Internacional

Las orgías de Madison Cawthorn

5 Abr, 2022 - - @egocrata

Orgías

Madison Cawthorn tiene uno de los mejores nombres para ser congresista de todo el capitolio. Es una lástima que sea un impresentable.

Empecemos por el principio. Cawthorn es un legislador de 26 años que fue elegido por primera vez a la cámara de representantes por el 11º distrito de Carolina del Norte en el 2020. El suyo es un distrito muy rural, muy blanco, y muy conservador; se estima que favorece al GOP por nueve o diez puntos. Hasta marzo del 2020 fue representado por Mark Meadows, que dimitió para ser jefe de gabinete de Trump y arquitecto de un intento de golpe de estado. Cawthorn ganó la nominación republicana en segunda vuelta, un poco por sorpresa, tras acusar a su rival (falsamente) de odiar a Donald Trump.

Durante toda su carrera política, el bueno de Madison sólo puede ser descrito como lo más parecido a la esencia de Trump-Bro hecha legislador. Es alguien que ha mentido repetidamente sobre su pasado (escribí sobre ello aquí), cosa que tiene mérito cuando sólo tienes 26 años, incluyendo sobre cómo un amigo suyo le dejó abandonado en un coche en llamas tras el accidente que le dejó en silla de ruedas. También ha repetido en múltiples ocasiones sobre cómo el accidente impidió que fuera admitido en la academia naval de la marina, a pesar de que su candidatura fue rechazada semanas antes. Se ha pasado toda su estancia en el congreso básicamente trolleando y diciendo chorradas con un entusiasmo encomiable, acusando a la administración Biden, entre otras cosas, de usar la epidemia de COVID como excusa para confiscar armas de fuego y biblias, o de que Washington y los demócratas quieren que todo el mundo sea “sin género, sin sexo, y sin Dios”. Es, obviamente, anti-anti-Putin, y ha llamado a Zelensky un “matón” que preside un gobierno “corrupto, malvado y woke”.

Es también la clase de chalado que cuelga videos de este estilo en internet:

Vamos, que es un tipo un tanto inexplicable.

El partido republicano, hasta ahora, le ha dejado hacer. El tipo hace vida en redes sociales, medios conservadores extremistas y conferencias de grupos políticos cuestionables, pero, aunque está bastante chiflado, lo está un poco menos que Marjorie Taylor Greene, Lauren Boebert o Matt Gaetz (y no tiene la montaña de escándalos sexuales de este último), así que se ha llevado menos broncas.

Hasta que el tipo fue a una entrevista en un podcast ligeramente extremista (en serio, mirad quienes son) y dijo esto:

El hombre ha soltado, tan tranquilamente, que compañeros de partido lo habían invitado a varias orgías con cocaína desde que estaba en Washington, y que la ciudad entera era como House of Cards, pero con muchas más drogas, sexo, y perversión.

Y el partido republicano, ahora sí, ha dicho que esto es in-to-le-ra-ble. Convocaron una reunión de urgencia exigiéndole explicaciones, le echaron bronca, le repudiaron públicamente, dijeron en rueda de prensa que “había perdido su confianza” y que “tenía que rehacer su vida y replantearse muchas cosas”. Varios políticos de su estado, incluyendo al senador Tom Tillis, han anunciado que van a apoyar a sus oponentes en las primarias, algo muy, muy inusual en el GOP, donde los cargos electos tienden a protegerse unos a otros.

Vamos, que inventarte y/o repetir chorradas sobre el COVID, decir fascistadas con asiduidad y mentir cada vez que hablas está bien, pero lo de acusarnos a nosotros de orgías con farlopa es pasarse.

Cawthorn, al principio, puso cara de compungido, pero se ha negado a disculparse. Como marcan los cánones en el sector chiflado-festivo del GOP, ha respondido atacando a los “medios progres” acusándoles de usar sus declaraciones para atacar al partido. El tipo ha pasado a ser uno de los chistes recurrentes en los late night americanos, cosa que le ayudará a ser más famoso, recaudar más dinero, y si pierde las primarias, acabar de “analista” en Fox News.

La parte favorita de la historia, sin embargo, ha sido una de las personas que han salido en defensa de Cawthorn: Roger Stone.

Stone es, por supuesto, uno de los mayores cretinos de la política americana de los últimos cincuenta años. Es la clase de persona que tiene un tatuaje de Richard Nixon en la espalda, un larguísimo historial de trucos sucios y política basura en toda su carrera, y fue uno de los principales asesores de Trump tanto en la campaña del 2016 como dando el golpe de estado del 2021. Fue condenado por obstrucción de la justicia, siendo como era uno de los enlaces de la campaña con los rusos el 2016, e indultado por el presidente.

Lo que es interesante, y forma parte de la leyenda de Stone como ángel maligno de la política americana, es que en 1996 fue forzado a dimitir de la campaña presidencial de Bob Dole cuando el National Enquirer hizo público que había estado poniendo anuncios para intercambios de pareja para él y su mujer en revistas e internet. Es decir, que si hay alguien que sabe de orgías con farlopa y perversión sexual galopante en Washington es él, y el tipo dice que Cawthorn tiene toda la razón del mundo.

Nótese, por cierto, que Stone está hablando en Infowars, el “medio” de comunicación de Alex Jones, porque toda la basura del planeta parece estar convergiendo en esta historia.

Por supuesto, no tengo ni la más remota idea sobre si Stone miente o si está aquí soltando sus tonterías porque le gusta salir en los medios. La explicación más plausible sobre la sobrerreacción del GOP es que simplemente el partido tiene, como norma implícita, que uno puede decir todas las sandeces y tonterías que quiera siempre que esté acusando de ellas a los demócratas, y Cawthorn cometió el crimen de disparar a los de casa. Si a eso le sumamos que para los chiflados de Q-Anon, ahora son una parte significativa de las bases del partido, esto de que los demócratas son unos pedófilos depravados explotadores sexuales es un artículo de fe, insinuar que la perversión es también cosa de los republicanos corre el riesgo de complicarles la vida.

Pero a ver, todos sabemos qué clase de historias suceden en capitales continentales entre políticos conservadores lejos de casa, ¿verdad?

El sindicalismo en Amazon

la noticia más importante en Estados Unidos estos días no ha sido (por fortuna) las orgías del GOP, sino una victoria sindical inesperada en Nueva York. El viernes pasado los trabajadores de un almacén de Amazon en Long Island votaron a favor de montar un sindicato, la primera vez en la historia de la compañía que eso sucede.

Esto es significativo por varios motivos. Primero, como he comentado alguna vez, formar un sindicato en Estados Unidos es increíblementecomplicado, y las empresas como Amazon se gastan cada año millones de dólares en consultores y propaganda antisindical cada vez que alguien reparte una octavilla en una de sus instalaciones. Los sindicatos americanos (o lo poco que queda de ellos) llevan literalmente décadas intentando organizar a los trabajadores en WalMart, Amazon y sitios similares, y han fracasado una y otra vez.

Segundo, la victoria sindical en Long Island no viene de uno de los sindicatos “clásicos” sino de la tozudez obstinada de dos amigos que trabajaban en el almacén, Christian Smalls y Derrick Palmer. Hace un par de años, a principios de la pandemia, Smalls intentó organizar una mini- huelga para protestas de las malas condiciones de seguridad en la empresa. Lo secundaron una docena de trabajadores. Amazon reaccionó montando un operativo legal gigante para evitar que se extendiera, y le despidieronde inmediato. Su respuesta fue montar un GoFundMe para recaudar dinero, llamar a varios colegas, y dedicar meses y meses a organizar a los trabajadores del almacén primero para recoger las firmas necesarias para convocar la votación sobre sindicarse, y después hacer campaña para ganarla. El NYT tiene un artículo fascinante sobre toda esta odisea.

Ahora, por desgracia, viene lo difícil. Amazon va a intentar sepultar al sindicato con abogados, primero recurriendo los resultados de la elección todo lo recurrible, cosa que va a costar una cantidad obscena de dinero. Si sobreviven (y con el supremo en manos de los conservadores, Dios sabe si lo harán), les tocará negociar un contrato (el convenio de empresa; no existen convenios sectoriales) para los trabajadores del almacén. Amazon, por supuesto, no tiene el más mínimo incentivo de ponerles las cosas fáciles y a buen seguro pondrán todos los obstáculos posibles, si no es que cierran el centro de distribución por completo y abren otro idéntico dos manzanas más allá (algo que sucede a menudo, aunque lo habitual es echar el cierre antes de que se llegue a votar).

Porque, por si no os habéis dado cuenta, esta votación no forma un sindicato en Amazon. Smalls y Palmer han conseguido firmar un sindicato en un almacén. A partir del viernes, 2.500 empleados tienen representación sindical; Amazon tiene 1,1 millón de trabajadores. Es un primer paso, y es importantísimo porque puede ser un cambio de tendencia para el movimiento obrero en Estados Unidos, pero quedan (insisto) 1.097.500 trabajadores por convencer. Las leyes draconianas que han hecho casi imposible sindicar una gran empresa del sector servicios en Estados Unidos siguen vigentes.

Los sindicatos, estos días, están mejor valorados que nunca, pero queda mucho, mucho, mucho, mucho camino por recorrer. Quizás demasiado.

Bolas extra:

  • El congreso aprobará más dinero para combatir la epidemia de COVID – pero sin incluir dinero para vacunas para el resto del mundo.
  • Ketanji Brown Jackson será nombrada juez del supremo con tres votos republicanos.
  • Sarah Palin, la Juana Bautista/ profeta del descenso del GOP al estupidismo militante, anuncia que se presenta a las elecciones a la cámara de representantes por Alaska.


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