Internacional

Primary Colors (VI): el favorito

15 May, 2019 - - @egocrata

La incognita en las primarias demócratas estas últimas semanas es qué sucedería en las encuestas cuando Joe Biden hiciera oficial su candidatura. Biden entró (relativamente) tarde en liza, aunque historicamente un 25 de abril sigue siendo tempranísimo para unas presidenciales. Pre-candidatura, los números de Biden eran decentes pero no estelares, pero nadie estaba del todo seguro si iban a afianzarse cuando los votantes demócratas vieran que era una opción en firme, o si iban a desinflarse cuando el resto de candidatos empezaran a criticarle.

Tres semanas después, la respuesta es clara: Joe Biden se ha disparado en las encuestas, y ahora mismo es el claro favorito para ganar las primarias. En la media de sondeos recientes Biden le saca 24 puntos a Bernie Sanders (40-16), el segundo en liza, una distancia sideral que muy pocos se esperaban hace un par de meses. Biden, además, está siendo un candidato disciplinado, serio y consistente, evitando errores no forzados o salidas de tono. Sus intervenciones y discursos han conseguido irritar a Trump, que le ha atacado en discursos y Twitter. Biden, además, es el candidato que saca mejores resultados en los sondeos para las generales del 2020, algo que en un partido obsesionado con recuperar la Casa Blanca le da una ventaja crucial. Las bases demócratas parecen estar encantadas con el tío Joe, y los sondeos así parecen reflejarlo.

Las dos palabras claves en el párrafo anterior, sin embargo, son «ahora mismo«. Aunque los sondeos a estas alturas empiezan a ser relevantes (esto es, las cifras que vemos a 8-9 meses de las primarias empiezan a ser predictivas de lo que veremos después), sigue siendo muy pronto como para que un candidato se confíe con tanto partido por delante (léase: Clinton, 2007-2008). Quedan los debates, meses y meses de campaña, todo el juego de candidatos abandonando la carrera pre-Iowa, y la posibilidad que los votantes que no apoyan a Biden lleguen a un consenso con otra alternativa.

Los motivos que hacían a Joe Biden vulnerable hace unos meses, al fin y al cabo, no han cambiado. Biden es un hombre blanco calvo de 76 años en un partido que es cada vez más joven, menos blanco, y con más mujeres en sus bases. Biden sigue siendo un moderado en un partido que se ha movido a la izquierda. Biden ha perdido dos primarias presidenciales (1988 y 2008), y lo hizo por un buen motivo; simplemente, no era un gran candidato.

Aún así, los números de Biden es posible que sean realmente tan fuertes como parecen. Primero, porque aunque las voces más visibles del partido han girado a la izquierda, en realidad la mayoría de votantes demócratas siguen siendo bastante moderados. Los votantes de color (especialmente el voto negro) es mucho más centrista que lo que las estridencias de los Berniebros pueden llevar a pensar, y parecen apoyar a Biden con energía. Segundo, los demócratas tienen dos prioridades de cara al 2020, derrotar a Trump y derrotar a Trump, y el programa de su candidato presidencial les importa relativamente poco. Si Biden puede ganar en Pennsylvania, Ohio, Wisconsin y Michigan, nominarán a Biden y punto, sin experimentos extraños.

Tercero, el partido realmente echa mucho de menos a Barack Obama. La nostalgia por el expresidente es una de las señas de identidad del partido; incluso el sector más montañés izquierdista daría su brazo izquierdo para repetir sus ocho años de mandato. La asociación de Biden con la administración Obama es obviamente muy fuerte, y Biden no se cansa de hablar sobre ello. Su campaña tiene acceso a la lista de correo de Obama, el documento más codiciado por cualquier candidato en Estados Unidos.

¿Es Biden invencible? No, por supuesto que no. Tras esta paliza inicial, el resto de candidatos están muy ocupados estos días redefiniendo y refinando sus campañas, hasta el punto que el WaPo y el NYT tienen 3-4 artículos cada semana sobre cómo «candidato X está cambiando su mensaje». Hace unos meses todo el mundo asumía que el candidato a batir no sería Biden, sino Sanders, con el ala izquierda del partido iba a dominar las primarias. Ahora que todo el mundo se ha dado cuenta que su objetivo en la vida no tiene por qué ser hacer feliz a los fans del socialismo democrático en Twitter, varios candidatos instintivamente centristas como Harris, O´Rourke o Booker tienen espacio para competir. Harris y Booker pueden competir por el voto latino y negro con energía si pueden moderarse, y el apoyo de Biden en ese flanco es bastante vulnerable. En el ala izquierda del partido, Sanders no parece haber sido capaz de consolidar el voto, y Elizabeth Warren, a base de presentar planes sobre absolutamente todo, se está consolidando como la segunda opción para muchos.

De momento, el mapa de candidatos es más o menos como sigue:

  1. Favorito (35-45% del voto, según sondeos): Joe Biden.
  2. Candidatos de segundo orden (7-15% en sondeos): Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Kamala Harris, Pete Buttigieg
  3. Candidatos casi viables (1-5%): Beto O´Rourke, Cory Booker, Amy Klobuchar, Julián Castro (por los pelos).
  4. Errores de redondeo (0-1%): Gilibrand, Yang, Gabbard, Inslee, Ryan, Delaney, Hichenlooper, Moulton, Gravel, Williamson, Bennet (si no os suenan, no os preocupéis – a los votantes tampoco).
  5. El recién llegado: Steve Bullock, el gobernador demócrata de Montana, que acaba de anunciar que se presenta. A su favor, es un moderado capaz de ganar elecciones en un sitio como Montana. En su contra, es tan moderado que es capaz de ganar elecciones en Montana, y que no lo conoce nadie fuera de Montana.

Los debates empiezan en junio. Las reglas para entrar en el debate son bastante extrañas (las podéis leer aquí) pero parece que tendremos 20 candidatos en escena. Los demócratas seguramente tendrán dos o tres debates, con los participantes en cada uno decididos por sorteo, así que casi seguro habrá sorpresas.

A día de hoy, sin embargo, las primarias son Biden contra el mundo, y Biden va ganando.


Comments are closed.