Internacional

Midterms: la ola que sí sucedió

15 Nov, 2018 - - @egocrata

Hace algo más de una semana, escribiendo sobre los resultados electorales de las legislativas americanas, decía que el resultado había sido bueno pero sin llegar a estelar para los demócratas. El partido había cumplido su gran objetivo (mayoría en la cámara de representantes), pero sin grandes aspavientos.

La percepción de los medios, sin embargo, fue un tanto distinta. Muchos observadores hablaron de fracaso relativo, con los demócratas perdiendo escaños en el senado y quedándose a medio camino en algunos estados donde habían invertido muchos recursos y entusiasmo (léase Texas). El NYT publicó varios artículos hablando sobre cómo la izquierda americana no había conseguido conectar con la nueva América, y que era hora de dejarse de sanidad para todos y diatribas antiracistas y hablar sobre Dios, Patria y la NFL  o algo parecido.

Según pasaron los días, sin embargo, el discurso empezó a cambiar. El sistema electoral americano es notoriamente ineficiente en cosas tan básicas como contar votos a un ritmo medio aceptable, especialmente en los estados de la costa oeste que permiten y animan a votar por correo. En sitios como California, Utah, Montana, Oregón o Arizona los resultados del martes por la noche resultaron ser muy provisionales; según avanzó el recuento de votos rezagados, muchas elecciones empezaron a caer del lado de los demócratas. Gente como Dana Rorabacher, un veterano congresista republicano por California se fue a dormir con dos puntos de ventaja sobre su oponente, para acabar casi cinco puntos por detrás una semana después. Durante esta última semana, Twitter ha tenido un goteo constante de noticias de AP anunciando otro escaño que caía del lado demócrata. Y poco a poco, la narrativa en los medios ha empezado a cambiar.

A día de hoy, las proyecciones indican que los demócratas acabaran ganando unos 38 escaños en la cámara de representantes, y perdiendo sólo uno o dos senadores en la cámara alta. Es la peor derrota del partido republicano en unas midterms desde 1974, justo después de Watergate. Sólo dos elecciones en los últimos 40 años han visto un cambio mayor en la cámara de representantes, las midterms del 2010 (justo al final de la gran recesión) y 1994 (tras el fracaso de la reforma de la sanidad de Clinton). Si miramos el voto directo, no escaños, el resultado es aún más impresionante, con los demócratas imponiéndose por más de siete puntos.  Aunque el senado fue en dirección contraria, el hecho que los demócratas sólo perdieran dos cuando se enfrentaban a un mapa totalmente imposible es incluso meritorio.

La victoria demócrata es aún más significativa a nivel estatal. Por aquí me he cansado de repetir que a efectos de políticas públicas concretas las elecciones a gobernador y legislativos estatales tienen un impacto mucho más directo en el votante medio que cualquiera cosa que pueda salir de un cada vez más inoperante gobierno federal. Los demócratas recuperaron siete gubernaturas (de 36 en liza) y no perdieron ni una; han pasado de controlar 16 ejecutivos a estar en 23*.

El partido, además, recuperó más de 350 escaños en legislativos estatales, pasando a controlar cinco más y rompiendo el empate en una**. Los demócratas consiguieron»trifectas» (control del ejecutivo y las dos cámaras legislativas) en siete estados, y rompieron trifectas republicanos en cuatro. Sólo el intenso, vicioso gerrymandering del GOP en muchos estados evitó daños mayores. Los demócratas sacaron más votos en al menos cuatro estados (Pennsylvania,  Wisconsin***, Carolina del Norte y Michigan), pero no alcanzaron mayorías. Incluso en lugares donde perdieron, como en Texas, el tirón electoral de su candidato les dió victorias inesperadas en otras elecciones como jueces o agencias locales.

No fue una victoria completa, ni mucho menos. Los demócratas ganaron los tres estados que le dieron la victoria a Trump el 2016 (Wisconsin, Pennsylvania, Michigan), pero perdieron decisivamente en Ohio (que parece ir camino de convertirse en Missouri) y Florida (donde el partido siempre se las arregla para perder por un puñado de votos).  No deja de ser, sin embargo, un resultado abrumador.

Lo más divertido es que si miráis mi artículo en la misma noche electoral ya entonces las proyecciones estimaban que los demócratas iban a recuperar entre 32 y 36 escaños, es decir, sólo tres menos de lo que sabemos ahora. La predicción en el senado era que iban a perder tres, sólo uno más de lo que ha acabado sucediendo.  Los medios nacionales no se fijan en los resultados estatales, pero la idea es parecida.  El martes pasado la noche empezó con los gatillazos demócratas en Florida y Ohio, no con la oleada de victorias en Arizona, Nevada, Iowa (¡!), Kansas (¡!), Wisconsin o California, así que los medios, ya tradicionalmente propensos a prestar más atención a la costa este, simplemente ni se dieron cuenta de la magnitud de la victoria demócrata hasta esta semana.

Esto puede parecer irrelevante, pero no lo es. El poder, la autoridad legislativa de un presidente en un sistema con partidos poco disciplinados depende mucho de su capacidad de convencer a los legisladores que lo que hace y dice es popular. Aunque las ideas sobre liderazgo presidencial están a menudo bastante sobrevaloradas, las decisiones estratégicas del partido republicano de aquí al 2020 serán muy distintas si creen que Trump es popular o si creen que les ha hundido. En un escenario donde el presidente puede verse sujeto a investigaciones o acusaciones serias de corrupción (Bob Mueller está de camino, no lo olvidemos), puede ser la diferencia entre que veamos primarias en el lado republicano el 2020 o no.

Para el próximo episodio, toca hablar de votantes y mapas: quién ha votado al partido demócrata, dónde están, y que nos dice esto de cara al 2020****. Hablamos.

Por cierto, para los curiosos – aquí tenéis una lista de todas las votaciones que aún quedan por decidir, casi 10 días después de las elecciones. Sin comentarios.


* Florida y Georgia aún están contando y litigando, pero todo apunta que seguirán en manos republicanas.

** El senado de Connecticut. Crucial, al menos para mí.

*** En Wisconsin los demócratas sacaron el 54% del voto, pero sólo tienen un 36% de los escaños en la asamblea estatal.

**** Muy poco.

 


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