No le estoy descubriendo la mar Oceana a nadie si digo que Barack Obama es muy buen orador. No es un orador perfecto (hay cosas que debe mejorar, como todo el mundo), pero está bastante claro que está a años luz que prácticamente cualquier político americano en activo estos días.

Eso no se le ha escapado a los popes de su campaña, y a la gente del partido demócrata que organiza la convención. Las convenciones de los partidos son mucho más que un congreso de un partido europeo; son grandes espectáculos, con un momento cumbre -el discurso en el candidato acepta la nominación- que es retransmitido en directo por prácticamente todas las cadenas serias. Tiene una audiencia bestial, la gente lo ve con interés, y es esencialmente la primera vez que la mayoría de americanos escuchan al candidato en directo, sin filtros.

¿Cómo hacer que el discurso de Obama sea memorable? Es un candidato histórico, así que es hora de tirar de símbolos. Primero, la fecha es el 45 aniversario del discurso de «I Have a Dream» de Martin Luther King. Segundo, nada como citar al último gran orador y candidato histórico del partido demóctrata, John F. Kennedy. Si hace casi 50 años Kennedy dio su discurso aceptando la nominación (hablando de la «new frontier«) ante 50.000 personas en California, Obama hará lo mismo en Denver, en un estadio, ante 70.000.

Si querían una imagen poderosa, intensa, potente, de un candidato joven, carismático, brillante, la verdad es que lo están haciendo bien. Es una presentación del candidato que si la orquestan bien y aciertan en el tono puede ser realmente muy efectiva.

Lo que si es cierto es que deben ir con un poco de cuidado. Los americanos -como los votantes en todas partes del mundo, por otro lado- no toleran la arrogancia. La pompa, ceremonia y espectacularidad pueden funcionar, pero pueden tambier dar una imagen de soberbia, como si de una coronación se tratara. Los republicanos llevan una temporadita tratando de llamar a Obama arrogante; si los demócratas no andan con cuidado pueden ganarse esa etiqueta. De momento, parece que es un riesgo que están dispuestos a correr.