Internacional

Un problema llamado Marjorie

5 Feb, 2021 - - @egocrata

Marjorie Taylor Greene (MTG) es una congresista que representa el 14º distrito de Georgia. Es un distrito muy rural y muy, muy blanco en un estado del sur de los Estados Unidos, que evita puntillosamente cualquier contacto con zonas urbanas. Es relativamente pobre (la renta mediana familiar es $56.150, sobre un 80% de la mediana nacional) y extremadamente conservador; de hecho, uno de los diez distritos más republicanos del país. Trump ganó las elecciones aquí 73-25; es la clase de lugar donde los demócratas son una fuerza testimonial.

MTG ganó las primarias republicanas el agosto pasado con un 57% del voto, derrotando a John Cowan, un neurocirujano metido en política en la segunda vuelta. MTG había ganado ya la primera vuelta con un amplio margen; estaba claro que los activistas republicanos querían que ganara.

Hay un pequeño problema: Marjorie Taylor Greene está completamente chiflada.

Esto no es una exageración. MTG es la clase de persona que dice que los incendios forestales de California fueron provocados por un láser orbital controlado por la familia Rothschild y los judíos para abrir paso a la línea de ferrocarril de alta velocidad en construcción en el estado. Esto no es algo que dijera borracha perdida en sus años mozos, sino que lo escribió completamente en serio en noviembre del 2018.

Sabemos que lo dice en serio porque MTG lleva diciendo esta clase de cosas desde hace años, las dice todo el rato, y había esparcido su mensaje por toda internet. Esta mujer defiende que los atentados del 11-S fueron una conspiración organizada desde el gobierno, dice que supremacistas sionistas están detrás de la inmigración masiva de musulmanes a Europa para que procreen más que los blancos, cree que muchos políticos demócratas deben ser ejecutados, e insiste que las masacres de ParklandLas Vegas, y Sandy Hook fueron un montaje y nunca sucedieron.

Cosa que me cabrea especialmente, porque mi mujer fue niñera de una de las maestras asesinadas en Sandy Hook. Y asistimos al maldito funeral.

Marjorie Taylor Greene fue escogida con un 75% de los votos. Su oponente (Kevin Van Ausdal), se retiró dos meses antes de las elecciones, pero eso es secundario; hubiera ganado igual, quizás por 30 puntos en vez de 50. Es la legítima representante de un distrito rural en un estado crítico para el futuro del partido republicano. Y es alguien que anda por el mundo defendiendo el asalto al congreso, repitiendo teorías de Q-Anon, y llamando abiertamente a que alguien asesine a Nancy Pelosi. Trump, por supuesto, ha alabado a MTG repetidas veces en público.

¿Qué hacemos con Marjorie?

Si eres un cargo electo del partido republicano en el congreso y ocupas alguna posición de responsabilidad, la que sea, la pregunta inevitable es quién es esta mujer, y qué opinión tienes sobre los láseres espaciales judíos que están quemando California. Viendo los resultados electorales de MTG en su distrito y cómo un sector cada vez nutrido de las bases de tu partido parecen estar más que felices votando por gente como ella, más vale que tengas cuidado con tu respuesta.

De momento, hemos visto dos aproximaciones distintas. Kevin McCarthy, el líder del partido en la cámara baja, no solo no castigó a MTG en primera instancia, sino que la nombró para varios comités claves en el congreso, incluyendo educación. No ha dicho nada crítico sobre ella en público estos últimos días.

McCarthy no puede fingir que MTG no existe, o que es algo excepcional. Esta misma semana medio grupo parlamentario republicano estaba pidiendo la cabeza de Liz Cheney, la número tres del partido, porque tuvo la osadía de votar a favor del impeachment de Trump. Más de la mitad de ese mismo grupo parlamentario votó a favor de descartar el resultado de las elecciones en varios estados en base a un puñado de teorías de la conspiración horas después de que una masa enfurecida animada por el mismo presidente asaltara el edificio donde trabajan intentando linchar a la vicepresidente. El partido republicano en la cámara de representantes quizás no esté tan chiflado como MTG (porque nadie está tan chiflado como MTG) pero espiritualmente muchos de sus miembros están allí, con ella, anclados en el trumpismo más militante.

La otra cara de la moneda es el senado. Mitch McConnell quizás sea un cínico irredento, pero es alguien que entiende perfectamente las necesidades electorales de su grupo parlamentario. Una tarada psicótica como MTG puede ganar unas elecciones en un distrito rural en Georgia, igual que muchos otros trumpistas fanáticos en el centenar largo de circunscripciones ultra-conservadoras por todo el país. Los senadores, sin embargo, deben ganar en todo el estado, y McConnell sabe perfectamente que incluso en el sur un candidato lo suficiente patán, enloquecido o pedófilo (porque sí, los republicanos llegaron a presentar un pedófilo en Alabama) puede perder elecciones.

Así que McConnell está haciendo lo que buenamente puede para distanciar al partido de MTG, llamándola un “cáncer” en el partido republicano. Incluso senadores trumpistas como Lindsay Graham la han criticado.

Los dos bandos

Las líneas del conflicto republicano, entonces, parecen apuntar que estarán marcadas por los incentivos electorales de sus miembros. Aquellos políticos que deben ser escogidos en distritos más competitivos (o lo suficiente visibles al gran público donde presentar un asesino en serie quizás haga que pierdas las elecciones) tienen bien poco interés en aplaudirle las gracias a las MTG, Q-Anon, y superfans de Trump. Si permiten que el GOP sea tomado por esos locos, no pueden ganar elecciones. Esto hará, por tanto, a senadores, gobernadores y cargos parecidos un poco más razonables; el votante mediano de su distrito quizás sea conservador, pero no está loco.

Para aquellos que viven en distritos ultraconservadores (o lo suficiente conservadores como para que haya un porcentaje de chiflados considerable) lo de rechazar al trumpismo equivale a perder unas primarias. Si el ex-presidente dice que hay que dar un golpe de estado, se da un golpe de estado y punto; los de Q-Anon son los tontos útiles a los que no puedes repudiar. Es por este motivo que vemos a tantos republicanos en la cámara de representantes votando a favor de invalidar las elecciones, y explica la deriva hacia la locura del GOP en muchos legislativos estatales.

¿Quién gana esta batalla? La verdad, no me atrevo a hacer predicciones. Los republicanos tuvieron un buen puñado de derrotas electorales en los años de Obama porque las bases insistían en nominar teapartiers irredentos en distritos moderados. Los líderes del partido entonces aprendieron de sus errores y mejoraron el reclutamiento de candidatos en años sucesivos. Veremos si esas lecciones siguen vigentes o no.

Donald Trump, mientras tanto, permanece en Florida, en silencio. El juicio del impeachment empieza la semana que viene. Nadie parece creer que vaya a ser condenado. El partido republicano está atado a su sombra.

Bolas extra:

  • Hablemos de la línea de alta velocidad de California, porque hoy nos han dado uno de los mejores ejemplos de incompetencia manifiesta en años. Los responsables han anunciado un retraso en la obra porque calcularon mal cuántas parcelas de terreno debían expropiar para construirla. No son pocas. La estimación inicial eran 1750, pero ahora pasan de 2300.
  • No me preguntéis que clase de estupidez heroica tiene uno que hacer para equivocarse contando cachos inmóviles de tierra en un mapa. Y esto no es para la línea completa, ojo; es para un primer tramo de 191 Km que no llega a un tercio de toda la línea. Ahora mismo estiman que va a costar más de 100.000 millones de dólares, o más o menos el doble que toda la red de alta velocidad en España.
  • AOC habló en Instagram sobre la experiencia del asalto al capitolio y cómo sintió que iba a morir ese día. La reacción de Fox News ha sido… en fin.
  • Una propuesta de ley en Connecticut para prohibir que los municipios excluyan a no-residentes de sus playas, o cobren precios abusivos para permitir su acceso. Nadie en esos municipios dirá que es para evitar que venga esa gente, pero vamos, que sí, es racismo. Casi toda la costa en el estado, por cierto, está en manos privadas; no hay libre acceso al litoral.


4 comentarios

  1. Carlos Jerez dice:

    Sobre el último punto, el de las playas, se podría legislar a nivel federal para que no se pudiera ni restringir ni cobrar por su acceso? Y si, es un caso de racismo, pero no solo eso, también de clasismo.

    Por otro lado, ayudaría un impuesto sobre la tierra bien diseñado a reducir la segregación vecinal según razas? o que el sistema educativo no pudiera ser financiado a nivel municipal o condado, sino estatal, para evitar que los barrios ricos tuvieran mucha mejor educación que la de los pobres?.

    Se que has hablado de estos temas antes, pero un buen artículo sobre diferentes políticas que pudieran reducir las diferencias de clases y «razas» sería bienvenido. Para mi, el racismo es clave en muchos de los males de EEUU, para empezar, su falta de solidaridad o sistema de bienestar.

  2. Sr.Yo dice:

    Problema, ¿para quién?

    Yo a veces me quedo de una pieza. Supongo que la paisana parece más tarada de lo normal, por aquello de venir a ser un híbrido de Chuck Norris en sus pelis fascistas de la era Reagan y el nazi aquel del partido nazi americano. Pero vamos a ver, ¿qué diferencia hay entre las memeces de esta chorba y los desvaríos de la candidata a vicepresidenta del impresentable McCain? ¿Alguien se acuerda del subnormal que fue vicepresidente con Reagan?

    ¿De verdad esta paisana es algo nuevo? ¿Sí? ¿O lo que es nuevo es que se les está cayendo el circo a cachos?

    Más bien tiendo a pensar que en el GOP estarán cavilando si es mejor un sinvergüenza como Trump o una tarada de estas, que ni es nueva, y que en su día, no hace tanto tiempo desde una perspectiva histórica, más bien tendían a estar en un partido Demócrata que hoy nos parecería irreconocible. Sí, nazis reales, que participaban en pogromos de afroamericanos (y comunistas y gayes y lo que se cruzara por el camino, o ni siquiera), no palurdas como estas que no distinguen a Mussolini de Enrique VIII. En eso hemos mejorado, la cultura de esta tipa no llega ni a crucigrama, es una energúmena de videojuego.

    Si alguien cree que estoy exagerando diciendo que un elemento así puede ganarse masas, alguien de por aquí no sé qué me decía de un tal cabo bohemio. Alemania en 1933 ni de coña estaba tan descoyuntada como amplias zonas de EEUU ahora mismo, claro que la oportunidad de facilitar a unos cafres el asalto al infierno, por darle la vuelta a la parida, para lanzarlos contra los bolcheviques, jugó también su papel, sobre todo por parte de gente que llamarla muy adinerada es quedarse corto.

    Esos mismos, me refiero a esa misma clase, a la que Biden, que es tan de izquierdas como Roger republicano (del GOP), quiere subirle los impuestos, bastante (y acabará siendo mucho), no porque Joe sea de izquierdas o vaya a mantener la palabrita de Baby Jesus que le dio a Bernie y sus locos seguidores: es que simplemente tiene dos dedos de frente y entiende perfectamente que hay un problema de cojones (todo un surtido completo), que negarlo como hasta ahora ya no es suicida, es de bonzo pirómano, y la pasta es que está donde está, ya se sabe, dinero llama a dinero.

    Pues esos mismos a los que no le queda más otra que sangrar, según su punto de vista y el de ellos (yo tengo muy otro), son la misma clase social que financió al cabo y sus Marjories para echarlos contra los bolches. Y contra los bolches fueron, la cosa es que no veas cómo dejaron el hemisferio norte. Y por cierto, si los bolches no los hubieran parado, eso de morder la mano que da de comer se hubiera quedado corto. Pero bueno, la gente esta de la que hablamos, como que mucho no sufrió, vamos a decir. Sobre todo los anglófonos. Los de la pasta, digo.

    Esa misma clase social que en China, cuando alguno, como recientemente el payaso de Jack Ma, empieza a hablar así de contorno nebuloso de esa palabra que se intuye empezar por p, r, i, v, a y terminar por t, i, z, a, r, el tío desaparece de la circulación y reaparece más mansito que Dios. Se diría que los tienen bien calados. Son muy radicales, los chinos, muy de ir a las raíces.

    Vamos a ver si Biden recauda lo que tiene que recaudar. Vamos a ver.

    McConnell que vaya haciendo las maletas. Lo que da de sí hablar del especímen de la tipa esta.

  3. Alatriste dice:

    La idea de tener a Dan Quayle o Sarah Palin «a un latido de corazón de la presidencia» era preocupante, y ciertamente los dos son evidencia clara de que este viaje los republicanos no lo emprendieron con Trump; estaban en camino desde mucho antes… bueno, la verdad es que para llegar al antiintelectualismo, la patriolatría, la xenofobia, y la glorificación de la violencia, muchos no tenían que recorrer ni el espacio de su sillón al televisor.

    Pero dicho esto, hay una diferencia entre no saber deletrear «patata», o decir que los Estados Unidos tienen derecho a la «autodefensa por adelantado» (una frase de Palin que parece escapada de un sketch de Monty Phyton en el que Goebbels y Goering fueran las estrellas) y decir una animalada tan colosal y tan nazi como que una cábala internacional de banqueros, judíos por supuesto, dispone de armas láser orbitales. O decir totalmente en serio que tus oponentes políticos serán ejecutados por traición, traición consistente nada menos que en oponerse al muro antimejicanos. O negarse a ponerse una mascarilla durante una epidemia que ha matado a más americanos que toda la segunda guerra mundial, y lo ha hecho en menos de un año (MTG, además, no se niega a que sea obligatoria, que ya sería malo, se niega a usarla). Etc, etc, etc. Marjorie Taylor Greene, en breve, no es que sea radical, es que está loca o finge estarlo. Y a pesar de ello, o por ello, ha sido elegida por amplia mayoría.

    Y ese es el verdadero problema. Es irrelevante que Trump sea condenado por impeachment o no. Lo importante es que ese movimiento que de momento dirige Trump, hasta donde el hombre es capaz de dirigir algo, existe y parece disponer de votantes suficientes para chantajear al Partido Republicano. Los candidatos, digamos que cuerdos, no es solo que se enfrenten a la posibilidad de perder sus primarias ante candidatos trumpistas (aunque ese problema es muy real) sino también a la perspectiva de que es muy posible que sin esos votantes no puedan ganar las elecciones en buena parte del país. No se trata tanto de sitios como el 14º distrito de Georgia, donde los republicanos van a ganar con moderados o con radicales, como de aquellas elecciones que decide un 2% de los votos… que gracias al gerrymandering son principalmente las del Senado.

  4. Sr.Yo dice:

    El problema es difícil de explicar. Cuando la mitología se desmorona… Bueno, vamos a dejar a Yourcenar para otro día.

    No, por supuesto que loca no está, palurda sí que es, y eso que tiene (o plagiándote, precisamente por tenerlo) un MBA. Por supuesto que finge. Por supuesto que ha arrasado precisamente por eso. Creo que es tarea de la antropología y la sociología calibrar cuantos de sus votantes realmente creen todo ese festival de ofrenda de cerebros a Caco, en algún caso de la psiquiatría patológica, la cosa es que si hay gente que le parece normal deleitarse con una corrida de toros (y podríamos citar a Orson Welles o el imitador de Espronceda), no veo por qué no va a ser también normal una procesión de las SA donde terminen todos dándose por el culo. Ya es conocida mi hipótesis sobre la inteligencia humana y la estupidez (y totalmente en serio, no se ha conseguido aún ni replicar ni imitar la estupidez de forma artificial).

    Dicho todo lo cual, sigo insistiendo que la diferencia es del nicho, no del bicho. Ha cambiado el entorno y la fauna le toca hacer sus ajustes adaptativos. El amigo Romney puede ser igual de peligroso que nuestra Chucka Norrisa si le diere-o-diese por abrir una ventanilla de avión en pleno vuelo, y ya ni digamos si a alguien en otro vuelo se le ocurre hacerle caso, primates somos y esta gente tiene halo de autorité. De hecho, la idea original de la que brotan todos estos pintorescos especímenes es correcta: para la especie humana en general y para la sociedad americana en particular es mucho más peligroso el señor Truman y su decisión (muy muy colectiva donde él simplemente hace un refrendo cultural final) de arrojar alegremente bombas termonucleares sobre sociedades civiles que un retromongo predicando cualquier aberración discriminatoria (que tiene a lo poco un considerable y nada negligible asentimiento social). Es más, esta gente son bastante desechables, los otros, los refrendantes de las Grandes Cagadas, son más difíciles de sancionar, llegado el caso.

    Sí, el impeachment es un error y Trump puede/podría ser un aliado muy valioso de Biden. De hecho, poniéndolo a caldo como lo ha hecho va a ser muy difícil sostener que haya una palangana entre ellos. Por supuesto que Trump es un espontáneo que deja en nada la novela picaresca, pero la gente que reune detrás, y hablo tanto del basket de deplorables como del amplio sector de la economía que no está por la labor del globalismo, no parece que vayan a convertirse en votantes demócratas ni mucho menos de un hipotético partido rojeras.

    Esta gente también, nos guste o no, son un policía (un sensor de laboratorio, no un agente de fuerzas del orden, ahora llamadas de seguridad porque claro, orden y seguridad no es lo mismo). Siempre he dicho que el mejor valor del sistema son las verdaderas radiografías sociales que dan los comicios electorales, incluso distorsionadas ayudan a comprender las épocas que es algo siempre muy difícil porque aprehender la sociedad del momento es tan difícil para un contemporáneo como para un historiador. Esta gente pululando son un claro indicativo de muchísimas cosas que por su mera existencia no se pueden negar.

    Para que esta gente desapareciera, los gobiernos deberían dejar de mentir, porque cuando pintan bastos (en vacas gordas todo es felicidad y banquete de bodas, obviamente) tenemos la tercera ley de Newton funcionando a pleno trombón. Y evidentemente, los gobiernos dejarán de mentir el día que sus miembros sean anarquistas, y no, Trump no era anarquista (aunque Nixon se acercó mucho, en el sentido de que no había más autoridad ni brújula que la suya propia, cual Moisés guiándonos a todos entre becerros de oro), a no ser que aceptemos anarquismo como que todo le tira de un pie.

    Si la cosa estuviera tan malita, un equivalente de esta tipa iría a la Cámara de Representantes y se marcaría un Columbine. Antes de responderse mentalmente, dos detalles: primero, ya hubo un congresista americano de esa gerontocracia cuasisoviética que tienen y de desmemoriados que son ya no se ríen de los chistes que ponían a circular (que ahora les caen a ellos como un guante, acaba de morirse Schultz con 100 tacos y visto lo visto, se jubiló porque le dio la gana), pues ese paisano iba en silla de ruedas motorizada con un fusil automático, y segundo, el Columbine ya lo montó en un parlamento suízo un tarado hace unos años (ese país tan del primer mundo donde un controlador aéreo hace chocar en vuelo un avión lleno de niños rusos con otro de paquetería, para acabar apuñalado por uno de los padres de las víctimas), cierto que en Suíza estas cosas son extremadamente raras (efectivamente sólo pasó una vez), pero en EEUU lo más lejos que se ha llegado es disparar contra una candidata, cosa que en Europa yo hasta diría que es más frecuente.

    No sé hasta que punto estos tarados, hablo de la MTG, hacen de barras de grafito de un reactor nuclear. Porque los tiempos de los pogromos, históricamente están a la mano. En algún sitio, ni dos generaciones.

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