Así, a vuelapluma. Esperad más material mañana:

1. «Nacionalizar» algo (para)público es imposible. Es más «intervenir».
2. Básicamente lo que sucede es que las pérdidas de estas entidades semipúblicas serán asumidas por el estado, a no ser que consigamos colgarle el muerto venderlas a alguien.
3. No podemos dejar que las cajas quiebren. Primero, porque el estado pagaría igual, vía seguro de depósitos. Segundo, porque deben dinero a mucha gente, que se quedaría con el culo al aire. Tercero, porque los bancos no pueden quebrar de forma descontrolada.
4. Lo que da miedo de esta medida es su coste. 20.000 millones, en condiciones normales, es perfectamente asumible para España. Es un pastón, pero no llega a un 2% del PIB. Los escenarios más pesimistas hablan de 50.000- 60.000 millones. Un pico, pero no llega a un 5% del PIB, y la deuda pública es relativamente baja. Lo que pasa es que estas no son circunstancias normales. Ni de broma, vamos. Todo el mundo está asustado, y en vista del éxito colectivo irlandés anticipando el tamaño de su agujero bancario, a saber qué encontramos.
5. Los que han hecho números, sin embargo, creen que España es solvente, incluso si las cajas son un abismo sin fondo peor de lo que esperamos. Tenemos margen, y creo es mejor tomar esto de frente que andarnos con medias tintas.

No que esté tranquilo, pero…