Internacional

Primary Colors (IX): el extraño debate del GOP

30 Oct, 2015 - - @egocrata

El miércoles el partido republicano tuvo otro debate de primarias, esta vez en CNBC.

Fue un debate extraño, en parte por la dinámica en la que anda metida la campaña, en parte por la cadena que lo albergaba. CNBC es un canal de negocios con una programación dedicada y dirigida a Wall Street y todo el mundo que vive en esa burbuja de capitalismo financiero y nivel de riqueza escandaloso. Es la clase de cadena que tiene anuncios sobre un app para ayudarte a comprar tu yate en uno de los intermedios. Aunque el debate iba en teoría sobre política económica, los moderadores eran casi todos periodistas que se ganan la vida aplaudiendo o desesperándose en antena cada oscilación de los índices bursátiles, así que las preguntas fueron un tanto peculiares. Como preguntar sobre si un candidato había pagado demasiado impuestos, si la reserva federal está destruyendo la economía con dinero fiduciario o si las webs de fantasy football son juegos de azar (no es tan absurdo como parece) peculiares. Los pobres tipos, además, no están demasiado acostumbrados a entrevistas con ideólogos paranoicos iracundos como Ted Cruz, con resultados bastante lamentables.

Aparte de la incompetencia de los moderadores (muy visible tras los buenos debates anteriores), la campaña republicana andaba estos días en un lugar extraño. Ben Carson, el neurocirujano, se había puesto líder en las encuestas en Iowa, e incluso había superado a Trump a nivel nacional en otro sondeo reciente.

Me gustaría hablar más sobre Carson, porque es un fenómeno casi incomprensible. Desde el punto de vista ideológico, Carson es como poco un radical, con ramalazos ocasionales de paranoico amante de las teorías de la conspiración. El tipo no se cree ni por un segundo que pueda llegar a ser presidente, hasta el punto que lo dijo en el debate el miércoles (es uno de sus defectos, dice), y anda más preocupado por vender libros que por salir escogido. Es uno más del colosal ecosistema de vendedores de humo que habitan a orillas del movimiento conservador americano, sólo que mejor situado en las encuestas.

En público, sin embargo, es prácticamente el anti-Donald Trump; Carson siempre habla bajito, suave y dulce, con una sonrisa tímida con aires de sabiduría. Si no estás prestando atención a lo que dice, casi parece una persona normal. Toda su campaña se basa en esta idea de que el país necesita un hombre bueno, paciente y con sentido común que limpie la corrupción de Washington, y Carson siempre se ofrece como este santo amateur amante de las citas bíblicas (obviamente, es religioso) llamado a liderar este cambio. Como decía él mismo ayer, el Titanic fue construido por profesionales, el arca de Noé por amateurs.

La cuestión es que Carson es neurocirujano, y habla de política económica con el mismo tono y autoridad que yo utilizo para hablar sobre la liga noruega de curling: soy consciente que probablemente existe y es importante para alguien, pero todo lo que sé lo he leído en Wikipedia. Ser el centro de atención en un debate sobre economía era, casi seguro, la última de sus prioridades.

¿Qué hizo Carson? Repetir su estrategia en los debates anteriores, que fue hablar flojito y no decir casi nada. Siendo el líder en las encuestas, fue tercero por la cola en tiempo de intervención, sólo por delante de Rand Paul (que va fatal) y Jeb Bush (ahora habló más sobre él). La participación de Carson son casi tan incoherente como en ocasiones anteriores, pero en el GOP moderno esto parece funcionar bien.

Más allá de Carson, el debate no es que tuviera demasiada historia. Repasemos los candidatos:

  • Trump: estuvo más o menos al nivel de siempre – suelto, con ganas de juerga, sin ninguna propuesta concreta. Todo estilo, nada de substancia. No creo que ganara o perdiera nada.
  • Fiorina: habló más que nadie, pero no tuvo un gran día. Tras sus buenas actuaciones en debates anteriores, se ha desinflado en las encuestas. Perdido el factor sorpresa, ya no es tan memorable. La verdad, no es una política demasiado brillante, y en CNBC es el único sitio donde le podían atizar en serio sobre sus años en HP. No destacó.
  • Kasich: empezó muy fuerte, criticando a sus compañeros de partido que presentan propuestas fiscales de fantasía. Después se perdió repitiendo lo bien que ha gobernado Ohio hasta la extenuación. Sobre el papel debería ir mejor en las encuestas, pero su problema es que no es un político demasiado brillante.
  • Ted Cruz: tuvo un momento enfurecido donde se puso a gritar a los moderados que el público pareció adorar. Después se quejó de que no le hacían preguntas substantivas mientras se negaba a contestar cosas sobre el techo de la deuda. Nada inusual para él.
  • Huckabee: su plan para reducir el gasto sanitario es curar el cáncer. Entre eso e imágenes apocalípticas sobre el país, tampoco avanzó nada.
  • Christie: la verdad, no recuerdo gran cosa de sus intervenciones. Cosa que es mala señal en debates con tanta gente.

Dejo para el final el gran perdedor de la noche, Jeb Bush, y su némesis Marco Rubio. Como comentaba el otro día, Bush va cuarto en las encuestas, y se enfrenta a la cada vez más obvia realidad que no es un buen candidato.  Es aburrido, distante, robótico y frío, sin la pasión o convicción de sus rivales. Tiene, además, el lastre de tener el apellido más insider del mundo en un partido que esta harto con sus élites.

Con este panorama, Jeb necesitaba un buen debate desesperadamente; algo, cualquier cosa, que quitara a los donantes a su campaña la idea que estaban tirando dinero a la basura. De lo contrario, Bush perdería a buen seguro su status como «candidato del establishment«, y las élites del partido empezarían a buscar alguien mejor que él.

Ese alguien es, para casi todos los observadores, Marco Rubio. Jeb Bush fue a por él en el debate, y no sólo se llevo una tunda en el único enfrentamiento directo que tuvieron (sobre un tema absurdo, por cierto), sino que además Rubio tuvo una noche estupenda, siendo uno de los participantes más activos. Hoy muchos comentaristas estaban ya empezando a escribir la esquela de la campaña presidencial de Jeb, y no creo que van demasiado desencaminados.

Más allá de los fuegos artificiales del debate, Lo más relevante del debate fueron las propuestas fiscales de los candidados. Con la excepción de Kasich, que aún tiene algún contacto con la realidad, todos los candidatos del GOP ofrecen recortes de impuestos gigantescos a los ricos, déficits fiscales hasta donde alcanza la vista y escandalosa regresividad. El partido republicano tiene unas primarias muy competidas, pero la diversidad es más de tono que en el contenido concreto de sus programas económicos.


10 comentarios

  1. Gambrinus dice:

    Como siempre fascinantes estos artículos sobre política estadounidense.

    Pienso que, si cuidasen un poco más la revisión de los textos (especialmente en cuanto a terminar con el reinado de terror del queísmo, que llega a límites de tener que releer algunas frases para no perderse), esta página sería de diez.

    Pero vamos, que aún así es de nueve y medio 🙂

  2. Javier dice:

    La audiencia también abucheó a los moderadores. Al parecer llevaban pines de Hillary.

  3. Navarta dice:

    Leí a Roger por primera vez durante la primera campaña electoral de Obama en el Blog Barras y Estrellas, y aquí sigo, las campañas electorales USA y los trenes son mis debilidades.

  4. EB dice:

    Este nuevo refrito de Roger–basado en versiones escritas por sirvientes del Partido Demócrata–peca de lo mismo de siempre, esto es, vender humo a españoles que no saben inglés. Mucho se ha escrito y dicho sobre el último debate pero hay algo que destaca respecto a los anteriores. Una vez más los moderadores del debate intentaron transformarlo en una pelea sobre lo que los varios candidatos habían o habrían dicho sobre los otros, pero pensaron que podían ir más lejos que las veces anteriores con el propósito de que los candidatos mostraran su lado más oscuro. Los candidatos, sin embargo, se negaron a entrar en ese juego y acusaron a los moderadores de estar sesgados en su contra por ser republicanos. En ese rechazo Cruz y Rubio destacaron y uno debe agradecerles que hayan puesto un límite a la podredumbre de los moderadores y por extensión a la podredumbre de los sirvientes cobardes que opinan sobre los dichos de los republicanos pero callan sobre las acciones de Obama y los Clinton. La pregunta ahora es si habrá más debates con formato y moderadores serios o ya no habrá otros debates.

  5. «Ted Cruz se quejó de que no le hacían preguntas substantivas mientras se negaba a contestar cosas sobre el techo de la deuda».

    Leyendo esta frase me doy cuenta de que para ti es imposible ver a unos moderadores más sesgados aún que tú. La pregunta exacta fue:

    «Senator Cruz. Congressional Republicans, Democrats and the White House are about to strike a compromise that would raise the debt limit, prevent a government shutdown and calm financial markets that fear of — another Washington-created crisis is on the way. Does your opposition to it show that you’re not the kind of problem-solver American voters want?»

    ¿En serio te parece que esto es una pregunta sustantiva acerca del techo de la deuda? ¿En serio? Porque no me puedo creer que alguien inteligente se crea eso. La respuesta de Cruz a esta pregunta fue perfecta. Si le hubiera preguntado sin más que hay un principio de acuerdo sobre el techo de deuda (sin adornarlo) y por qué no está de acuerdo con él, vale. Pero no fue así.

  6. jan delors dice:

    Madre mía cuánto exaltado prorrepublicano hay hoy por estos lares!!

  7. Estilpon dice:

    Qué divertido es ver a la gente neoliberal de verdad en España (los defensores del patrón oro, austriacos varios y tal…) defendiendo a los pirados del Partido Republicano.

  8. EB dice:

    Jan Delors y Estilpon,

    Si les gusta que Roger les meta el dedo a la boca, su problema. Si se quieren informar les recomiendo leer

    http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/republicans/11967729/Geriatric-Democrats-should-fear-Marco-Rubio-and-the-Republican-youth-wing.html

    • Alatriste dice:

      Gracias, pero informarse no es tragarse un texto de Matt K. Lewis… Texto que por otra tiene delito: hace falta tenerlos cuadrados para ser un «conservative» admirador de Reagan en ciernes de sacar un libro sobre como el GOP actual ha traicionado su legado, y meterse con los demócratas por «geriátricos» cuando San Ronald juró la presidencia dos semanitas antes de cumplir los 70 y dejó la Casa Blanca con 78 añitos cumplidos.

      [Nota: Hillary Clinton tiene 68 y cumpliría 69 a fines de octubre de 2016. Es decir, que si no me equivoco caso de que ganara sería presidenta a una edad casi igual, unos siete u ocho meses más joven que él.]

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