Democracia

En defensa de las campañas electorales (y de sus costes)

13 May, 2016 - - @bpberta

El próximo 26 de junio los españoles deben volver a acudir a las urnas después del fallido intento de formar gobierno después del 20 de diciembre. De entre las muchas consecuencias de este hecho, hay una que ha generado bastante debate y es el coste que esto va a suponer para las arcas públicas. A pesar de que el mayor coste de la repetición se debe a la organización y logística de la votación, son muchos los que han puesto en su punto de mira al gasto de las campañas electorales de los partidos, pidiendo que se reduzcan estas partidas de cara a las elecciones.

Es evidente que en un contexto como el actual es importante reducir los costes tanto como sean posibles e intentar ser austeros en la medida de lo posible. Sin embargo, la mayoría de estas propuestas y discursos parten de la idea de que las campañas son un gasto superfluo e inútil que no tiene más sentido que folclórico. Una concepción muy alejada de lo que la evidencia empírica nos demuestra. Debemos ir con cuidado a la hora de enarbolar ciertas banderas. Las campañas electorales son una parte importante de nuestro proceso democrático por lo que debemos ser muy cautos a la hora de recortar los recursos que destinamos a ellas.

Para empezar, las campañas parecen ser un período en el que los ciudadanos aprenden y adquieren gran parte de la información que necesitan para votar. Es cierto que la mayoría de estudios incurre en riesgos de identificación de causalidad problemática, pero la evidencia demuestra que durante las campañas electorales la mayoría de los indicadores cambian. Por ejemplo, durante la campaña se acostumbran a producir mejoras en los niveles de información y de interés por la política de los ciudadanos. Unas mejoras de los niveles de información que vienen acompañada, de una mejora de los indicadores de eficacia interna y externa. Es decir, las campañas parecen ayudar a los ciudadanos a sentirse parte del proceso, mejorando tanto su sensación que tiene la capacidad para participar como la sensación de que su participación importa.

Además, este aumento de la información y la sensación de eficacia durante la campaña se da entre todos los grupos sociales, no sólo entre los más informados y sofisticados. Por lo tanto, las campañas no solo sirven para aumentar el conocimiento y capacidad para sentirse incluidos en el sistema de los votantes, también reducen las desigualdades que estas variables acostumbran a mostrar. Aunque esta reducción de las diferencias depende del canal de información utilizado, el tema en cuestión, el tipo de mensaje y el formato de la información.

Quizá más evidente, y mejor identificado causalmente, es el efecto de las campañas sobre los niveles de participación. Las campañas electorales tienen una importante función a la hora de recordar a los votantes que deben acudir a las urnas, y movilizarlos para que así lo hagan. En este sentido destacan los numerosos experimentos desarrollados por Green y Gerber para evaluar el efecto de distintas técnicas de campañas en los niveles de participación. En este tipo de estudio, los autores escogen aleatoriamente barrios en los que hacer campañas de movilización con modos tan distintos como el envío de panfletos, las campañas puerta a puerta, las llamadas telefónicas, emails, los medios sociales, o la organización de grandes eventos.  Una vez celebradas las elecciones, los autores evalúan si la participación en estos barrios sube más que en otros barrios dónde no se han hecho campañas similares. A pesar de que encuentran que no todos los mensajes y formatos son igual de eficientes, los estudios del GOTV Project encuentran casi siempre que las campañas de movilización aumentan la participación en la región, sobre todo si se hacen de forma personal y con mensajes que recuerden al votante su deber con su comunidad.

Con diseños muy distintos, los estudios observacionales también encuentran que la participación electoral es más alta en aquellas regiones y distritos dónde los partidos han hecho campaña de forma más fuerte y evidente (I, II, III, IV). Unos efectos que parecen ser especialmente útiles para los partidos de la oposición y en sistemas basados en el candidato donde los esfuerzos por tener un contacto personal con el votante aumentan. Evidentemente, esto podría ser debido a que los partidos hacen campaña más intensa en sitios que ya eran más propensos a votar  des de un principio (por ejemplo, a la carrera por el ganador está más competida). Sin embargo, los grupos que se movilizan son también los grupos a los que los partidos contactan, dando cierta credibilidad a la idea de que es la campaña la que moviliza. También a nivel individual existe cierta evidencia de que si un ciudadano es contactado por un partido, su probabilidad de ir a votar aumenta.

Mención a parte merecen las campañas más impersonales como las que se dan a través de anuncios televisados u otros medios de masas. En este caso también parece haber cierto elemento movilizador, aunque parece estar condicionado por el tono del anuncio (I, II, III, IV).

Resumiendo, es cierto que las campañas suponen un gasto importante y que su repetición puede parece un gasto exagerado en estos momentos de austeridad. Sin embargo, no son un gasto superfluo. Más allá de los beneficios que pueden tener para los distintos partidos a la hora de movilizar o convencer a sus potenciales votantes, las campañas también sirven para garantizar la calidad de las elecciones y mejorar la correcta representación de los ciudadanos en las instituciones. Ya sea aumentando la información que estos poseen para poder escoger al partido al que votar con conocimiento de causa, o movilizando a aquellos ciudadanos que generalmente se sienten más alejados del proceso político para que acudan a las urnas también, moderando así, las desigualdades de participación que ponen en serio riesgo la representación de las instituciones. Buscar formas de reducir costes esta bien, pero nunca poniendo en riesgo su función y eficacia.


22 comentarios

  1. Iván dice:

    Lo de que rechacen el buzoneo conjunto (PP,PNV y no recuerdo quién más) no tiene sentido

  2. Gerion dice:

    En el artículo se parte del supuesto de que votar es un deber – en España, todavía no es obligatorio -, y de que las campañas mejoran la calidad de la información que recibe el votante. También se dice que mejora la correcta representación de los ciudadanos en virtud de estos dos supuestos, y que las campañas garantizan la calidad de las elecciones.
    Si todas estas afirmaciones han sido contrastadas con los hechos, me temo que soy alienígena, y acabo de enterarme. O, como parece, se habla desde unos supuestos teóricos sin constatación empírica.

  3. Matv dice:

    De acuerdo con el efecto postivo que deberia ser informar con claredad. Pero hay muchos elementos que son prescindibles y costosos a la hora de informar a la gente, como anuncios en la calle gigantes o en todas las farolas. Eso es publicitar una marca (una foto y un eslogan facilón) en vez de informar.

    Buzoneo conjunto con los programas electorales (o un resumen o selección de prioridades) informaria mucho más.

    Los debates en TV son muy seguidos, la gente tiene interés, y de coste prácticamente nulo.

    Habria que potenciar las medidas que potencian la información con menor coste y eliminar o desincentivar las puramente propagandisticas.

    • Ataúlfo Llador dice:

      No sé qué aporta al debate público una plaza de toros llena de jubilados enarbolando banderas de ya sabemos qué partidos. Banderas que pagamos entre todos.

  4. Javi dice:

    Comparto la teoría. Pero creo que habría que actualizarlo y adaptarlo a los tiempos que corren. Que a estas alturas de la película se siga gastando dinero en poner carteles en farolas y paredes de cualquier sitio, o que se gaste un pastizal en el envío de papeletas individuales (esto no tiene justificación posible) es difícil de entender para el ciudadano de a pie.

    Desde fuera, da la sensación de que se gasta por gastar, para aprovechar que «está todo pagado».

  5. Carlos3 dice:

    Yo lo que veo absurdo es que haya una normativa que regula la campaña electoral, y una normativa que exige que el contribuyente pague una subvención X a TODOS los partidos por alcanzar el objetivo Y, al margen de sus opciones ideológicas. Las campañas deben ser libres, y con dinero exclusivamente procedente de militantes y simpatizantes, nunca del Estado, por suponer obligar a los ciudadanos a ayudar a partidos con los que no están de acuerdo. Una vez hecho esto, que cada uno con su dinero haga lo que quiera, e invierta en el sistema que vea más adecuado para llegar a los electores.

    • Mr. X dice:

      Sí y no. Si no se regula de algún modo, es evidente que aquellos partidos que reciben un mayor apoyo de las clases altas o de los grandes empresarios tendrán muchos más medios a su disposición, lo cual generaría una distorsión del sistema democrático.

  6. EB dice:

    En todas las democracias constitucionales, la institucionalidad de la política nos recuerda que nada es gratis, que la participación ciudadana en la elección de representantes y la formación de gobierno implica un proceso de selección cuyo costo es alto y que lamentablemente este costo tiene poca relación con la calidad de los elegidos. Sí, el problema principal de ese proceso no es su alto costo –algo que sería difícil reducir– sino su resultado; es como si se gastara mucho en el proceso de selección del Premio Nobel de la Paz y luego el elegido fuera Obama porque «prometió» la paz (sí, una tomadura de pelo de parte de los payasos del Comité que intentaron reflejar las buenas sensaciones que el candidato Obama despertaba entre los falsos intelectuales europeos). Pero como muestra la larga historia de EEUU, uno no debe hacerse ilusión alguna de que será fácil mejorar el resultado del proceso.

    La pregunta importante es cómo se auto-seleccionan los candidatos. Los politólogos poco o nada han contribuido a su análisis, pero mi impresión es que el «premio» de la competencia electoral sigue siendo demasiado grande y atractivo para que la ambición de poder sea decisiva en esa auto-selección. Hoy leía a «analistas» fanáticos del Partido Demócrata que advierten sobre la amenaza que Trump significa para «the rule of law» en EEUU y aunque tienen razón uno no puede menos que reírse de sus advertencias porque reflejan toda su falsedad –sus mentiras y su hipocresía– en relación a los abusos de presidentes demócratas, comenzando por el mismo Obama y siguiendo hacia atrás todo lo que uno quiera. Sí, en EEUU, los presidentes abusan de su poder y también lo hacen el Congreso y los jueces, y sus muchas excusas para hacerlo deberían causar risa pero en realidad nos recuerdan que todos esos cargos gozan de privilegios, en particular de inmunidad e impunidad. Quienes creen que en las democracias constitucionales, los políticos están restringidos o contenidos por los plazos fatales de sus cargos electivos se equivocan porque una de las mayores ventajas de los titulares de esos cargos es que pueden «manipular las reglas» para seguir más allá de la fecha de vencimiento (sí, ya se que algunos se han visto forzados a asumir responsabilidades por sus abusos, pero son excepciones que se explican por las circunstancias y no por hacer cumplir las reglas). En otras palabras, en las democracias constitucionales los candidatos sobran porque siempre hay muchos que ambicionan, pero la competencia es cruel porque sus reglas son «confusas» y para ganar se necesita además buen financiamiento, algo que no es fácil conseguir.

    Uno debe alegrarse que las campañas electorales sean costosas porque de lo contrario el número de candidatos aumentaría y no hay ninguna razón para esperar que los candidatos adicionales sean mejores que los pueden financiar el alto costo de su candidatura. En todo caso, sí sería mejor que parte importante del financiamiento de los partidos y las campañas se hiciera con dinero público vía vouchers distribuidos entre los ciudadanos, los que libremente optarían por financiar al partido de su preferencia o devolver el voucher a Hacienda porque no le gusta ningún partido (nunca faltará el partido que quiera comprar vouchers pero primero tendrá que conseguir fondos para financiar la compra y el ingreso neto difícilmente lo justifique si el voucher está bien diseñado). El sistema actual de compensación de gastos de los partidos según su votación favorece a los partidos existentes.

    • Matv dice:

      Tio, te has ido por las ramas con otros temas!

      • EB dice:

        No. Intento explicar por qué las campañas son costosas y si no le gusta mi explicación, me gustaría conocer su explicación o si cree que no son costosas por qué yo estaría equivocado. Mientras no se entienda qué es la política no se puede entender por qué hay tantos que se dedican a ella y por qué la lucha por el poder es costosa, como siempre lo ha sido y como la historia de España por siglos lo ha probado.

      • EB dice:

        Y si le parece que yo exagero en lo que digo, recién leo este párrafo

        Maybe earlier presidential deceptions—Jefferson’s, Roosevelt’s, even LBJ’s, and there are plenty of others that could be cited—could retrospectively be justified by the circumstances. Maybe executive leadership subsumes the admissibility of manipulation, to a point. But a deception is still a deception, and why Obama (and Rhodes) should get a free pass here is a little hard to square with any definition of fairness or objectivity. But as Tom Stoppard put it years ago, the mainly liberal mainstream media in the United States is “a stalking horse masquerading as a sacred cow.” Further explanation isn’t really required.

        http://www.the-american-interest.com/2016/05/12/rhodes-to-ruin/

        La palabra clave es deception (= engaño).

      • EB dice:

        Gracia Tío. Como suponía, no tienes explicación alguna de los costos de la política. Pero sí quieres que los que intentar compartir y discutir ideas distintas a las que tu no tienes (sólo repites a los voceros de tu tribu) se callen.

        • Jetkom dice:

          En mi caso más que intolerante, debo ser muy tonto. Me preguntan a modo de comentario de texto cual es tu tesis y creo que ni releyendo el ladrillo se me ocurriría forma de hacer un resúmen racional.

          Al parecer no soy el único con este problema. Pero sí, el problema siempre son los otros.

  7. antnborg dice:

    EL MENÚ DE LA SEMANA: Ya barruntan demoscópicos y tertulianos, cronistas y columnistas, gastrónomos de la cocina politóloga junto a voceros encubiertos y otros palmeros ideológicos el menú para el fin de semana. Veremos si pensionados y aspirantes, hiperactivos o activos desactivados, recién llegados o por llegar a la gran fiesta nacional de la EPA, colman con sus expectativas a pie de sondeo la ansiedad informativa por la predicción gastronómica del momento: el efecto reubicación de la izquierda entorno a la nueva política. De momento una aturdida socialdemocracia parece apretar  filas de cara a su próximo paso estratégico: más fichajes y viejas glorias. La derecha continua en lo suyo, su clientela imperturbable guarda silencio.
    Pero claro, vistas las posiciones quién se arriesga a predecir si finalmente la percepción de los estafados durante años colmarán o no de votos castigo la nueva política, empujando decididamente al abismo …LEER MÁS EN https://antnborg.wordpress.com

  8. Lei Feng dice:

    Os hace falta un corrector de texto como el comer. El texto no puede tener más errores de concordancia, comas mal puestas, errores con preposiciones y fallos de sintaxis.

  9. juan dice:

    Pero ¿dónde ponemos los topes?
    ¿Tiene sentido si alguien saca 5,2 millones de votos con 2,6 millones de euros que recupere ese dinero pero si otro saca 5,5 con 9 que le den 9?
    ¿no es un sistema viciado dar más a quien más pueda gastar adelantando dinero aunque sea a costa de créditos bancarios?

  10. Demasiadas veces confundimos lo caro y lo barato, y ahora realmente a nadie le importa el coste de la campaña tan solo es un ingrediente más del cóctel de «esto es un rollo, dese la vuelta y siga con su vida» que a demasiados interesa.

    Pero si quisiéramos abordar el tema, deberíamos plantearnos la transparencia total en la financiación de partidos, la prohibición de que se endeuden por encima de ciertos porcentajes sobre sus ingresos corrientes, etc…

    Todo puede hacerse más barato, pero empezemos por la publicidad institucional por ejemplo.

    Un saludo

  11. EB dice:

    Ya empieza la campaña y contrariamente a todo lo que vienen pronosticando los politólogos del PSOE, esta Liga la disputan PP y UP. Ah, los viejos tiempos en que la lucha era entre dos. Veremos qué pasa con los costos de semejante lucha. Jamás podremos estimar el costo total pero hay mucho en juego y no me extrañaría que se dispare fuerte. Pero ¿quiénes financiarán a cada una de las partes? ¿se atreverán las empresas y organizaciones viejas a financiar al PP? ¿qué extranjeros financiarán esta vez una coalición izquierdista semejante a las peores que se vieron en el siglo 20? ¿qué harán los medios que odian a PP pero se ven amenazados por UP? ¿cuánto fondos pueden desviar los gobiernos de las comunidades que apoyan a cada partido para financiar sus campañas? ¿qué harán en la UE para ayudar al PP?

    • EB dice:

      Completando el comentario anterior, me pregunto si el PSOE será capaz de obtener un número de representantes suficientes para ser decisivo en la formación del nuevo gobierno. Probablemente sí, los obtendrá y entonces tendrá que decidir entre Rajoy e Iglesias y ya no podrá seguir escondiéndose en su falta total de ideas y su falta de líderes serios. La decisión condicionará la velocidad a la que el PSOE morirá, pero no evitará su muerte. Si este pronóstico es compartido por quiénes normalmente financian al PSOE, me pregunto cuánto estarán dispuestos a financiar en esta campaña. Si no hay buena disposición, el PSOE quizás ni siquiera pueda jugar un papel decisivo en la formación del nuevo gobierno. Sí, el futuro del PSOE se ve negro, y quizás limitado a una mayoría relativa en Andalucía.

  12. Margarita M. dice:

    La Democracia presente en algunas sociedades, es una de los grandes tesoros a favor de la libertad del hombre, apostar por ella es siempre una buena causa.

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