Esta tarde me voy a acercar a Hartford para ir a una manifestación en defensa del Hartford Courant, el periódico impreso más antiguo de Estados Unidos.
La historia detrás de esta protesta es simple, y se repite en cientos de ciudades en Estados Unidos (y en el resto del mundo). Durante décadas (o en el caso del Courant, siglos; se empezó a editar en 1764) los periódicos locales vivían de tres fuentes de ingresos principales: publicidad, anuncios clasificados, y suscripciones. El modelo de negocio era que los dos primeros subvencionaban al tercero; los periódicos ganaban más dinero en publicidad que vendiendo noticias, así que su objetivo era maximizar la circulación para poder vender anuncios más caros.
Esto cambió, obviamente, con internet. Craigslist, Ebay, Monster, Indeed, Facebook Marketplace y demás aniquilaron los anuncios clasificados a base de economías de escala. Facebook y Google han absorbido casi toda la inversión publicitaria, dejando a los periódicos con migajas. La circulación en papel, donde los anuncios aún son relativamente caros y sólo bajo el control del periódico, ha caído en picado. Esto hace que un medio como el Courant, que cubre un área metropolitana de más o menos un millón de personas, tenga muchos problemas para generar ingresos y seguir sacando una edición cada mañana.
La protesta de hoy, sin embargo, no va sobre el modelo de negocio del periódico ni contra los gigantes de internet, sino es contra Alden Capital, un grupo de inversión privado que se ha convertido en el auténtico hombre del saco de la prensa local en Estados Unidos.
Desde hace unos cuántos años, Alden se dedica a comprar periódicos agonizantes en todo el país. Su filosofía de inversión bien simple: el modelo de negocio de la prensa está obsoleto, pero los edificios que los albergan no. Muchos de los dinosaurios de la prensa local tienen sus redacciones en augustos edificios históricos en el centro de las ciudades que llevan años cubriendo, y esos edificios son más valiosos que el mismo periódico. Los señores de Alden compran la publicación, despiden a casi toda la redacción, dan un pelotazo inmobiliario, y si están de humor dejan un cascarón vacío con cuatro becarios y artículos de clickbait donde antes había un periódico. Si no, lo cierran. Alden tiene ahora en su punto de mira a Tribune Publishing, la matriz del Courant, y todos sabemos cómo acabará la historia.
Lo que los periodistas del Courant van a pedir hoy en su manifestación, es, primero, que Tribune no acepte la oferta de Alden, y segundo (y lo dicen en voz alta) que algún millonario altruista con ganas de perder dinero compre el periódico en su lugar. El modelo de futuro para la prensa es la filantropía.
Mi sensación es que no andan demasiado errados. Una de las paradojas del periodismo de calidad es que gran parte de los beneficios que producen no recaen en el periódico. Por poner un caso célebre, cuando el Boston Globe publicó sus historias sobre abusos a menores en la iglesia católica, sus editores recibieron reconocimiento, premios, y una película de Hollywood. Gracias a sus investigaciones, miles de víctimas recibieron justicia y la iglesia se vio obligada a llevar a cabo profundas reformas internas. El beneficio social de ese trabajo fue inmenso, pero el Globe no vio un duro de todos esos cambios. El periodismo produce externalidades positivas gigantescas en las comunidades que albergan un buen periódico, pero nadie quiere pagarlas.
En condiciones normales, los servicios que producen externalidades positivas considerables acaban siendo ofrecidos por el estado. Este es el caso de policía, carreteras, alumbrado público y demás, al fin y al cabo; tener una ciudad segura es algo inmensamente beneficioso para todos, así que acabamos forzando a que todo el mundo contribuya a pagar por ello por ley. En Europa, existe cierta tradición de tener medios de comunicación públicos, pero la desafortunada tradición de cortijos en televisiones públicas deja bastante claro que esa no es una solución ideal. Un periódico subvencionado por gente con demasiado dinero a fondo perdido y donaciones de particulares quizás sea la mejor alternativa por ahora, o al menos hasta que Google y Facebook hagan la publicidad en internet algo casi inviable para páginas pequeñas.
Lo interesante es que este modelo está funcionando en Estados Unidos. NPR recibe la inmensa mayoría de sus fondos de donaciones privadas (su financiación pública es residual). En prensa escrita, el CT Mirror es un medio sólo de internet excelente (y lleno de ex- periodistas del Courant…). Incluso sirve para medios híperlocales, como mi amado New Haven Independent. Y obviamente, tenemos a Jeff Bezos comprando el Washington Post y tirando dinero a patadas sólo por figurar.
¿Es sostenible a largo plazo? No estoy seguro, pero la experiencia de NPR parece indicar que sí. El único problema (y no es trivial) es que vivir de donaciones produce sus propios sesgos (algunos los comentaba aquí), aparte de influir en qué vas a cubrir para tu audiencia. El Mirror, sin ir más lejos, es un medio estupendo, pero es extremadamente gafapasta. Algo parecido a Politikon, vaya, que ya nos conocemos.
Si sois un poco avispados, por cierto, también podéis intuir por qué voy a ir a la protesta. Mi trabajo consiste en intentar que el Courant hable de WFP y del trabajo que hacemos, así que aprovecharé para ir a saludar a periodistas y bueno, ganar algún puntito con ellos. Que hombre, también hay que comer.
Me temo que están equivocados. Son equilibrios complejos, uno no puede ir sacando pieza de una maquinaria y esperar que la cosa siga tal cual como si nada.
Lo que se llama modelo de negocio de la prensa siempre fue la subvención, más o menos descarada. Para eso se inventó el estado, las hojas parroquiales y los boletines del partido tienen unos contenidos diferentes, más digamos sectoriales, para adoctrinar al tinglado como un todo se necesita un engranaje. En el caso de la España franquista (que sigue totalmente vigente a día de hoy, incluso cerrando medios molestos de una forma u otra y ni es necesario que sean de la IA), era, y es, de una zafiedad considerable (Pedro Jeta es paradigmático), y sobre todo de una obviedad transparente, pero es cierto que en EEUU y en general en otros países de eso que se ha dado en llamar la democracia liberal era algo mucho más que lo único que se ha conocido aquí, precisamente en que el sistema permitía hacer algo parecido al periodismo platónico de una forma impensable en otros lares. El tema es que cuando uno globaliza, sostener a una mierda carcinogénica como Google, Facebook, Amazon y demás basura, absorbe absolutamente todos los recursos, no es competencia, no, hablamos del país que solía tener unas leyes antimonopolio de mucho cuidado (hace tiempo abolidas), es simplemente que el NO-DO es necesario y creen que vale la pena lavar cerebros en Thailandia aunque eso suponga hacer otro Rust Belt periodístico. Lo más coñero es que es otra batalla perdida de antemano, porque sus oponentes (así designados por ellos) tienen un mercado monopolístico mayor y más rentable a medio plazo que el que ellos puedan tener. Cuando les implote el invento, se van a ver con una mano delante y otra detrás, qué novedad para los libros de historia, nunca se había visto semejante cosa.
Lo mejor de cerrar medios de producción, de lo que sea, i cluyendo intangibles como la información (o propaganda, si se quiere, los límites no existen salvo que uno se ponga borde en las definiciones), es que una vez que pierdes el know how (ni digamos las estructuras físicas), olvídate, apaga y vámonos. Se deben de pensar que la Imbecilidad Artificial de Feisbuc y gilipolladas por el estilo les van a arreglar la papeleta. Lo mismo que si quemo mi casa pensando que van a venir los dioses a darme una nueva.
Y esto es lo que hay.
¡Ah, los viejos tiempos! Cuando la prostitución financiaba los periódicos a través de los clasificados, y todo bien.
¿No lo sigue haciendo? Como dice un comentarista un poco ido de bilis (ex-Reagan), presstitutes. Los anuncios más honestos que siempre ha tenido la prensa (incluyendo sus contenidos como tales) siempre han sido las esquelas: fieles a la fuente sin deturpaciones y la noticia en caja estanca, aunque bueno, no siempre (esquelas aniversario de personajes explosivos y tal y tal).
Llevo el finde riéndome a gusto, primero la diosa Harrias limpiándose la garra después de coger virus con el chinacoreano, y ahora la Psaki haciéndose el Ryanair si comparan al Protásiez con Evo Morales.
Hay un nivel tan ínfimo que no se ve desde el Conde-Duque de Olivares (como ya es sabido, no existe «conde-duque» ni ha existido nunca tal cosa, pasa que el chorbo era conde de Olivares y duque de Sanlúcar, se ve que Sanlúcar era muy garrulo para sus ínfulas y conde poca cosa siendo duque, claro, así que mamarrachada y tirando millas, pero los títulos separados eran y separados seguieron siendo per sæcula sæculorum, que a cuento de qué viene esto, de que la Psaki es amiga de sus amigos y entonces claro, Lukachenko se te descojona a la cara. Si esto no es un anuncio clasificado de prestitución, de droga en el Colacao vaya, no sé lo qué es).