Todo empezó el viernes, con las dudas sobre Italia. La combinación de un ajuste fiscal apresurado y chapucero, una sentencia judicial tardía y unas declaraciones especialmente torpes de Berlusconi recordaron a todos los presentes que Italia es un país que tiene un gobierno peligrosamente chapucero y una administración pública igual de incompetente que siempre. Un vistazo a las cuentas públicas basta para ver que la deuda pública es más que elevada (120% del PIB) y la tasa de crecimiento de los últimos años ha sido lastimosa.

Cuando la deuda es tan alta y el crecimiento económico raquítico, un aumento pequeño, minúsculo de tipos de interés tiene un efecto tremendo en la capacidad de pago de un estado, incluso cuando su déficit es relativamente bajo (Italia ronda el 3% del PIB en déficit). La subida de los tipos del BCE el jueves probablemente recordó a muchos inversores que uno se podía ir con su dinero a otra parte, en busca de retornos ligeramente más bajos pero infinitamente más seguros. Como de costumbre, todo empieza con cuatro que se largan, el precio de la deuda baja un poco, y antes que te des cuenta tienes una auténtica estampida con gente saliendo a todo correr y llevándose los platos y la cubertería en su huída.

Durante todo el fin de semana, los líderes de la eurozona pasaron el rato luchando la última guerra, como es su costumbre: intentando rescatar / enviar a la bancarrota a Grecia de la forma más indolora posible. Cuando volvieron a la oficina, resulta que los mercados estaban con un ataque de pánico profundo sobre la deuda italiana, las increíblementes malas cifras de desempleo españolas y la revelación que las cuentas públicas de algunas regiones españolas completamente minúsculas son mucho peores de lo esperado (gracias, Cospedal. El timing, perfecto) Lo único que los políticos europeos consiguieron balbucear fue que Merkel confiaba en Berlusconi (la canciller es el mejor predictor de desastres de la eurozona, por cierto), y que convocaban otra cumbre de urgencia, a ver que decidían. En medio del apocalipsis, la Unión Europea pedía tiempo muerto y montaba un comité.

El resultado, casi inevitable, es un ataque de pánico descomunal, Italia y España sufriendo el equivalente en deuda soberana de un pánico bancario, y la eurozona avanzando de forma pesada, inevitable hacia su desaparición. Un impago griego es un problema. Una renegociación irlandesa o un largo proceso de reformas en Portugal puede doler, pero son países minúsculos. Cuando un país que tiene la cuarta parte de la deuda pública de la eurozona parece camino de irse a tomar por saco acompañado por el hogar del  apocalipsis inmobiliario por excelencia, estamos en una situación donde no hay rescate que valga, ya que nadie puede pagarlos. Una espiral de deuda aquí sí es insalvable. No hay salida.

Desde un punto de vista objetivo, ni España ni Italia son países distintos esta semana comparados con el martes pasado. La «calidad» del sistema de gobierno italiano era bien conocida para cualquiera que hubiera estado en Nápoles o hubiera leído un libro cualquiera de política italiana. No es Grecia, pero el mezzogiorno desde luego no tiene nada que ver con Alemania o Francia. España también tiene regiones con gobiernos como mínimo peculiares, y sus rigideces estructurales no han variado un ápice. Los mercados, sin embargo, tragaban con eso hace diez días, y ahora han salido por piernas. ¿Por qué los inversores tuvieron esta reacción ayer, y no antes?

La respuesta, creo, parte de lo descrito arriba: la certeza, cada vez más clara, que los líderes Europeos no tienen ni la más remota idea sobre cómo salir de este agujero. Los gobiernos europeos parecen ir inventando cosas sobre la marcha, sin realmente entender qué narices sucede, siempre intentando escapar utilizando la salida más fácil. En vista que cambian lo que exigen a Grecia cada diez minutos, y que no hay ley, sistema establecido o mecanismo predecible que pueda explicar qué narices sucederá con el resto de países en problemas, los inversores se han empezado a largarse por piernas antes que les pillen los dedos. Que uno es bueno, pero no tonto, y más vale vender antes que un capricho europeo de turno te deje con el culo al aire.

La salida, a estas alturas, es bastante obvia: política fiscal común. Un Departamento del Tesoro Europeo, una garantía colectiva sobre sus emisiones, y los países ricos del norte comiéndose intereses ligeramente más altos que permitan que los que tienen problemas sigan vivos. De forma paralela, los estados en crisis fiscal serían completamente intervenidos por las autoridades europeas, puestos bajo el control total y absoluto del proverbial colectivo de funcionarios Prusianos / Habsburgo con malas pulgas, y forzados a pasar reformas a imagen y semejanza de Alemania, Holanda o Austria, según el humor de los presentes. Para apaciguar a los cabreados ciudadanos del norte, los autores de las políticas irresponsables de la periferia serían deportados a Afganistan, donde trabajarían como activistas de los derechos del colectivo gay de Kandahar o algo igualmente creativo.

El pequeño problema, sin embargo, es que los políticos europeos siguen sin estar por la labor. Los padres de la patria de la Unión siguen buscando formas creativas de ofuscación financiera, incluyendo la mítica bancarrota indolora y la aún más legendaria compra de deuda en el mercado secundario (nota: no funciona casi nunca). Todo ello, por descontado, en medio de un lastimoso espectáculo de culpas mutuas, peleas constantes y tristeza y patetismo generalizados. No hay líderes, ni se les espera.

Es lo que sucede cuando creas una moneda única,  lo haces a medias, te encuentras un problema, pierdes dos años intentando convencer a tus votantes que no pasa nada y te sigue estallando en los morros: fracasas. Los líderes alemanes, franceses, austríacos, holandeses, daneses y demás no pueden, a estas alturas, ir a sus votantes y pedirles que les autoricen a crear un sistema fiscal europeo sin suicidarse políticamente. Es más, es muy probable que un arreglo así requiera un nuevo tratado o aprobación parlamentaria en no pocos sitios, y ahora mismo no hay tiempo para eso. La única salida decente, y una que incluso el euroescéptico Financial Times lleva defendiendo desde hace semanas, es económicamente viable pero un imposible político.

Si no hay un milagro, y los líderes de la zona euro no deciden mágicamente que la catástrofe es inminente y que es mejor salvar el mundo que conservar el sillón (nota para Merkel: lo vas a perder igual), la eurozona va derechita al desastre. Es así de simple.  Y temo que ahora ya es demasiado tarde.


8 comentarios

  1. Roger Senserrich dice:

    Nota al margen:

    Me equivoco espantosamente a menudo, como todo el que lleve leyéndome desde hace más de diez minutos debe saber ya a estas alturas. Aunque creo que #vamosamorirtodos y esta vez va de veras, el hecho que esté tan convencido debería ser señal que todo saldrá bien.

    O no.

    Pero la verdad, espero equivocarme.

  2. francisco dice:

    Roger.

    Coincido en que son idiotas. Pero simplemente me niego a pensar que tanto como para hacer implosionar la UE en mitad del pollo financiero mayor de las últimas décadas.

    No descarto el #vamosamorirtodos pero creo que no será ahora. Puede que berlusconi haga un default igual o que españa se lance a un precipicio para que a o b ganen las elecciones. Pero dudo que nadie le ponga un freno ahora.

    Que infravaloren la capacidad de los piigs de pasar de todo sí. Que finlandia patalee o que bélgica vea la oportunidad de romperse sí.

    Pero alguien podrá coto temporal.

    Luego Rajoy y el sucesor de silvio tendrán la oportunidad definitiva.

    No se vayan todavía. Aún hay más!!!

  3. Ignacio Paredero dice:

    Sigo pensando que, ultimamente, solo veo por todos los sitios explicaciones post hoc a lo que esta pasando, un montón de asustadas justificaciones desesperadas, traídas por los pelos, a una situación de especulación, que se explica mas por una mezcla de prejuicios culturales, miedos y estrategias deliberadas para hundir el euro que por las condiciones objetivas de los paises.

    Como bien dices, ¿por que Italia ahora si y antes no? ¿Por «las dudas sobre el ministro de economía»? ¿es esa la estabilidad de una de las potencias económicas mundiales? ¿Nadie se dio cuenta que Italia tenia un 125% de deuda? ¿Y que se parece mas a la mafia que a un gobierno de verdad? ¿Y nos damos cuenta ahora? ¿Nos daremos cuenta dentro de tres dias del deficit y la deuda de UK, o no lo haremos por que no está en el euro? ¿Y luego veremos que Bélgica no tiene gobierno y, entonces, su futuro hundimiento lo encontraremos muy lógico, pero a fecha de hoy no lo parece tanto?

    Quizá me falten datos, pero, insisto, los que tengo, la secuencia de los hechos, los paises que caen y como lo hacen apuntan a un proceso basado en una falla de diseño institucional/economico si, pero tambien a un proceso con un fuerte prejuicio cultural (los PIGS), a un proceso gradual de los países mas pequeños a los mas grandes, que va ganando inercia (y capital especulativo), a un proceso sostenido en el tiempo, a un proceso en el que a posteriori siempre ha explicaciones y, a mi juicio, a un proceso con una voluntad especulativa que ha detectado una falla institucional (diseño fiscal y el euro) y una falla politica (Merkel) y cultural (clivaje Norte/Sur)

    No me creo, lo siento, que todas las economías de la zona euro ahora resultan ser insolventes y tengan gravísimos y muy diferentes problemas estructurales que hasta hace 2 años no existían ni se veían. Gravísimos y muy diversos problemas, que siempre se solucionan con una misma receta ideológica/económica.

  4. Carlos Jerez dice:

    Roger, sobre este párrafo: «De forma paralela, los estados en crisis fiscal serían completamente intervenidos por las autoridades europeas, puestos bajo el control total y absoluto del proverbial colectivo de funcionarios Prusianos / Habsburgo con malas pulgas, y forzados a pasar reformas a imagen y semejanza de Alemania, Holanda o Austria, según el humor de los presentes.»

    Además de lo altamente improbable que se cree un mecanismo así, como dices, aún lo veo imposible políticamente, al fin y al cabo hablas de obligar a otro país a pasar reformas que posiblemente su pueblo no quiera, con huelgas masivas incluidas y gente saliendo a destrozar la calle. Estas son las cosas que importan mucho y a veces parece que no tenéis en cuenta. Creo que puede funcionar un sistema que incentive pero no obligue, es decir, a las dos partes, necesitamos tener siempre una zanahoria lista pero que a los demás países no nos sea necesario que el «chico malo» la acepte, porque si no este último nos podrá sacar la zanahoria gratis o muy rebajada.

  5. Tito el Elfo dice:

    Creo que eso entra en la parte del post que dice que la union fiscal es politicamente inviable.

    Creo.

  6. Josei dice:

    Zp se ha cubierto de gloria de nuevo: va diciendo por ahí que esto del incremento de la prima de riesgo es por culpa de Merkel, que no ha hecho nada para evitarlo. Manda huevos que ZP se queje de inacción; o es cínico, o es idiota.

  7. Alatriste dice:

    Josei, el problema es que no ha dicho eso. Y como estopy hasta las mismísimas narices de ver en cierta prensa traducciones al intereconomíés presentadas como si fueran castellano, te voy a pedir una cita ¿Dónde y cuando ha dicho Zapatero semejante cosa?

Comments are closed.