Se dice que la primera decisión presidencial que toma cualquier aspirante a la Casa Blanca es la elección de su vicepresidente. Su selección es muy importante en algunos casos y bastante irrelevante casi siempre. Cada cuatro años, quién o como escoge el candidato o candidatos quién le acompañará en caso de victoria es seguido con devoción por los medios.
¿Qué hace el VP?
La vicepresidencia es el cargo más inútil de todos los presentes en la constitución de Estados Unidos. En el texto original sólo tiene dos funciones asignadas, romper empates en votaciones en el senado y ocupar el cargo en caso de dimisión, incapacidad, o muerte del presidente.
Los padres fundadores pifiaron horriblemente el mecanismo de selección en la primera versión del texto, haciendo que el cargo de vicepresidente lo ocupara el candidato que quedara segundo en el colegio electoral en unas elecciones presidenciales. Tras el caos de la presidencia de Adams (que en Jefferson tenía un VP del partido contrario) y el sainete que fueron las elecciones de 1800 (leed, leed), la duodécima enmienda modificó el sistema a su aspecto actual.
Fue un cambió a mejor, sin duda, pero convirtió al vicepresidente en un tipo que tiene como único trabajo estar sentado en un rincón esperando que el senado se bloquee o que su jefe estire la pata. Lo más habitual es que sean notas a pie de página en los libros de historia, tipos que se pasan cuatro u ocho años inaugurando embalses, acudiendo a funerales y visitando países exóticos en viajes de cortesía.
Esto es así, por supuesto, hasta que al presidente le sucede algo grave. Lyndon Johnson, uno de los presidentes más extraordinarios del periodo de postguerra, estuvo tres años siendo ninguneado por los Kennedy solo para verse sentado en el despacho oval de un día para otro. El día que JFK decidió que el senador por Texas le acompañara a la Casa Blanca fue a buen seguro uno de los más acertados de su presidencia.
No todos los vicepresidentes, por supuesto, han sido notas al pie. Dick Cheney fue notable porque fue un miembro central del gabinete de Bush, el hombre con experiencia que acompañaba y asesoraba a un presidente novato, y tenía control directo en muchos temas de defensa y política exterior (fue también el culpable de muchos de los errores de Bush, y varios crímenes de guerra). Joe Biden, aunque tuvo un papel menos central que Cheney, se ocupó de temas centrales, como la supervisión del enorme plan de estímulo fiscal del 2009 o su papel como consejero en toda la política exterior. El vicepresidente, sin embargo, sólo hace lo que el presidente le pide, y la mayoría de los casos es bien poca cosa.
La elección del vicepresidente para Joe Biden, sin embargo, es más importante de lo habitual. Primero, porque tiene 78 años, así que más vale que tenga un recambio decente por si acaso. Segundo porque durante las primarias hizo dos promesas importantes: su VP será una mujer, y será alguien que debe estar lista para tomar el relevo.
O, dicho en otras palabras, es posible que esté escogiendo la candidata demócrata la presidencia el 2024.
La estrategia
Hay, a grandes rasgos, dos tipos de candidatos a VP, pensando en estrategia electoral: el refuerzo o el complemento. Un VP refuerzo es alguien que puede ayudar al candidato a presidente haciendo más visible una de sus virtudes o fortalezas electorales. Un gobernador joven, sureño, moderado y reformista como Bill Clinton, por ejemplo, escoger un senador joven, sureño, moderado y reformista como Al Gore para reforzar la idea que estamos ante nuevo partido demócrata. Un VP complementario es alguien que compensa una debilidad real o ficticia del candidato presidencial; un senador joven pero sin experiencia como Obama escoge a un veterano como Biden para dar una imagen de estabilidad.
El refuerzo/complemento puede ser tanto ideológico como geográfico, por supuesto. Clinton escoge otro sureño para evitar que el sur siguiera escapándose a los demócratas; Romney el 2012 escoge a Paul Ryan, de Wisconsin, para ganar votos en el crucial midwest.
Hay también un rango sobre cuándo será útil tu VP. Se hablaba (ahora suena políticamente incorrecto) de que se puede apostar por alguien que sea Miss Junio, alguien que dé un golpe de efecto a la campaña y cambie el debate (léase Sarah Palin), Miss Octubre, alguien que ayude a ganar presencia y votos en estados disputados las últimas semanas (Paul Ryan), y Miss Enero, alguien que pueda ayudarte a gobernar si ganas (Cheney o Biden).
A efectos prácticos, la realidad es que la elección de vicepresidente no mueve apenas votos. Los efectos geográficos son muy, muy limitados (un par de puntitos en su estado) y los de imagen e ideología son casi inapreciables. Una elección mala o irresponsable de VP puede hacer daño al candidato (Sarah Palin otra vez, Thomas Eagleton), pero es bastante inusual.
¿Quién va a escoger Biden?
Dicho todo esto, ¿quién está en las quinielas ahora mismo? En orden de quién está sonando por los medios, estas son las tres principales candidatas.
Estas son las tres grandes favoritas ahora mismo; según dicen, Biden está “vetando” (repasando el historial, en jerga política americana) media docena de posibles VP. Estas son otras candidatas en liza, aunque creo que con menos posibilidades:
Quien escoge, en último término, es un electorado de una persona, Joe Biden, y es muy posible que no se guie por los atributos concretos de cada persona en las urnas, sino en su opinión sobre ella. Biden es alguien que valora mucho las relaciones interpersonales, y según dice todo el mundo, se llevó muy bien con Obama. Por lo que se comenta, Biden está a gusto con Harris y Warren, y por eso son las favoritas, y respeta a Klobuchar.
No sabremos quién es la elegida hasta el mes que viene, como muy temprano, así que sólo toca esperar.
Bolas extra:
Siempre es aventurado hacer pronósticos sobre decisiones del tipo «UN hombre, UN voto» como esta, pero creo que lo menos improbable es que
a) A Biden le importen un bledo los Bernie Bros, porque Trump les ha dado motivos de sobra para no quedarse en casa.. y puede confiar sin temor a equivocarse en que aún les dará muchos mas hasta noviembre
b) En cambio le importen bastante la edad de la candidata, que sea carismática y buena en debates electorales, que movilice a las minorías y
c) Ya puestos a pedir, que ayude en lo posible a neutralizar las acusaciones de abuso contra Biden (y a recordar los abusos de Trump)
Así que si me obligaran a elegir un pronóstico con una pistola en la nuca, yo apostaría por Kamala Harris o, caso de que la elegida no fuera de la terna principal, por Tammy Duckworth
Pero el punto principal de la elección presidencial es uno que menciona Roger al final. 38,6 millones de nuevos parados es algo tremendo; dividiendo por siete para hallar un equivalente, es como si en España hubiera 5 millones y medio de parados más, así de golpe, parados que se quedan en una situación muchísimo peor que en Europa… y las elecciones son dentro de solo cinco meses, en noviembre, justo cuando es probable que el virus retorne con el frío (si es que se va con el calor)
Ah, y la campaña va a ser como mínimo inusual, dadas las restricciones a las reuniones de masas, viajes, etc. Eso probablemente signifique que otros medios (Internet, publicidad en TV, etc) y los debates sean todos más importantes que nunca.
No me resisto a comentar lo último que he leído: al parecer corre el rumor de que en realidad Biden a quien querría de vicepresidenta es a Michelle Obama… dado que lo he leído en una página británica me lo tomo con una saludable dosis de escepticismo porque lo menos que se puede decir es que sería una jugada de alto riesgo; no tanto como si designara a Hillary Clinton, pero de alto riesgo.