Internacional

Wisconsin, Biden y otras historias

15 Abr, 2020 - - @egocrata

Incluso en días de pandemia, la política americana genera una cantidad tal de noticias que es difícil cubrirlas todas en detalle. Para romper un poco el hábito de artículos megalíticos y asegurar que nada se nos escape, hoy toca una serie de notas breves. Si hay alguna historia de la que os gustaría tener más detalles, no tenéis más que pedirla, sea via correo, sea via comentarios.

El robo que no fue:

Como comentaba hace un par de días, los republicanos trabajaron muy duro para que la semana pasada votara tan poca gente en Wisconsin como fuera posible para intentar mantener un puesto en el tribunal supremo estatal. Para sorpresa de casi todo el mundo, el plan fracasó, y la candidata progresista (las elecciones a jueces son en teoría apartidistas, pero guiño, guiño, codazo, codazo) salió elegida con un 55% del voto. ¿Cómo consiguió ganar? Los republicanos temían que celebrar las elecciones a juez el mismo día que las primarias presidenciales demócratas les perjudicaría, y por eso intentaron sabotearlas. El partido demócrata y otros grupos progresistas en Wisconsin (donde tengo buenos amigos) trabajaron muy, muy duro intentando movilizar el voto por correo, una estrategia que casi nadie creía que iba a funcionar. Mi teoría es que la enorme atención que las maniobras legales alrededor de estas elecciones atrajeron la atención de muchos votantes que en otro contexto ni se hubieran acordado que había que votar, y además motivó a muchos progresistas a participar. Wisconsin será crucial en noviembre (es uno de los tres estados que Trump ganó por una décima el 2016); este es un mal precedente para el GOP.

Primarias demócratas – Wisconsin:

Si os acordáis, la votación fue el martes 7 de abril, pero los resultados no fueron públicos hasta el 13. Bernie anunció que suspendía la campaña el día 8. Hizo bien, porque en Wisconsin, un estado que en teoría le favorecía, había perdido 63-32. Ha salido con cierta dignidad.

Sanders anuncia que apoyará a Biden:

Esta es una de esas cosas que deberían ser triviales (el perdedor de las primarias anunciando que pide el voto por el ganador en las generales), pero en la cáustica política americana a menudo generan bastante drama y dolor de muelas. Veáse la eterna, inacabable campaña del 2016 que Sanders había perdido claramente en marzo pero que prefirió alargar hasta junio, o la igualmente inaguantable campaña del 2008, en la que Hillary se mantuvo tozudamente en competición también hasta el final. Que Bernie abandonara la carrera a principios de abril y anunciara su apoyó a Biden menos de una semana después es, entonces, una novedad relativa en las primarias demócratas, y algo que dice mucho de la situación política del país, el talento político no del todo bien reconocido de Joe Biden, y lo que esperan los demócratas en noviembre.

Primero, la pandemia. Ni Biden ni Sanders han celebrado ningún acto de campaña con público desde mediados de marzo. Multitud de votaciones que debían haber tenido lugar en marzo y abril han sido pospuestas hasta junio. Los medios estaban ignorando las primarias, haciendo imposible que Bernie pudiera ganar terreno y a la vez dificultando la tarea de Biden para ejercer de líder de la oposición. No había oxígeno para pelearse más.

Segundo, el talento de Biden. Hay una detalle que no se ha comentado demasiado hasta esta semana, pero que ha sido importante para el desenlace de las primarias: Bernie detestaba a Hillary, pero es amigo de Biden. Biden, de hecho, es la clase de político que es amigo de todo el mundo, o más concretamente, que todo el mundo cree que Biden es amigo suyo. Por temperamento, y por cómo entiende la política, es alguien que busca consensos, habla con todos, y nunca se toma nada como algo personal. Según parece, Biden ha sido muy hábil tranquilizando a Sanders y dándole espacio para que decidiera, y aún más hábil dosificando el uso de su antiguo jefe para cerrar las primarias. El ex-vicepresidente es un bocachancla de cuidado, tiene la consistencia ideológica de la gelatina y dios santo se nota que tiene 78 tacos a veces, pero sabe negociar.Un detalle importante: Biden ha anunciado la creación de varios grupos de trabajo con personal de la campaña de Sanders para trabajar juntos en la elaboración de un programa de gobierno. Esto es muy inusual en unas primarias, y dice mucho del gusto de Biden por construir consensos.

Tercero, los demócratas están motivados. Hay un auténtico pavor dentro del partido a que Trump salga reelegido. Bernie es un ideólogo, pero ha dejado claro una y otra vez que no hay nada más importante que echar a Trump. A la intelectualidad pijoprogre que se pasó las elecciones del 2016 trolleando a Hillary y diciendo que Trump no era tan malo se le han pasado las ganas de hacer tests de pureza casi por completo; nadie tenía ganas en medio de una epidemia de litigar Medicare durante tres meses más. El diálogo entre Biden y Bernie anunciando el endorsement, por cierto, es una delicia. Echadle un vistazo.

Las primarias quizás nunca estuvieron tan competidas como parecían:

Es fácil decir esto a posteriori, pero la teoría operativa que teníamos algunos de que Bernie tenía un suelo alto y un techo bajo de apoyos dentro del partido resultó ser cierta. La estrategia de Sanders de consolidar un 30% del voto y aprovechar que el ala moderada del partido iba a dividirse entre media docena de candidatos funcionó en los tres estados en los que efectivamente participaron un montón de moderados (léase Iowa, New Hampshire y Nevada), pero resultó ser una mala idea cuando los moderados se consolidaron en un único candidato viable. A priori, apostar que los demócratas en el 2020 iban a ser tan mendrugos como los republicanos el 2016 no era una idea absurda, pero confiar en la estupidez ajena no dio resultado. A diferencia de Trump, además, Bernie no llegó a Iowa como líder en los sondeos nacionales, ni tenía una agenda política tan popular como la de Trump dentro del partido. Basto con que los demócratas actuaran racionalmente durante diez minutos pre-supermartes (cuando Pete y Klobuchar se retiran) para cerrar la historia.

¿Quién será la candidata a vicepresidente?

Buena pregunta; no lo sabe nadie. Lo único que está claro es que será mujer (Biden lo anunció en el último debate) y que será más joven que Biden (duh), pero poco más. Sobre la ética, estética, y arimética de escoger un vicepresidente escribiré un artículo más largo otro día, pero normalmente hay dos posibles estrategias. La primera, es escoger a alguien que refuerza un flanco débil del candidato, sea geográfica (un VP de un estado competitivo, estilo Ohio) biográfica (alguien con experiencia con un candidato joven, como Biden con Obama), o ideológica (un VP que motive a las bases, estilo Palin con McCain). La segunda es alguien que refuerza tu mensaje, escogiendo a alguien que comparte las señas de identidad del presidente (estilo Gore y Clinton, como “nuevos demócratas”). No tengo ni idea por quién optará Biden, pero esta lista de posibles es un buen principio. Mi preferencia sería Warren (que fue mi candidata durante la campaña), las más probables creo que son Klobuchar y Kamala Harris, con Tammy Duckworth como posible tapada. A diferencia de unas elecciones con sondeos, la elección de una VP depende de una sola persona, Joe Biden, así que predecir nada es mucho más complicado.

Bolas extra:

  • Las cifras de la epidemia de coronavirus en Estados Unidos siguen invitando a un cierto optimismo; mejora en Nueva York, control (relativo) en Florida y Georgia. Sólo Nueva Jersey parece estar fuera de control.
  • Las ruedas de prensa de Trump siguen siendo igual de espantosas que siempre, como no.
  • La FDA relajó la normativa y pruebas necesarias para permitir la puesta a la venta de pruebas de anticuerpos para saber si alguien ha superado una infección de coronavirus. Como era de esperar, el mercado se ha llenado de vendedores de “pruebas” que no funcionan y no sirven para nada. Desregular cosas en materia de salud sigue siendo una tontería, incluso en medio de una pandemia.
  • Como era de esperar con la administración Trump, el comité de “expertos” para reabrir la economía no tiene ni un solo economista o epidemiólogo, pero cuenta con la presencia de la hija y el yerno del presidente.


6 comentarios

  1. Sr.Yo dice:

    Pero qué manía.

    Sanders sólo quiere llevar el programa demócrata a la izquierda. Tal y como funciona todo en ese país demencial, como para llevar un programa centrista. Si se mantuvo hasta el final con Hillary es porque Hillary -los Clinton- son un fraude total, te puedes fiar de ellos como de un banco. Es falso que perdiera por su culpa, si Sanders hubiera hecho entonces lo que acaba de hacer ahora, él hubiera terminado desprestigiado y ella habría perdido incluso en votos.

    Ahora es diferente. Para empezar el electorado ya asume como factibles los «disparates» de Sanders de 2016. Y no sólo como factibles. El programa de Biden es el que está más a la izquierda de los demócratas desde que puedo recordar (seguro que mucho menos que el autor), a mayores se le ha dado mano para asegurar lo que estime conveniente. No es un programa de pesebres y Cáritas, sino de cambios estructurales. Que eso legislativamente pueda ir adelante ya se verá, el mundo está cambiando rápidamente, lo que está claro es que para que cambie en ese sentido como condición necesaria es llevarlo en el programa. Y defenderlo.

    Biden no tiene nada ganado frente a Trump. No es seguro que no esté algo gagá. Su hijo tiene demasiada mierda, y de la que salpica por impacto todo lo que toca. Se discute abiertamente qué pasaría si Biden no estuviera en condiciones (médicas) de presentarse. Sanders desde luego no irá, nunca ha querido ir. Su guerra es muy otra.

    Por cierto, Occidente va camino de batir los récords de gerontocracia de la URSS. Es cierto eso que dicen que los dirigentes chinos son de ciencias, lo son: ingenieros, químicos, físicos, médicos, matemáticos, todos ciencias duras y sorprendentemente casi ni economistas. En Occidente la aplastante mayoría (excepción curiosa: Merkel) son juristas, lo más adecuado para sociedades incapaces de ver más allá de su ombligo, o economistas, los magufos alias sumos sacerdotes del cotarro.

    Así nos va, y «mejor» que nos va a ir.

    • Estilpon dice:

      Su comentario obvia que los dirigentes están formados en lo que tradicionalmente les ha llevado a la política, aquí o en China. Y su comentario sobre economistas, siguiendo su «línea editorial», deja a las claras la profundidad de su ignorancia.

      un cordial saludo,

      • Sr.Yo dice:

        ¿Se refiere usted a la escuela de Viena o a la de Chicago? La definición de economía como tal es una magufada de libro, porque lo que se supone que su etimología indica, eso es exactamente lo que hace un ingeniero, cada uno de su área. Mire, quitando los marxistas, lo único que hacen las escuelas «económicas» es seudoantropología, porque la labor de un economista no es gestionar recursos limitados y/o finitos de forma óptima, como le digo es es exactamente lo que hace un ingeniero, lo que hacen es vestir de axiomas pararreligiosos y muy poco empíricos para sostener un estado de cosas, social, que todos sabemos cuál es. Eso jamás, jamás lo ha hecho ninguna ciencia empírica adscrita al método, eso ha sido siempre, consistentemente, tarea de mitos y religiones.

        Por no hurgar en el tema de lo que es finito y limitado, incluyendo crecimientos geométricos, cuando no exponenciales. Ninguna persona que tenga sus pies puestos en la realidad puede siquiera pretender que eso no lleva a ningún otro sitio que un precipicio, como estamos viendo todos los días.

        Son magufos, y me importan una mierda sus calificativos. Nunca han sido otra cosa que magufos, todos en bloque, en sus cabezas no distinguen la realidad de la construcción cultural humana. Viven en la ontología, porque la epistemología para ellos es imposible, sus varas de medir son embudos.

        No es que sean «ciencias atrasadas» como lo pudo ser la medicina del siglo XVIII y sus burradas o la que le guste más de ejemplo, es que es una magufada por definición, una teología. Lo que ellos dicen estudiar es antropología pura y dura, y ya ve el recorrido de aplicar criterios culturales a la realidad.

  2. antonio dice:

    Para el Editor R.G. ¿Pero ud. no se da cuenta de que lleva 5/6 meses hablando solo en su blog?. Exiten razones económicas para tal fenómeno que no le explicaré, pero ¿a ud. mismo, y sin más estudio, no le da verguenza esa situación del blog?..

  3. Alatriste dice:

    Al hilo de eso estaba pensando hace unos días que no tiene nada de extraño que en todo el mundo democrático los legislativos estén llenos de «gente de leyes» con salpicones de economistas; después de todo las dos grandes labores de un parlamento son por un lado hacer las leyes, y por otro elaborar presupuestos y controlar los gastos.

    El problema viene cuando eso implica que el ejecutivo también esté copado por una hueste de abogados con algún economista infiltrado. Y creo que ha quedado bastante claro con la pandemia que no solo ha habido una grave y generalizada carencia de conocimientos científicos, sino que ha dado toda la impresión de que en los gobiernos ni siquiera había gente capaz de asimilar lo que los médicos y los epidemiólogos les contaban. Como si vivieran en mundos distintos y hablaran lenguas distintas.

  4. Sr.Yo dice:

    La firma Berman Law Group acaban de demandar a China (un estado soberano, o eso dice el orden internacional) por la CoViD-19. No me voy a gastar en el argumentario, la verdad es que nunca estuvo todo tan claro como en este momento histórico, Occidente está a dos dedos de su Adrianópolis particular, que se lo lleva buscando con furor desde ya hace mucho tiempo, y cuando se busca algo así, pues se suele encontrar, qué duda cabe. Lo que no es muy conocido (todavía) es que el hermano de Joe, Frank, forma parte de ese bufete, o lo que sea que francamente, no lo sé.

    Yo no sé por qué se rallan tanto la cabeza (de rallar, como el pan, no de rayar, como los discos): en el RU tienen un analfabeto al frente del Lord Haw Haw Club (por cierto, que yo sepa no es nada, ni jurista ni ecobombista), de Trump qué vamos a decir, como si el yogui de Canadá y sus poliescándalos fuesen mucha mejor cosa. Yo quitaría a Biden y pondría al primero que pasase por la calle, a Robert de Niro incluso, total ya postularon a la Ophrah.

    Fue el año pasado, creo que en una reunión de la MECMEC o la WCDE o algo así, que un chino con el escroto inflamado les soltó a esta tropa «yo diría que el sistema que es una mierda es el suyo». No es que me guste el de ellos, precisamente, pero ya se sabe, lo cortés no quita lo valiente.

    Como vuelva a ganar Trump supongo que se puede reír y llorar a la vez. Bien lo merece. El hecho, no el garrulo.

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