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Joe Lieberman (I-CT), cretinos y la reforma de la sanidad

29 Oct, 2009 - - @egocrata

Joe Lieberman es uno de los dos senadores del siempre glorioso estado de Connecticut (CT). La «I» viene por «irritante» «independiente»; el tipo ganó en el 2006 presentándose por libre, tras perder unas célebres primarias contra Ned Lamont.

A pesar de ser independiente y haber hecho campaña a favor de John McCain en las presidenciales del año pasado, Lieberman siempre ha pretendido ser un demócrata moderado. Sus ex-compañeros de partido en el senado tienen más paciencia que yo, porque lo toleran lo suficiente como para formar parte del grupo demócrata en el senado; se plantearon seriamente echarle a patadas a principios de este año, pero se contuvieron diciendo que «Joe vota todo con nosotros excepto sobre temas de guerras».

Ayer, sin embargo, Joe Lieberman le dio por dar una sorpresita: dijo que si la reforma sanitaria que los demócratas llevan nueve meses intentando aprobar incluye un seguro público (la public option), él votaría con los republicanos en contra. Un voto de cien, ¿no? ningún problema. Bueno, no tan rápido.

Primero, vale la pena repasar las normas del Senado. Las leyes se aprueban por mayoría simple, al menos en teoría. Hay una tradición en la cámara, sin embargo, que dice que el debate sobre una ley debe continuar de forma indefinida siempre que haya un idiota pomposo senador que quiera decir algo. Es la táctica conocida como filibusterismo.

Para evitar abusos, el Senado añadió una norma adicional permitiendo a una mayoría cualificada cerrar el debate y forzar una votación; al principio dos tercios, desde los años sesenta, tres quintos. En tiempos pasados, un filibustero tenía que literalmente continuar el debate (con el récord histórico de Storm Thrumond, que dió la tabarra durante 24 horas seguidas intentando bloquear derechos civiles); ahora líder de la cámara puede permitirlo sin exigir un debate explícito.

Volvamos a la reforma de la sanidad. Harry Reid, líder de la mayoría demócrata, ha anunciado que la propuesta que se someterá a debate y votación incluye la public option, una medida muy popular en las encuestas que las aseguradoras detestan. Reid necesita 60 votos para el Senado acepte cerrar el debate sobre si toma en consideración la ley, algo que parece que sí tiene. Una vez la ley llega al plenario, cambiar cualquier cosa en el texto requiere mayoría simple en teoría, pero 60 votos en práctica; la minoría tiene que cerrar el debate para poder votar sobre una enmienda. Eso hace que cambiar el texto sea complicado; 40 senadores bastan para defenderlo.

Cuando todas las enmiendas han sido votadas, los 60 votos son otra vez necesarios para cerrar el debate y proceder a la votación final de la ley – y aquí es donde Lieberman amenaza con desertar. Él permitirá que la ley llegue al plenario, no es capaz de cargarse la public option con una enmienda, así que votaría en contra de cerrar el debate y no permitiría votar la ley. Los demócratas tienen 60 senadores, ni uno más, ni uno menos, y los republicanos, ahora mismo, no parecen tener la más mínima intención de querer arreglar el horror gótico absurdamente caro (estudio sobre costes de la OCDE) que es la salud en EUA. Sin Lieberman, no hay reforma, simple y llanamente – así que a los progresistas de todo el país les ha entrado un ataque de apoplejia.

Como sabéis, vivo en Connecticut, así que hecho lo que se supone que uno debe hacer en estos casos: hacer un montón de ruido. Ayer me pasé la tarde llamando a la oficina de Lieberman en Hartford y Washington, gritando a los pobres oficinistas los trescientos motivos por los que el senador es un imbécil, escribí varios correos electrónicos excepcionalmente irados y hoy he puesto un par de cartas en el correo (firmadas por mi mujer, que no soy ciudadano). Mañana, si tengo tiempo, me pasaré por la oficina de atención al ciudadano del senador en persona, para pedir explicaciones y exigir que se retracte. Y por descontado, he estado implorando a todo el mundo que conozco que hagan lo mismo, utilizando tácticas de dospuntocerismo avanzado (ejem); lo mismo ha hecho la ONG donde trabajo.

¿Sirve todo este ruido y furia para algo? Bueno, me he desahogado; utilidad expresiva. Sobre el voto en sí, sin embargo, es difícil decirlo. Primero, porque Lieberman no va a las urnas hasta el 2012, así que no tiene presión electoral inmediata. Segundo, el tipo ya va por libre ahora, no es que dependa del partido demócrata en el estado – ni de las encuestas, realmente; la public option es muy popular en Connecticut. Parece casi seguro que cuando le toque reelección lo pasará mal de todos modos; los demócratas esta vez no presentarán un tipo anónimo como Lamont.

Llamar e insistir sólo deja claro que algunos estamos muy irritados, algo que no tiene por qué asustar a un senador… pero que le recuerda (y así he hecho en cada llamada) que voy a donar dinero a la campaña de su oponente, aunque los demócratas presenten un mono trajeado. Eso acostumbra a importarles un poco más; si el que llama es un donante habitual con pasta gansa (no lo soy), eso le asusta un poco.

Lo más importante de esta juerga, sin embargo, es que de hecho Lieberman seguramente no cumplirá con su amenaza; la reforma se parece mucho a su programa en el 2006. Lo que quiere el tipo, por encima de todo, es atención. Quiere que el liderazgo se lo tome en serio, lo corteje, hable de su espíritu centrista y su atención a la disciplina fiscal; quiere que digan que sus contribuciones han mejorado la ley enormemente. Quiere peloteo.

Lieberman siempre ha tenido un ego descomunal y una afición desmedida por chupar tanta cámara como sea posible; incluso en el club de narcicistas y divas que es el Senado americano, el tipo es especialmente plasta. Su afición a ir por libre básicamente se alimenta de la misma pulsión vital que mueve al niño gafoso plasta de la clase a ser delegado, sólo que aumentada al nivel de un estado pequeñito con complejo de inferioridad. El nene se hará rogar, llorará y berreará hasta que no le compren un sonajero y le hagan caricias.

¿Es el berrinche de Lieberman totalmente inofensivo? no exactamente. Como comenta Nate Silver, es mucho más difícil ser un traidor solitario que miembro de una coalición de cobardes. Ser el único senador que rompe la disciplina y amenaza con hundir la reforma es algo arriesgado; quizás estás ganando unos cuantos votos en casa si eres de Arkansas, pero te garantizas una muerte horrible en las primarias de tu partido cuando donantes de todo el país te sabotean de forma salvaje. Si en vez de un sólo desertor tenemos cuatro o cinco, la cosa cambia; serás odiado, pero estarás escondido en un pelotón de idiotas.

Volvamos a Harry Reid. El líder de los demócratas ha tomado un riesgo importante apostando por incluir la public option en la propuesta. Joe Lieberman no es, ni de lejos, el senador más reticente a esta clase de reformas; probablemente es el más ansioso por salir en la tele (y el que tiene más amigos en el potente sector asegurador de Connecticut), pero su oposición no es (demasiado) ideológica. Blanche Lincoln o Nelson vienen de estados muy conservadores donde la reforma no es precisamente popular, y a estos sí costará sangre, sudor y lágrimas retenerlos.

El problema, claro está, es que una vez la ley está en el plenario, conseguir que el ala liberal del partido acepte recortes para contentar a los tres o cuatro cagamandurrias centristas es difícil – y uno necesita 60 votos para dar esas concesiones. Sí, sigo creyendo que veremos una reforma, incluso una reforma buena; Reid es famoso por su cautela, y no creo que esté actuando a tontas y a locas.

Aún así… ¿Qué país razonable necesita 1300 palabras para explicar un paso menor sobre cómo se aprueba una ley? El filibusterismo es algo que debe ser reformado, especialmente porque es una práctica reciente. El volumen de bloqueos con apelaciones a supermayorías aconstitucionales (no, no está en la constitución) se ha disparado en los últimos años.

Ui, menudo mamotreto. No es quejaréis.


8 comentarios

  1. jasev dice:

    El problema, como dices, es que Lieberman no tiene elecciones hasta dentro de tres años, y para entonces puede que los demócratas no puedan permitirse gastar capital político en apoyar a alguien para que se lo cargue; estarán demasiado ocupados tratando de asegurar la reelección.

    Por mucho que los republicanos estén completamente groguis ahora, tienen casi tres años, una crisis económica brutal y muchos proyectos demócratas por sabotear para recuperarse.

  2. meneame.net dice:

    Joe Lieberman (I-CT), cretinos y la reforma de la sanidad…

    Joe Lieberman es uno de los dos senadores del siempre glorioso estado de Connecticut (CT). La “I” viene por (“irritante”) “independiente”; el tipo ganó en el 2006 presentándose por libre, tras perder unas célebres primarias contra Ned La…

  3. Xavi dice:

    Él y algunos demócratas más votarían en contra. Me hace gracia cómo desde Europa se trata a los republicanos como demonios

  4. Roger Senserrich dice:

    Nota: no escribo desde Europa. Vivo en Connecticut.

  5. […] Joe Lieberman se ha pasado la semana torturando a los liberales y progresistas de la cámara jugando a los bolos […]

  6. […] Es fácil responder a esto con dos palabras: Joe Lieberman. […]

  7. […] hace una temporada, cuando hablaba sobre eso tan americano de llamar a tu representante o senador? Parece que hoy no he sido el único en llamar al mío. Un buen puñado de votantes han hecho lo […]

  8. […] que su jefa, la vicesecretaria de asuntos sociales no podrá venir, ya que tenía otra reunión. Mi buen amigo Joe Lieberman no ha enviado un asesor o alguien que hable con él de vez en cuando. No ha enviado alguien que […]

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