Internacional

De censos y poder político

4 May, 2021 - - @egocrata

Este lunes fue uno de los días más importantes del calendario para el mundillo de gente que vive obsesionada con las elecciones en Estados Unidos. Lo era porque, tras unos cuantos meses de retraso (los datos habitualmente se publican el último día de cada decenio), la oficina del censo publicó las cifras oficiales de la última cuenta de población, y con ello, el reparto de escaños en el congreso y votos en el colegio electoral para todos los ciclos electorales de aquí al 2030.

Esto puede parecer poco excitante, pero como todo en este bendito país, resulta que tiene profundas ramificaciones políticas, muchas de ellas no demasiado aparentes. Empecemos.

La cuenta

Primero, hablemos sobre población antes de hablar sobre escaños, porque una de las verdades demográficas permanentes de Estados Unidos parece estar cambiando. Los datos del censo del 2020 indican que el país creció al ritmo más lento desde la década de 1930-1940. El ritmo de crecimiento (7,4% en diez años) sería visto como un boom demográfico en media Europa, pero aquí resulta ser el peor decenio desde que se fundó el país.

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Si esta tendencia a largo plazo se mantiene, y Estados Unidos pasa a ser un país “normal” demográficamente, esto tiene implicaciones importantes tanto para la economía del país (más lento) como para el sistema político a medio y largo plazo.

Por poner un ejemplo: Estados Unidos no tenía un problema real sobre la solvencia de su sistema de pensiones (por mucho que los republicanos se pasaran el día diciendo que iba a quebrar de forma inminente) pero puede que empiece a tenerlo a medio plazo. Si algo hemos aprendido en España (y en la UE) es que los sistemas políticos con electorados envejecidos generan resultados a menudo bastante subóptimos en dónde destinan sus inversiones o cómo redistribuyen renta. Estados Unidos, ahora mismo, parece estar siguiendo este camino.

Nótese, por cierto, que el gráfico anterior deja muy claro que este estancamiento es una decisión política, no algo inevitable. Estados Unidos tiene el raro privilegio de ser un lugar enorme al que medio planeta quiere emigrar. Basta con pulsar el interruptor de “abrir fronteras” para tener acceso a cualquier tasa de crecimiento de población que se desee. El desaforado, increíble crecimiento económico de Estados Unidos en las décadas anteriores a la gran depresión tiene mucho que ver con su política de puertas abiertas.

Pero eso era cuando América era América, y no un lugar lleno de patanes asustadizos que ven demasiado Fox News. Al menos por ahora.

El reparto:

Hace unas semanas hablaba sobre flujos migratorios internos en Estados Unidos, sus causas, y el debate político asociado a ellos. Hoy, con las cifras a diez años, podemos hablar con un poco más de detalle sobre cómo van las cosas.

Primero, miremos la tabla de ganadores y perdedores:

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Los estados que más población ganan están casi todos en el suroeste, la región que se ha convertido en el centro demográfico del país. Dos son estados poco poblados (Idaho, donde se ha mudado media California, y North Dakota, por la producción de gas y petróleo); el resto son lugares con áreas metropolitanas grandes y dinámicas y (aún) relativamente baratos donde vivir. Sólo tres estados han perdido población: West Virginia, el tradicional desastre disfuncional de los Apalaches; Mississippi, el tradicional desastre disfuncional del sur; e Illinois, donde el crecimiento del área metropolitana de Chicago no alcanza para compensar la decadencia económica del Rust Belt.

Pero estamos hablando, por supuesto, de asignación de escaños al congreso. Lo que importa no es sólo quién gana más, sino qué estados están por encima y por debajo de la media y pierden más peso demográficamente. Veamos la lista entera.

La variación geográfica más o menos se mantiene, aunque es interesante fijarse en las variaciones regionales. El Midwest, por ejemplo, tiene un crecimiento anémico, con la única excepción de Minnesota. El sureste tiene su pequeño estado disfuncional en Nuevo Méjico. Nueva Inglaterra, estancada, tiene la notable excepción de Massachusetts. California es el único estado de la costa oeste que crece por debajo de la media, algo que no ha sorprendido a nadie. Connecticut lleva una década negándose a construir casas, así que no sé qué esperaban.

Todo esto es muy interesante, pero ¿cómo queda el reparto de votos?

El congreso

Este artículo en Político tiene un bonito mapa. Veamos:

Idaho, Dakota del Norte y Utah son tan pequeñitos que incluso creciendo a toda pastilla no les basta para ganar representación. Quienes ganan, entre los pequeños, son Montana y Oregón. También ganan escaños Carolina del Norte, Florida, Texas (2) y Colorado. Quienes pierden, mientras tanto, son los estados del Rust Belt y Midwest (Nueva York, una vez que sales del área metropolitana, es más Rust Belt que nada) y, por primera vez desde su fundación, California.

En el lado del congreso, esto es menos relevante de lo que parece. La cámara de representantes, con sus distritos uninominales y considerable disciplina del partido, acaba reflejando más o menos la composición media del país. Qué partido pierde o gana escaños depende más de quién controla el gobierno estatal este año que otra cosa. En Nueva York, los demócratas redibujarán el mapa de distritos para asegurarse que el escaño que “cae” está representado por un republicano; en Ohio, lo mismo, pero con un demócrata. En California, el mapa electoral lo decide una comisión independiente, pero el estado es tan demócrata que es más probable que el legislador que pringue sea republicano.

En el lado de las presidenciales, mientras tanto, la cosa tiene matices interesantes. Por un lado, los demócratas pierden tres votos cruciales en estados super-seguros en el colegio electoral (California, Nueva York, Illinois). Por otro, ganan dos en estados donde ganan de forma cómoda (Colorado y Oregón), así que en neto se quedan en -1.

Los republicanos, mientras tanto, pierden un par de votos seguros en Ohio y West Virginia, pero sólo ganan uno a prueba de bombas en Montana, así que en neto tienen un -1 en voto seguro.

El GOP tiene el problema, además, que en los estados donde Trump ganó terreno hasta hacer al partido competitivo (Michigan, Pennsylvania) pierden peso, mientras donde ganan votos (North Carolina, Texas, Florida) los demócratas son cada vez más competitivos – en parte por toda esa gente que se está mudando desde California y Nueva York a esos lugares. Esto quiere decir que el mapa de swing states el 2024 será más amplio, dependiendo de cómo vayan las cosas en Florida y Texas.

Los cambios, sin embargo, no son gigantescos; con este nuevo mapa electoral, si no me salen mal las cuentas, el resultado final en las elecciones del 2020 hubiera sido 303-235 en vez de 306-232.

Pifias variadas

Los azares del destino, por cierto, han hecho que el censo haya dado algunas sorpresas. Las previsiones eran que Texas iba a ganar al menos tres escaños y Florida al menos dos. Muchos observadores han señalado que el motivo de que esto no haya sucedido fuera la tradicional ineptitud de la administración Trump, que se pasó todo el 2020 argumentando que el censo no debía incluir a los inmigrantes indocumentados en su cuenta. Tanto Texas como Florida, por motivos puramente ideológicos, se negaron a montar una campaña animando a la gente a participar en el censo, como hacen muchos otros estados. Eso puede haberles costado representación parlamentaria, y a los republicanos hasta cuatro votos en el colegio electoral.

Mi pifia favorita, sin embargo, es Nueva York, que ha perdido un escañoliteralmente por 89 personas. Como era de esperar, todo el mundo está echando la culpa a todo el mundo, pero la persistente incapacidad para cooperar en nada del gobernador, Andrew Cuomo, y el alcalde de Nueva York, Bill DeBlasio, no han ayudado. Tenemos también la pandemia, que fue especialmente virulenta en el estado y que ambos gestionaron con singular torpeza. Y por supuesto, la obsesiva resistencia de muchos políticos en la ciudad a construir más vivienda… igual que en California.

Bolas extra:

  • El gobernador de California, Gavin Newsom, se enfrenta a un referéndum revocatorio. Es muy probable que sobreviva; no es especialmente impopular. Pero es California, donde ya se han cargado algún gobernador así.
  • Fox News se ha pasado varios días perdiendo la cabeza sobre una historia del New York Post que decía que los inmigrantes menores de edad recibían una copia de un libro de cuentos escrito por Kamala Harris en su “paquete de bienvenida”. Hay un pequeño problema: la historia era mentira. La periodista que escribió la historia de portada ha dimitido, acusando al Post de obligarle a publicar algo que era falso.
  • Mañana Biden da su primer discurso ante el congreso. No el “estado de la unión”; técnicamente eso no sucede el primer año. Pero un discurso.
  • Biden va bien en los sondeos.


Un comentario

  1. Sr.Yo dice:

    El mapa de político es un poco contraintuitivo. Creo que en España esperaríamos un mapa con el resultado actualizado y el cambio, en cambio el mapa presenta el resultado previo a la actualización y cómo cambia, como se infiere al fijarse en Montana, que está como 1+1, tenía 1 y gana otro, se queda con 2, no puede tener 1 habiendo tenido 0 previamente.

    Lo que no entiendo bien, aunque esto es común en Europa también, es que tengan 435 representantes fijos desde la intemerata. Esto lo que hace, obviamente, al aumentar la población, es subir la rátio personas/escaño. En 1790 era de ~33.000 paisanos, ahora anda por los tres cuartos de millón (762.000, un factor de más de 20). Esto no está limitado por la Constitución, de hecho el número actual fue fijado en 1929 por una ley ordinaria. No creo que hubiera problema si quisieran elevarlo, pero no sé qué mayoría sería necesaria. Elevar el número de representantes es menos problemático y conflictivo que convertir DC en estado (que ya tiene un representante de todas maneras) o Guam, o Puerto Rico. Hay margen se sobra. E incluso con gerrymandering, cuantos más escaños se reparten siempre hay mayor proporcionalidad en cualquier caso (relativa a menos).

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