Internacional

Clase social en Estados Unidos

21 Jun, 2021 - - @egocrata

Hoy, si me permitís, quiero dejar algunas notas sobre algo de lo que no tengo una tesis formada, pero que llevo dándole vueltas desde hace tiempo, que es la estratificación social en Estados Unidos. Es algo que comenté de pasada en el boletín de hace unos meses sobre la jerarquía de las universidades, y que está implícito en muchos de los artículos de urbanismo también: Estados Unidos es un país muy clasista, y es increíblemente complicado hablar sobre ello.

La quimera de la clase media

Decir que casi todos los americanos creen que son de clase media es un tópico, pero resulta ser cierto. Los sondeos, de forma muy consistente, indican que sobre un 60-70% de americanos dicen ser de clase media, dependiendo cómo hagas la pregunta. Definir qué es clase media es complicado en un país tan enorme; alguien que gane $100.000 al año en Nebraska será de familia acomodada, pero ese mismo sueldo en San Francisco apenas te serviría para pagar el alquiler pre-pandemia.

Por añadido, la clase social tiene un fortísimo componente cultural, y más cuando el nivel educativo genera tantas diferencias ideológicas como aquí. Un instalador de calefacciones o electricista pueden ganar mucho más dinero que un trabajador social o periodista, por ejemplo, pero ese concepto nebuloso de “valores de clase media” hará que los segundos, universitarios ambos, se crean mucho más “clase media” que los primeros. Tenemos también el conocido problema del aumento de las desigualdades y consiguiente erosión del poder adquisitivo de la clase media, pero ese es otro cantar.

Lo que me parece fascinante, sin embargo, es que los políticos y el debate público en Estados Unidos es increíblemente alérgico a hablar sobre clase social. Como señala Noah Smith (en un artículo del que comparto muchas ideas), se habla mucho más sobre raza y racismo que sobre clase social – dejando de lado la obvia, persistente conexión entre ambas.

Lucha de clases

Más allá del debate (o de su ausencia), estos días he pensado mucho sobre cómo las diferencias sociales y la estratificación funcionan en el día a día del país. Uno de los mecanismos es la distancia física; como he comentado en otros artículos, las ciudades y municipios ricos de Connecticut trabajan muy duro para mantener cualquier persona de renta baja fuera de sus fronteras, así que la segregación por renta es muy, muy real. East Haven, donde vivo, es un tanto inusual en que tiene barrios de clase media y barrios más modestos, pero incluso dentro del municipio las líneas de separación son muy, muy claras.

A efectos prácticos, el americano medio no tiene por qué cruzarse con nadie que no sea de su clase social en todo el día. Cada mañana cogerá su coche, saldrá de su barrio económicamente homogéneo y se meterá en la autopista para ir al trabajo. Allí, compartirá el día con gente con su misma ocupación y nivel de ingresos, con pocas excepciones. Al volver a casa, hará la compra en un supermercado acorde a su nivel adquisitivo (Whole Foods si tiene dinero, Big Y si está un poco por debajo, Stop & Shop si va más justito, Walmart si tiene poco dinero, C-Town si es pobre, la bodega del barrio si va justísimo; los nombres variarán según la región), y seguramente verá poco o nada del mundo exterior sin bajarse del coche.

Al hablar de ocio, este un país donde los espacios públicos apenas existen, así que no habrá interacción. Connecticut es la clase de lugar donde casi todas las playas son privadas, y las pocas que no lo son o bien cobran entrada o están limitadas a los residentes del municipio. Aquí no hay eso de “bajar al centro” para ir al cine, a comprar o a pasear, porque casi ninguna ciudad tiene “centro”. No hay lugares donde andar o interactuar, o ni siquiera zonas acomodadas monumentales que admirar; los ricos viven en las afueras, en casas enormes y barrios sin aceras.

Different class

Más allá de la segregación física, lo que más me sorprende es el sutil pero persistente clasismo, algo que es visible desde la vestimenta (me parece que en Estados Unidos cómo vistes es un identificador social mucho mayor que en España) a con quién te relacionas y cómo. Se espera que si vas a ocupar un cierto trabajo debes cumplir con ciertos criterios informales sobre cómo presentarte, de qué puedes hablar, cómo trabajas y qué clase de actitud debes tener.

Esto está presente en otros países (en Barcelona, hablar catalán sin acento es una de esas cosas que “necesitas”), pero siempre me ha fascinado lo arraigado que está aquí, lo explícito que es, y lo poco que se discute. En el trabajo, cosas como inmediatamente poner un CV en primera fila porque alguien viene de una universidad de la Ivy League, o la insistencia en cartas de presentación y recomendaciones (y cómo se descartan de inmediato aquellos que no “se venden” de forma correcta), anteponer credenciales académicas a experiencia, o tomar menos en serio a aquellas voces que no usan el lenguaje correcto.

Esta clase de pistas y barreras las ves también en funciones sociales, eventos y cosas variadas. Lo veo en el Capitolio, en las sutiles distinciones entre legisladores que son “gente de bien” (y tienen antepasados que vinieron en el Mayflower) y aquellos que son “activistas” (léase: se tienen que ganar la vida trabajando).

Hace unos días, en una fiesta de mi hija, lo veías incluso entre los padres. La guardería donde va es privada (porque la pública no existe…), así que hay gente de varios pueblos llevando a los críos allí. El año que viene, sin embargo, los chavales sí irán a la pública, así que tenías las nada sutiles líneas de demarcación entre aquellos que viven (o se están mudando este año) a suburbios más ricos y los que vivimos en distritos menos pudientes. La primera pregunta que todo el mundo hacía es “dónde vives” que en Connecticut es poco menos que preguntar “cuál es tu clase social” y “a quién votaste en las últimas elecciones”.

Este es un país de burbujas claramente delimitadas y muy visibles y obvias a poco que prestes atención. Y es muy, muy, muy difícil salir de ellas o saltar de una a otra.

Sí, sé de sobras que la movilidad social y la lucha de clases sigue viva en España. Y sí, sé de sobras que muchos de estos códigos culturales existen en otros lugares; todos aprendemos a navegarlos. Pero en España estamos hablando todo el día sobre los ricos, tenemos siglos de tradición de meternos con los señoritos, y al menos la opulencia y las barreras se consideran como cosas de mal gusto. Aquí, todo es explícito, pero a la vez casi nunca habla nadie de ello.

A veces cuando me pongo marxista no puedo dejar de pensar que el racismo en Estados Unidos existe sólo para evitar tocar temas de clase social. No es una idea descabellada.


8 comentarios

  1. Sr.Yo dice:

    Más que racismo, hablamos de apartheid. EEUU ha conseguido hacer cosas de forma natural, sin contestación, que en otras partes necesita(ro)n una Stasi (o un BND) para mantenerse en pie. Ventajas de ser el núcleo del sistema. El Reino Unido pudo entrar en el siglo XX con el Ancien Régime social en pleno vigor (y funcional) porque ellos eran entonces el núcleo. Hemos visto qué mala digestión ha tenido y sigue teniendo desde que ya no son el núcleo. Es lo que intuimos todos que va a pasar en EEUU, una vez que las pijadas contenido ya no podrán ser soportadas por la infraestructura continente. La modélica Sudáfrica se hunde cada vez más en problemas raciales y los blancos afrikaner, los nacionalistas de verdad, están en un nivel de pobreza que puede ser envidiado por los negros de abajo de todo, pero pobreza es.

    Cuando el pesebre no tiene, los animalitos… Eso de Orwell. Puede pasar de todo. Es lo que los americanos no entienden de China, China está en ascenso y nadie va a cuestionar su sistema excepto los Sajarov de siempre que caben todos en una cafetería y esto es literal, en China y en EEUU, China tiene una capacidad de aprendizaje sin paragón a cualquier escala histórica, y no se le ocurre competir con EEUU en chorradas ideológicas, compite donde más le duele a EEUU: en eficiencia. Y le está comiendo la tostada de mala manera.

    Viendo el panorama en EEUU, que es como en todas partes el continuóse del empezóse de la pirula originaria, es evidente que no tienen la más mínima opción de ganar contra China, y menos aún contra el bloque euroasiático que se está configurando y que va a terminar con la anomalía geopolítica occidental de imponerse por la vía marítima, algo que como todo lo anómalo, sólo puede darse teniendo una ventaja tecnológica brutal y desproporcionada, que vino dada por la verdadera revolución que hubo en Occidente, la científica (de la que nadie habla prácticamente), y que está totalmente amortizada porque todo el mundo tiene acceso a ella, incluyendo los ayatolas.

    Por eso lo mejor que puede hacer lo que hace las veces de izquierda en EEUU, es ir arreglando su propio país (cada día estoy más convencido de que van cagando hostias a un momento Gorby), en beneficio micro y macro. Algo en lo que Trump y el Trumpismo coinciden y también se plantean, sólo que ellos consideran «arreglar» en otro campo semántico, en el que se incluye perpetuar este estado de cosas (si es necesario, convirtiéndose en los mandilones de China, algo que puede pasar y más pronto que tarde, en realidad basta una purga stalinista).

  2. Antonio dice:

    Usa es uno de los países con más desigualdad y,por tanto,debe tener si o si (son matemáticas financieras básicas,)una de las mayores estratificaciónes sociales desigual.Y si, se habla de racismo, LGTB, etc-no solo en Usa,lo hace todo el día Podemos) SOLO por no hablar de clases sociales. Sospecho (estoy seguro) que vas a tener que repasar a Marx mucho en los próximos años:el ciclo político en su fase reaccionaria desde los años 80 sigue su curso.

  3. Alatriste dice:

    Dos comentarios:

    Uno, que Estados Unidos es un país fuertemente clasista no solo en los hechos, sino en las acitudes, es evidente para cualquiera que haya mirado con mala idea como sus remakes de películas europeas suelen incluir un fuerte aumento de los ingresos de los protagonistas (como en «Tres Solteros y un Biberón», por poner un ejemplo)

    Dos, no sé si esto lo comenté aquí o en otro sitio, pero allá por la época victoriana tenían bastante claro el criterio que determinaba la clase social: la clase baja recibía un salario (es decir, tenía un empleo y sus ingresos dependían de una empresa), la clase media vivía de honorarios y/o beneficios (o sea, que estaba compuesta por pequeños y medianos empresarios, y por profesionales independientes como abogados o médicos) , y la clase alta, de rentas (claro que podían tener empresas, o empleos prestigiosos en el gobierno, la banca, etc., pero su nivel de vida no dependía de su trabajo)

    Esto tiene su importancia porque la confusión entre las clases tal vez haya crecido tanto a nivel mundial durante… bueno, básicamente durante el siglo XX, por dos razones, una el enorme crecimiento del estado como empleador a todos los niveles, y otra la decadencia de la «práctica profesional»; hoy en día una inmensa mayoría de los licenciados universitarios, incluyendo abogados y médicos, va a trabajar para una empresa y recibir un salario.

    En otras palabras, si la independencia era el factor que definía a la clase media, lo que hemos visto durante las últimas generaciones es una expansión de la clase baja (y también una gran mejora de sus condiciones de vida gracias al «estado del bienestar», de modo que en nuestros tiempos la precariedad casi es más cosa de los «autónomos» que de los asalariados), pero en Estados Unidos cosas como la inexistencia de una sanidad pública (siempre volvemos a lo mismo) y la propensión a pleitear puede que hayan hecho que este proceso mucho menos avanzado que en el resto del mundo desarrollado.

  4. Alatriste dice:

    Pensándolo con más detalle el proceso tal vez no haya sido tanto una expansión de la clase baja a expensas de la media como una fusión; la precariedad que definía a la clase baja y la independencia que definía a la clase media ya no son tales; en ambos casos hablamos ahora mayormente de empleados, pero no a la manera victoriana, sino protegidos por la legislación laboral, la sanidad y la enseñanza gratuitas, etc, etc.

    • Sr.Yo dice:

      Creo que es un problema de contabilidad. La clase media es una trampa de contabilidad, no existe tal cosa a efectos económicos (obviamente, sí, a efectos culturales, que se retroalimentan con los primeros). O eres un asalariado, y «cedes» tu plusvalía (es irrelevante si a una empresa privada o a una estatal sin ánimo de lucro, a efectos productivos), o eres un rentista. Bueno, y puedes ser ambas cosas, un obrero puede tener acciones y cobrar dividendos, un médico puede participar en la explotación de la empresa sanitaria y como dices, el CEO de Shitty Corporation tiene un salario sujeto al IRPF, y aquí es donde se ve con claridad la razón de esos emolumentos astronómicos, absurdos e injustificados de esta gente, que los obtienen a través de formas pintorescas, absurdas y rayanas en lo ilegal. Visto así, se ve perfectamente que la clase media ha sido siempre un timo, se trata de convencer a un número de personas muy abultado de que ellos no son como los obreros de la construcción (efectivamente, pueden cobrar menos), ni como los mineros ni en general eso que llamaron blue collar por el color del mono. No han atacado a la clase media, atacan a la clase trabajadora como u todo.

      Si prescindes de la clase media lo que te queda es gente trabajadora en situaciones de tipo cultural (por qué gana más un abogado que un médico, si las consecuencias de una cagada son peores en el segundo caso), porque los prejucios culturales determinan en gran medida la retribución.

      A esto súmale que han demolido (en EEUU) su capacidad productiva, como en RU, exactamente igual, por puro clasismo (como un ataque a la clase obrera, la «peligrosa»), porque sólo a subnormales profundos se les ocurre deslocalizar producción imprescidible y crítica a estados que no controlan (no, no controlan), y entonces tenemos el cuadro completo de cómo la estupidez pone los rieles a la perdición.

  5. Alatriste dice:

    No se me había ocurrido considerarlo en términos de plusvalía pero es cierto, bajo esos términos la definición funciona como un reloj: la clase alta recibe plusvalías, la clase baja «cede» plusvalías, la clase media conserva sus plusvalías… y el siglo XX ha visto como por un lado el estado limita la extracción de plusvalías, y por otro se convierte él mismo en un gran receptor y redistribuidor de ellas (bueno, siempre lo fue, pero su papel económico ha aumentado enormemente) y también como aunque siguen existiendo personas como el dentista con consulta propia y el agricultor que vende directamente al público, se ha reducido mucho el número de personas así; cada vez más el dentista trabaja para una clínica en franquicia y el ganadero vende la leche a la central a precios fijos…

  6. Uno que pasa dice:

    A ver si vuelves a España (y, en concreto, a Madrid) porque decir que aquí no hay desigualdad social y clasismo igual que en EEUU…el Madrid de los servicios profesionales es un pueblo de no más de 5.000 personas donde determinados apellidos, colegios, universidades y relaciones se repiten una y otra vez.

    • Alatriste dice:

      Te juro que por más que miro no veo dónde dice eso Roger, pero el caso es que si lo dice y yo no lo he visto, pues… pues en mi opinión es una verdad pura y dura.

      En España hay desigualdad social y clasismo, por supuesto (la hay en todas partes) pero NO como en Estados Unidos, donde desde los suburbios literalmente diseñados sin aceras (pensados para que los pobres y especialmente «esa gente» no pueda ni entrar) hasta la enseñanza 100% descentralizada, que hace que la diferencia que existe entre los colegios de zonas pobres y medias, por no hablar de las ricas, sea algo inimaginable en Europa, pasando por la jerarquía de universidades que determina el futuro laboral, y por… bueno, por todos y cada uno de los aspectos de la vida.

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