Internacional

Escogiendo a tu mejor amigo

22 May, 2020 - - @egocrata

Se dice que la primera decisión presidencial que toma cualquier aspirante a la Casa Blanca es la elección de su vicepresidente. Su selección es muy importante en algunos casos y bastante irrelevante casi siempre. Cada cuatro años, quién o como escoge el candidato o candidatos quién le acompañará en caso de victoria es seguido con devoción por los medios.

¿Qué hace el VP?

La vicepresidencia es el cargo más inútil de todos los presentes en la constitución de Estados Unidos. En el texto original sólo tiene dos funciones asignadas, romper empates en votaciones en el senado y ocupar el cargo en caso de dimisión, incapacidad, o muerte del presidente.

Los padres fundadores pifiaron horriblemente el mecanismo de selección en la primera versión del texto, haciendo que el cargo de vicepresidente lo ocupara el candidato que quedara segundo en el colegio electoral en unas elecciones presidenciales. Tras el caos de la presidencia de Adams (que en Jefferson tenía un VP del partido contrario) y el sainete que fueron las elecciones de 1800 (leed, leed), la duodécima enmienda modificó el sistema a su aspecto actual.

Fue un cambió a mejor, sin duda, pero convirtió al vicepresidente en un tipo que tiene como único trabajo estar sentado en un rincón esperando que el senado se bloquee o que su jefe estire la pata. Lo más habitual es que sean notas a pie de página en los libros de historia, tipos que se pasan cuatro u ocho años inaugurando embalses, acudiendo a funerales y visitando países exóticos en viajes de cortesía.

Esto es así, por supuesto, hasta que al presidente le sucede algo grave. Lyndon Johnson, uno de los presidentes más extraordinarios del periodo de postguerra, estuvo tres años siendo ninguneado por los Kennedy solo para verse sentado en el despacho oval de un día para otro. El día que JFK decidió que el senador por Texas le acompañara a la Casa Blanca fue a buen seguro uno de los más acertados de su presidencia.

No todos los vicepresidentes, por supuesto, han sido notas al pie. Dick Cheney fue notable porque fue un miembro central del gabinete de Bush, el hombre con experiencia que acompañaba y asesoraba a un presidente novato, y tenía control directo en muchos temas de defensa y política exterior (fue también el culpable de muchos de los errores de Bush, y varios crímenes de guerra). Joe Biden, aunque tuvo un papel menos central que Cheney, se ocupó de temas centrales, como la supervisión del enorme plan de estímulo fiscal del 2009 o su papel como consejero en toda la política exterior. El vicepresidente, sin embargo, sólo hace lo que el presidente le pide, y la mayoría de los casos es bien poca cosa.

La elección del vicepresidente para Joe Biden, sin embargo, es más importante de lo habitual. Primero, porque tiene 78 años, así que más vale que tenga un recambio decente por si acaso. Segundo porque durante las primarias hizo dos promesas importantes: su VP será una mujer, y será alguien que debe estar lista para tomar el relevo.

O, dicho en otras palabras, es posible que esté escogiendo la candidata demócrata la presidencia el 2024.

La estrategia

Hay, a grandes rasgos, dos tipos de candidatos a VP, pensando en estrategia electoral: el refuerzo o el complemento. Un VP refuerzo es alguien que puede ayudar al candidato a presidente haciendo más visible una de sus virtudes o fortalezas electorales. Un gobernador joven, sureño, moderado y reformista como Bill Clinton, por ejemplo, escoger un senador joven, sureño, moderado y reformista como Al Gore para reforzar la idea que estamos ante nuevo partido demócrata. Un VP complementario es alguien que compensa una debilidad real o ficticia del candidato presidencial; un senador joven pero sin experiencia como Obama escoge a un veterano como Biden para dar una imagen de estabilidad.

El refuerzo/complemento puede ser tanto ideológico como geográfico, por supuesto. Clinton escoge otro sureño para evitar que el sur siguiera escapándose a los demócratas; Romney el 2012 escoge a Paul Ryan, de Wisconsin, para ganar votos en el crucial midwest.

Hay también un rango sobre cuándo será útil tu VP. Se hablaba (ahora suena políticamente incorrecto) de que se puede apostar por alguien que sea Miss Junio, alguien que dé un golpe de efecto a la campaña y cambie el debate (léase Sarah Palin), Miss Octubre, alguien que ayude a ganar presencia y votos en estados disputados las últimas semanas (Paul Ryan), y Miss Enero, alguien que pueda ayudarte a gobernar si ganas (Cheney o Biden).

A efectos prácticos, la realidad es que la elección de vicepresidente no mueve apenas votos. Los efectos geográficos son muy, muy limitados (un par de puntitos en su estado) y los de imagen e ideología son casi inapreciables. Una elección mala o irresponsable de VP puede hacer daño al candidato (Sarah Palin otra vez, Thomas Eagleton), pero es bastante inusual.

¿Quién va a escoger Biden?

Dicho todo esto, ¿quién está en las quinielas ahora mismo? En orden de quién está sonando por los medios, estas son las tres principales candidatas.

  • a. Kamala Harris. La “tipología” de Harris sería “complemento Miss Octubre”, con efecto geográfico escaso. La senadora por California es bastante moderada, pero es mucho más joven que Biden y estaría lista para ocupar el cargo principal si fuera preciso (también “Miss Enero”). Es afroamericana, algo que puede movilizar un electorado crucial para los demócratas y carismática, algo que le permitiría hacer campaña de forma muy, muy efectiva en las últimas semanas. En su contra, Harris es ideológicamente un poco un conjunto vacío, cosa que no haría demasiado felices a los Sanderistas soliviantados tras las primarias, y California es un estado donde Biden ganará por 30 puntos en un día malo, así que no ganan nada con una senadora de ahí.
  • b. Elizabeth Warren: Warren sería un “complemento Miss Enero”, con nulo efecto geográfico. La líder intelectual de la izquierda del partido, inteligentísima, brillante, Warren sería una señal clara de que Biden quiere tener una agenda ambiciosa cuando llegue a la Casa Blanca. La senadora por Massachusetts serviría para apaciguar a los Bernie Bros (y a mí – era mi candidata favorita) y mostraría que Biden cree que la crisis actual requiere una respuesta decidida. En su contra, Warren es suficiente de izquierdas como para asustar algunos moderados, es un poco veterana (72 años, aunque no lo parece) y Massachusetts es otro lugar donde los demócratas ganarán por 30 puntos.
  • c. Amy Klobuchar: la senadora por Minnesota es “refuerzo Miss Octubre”; moderada, centrista, realista y un tanto aburrida como Biden, pero efectiva en campaña y originaria de una región (el Midwest) crucial en noviembre. Siempre me ha parecido que Klobuchar está un poco infravalorada, pero sería una VP que no excitaría absolutamente a nadie fuera de Washington. Tiene además fama de tener muy mal genio, cosa que puede llevar a choques con Biden, también bastante iracundo.

Estas son las tres grandes favoritas ahora mismo; según dicen, Biden está “vetando” (repasando el historial, en jerga política americana) media docena de posibles VP. Estas son otras candidatas en liza, aunque creo que con menos posibilidades:

  • a. Stacey Abrams, “complemento Miss Junio”, si me apuráis. Abrams fue líder de la oposición en Georgia en el legislativo, y perdió por muy, muy poco las elecciones a gobernador el 2018 en el estado. Por algún motivo que se me escapa, un sector considerable de la izquierda del partido demócrata cree que sería una gran candidata, pero a mí me parece que tiene demasiadas ganas de ocupar el cargo. Lleva semanas diciendo abiertamente que quiere ser VP, algo que es visto como poco educado en estos lares.
  • b. Tammy Baldwin, senadora por Wisconsin, “refuerzo Miss Octubre” de libro; una especie de Klobuchar pero aburrida.
  • c. Catherine Cortez Masto: senadora por Nevada, “complemento miss octubre”, la cara B latina de Kamala Harris, pero con mejor golpe geográfico (sudoeste – Arizona, Nevada…). Es muy poco conocida, y no creo que Biden la escoja antes que a Harris.
  • d. Tammy Duckworth, senadora por Illinois, “complemento Miss Octubre”, y para mí la gran tapada estos días. Es mujer, tailandesa-americana (y el voto asiático es un bloque cada vez más importante), veterana de guerra (va en silla de ruedas porque su helicóptero fue derribado en Irak), moderada y del Midwest. Tuvo una hija hace poco, con 50 años. Es como un retrato robot de la candidata perfecta. En su contra… bueno, es un poco aburrida, es menos conocida que Harris y Warren, y creo que nadie le está prestando suficiente atención.
  • e. Gretchen Whitmer: gobernadora de Michigan, “complemento Mis Junio” casi de libro. Lleva un mes peleándose por Trump por el coronavirus (Michigan ha tenido un brote grave en Detroit y confinamiento estricto), es joven, telegénica y sale en TV a menudo estos días. En su contra, sólo lleva un año en el cargo, tiene cero experiencia en política nacional, y está un poco liada con una pandemia ahora mismo. Sería un golpe de efecto, pero no sé si alguien con recorrido, por mucho que esté al mando de un estado crítico en noviembre.

Quien escoge, en último término, es un electorado de una persona, Joe Biden, y es muy posible que no se guie por los atributos concretos de cada persona en las urnas, sino en su opinión sobre ella. Biden es alguien que valora mucho las relaciones interpersonales, y según dice todo el mundo, se llevó muy bien con Obama. Por lo que se comenta, Biden está a gusto con Harris y Warren, y por eso son las favoritas, y respeta a Klobuchar.

No sabremos quién es la elegida hasta el mes que viene, como muy temprano, así que sólo toca esperar.

Bolas extra:

  • Las cifras de paro siguen siendo horribles – en las últimas nueve semanas, 38,6 millones de americanos se han apuntado para recibir el paro.
  • Las prestaciones de desempleo están sufriendo un fraude masivo, probablemente por una red criminal organizada fuera de Estados Unidos.
  • Las residencias de ancianos con un número significativo de latinos y negros entre sus residentes tienen una probabilidad dos veces mayor de sufrir brotes de coronavirus. El impacto de la epidemia ha sido mucho peor entre comunidades de color que entre blancos.
  • Escribía este fin de semana en VP sobre los problemas que están algunos estados para reabrir.


2 comentarios

  1. Alatriste dice:

    Siempre es aventurado hacer pronósticos sobre decisiones del tipo «UN hombre, UN voto» como esta, pero creo que lo menos improbable es que

    a) A Biden le importen un bledo los Bernie Bros, porque Trump les ha dado motivos de sobra para no quedarse en casa.. y puede confiar sin temor a equivocarse en que aún les dará muchos mas hasta noviembre

    b) En cambio le importen bastante la edad de la candidata, que sea carismática y buena en debates electorales, que movilice a las minorías y

    c) Ya puestos a pedir, que ayude en lo posible a neutralizar las acusaciones de abuso contra Biden (y a recordar los abusos de Trump)

    Así que si me obligaran a elegir un pronóstico con una pistola en la nuca, yo apostaría por Kamala Harris o, caso de que la elegida no fuera de la terna principal, por Tammy Duckworth

    Pero el punto principal de la elección presidencial es uno que menciona Roger al final. 38,6 millones de nuevos parados es algo tremendo; dividiendo por siete para hallar un equivalente, es como si en España hubiera 5 millones y medio de parados más, así de golpe, parados que se quedan en una situación muchísimo peor que en Europa… y las elecciones son dentro de solo cinco meses, en noviembre, justo cuando es probable que el virus retorne con el frío (si es que se va con el calor)

    Ah, y la campaña va a ser como mínimo inusual, dadas las restricciones a las reuniones de masas, viajes, etc. Eso probablemente signifique que otros medios (Internet, publicidad en TV, etc) y los debates sean todos más importantes que nunca.

  2. Alatriste dice:

    No me resisto a comentar lo último que he leído: al parecer corre el rumor de que en realidad Biden a quien querría de vicepresidenta es a Michelle Obama… dado que lo he leído en una página británica me lo tomo con una saludable dosis de escepticismo porque lo menos que se puede decir es que sería una jugada de alto riesgo; no tanto como si designara a Hillary Clinton, pero de alto riesgo.

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