Con las consecuencias de la crisis financiera y económica aun planeando sobre viejo continente, los partidarios del Brexit aseguran que la economía británica crecería más y generaría más riqueza fuera de la UE. Por otro lado, los “Bremainers” defienden que la incerteza que seguiría al Brexit sería nociva para la economía. Es por ello que el debate sobre los efectos económicos del Brexit es uno de los que más utiliza el gobierno de Cameron para encabezar su campaña favorable a permanecer en la UE.

1. La incerteza alrededor del PIB: Teniendo en cuenta que es difícil calcular las consecuencias económicas en base a escenarios, sí que parece claro que la salida del Reino Unido de la UE tendría consecuencias negativas sobre su economía. Algunos estudios indican que en el peor escenario, el Reino Unido podría sufrir una caída de ingresos de entre el 6,3% y el 9,5% del PIB. Con un escenario favorable, las pérdidas serían de un 2,2%. En cualquier caso, hay cierto consenso de que salir ganando o perdiendo con el Brexit depende del acuerdo al que se llegue con la UE. Hay también diferencias en el largo y el corto plazo: mientras que la incerteza inmediata después de la salida provocaría pérdidas económicas, con las políticas adecuadas, el Reino Unido podría estar mejor fuera que dentro de la UE en 2030, con un aumento del 1,6% del PIB. Siempre con la incertidumbre de cuando entras en terra incognita no se conocen el conjunto de elementos que se desencadenan y que pueden afectar el escenario positivo de recuperación.

2. Centro financiero e inversión  directa extranjera: Otra de las consecuencias de un posible Brexit sería la pérdida de relevanciadel Reino Unido como centro financiero internacional y receptor de inversión directa extranjera (FDI por sus siglas en inglés). Si el Reino Unido actúa como el centro financiero de la UE no es solamente por las enormes posibilidades que tiene su mercado interno, sino por la facilidad para acceder al resto de mercados de la Unión. Hay que tener en cuenta que el 51,4% de los bienes exportados por Reino Unido van a Europa y el 6,6% de los bienes exportados por la UE van al Reino Unido. Asimismo, la mitad de FDIque recibe Reino Unido procede de países de la UE. La ventaja de estar en la Unión es que las multinacionales que invierten en el Reino Unido no tienen que superar barreras arancelarias y no arancelarias cuando exportan al resto de la UE, lo que permite al Reino Unido ser un centro financiero a nivel mundial. En cambio, la incerteza sobre la relación bilateral con la UE en el futuro podría detener, al menos por un tiempo, la inversión directa extranjera.

3. La relación con Estados Unidos, no tan especial: Los Brexiters afirman que el Reino Unido tendría la capacidad negociar sus propios acuerdos comerciales y, en caso de que fracasen las negociaciones del TTIP y debido a su relación especial con los Estados Unidos, llegarían a un acuerdo comercial y de inversiones transatlántico o se unirían al NAFTA, una vieja aspiración la de formar una gran zona de comercio del Atlántico Norte con NAFTA  e incluso Islandia, que promovida por círculos conservadores americanos, la pertenencia del Reino Unido a la UE lo ha impedido. Sin embargo, Estados Unidos ya ha dejado claro que no tiene intención de negociar un acuerdo separado con el Reino Unido. El Presidente Obama defendió que el Reino Unido estaría mejor dentro de la UE y el representante comercial de Estados Unidos, Michael B. Froman, advirtió también que un Reino Unido fuera de la UE tendría las mismas restricciones comerciales para acceder al mercado americano que China, Brasil o India. El conjunto de la UE pesa mucho más en los flujos comerciales del Reino Unido que los EE.UU. y en muchos sectores predominan las cadenas globales de valorde la industria británica integradas con la de otros países de la UE. Si bien una quinta parte del valor total de las exportaciones del Reino Unido del sector del automóvil (para tomar un sector emblemático) son bienes intermedios cuyo origen es de otros países europeos, la tendencia es el aumento de la participación de Estados Unidos en esta cadena de valor. Sin embargo todavía para el conjunto de la UE, la intensidad de la relación económica con el Reino Unido casi dobla a la de EE.UU. Además,la posibilidad de que un alguien tan imprevisible como Donald Trump llegue a la Casa Blanca pone aún más en peligro la ‘relación especial’ y su retórica proteccionista, la progresiva liberalización comercial, aunque también podría renacer la vieja idea de este espacio del Atlántico Norte.

4. Comerciar en el Espacio Económico Europeo ¿más o menos soberanía? Los Brexiters defienden que salir de la UE permitiría al Reino Unido recuperar la soberanía cedida a Bruselas. Una de las posibilidades para seguir comerciando con la UE es llegar a un acuerdo como el que tienen Noruega o Suiza y formar parte del Espacio Económico Europeo. Esto implicaría poder seguir comerciando con la UE pero significaría también perder la silla en la mesa de negociaciones y no influir en el diseño de las normas, sobre todo de cara ala puesta en marcha del mercado único de servicios, donde el Reino Unido tiene mucho que ganar.

5. Contribuir o no contribuir, esta es la cuestión: Uno de los beneficios de salir de la UE es que el Reino Unido dejaría de ser un contribuyente neto al presupuesto de la UE. Sin embargo, la contribución británica fue del 0,35% de su PIB el año 2015, por lo que el ahorro difícilmente compensaría las pérdidas originadas por el comercio y la inversión. Además, el gobierno que tenga que gestionar la salida de la Unión se podría ver fuertemente presionado por la sociedad británica para los fondos destinados anteriormente al presupuesto de la UE reviertan en beneficio de los británicos en forma de gasto social o ayudas a la vivienda.

 

Este artículo forma parte del especial Brexit realizado en colaboración conCIDOB(Barcelona Centre for International Affairs)


3 comentarios

  1. EB dice:

    El grado de incertidumbre sobre las perspectivas de la economía global es hoy tan alto que argumentar en base al pasado –especialmente si no se entiende lo que ha pasado– es necesario pero mucho menos que en cualquier momento desde 1945. Toda evaluación de los costos y los beneficios de salirse o quedarse está sujeta a un alto margen de error y por lo tanto uno debe centrarse en los márgenes de discreción que tendrán quienes en definitiva luego gobiernen. La referencia a quienes gobiernen supone que los gobiernos pueden ser decisivos sólo en evitar «lo peor» (es decir, en dar algún grado de seguridad colectiva), lo mínimo que se les pide, y hoy hay dudas grandes sobre la capacidad de distintos gobiernos para lograr siquiera eso.

    Quedarse implica aceptar que luego co-gobiernen órganos nacionales y comunitarios. Salirse implica que luego gobiernen sólo órganos nacionales. Para el electorado británico el co-gobierno implica restricciones fuertes sobre los márgenes de discreción de los órganos nacionales, algo que podría ser bueno si no fuera porque esa pérdida es cesión de autoridad a órganos que han probado ser deficientes (la discusión es sobre el grado de deficiencia). Aunque la larga historia de GB muestra que –como en toda democracia constitucional– el electorado puede facilitar la formación de gobiernos nacionales incompetentes y corruptos, nada indica que los británicos y los nacionales de todos los demás estados miembros de la UE no facilitarán la formación de autoridades comunitarias incompetentes y corruptas (algo que ya han hecho). Más bien, uno puede esperar que cuánto más lejos está la autoridad del elector, mayor es la probabilidad de abuso de poder.

    Por lo tanto, no debe sorprender si el alto grado de incertidumbre sobre las perspectivas de la economía global –la economía de GB siempre ha sido la más dependiente de la economía global– favorece la alternativa que permitiría un mayor y mejor control del gobierno. El error puede estar en pensar que este control sí sería mayor y mejor si se sale, pero hoy no hay evidencia alguna que pruebe una u otra posición bajo cualquier criterio que se use para intentar una conclusión. En otras palabras, los británicos tienen que apostar y no nos extrañemos que prefieran lo malo conocido (Londres) que lo malo que han estado comenzando a conocer (Bruselas).

  2. Mr.Turdy dice:

    Los argumentos económicos como es habitual se usan para meter miedo, y si son esos, están apañados los defensores del Bremain.

    1.La incertidumbre sobre el PIB la tiene todo el mundo desde que el sistema entró en coma, del que no saldrá. Pero lo que está claro es que tener más soberanía, de la de verdad, no de la de juja (la de los vasallos de la OTAN, por ejemplo), ayuda, y ayuda mucho. Cierto que el RU ya tiene bastante, así que el debate es si tendrá más. Ya me he cansado de decir que el debate no este, es sobre relevancia geopolítica y economía. Y se ve que a Suíza la relevancia geopolítica (o a Noruega) no les sirven para nada, no les iría mejor de tenerla. Es posible que al RU también le vaya mejor, sobre todo si prescinde de cosas carísimas como la OTAN o los Trident.

    2. El RU no, Londres, perderá relevancia sí o sí con Brexit o con Bremain. Alemania se va configurando como el poder financiero además con base productiva real, y a medio plazo sobrepasará a Londres, cosa que también hará Rusia incluso. Por tanto esto también es debatir meando fuera del tiesto, porque además en realidad este punto es el único que es claro a favor del Brexit. Suíza no podría jugar a lo que juega dentro de la UE, ni de coña (Luxemburgo es una cosa, pero Suíza es otra).

    3. La relación con EEUU es geopolítica, y como en el punto anterior, se irá poco a poco al pedo en cualquier caso. Ahora mismo no es para nada relevante, ni siquiera las empresas británicas sacan mucha tajada como contratistas del DoD (ni una fracción de lo que las francesas, por ejemplo). Realmente esto tampoco pinta nada en el debate.

    4. El problema es que las reglas del EEE no las hace Alemania, ni Francia siquiera, las hacen sus multinacionales industriales y financieras, así que el peso de los votos lo va a decidir Barclays, BAE systems o los fondos de inversión de la City. Que el payaso de 10 Downing St se siente o no se siente es irrelevante. Cierto que para el escaparate las cosas no son lo mismo, pero una vez más el que sale perjudicado con un Brexit no es el propio RU, sino la UE, al quedar al aire todo el tinglado con toda su crudeza. Como si quedara mucha miseria por ventilar a estas alturas.

    5. Esto es de cajón. El RU, a diferencia de Noruega, pero en la línea de Suíza, en caso de Brexit no va a poner un puto duro para financiar los fondos de reptiles del FEDER y demás mierda de corrupción galopante, y es una bonita cifra.

    Si todos los argumentos son estos, no me extraña que se estén tanteando la cartera todos.

    El debate no es por aquí. Nadie va a echar al RU del tinglado otánico atlantista, simplemente es romper la baraja y decir que la UE es una braga y que ellos están en una posición de decidir si forman parte del paripé o mandan el paripé a la mierda. Las consecuencias son funestas, claro, porque detrás del Brexit viene el Finexit, el Sverigexit y el Danmarkexit, yo también quiero estar pero no estar a la carta. Una vez eliminados todos los contribuyentes del fondo para tontos (¿a que se hace familiar esta música con lo de Catalunya?), al pelotón de los mongos sólo les queda vender lo que queda de su alma al tándem Frankfurt-París.

    Y Rusia a lo suyo, que es casarse con Alemania. El que sea mongo, que despabile. Claro que votando españoladas vamos a llegar tan lejos, exactamente, como los griegos.

  3. […] espanta al dinero (“no hay nada más miedoso que un millón de dólares”) por lo que se preven turbulencias económicas. Dada la cantidad de “amigos” que ha ido dejando el RU históricamente en las […]

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