que estas elecciones son de nuevo una cuestión generacional. A un lado tenemos los votantes mayores de 50 ó 55 años, los baby boomers. Gente que se crió políticamente en los sesenta, y que vé la política siguiendo los esquemas de la época, y reviviendo los traumas de esos años. Conflicto racial, idealismo, guerra, Kennedy, sueños, caos, manifestaciones, viejas ideas, cinismo y Nixon: líneas políticas antiguas, que siguen determinando muchos votos.

Para los votantes menores de 45 años, todas esas guerras suenan a debates del pasado. El racismo es incomprensible, Vietnam fue claramente un error, Kennedy un sueño roto y los hippies y la contracultura tipos que se lo pasaron de muerte y parieron muy buena música. Los sesenta, en todo caso, es cuando Estados Unidos empezó a librarse de los lastres de antaño, no una época de conflicto. Años locos, pero poco que debatir sobre ellos ya.

El anuncio de McCain, obviamente, se dirige al primer grupo, no al segundo. Es una anuncio de política al viejo estilo, que trata de recalcar -supongo- que Obama es un tipo que no se preocupa de esas guerras ya; es un tipo joven, arrogante y que no está interesado en hablar de estas cosas que deciden el voto de todos esos jubilados airados.

¿Funcionará esta táctica? La verdad, no lo sé. Los americanos llevan repitiendo las mismas batallas políticas desde hace décadas. La mayoría de votantes que no vivieron los sesenta están hasta las narices de seguir dando vueltas de forma obsesiva a guerras que no son suyas, y la verdad, estoy bastante seguro que no pocos baby boomers verán hablar de hippies como un anacronismo extraño. Y la verdad, recordar que McCain sigue preocupado de Vietnam no da una imagen precisamente demasiado joven del candidato.

Actualización:

A todo esto, veo que Fox News (quién si no) está haciendo un gran escándalo del hecho que Jesse Jackson criticara a Obama cuando creía estar a microfono cerrado. Fue una frase aislada («Obama no ha respetado a los negros. Le cortaría las pelotas») de un tipo que es (presuntamente) un líder respetado de la comunidad afroamericana, y eso es parece ser muy, muy importante. Ya me diréis.

Para la campaña de Obama, de hecho, es casi un sueño. Es como Maragall criticando a Zapatero por ser anticatalán. Un chollazo. La mejor manera de dejar de parecer radical -algo que Obama no es- es ser criticado por la gente que sí lo es a ojos de los medios. A veces Sean Hannity es profundamente idiota.


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