Economía

La gran depresión, en un mes

9 May, 2020 - - @egocrata

Veinte millones y medio de personas perdieron su trabajo en Estados Unidos durante el mes de abril. Hace dos meses, la tasa de paro era la más baja que había visto el país en los últimos cincuenta años. Hoy es la peor cifra de desempleo de los últimos ochenta.

Estas cifras parecen aterradoras, pero de hecho subestiman la magnitud del desastre que es la economía americana hoy:

  • La encuesta de población activa recoge datos a mediados de cada mes, así que las cifras no incluyen tres semanas de confinamiento estricto y millones de personas apuntándose para cobrar el subsidio de paro.
  • La población activa se ha desplomado; 6,4 millones de personas han abandonado el mercado laboral por completo, así que ni trabajan ni buscan empleo.
  • Debido a un error en la recogida de datos, el departamento de trabajo estima que sobre un cinco por ciento de trabajadores están clasificados incorrectamente como ausentes en vez de inactivos, así que la tasa real de desempleo probablemente está muy cerca del 20%.

Estados Unidos no es como España, un país donde cualquier recesión, por nimia que sea, pone las cifras de paro por encima del 15%. La última vez que el paro en Estados Unidos estuvo en estos niveles fue en 1935; la única ocasión desde el final de la segunda guerra mundial en que se superó el 10% fue en 1982, cuando la reserva federal decidió acabar con la inflación a cañonazos. Nadie recuerda qué es vivir en un país donde una quinta parte de su mano de obra está sin empleo aquí. Estamos en la dimensión desconocida.

La reacción de la Casa Blanca ha sido, como era de esperar, una mezcla de bravuconadas y promesas vacías. El único dato positivo en la encuesta es que casi un 80% de los trabajadores que han perdido su empleo dicen que es una baja temporal, cosa que indica, dicen, que cuando se reabra la economía todo volverá a la normalidad rápidamente.

En los medios conservadores hoy viernes por la noche no hay ni una sola referencia a las catastróficas cifras de paro. En Fox News la historia en cabecera es “Crece el descontento en los estados que no dan una fecha en firme para levantar las restricciones por coronavirus”. En Breitbart hablan sobre la presunta conspiración en California para robar las elecciones votando por correo, la única referencia al desempleo es una diatriba antinmigración. National Review habla sobre el presunto escándalo sexual de Biden, en Daily Caller siguen intentando hacer de Rob Blagojevich (sí, el gobernador de Illinois que fue a la cárcel por intentar vender el escaño de Obama al mejor postor) un mártir y preso político.

Alguien con una dieta exclusiva de Fox News y medios de derecha montañesa en vena no puede ignorar el hecho que Estados Unidos está a dos pasos de una gran depresión, con una epidemia fuera de control en medio país. Lo que escucharan ahí, sin embargo, es que todo esto es culpa de los chinos que mintieron sobre la pandemia (pero mal lo hicieron, porque Alemania, Corea, Austria, Nueva Zelanda o Australia no picaron), de los medios que han creado una histeria infundada, y de progres cobardes que se oponen a abrir la gloriosa economía del país para hacer daño a Trump.

La duda hoy es que sucederá las próximas semanas, cuando el país empiece a abrir sus puertas de nuevo, y si es cierto que estos millones de parados son temporales o no. Mi intuición, y la de muchos expertos, es que la velocidad de la recuperación económica dependerá muchísimo sobre la prevalencia o no del virus, pero que incluso en los mejores escenarios, es muy poco probable que se salga de la crisis tan deprisa como hemos entrado.

Pongamos un escenario muy optimista en el que Estados Unidos milagrosamente frena la epidemia y a finales de mayo hemos pasados de 1800-2000 muertes diarias a 200-300 (es decir, un descenso mucho más rápido que el que hemos visto en España). El país puede reabrir casi todo en tres semanas, manteniendo medidas de distanciamiento social.

El problema es que hay muchos sectores de la economía que incluso en esas circunstancias no van a volver rápidamente, y si lo hacen, sólo pueden hacerlo con capacidad y cifras de empleo muy reducidas. El turismo caerá casi a cero; restaurantes, a medio gas; cine, teatro, casi a cero; una auténtica legión de trabajadores no podrá volver al trabajo porque simplemente este habrá dejado de existir. Si a eso le añadimos la incertidumbre de si la epidemia puede volver en junio, según suben los contagios debido al fin del confinamiento, o en octubre, cuando el otoño quizás traiga una segunda oleada, es muy dudoso que ninguna empresa vaya a invertir en nada, o que demasiados trabajadores estén de humor para hipotecarse, comprar un coche, o consumir con demasiada alegría.

El escenario menos optimista es que la epidemia no se acabe rápido, y los desconfinamientos prematuros en muchos estados, sumados a una creciente politización de muchos conservadores que ven las restricciones como algo partidista, hagan que la cifra de muertes se mantenga en el nivel actual o aumente las próximas semanas. Qué sucede con la epidemia en este caso es impredecible, pero digamos que, siendo Estados Unidos un continente, tenemos brotes en algunas ciudades, casos aislados en otras, y un cóctel caótico de respuestas estatales. La recuperación en este caso será aún más complicada, porque no sólo tienes industrias que no reabren e incertidumbre, sino que además es muy probable que incluso en las zonas que reabran, la gente siga quedándose en casa sin consumir por temor a que en su región o ciudad haya un brote sin detectar.

Como señalaban por Upshot, la recesión en Estados Unidos empieza antes que nadie decretara cierres; los restaurantes, cines y centros comerciales de todo el país empezaron a vaciarse incluso antes de los confinamientos. Si la gente no cree que la epidemia está controlada, la economía no va a volver a abrir, por mucho que digan los gobiernos. Es aún temprano, pero las cifras de los estados que han reabierto parecen indicar que este es el caso.

¿Qué sucederá entonces? No lo sabemos. El crecimiento económico depende en gran medida de lo que haga un bicho microscópico que apenas entendemos cómo funciona. Para ver una recuperación fuerte (la clase de vuelta al trabajo que deja la tasa de paro por debajo del 10% en noviembre) es muy posible que sea necesario un milagro médico-biológico-técnico en los próximos dos meses, o una casi completa desaparición del virus sin rebrote alguno cuando haga calor, o que las máscaras y el distanciamiento social tenga efectos mucho mayores de lo esperado, y siempre que el congreso no pifie la respuesta a la crisis a medio camino. Lo más probable es una crisis profunda, una recuperación cautelosa, y meses de angustia e incertidumbre hasta que llegue una vacuna, si es que llega en algún momento.

La ausencia de un plan a nivel federal, de una serie de guías claras, estables y sensatas, de una estrategia sólida para implementar test masivos, medicalizar hoteles para cuarentenas, y todo lo que se ha hecho en otros países es un error imperdonable.

Bolas extra:


3 comentarios

  1. José Luis Fernández dice:

    «Dos empleados de la Casa Blanca han dado positivo por coronavirus. Si ni en lugar de trabajo más protegido y seguro del mundo es posible mantener el virus fuera, imaginad lo complicado que será reabrir para el resto.»

    Si bien comparto en líneas generales el artículo, creo que este párrafo no es acertado. Un lugar que NO está aislado, aunque en un momento dado no tenga contagiados, no puede ser 100% inmune al virus. Digo yo que esos trabajadores irán a su casa y volverán al trabajo cruzándose con gente, y eso, por muchas medidas que puedan aplicar, no significa riesgo 0.

    Por tanto, la seguridad respecto al coronavirus en la Casa Blanca no depende tanto de que haya 0 contagiados, sino de que esos contagiados estén controlados. Y aún así, tampoco habrá nunca riesgo 0.

    Creo que pretender riesgo 0 es totalmente irreal porque no existe, pero ni para el coronavirus ni para nada.

    Por otra parte, poner como en comparativa de recuperación rápida que en USA haya 200-300 muertos al día como hay ahora en España, me parece no una recuperación rápida, sino muy muy (pero muy) rápida. En España somos 40 millones y en usa más de 300. Comparar cifras absolutas sin hacerlas relativas a la población es engañoso. Simplificando, 300 muertos al día en USA sería como si ahora en España solo muriesen 40 personas al día.

  2. Sr.Yo dice:

    Creo que el cuadro es borroso.

    Primero, la economía ya estaba muy mal. Esto ya ha sido llover sobre mojado. Además esto es general, para todo el mundo = planeta, valga la rebuznancia. En Brasil se asoman al abismo, como mero detalle lo de Embraer y Boeing. No es el virus, es el virus y el 737 MAX. Es un posicionamiento geopolítico paleto y provinciano de mentalidad de señorito de cortijo (¡y son los mismos militares de los 60, algunos físicamente!), y de reducir costos por todas partes. Es que tampoco es el 737 MAX.

    Cuando uno va cuesta abajo rebotando por las rocas cada hostia es importante, pero no son las rocas: es la caída.

    En China el comité central del shogunato está partido más o menos en tres: unos creen que hay que empezar ya a devolver hostias, y a la yugular, a Occidente. Otros, que es mejor tragar porque el tiempo, indudablemente, juega a su favor, y el otro tercio, que hay que dosificar el trago/respondo. Los tres están convencidos de que EEUU los va a agredir de alguna manera, acaban de decidir incrementar, sustancialmente, su número de cabezas nucleares y misiles portadores. Punto para el Tito Kim «ya te lo dije».

    El problema es que pensamos que si Trump palma las elecciones y llega Biden, o hasta Sanders si se quiere por una carambola à la Gould, que esto va a cambiar. Nadita. Los modales si se quiere, las formas, pero no la política. El conflicto entre lo que Gates-Apple-Amazon representan y todos los estratos inferiores, que apostaron en suficiente medida por Trump y su improvisado NSDAP, eso se sigue agravando y con el virus todavía más. Tenemos el mismo ejemplo en España, un tipo como Sánchez, que se reveló incapaz desde el primer día con aquel aquelarre demencial con Rivera (quién iba a decir entonces cómo se iba a desfondar ese otro, ¿verdad?) por puro pánico al padre Pablo y su secta (también improvisada), desde luego no es la persona óptima, digámoslo así. Ni su equipo digital, como todos, evidentemente. No me resisto a añadir que una situación como esa ZP «el tonto» la hubiera salvado con la gorra (el sr.González es de otra época).

    Es conveniente dejar de tener fe en el sistema porque está gripando a toda velocidad. No nos va a ayudar, es precisamente lo que está enfermo, y es terminal. Todo lo demás es causa de esto.

  3. Por favor, no me tachen de catastrofista, pero la gráfica de desempleo es como poco impactante, más aún teniendo en cuenta que la realidad puede estar por encima…
    ¿Cambios, crisis, turbulencias?
    ¡Seguro! Ahora queda por ver la magnitud del impacto…

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