El otro día comentaba la larga, casi infinita serie de programas y potenciales problemas que la futura administración (Obama) iba a tener que enfrentarse a partir de enero, en vista de todo lo que está cayendo ahí fuera. Entre la lista de potenciales problemas y laberintos en los próximos años, uno de los grandes problemas será la tendencia pro-cíclica del gasto público americano en agregado.

Me explico. Cualquier economista sensato te dirá que el gasto público tiene que moderarse cuando la economía crece (y el estado tener las cuentas en ligero superávit) y acelerarse cuando la economía esta cerca o metida en recesión (esto es, tirar de déficit público). Es, con muchos matices, Keynesianismo clásico, aplicado con cierto criterio y moderación; el político sabio sabrá que no todo estímulo fiscal es igual de efectivo, y estimulará la economía en consecuencia.

La inmensa mayoría de gobiernos en países desarrollados entienden esto, y actúan en consecuencia. Los estados de bienestar, grandes y pequeños, son de hecho un estabilizador automático; cuando la economía va mal el paro aumenta, más gente cobra prestaciones de desempleo, el estado gasta más, la recesión es menos dolorosa. En Estados Unidos el gasto público a nivel federal tiende a actuar de esta manera, aunque el estado de bienestar es algo más pequeño, y tiene menos capacidad de empujar la economía.

El problema es que lo que es cierto a nivel federal no lo es a nivel de estados y ciudades. Para empezar, la inmensa mayoría de estados (44 de 50) tienen restricciones legales que les prohiben tener déficit, algunos  incluso a nivel de la constitución estatal.Esto quiere decir que en estados como Connecticut, con un presupuesto anual de 16.000 millones de dólares,  los legisladores tienen que recortar 1.000 millones del presupuesto (o subir impuestos) el año que viene, en vista de los efectos que la recesión va a tener en la recaudación estatal. Los municipios en el estado gestion un poco más de 6.000 millones de dólares, y van a tener que recortar gasto en un porcentaje parecido.

En un estado con un PIB de unos 210.000 millones, tenemos a las administraciones «retirando» de la economía ente medio punto y un punto del PIB del sistema; la peor decisión económica posible en una recesión. Esto en un estado como Connecticut, rico y con poco paro, es una idea estúpida pero no demasiado terrible; en Michigan, Ohio o Kentucky, donde los déficits serán aún peores, es básicamente algo horripilante. Por mucho que el gobierno federal aumente el gasto, tenemos al resto de las administraciones públicas (que gestionan más de la mitad del gasto) acelerando la recesión.

El gobierno federal americano puede endeudarse, y lo hace con un entusiasmo encomiable. Uno puede meterse en déficit intentando estimular la economía de muchas maneras; una de las más efectivas es, simplemente, ayudar a los gobiernos estatales y ciudades de forma directa, evitando que recorten gasto cuando no deben. Esto es la realidad que muestran los datos; ahora intenta convencer al Congreso que esta idea tan «glamourosa» es la clase de políticas anticrisis que uno tiene que implementar.

Y creedme, el Congreso, aunque tenga demócratas hasta la bandera, estará lleno de gente con ideas brillantes sobre qué hacer para producir un estímulo. Por algo la legislación americana siempre nace como una especie de camello mutante; literalmente, todo son leyes diseñadas en un comité. La agilidad del baile legislativo depende en gran medida de la popularidad del presidente, proximidad de las elecciones, la cantidad de regalos presupuestarios añadidos y la fuerza del viento de levante en Alpedrete.

Eso, sin embargo, es para enero. De momento los demócratas en el Congreso y Obama (con la boca pequeña; no es algo que emocione a las masas) parecen tener en mente dar dinero a estados y ciudades como parte del plan de estímulo, algo a lo que Bush se negó en redondo cuando pasaron el primer plan estímulo fiscal. Al menos estos leen libros, que diría aquel.


5 comentarios

  1. […] difícil ser gobernador estos días y sobrevivir siendo popular, debido a los absurdos límites que muchos estados sufren. Recordad, no pueden tener déficit. Pase lo que pase (y falta que se aclaren), los republicanos […]

  2. […] está metida en una espiral muy, muy peligrosa. La cifra es tan elevada para compensar el espantoso efecto pro-cíclico que tienen las limitaciones al gasto de estados y ciudades; si se tiene en cuenta la contracción […]

  3. […] de las preferencias políticas de los estados, no del gobierno federal – y recordad, los estados no pueden endeudarse. Esto se traduce que en muchos sitios cosas como el seguro de desempleo o la cobertura médica para […]

  4. […] de las preferencias políticas de los estados, no del gobierno federal – y recordad, los estados no pueden endeudarse. Esto se traduce que en muchos sitios cosas como el seguro de desempleo o la cobertura médica para […]

  5. […] para endeudarse (algo que los estados americanos no pueden hacer, con consecuencias potencialmente desastrosas); si toca darle a la palanca del gasto, pueden hacerlo. El estado puede (y lo está haciendo) dar […]

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