Jon Huntsman, ex gobernador de Utah, abandona la carrera. Lleva meses y meses en campaña, y lo único que ha conseguido es sacar un triste tercer puesto en New Hampshire y moverse en el 4-5% en las encuestas un día bueno. Su candidatura era un imposible; lo raro es que se hubiera bajado del burro hace meses.

Lo cierto es que el tipo ha pasado sin pena ni gloria en las encuestas, pero por un motivo que se me escapa los periodistas americanos siempre le han prestado una atención desmesurada. Huntsman se metió en la campaña con la idea que los votantes republicanos querían un candidato relativamente moderado pero que creían que Romney era un ser insoportable. El problema, claro está, es que el GOP actual no está para moderados, y menos aún para moderados que reciben la admiración de esos periodistas de Washington. Su salida de la campaña no va a cambiar gran cosa.

La noticia del fin de semana, en todo caso, es otra: los líderes de la comunidad evangélica han dado su apoyo a Rick Santorum. La derecha religiosa americana es de muy lejos el bloque más grande e influyente de votantes dentro del GOP; esta clase de apoyos, no hace falta decirlo, son importantes. La idea, en este caso, es intentar unificar el voto conservador concentrándolo en algún candidato-que-no-es-Romney antes que sea demasiado tarde.

Pequeño problema: en Carolina del Sur, Newt Gingrich está mucho mejor situado para frenar a Romney que Santorum. Los líderes evangélicos, sin embargo, no darían su apoyo a un cretino de ese calibre ni hartos de vino (tres matrimonios, etcétera), así que deben optar por algún otro. Ron Paul es inaceptable (un libertario no tendrá el apoyo evangélico), Rick Perry es limitadillo, Jon Huntsman lo ha dejado y Santorum… bueno, es católico, pero tiene las dosis de fanatismo moral suficientes como para que les guste. Es también un tío soso, aburrido y con una pila de problemas, así que Romney tiene munición de sobras para atizarle, y es difícil ver como va a emocionar demasiado a nadie.

La historia de siempre, ciertamente: Romney sobrevive por la incompetencia de sus rivales. El voto de confianza en Santorum hará daño a Gingrich, dividiendo de nuevo el voto. Mitt es, en todo caso, más candidato hoy que hace dos días.