Horarios

El mito de la pausa para comer

18 Abr, 2018 - - @MartinOlalla_JM

En esta entrada voy a desglosar el tipo de jornada que cada trabajador describe en las encuestas de empleo del tiempo. Mi intención es discriminar quienes tienen una jornada intensiva (trabajan sin pausa de principio a fin), quiénes hacen alguna pausa a lo largo del día, cuántas y de qué duración. Y, por supuesto, los resultados se expresarán en forma de porcentaje sobre el total de forma que se pueden comparar distintas encuestas de empleo del tiempo. Esta es una línea de trabajo que no había usado anteriormente y es complementaria del análisis del ritmo de actividad laboral diaria que proporciona una información más global del estado de la sociedad respecto de la actividad laboral.

La entrada tiene que ver con la conciliación de la vida laboral y familiar y no con el huso. A mí me pilla un poco al traspié porque no soy un científico social. No tengo voluntad evangelizadora: no sé qué es lo mejor ni qué es lo peor. Sí puedo describir lo que dicen las encuestas de empleo del tiempo.

Eliminando las pausas de diez minutos (el nivel de discretización temporal de las encuestas de empleo del tiempo) y computando la actividad «trabajo: pausa para café» como trabajo (para no generar pequeñas pausas que complican el análisis) he desglosado la actividad laboral de los trabajadores encuestas según lo siguiente:

  1. Una jornada sin pausa o intensiva. Dentro de este tipo he discriminado tres subtipos:
    1. Jornada vespertina. Si su inicio es posterior al mediodía civil.
    2. Jornada matinal de más de 6h (tal vez trabajadores a tiempo completo).
    3. Jornada matinal de menos de 6h (tal vez trabajadores a tiempo parcial).
  2. Trabajadores con una pausa de al menos veinte minutos, presumiblemente para almorzar aunque no es requisito. Dentro de este grupo he considerado también tres casos:
    1. Pausa de una hora: cuando la pausa dura menos de 1h30m.
    2. Pausa de dos horas: cuando la pausa dura por lo menos 1h30m y menos de 2h30m.
    3. Pausa de más de dos horas: cuando la pausa es de al menos 2h30m.
  3. Trabajadores que realizan más de una pausa. Este grupo será simplemente un resto en el análisis.

He pasado el «desagregador» por los microdatos de las encuestas de empleo del tiempo de los países mayores: España, Italia, Francia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. Además del desglose he computado una serie de valores descriptivos básicos de la muestra de duraciones de la pausa: su valor mediano (segundo cuartil o percentil 50), su valor medio, y su desviación estándar. No está de más señalar que si un trabajador no tiene pausas en su jornada laboral computa en la estadística como una pausa de 0h. Los resultados se presentan en el siguiente gráfico/cuadro.

Desglose de la jornada laboral según su pausa. Los primeros tres items representan jornadas intensiva (sin pausa), su valor se inserta en tinta blanca y su valor acumulado se muestra a la derecha en tinta más oscura. Los siguientes, jornadas laborales con pausa desglosados en pausa de una hora (mayor de 20m y menor de 1h30m), pausa de dos horas (entre 1h30m y 2h30m) y pausa mayor de dos horas (>2h30m); el valor de cada uno de ellos se muestra en tinta gris y el valor acumulado se muestra a la derecha en tinta del mismo color. El último ítem representa una jornada con múltiples pausas, cuyo valor se muestra en tinta negra. En todas las encuestas se han eliminado las pausas de diez minutos (el nivel de discretización del tiempo en las encuestas): la pausa mínima es de veinte minutos. Para cada encuesta aparecen los siguientes valores descriptivos de la estadística de la muestra de pausas: el tamaño de la muestra (N), el segundo cuartil o valor mediano (Q2), el valor medio (〈E〉) y la desviación estadística (s).

Solo la encuesta de Estados Unidos produce un resto significativo del 21%. Esto condiciona la comparación de sus resultado pero, aún así, por el interés que puede provocar dicho país he decidido dejar sus resultados.

En el cuadro se distinguen bastante bien dos tipos de países. A la derecha Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, países de cultura anglosajona con un valor mediano de la pausa de 30min y un valor medio de 42min. Se caracterizan también porque la pausa para almorazar de dos o más hora es prácticamente inexistente (5% en total). Las encuestas de empleo del tiempo también revelan que emplean una hora al día en comer (todas las comidas) y que es raro que regresen a casa para almorzar.

Al otro lado Francia, Italia y España, de cultura latina, cuyo valor mediano de la pausa para el almuerzo es 1h y el valor medio 1h25m. Se caracterizan también porque el número de trabajadores que hacen una pausa de dos o más horas es significativo: 16% en Francia y 26% en Italia y España. Son países en los que se emplea típicamente dos horas en comer a lo largo del día y también son países donde no es raro que la gente regrese a casa para almorzar.

De nuevo nos encontramos ante un análisis en el que España no se desempeña de forma especialmente mal ni especialmente singular. Comparte con Italia un 66% de encuestados con una pausa menor de una hora. Y no es un dato muy diferente del francés, que reporta un 75% de los trabajadores con una pausa menor de 1h. Francia, de indudable pedigree europeo, es un caso intermedio entre el 84% del dato británico y el 66% del la estadística española o italiana. Supongo que es plausible que la estadística española se acerque al 75% francés. No es una tarea fácil pero tampoco que hace falta una gran revolución que vuelva del revés el ritmo de vida en España. No olviden que Arhoe diseñó un plan para que quienes tienen una pausa de dos horas (el 14% de los encuestados, uno de cada siete) pasen a disfrutar de una pausa de una hora: a cambio de que los trabajadores que tienen una pausa menor de una hora (el 66% en la encuesta, dos de cada tres) retrasen su vida una hora.

También hay otras formas de ver la tabla: en España el 45% de los encuestados reporta una jornada intensiva (sin pausa), ligeramente superior nivel de Canadá, y Reino Unido. El dato español de la jornada matinal intensiva triplila al francés y duplica al italiano. De esta forma la jornada intensiva ha desplazado a las jornadas partidas con pausa de una hora: los trabajadores españoles han preferido adelantar la hora de entrada al trabajo para trabajar continuadamente de 8am a 3pm, por ejemplo. Indudablemente la gran mayoría de estos trabajadores son funcionarios públicos y disfrutan de una salida del trabajo insultantemente temprana en comparación con el resto de europeos: apenas una hora y media después del mediodía solar y unas tres horas anteriores a cualquier anochecer. Es una estrategia posible porque cuando amenece en España faltan más de cuatro horas y media para el mediodía: la mañana más corta es suficientemente larga.

Es difícil relacionar este cuadro con la productividad. Italia y España tienen una productividad similar y coincidente con el dato EU28 de 2014. Pero Reino Unido, cuyo desglose de la pausa es diferente, presenta la misma productividad. Por contra la productividad en Francia es un 30% mayor que la de Italia, España o Reino Unido, presentando un desglose de la jornada laboral intermedio entre los de España/Italia y Reino Unido. Es razonable pensar que este desglose no informa de los muchos de los factores que sí puntúan en la productividad.

La latitud y el sincronizador invernal pueden influir en el tipo de jornada. En el Reino Unido es imposible que una jornada laboral con una pausa de dos horas se desarrolle en las condiciones óptimas de entrada al trabajo cerca del amanecer inveral y regreso al trabajo antes del anochecer invernal. Las 7h30m de luz ambiental invernal y una jornada laboral de entre 7h y 8h no lo permiten. En Canadá y Estados Unidos la situación geográfica es más favorable en este sentido. Que tengan una estructura de pausa diferente de la española, italiana y francesa indica que en este rango de latitudes las sociedades pueden desarrollar estrategias diferentes para administrar la luz solar. Indudablemente factores culturales pueden desempeñar un papel pero tampoco olvido que las condiciones climáticas son diferentes a una y otra orilla del Atlántico: la latitud promedio candiense 45.5° constituye el límite superior de la sociedad en América. En Europa es solo un valor intermedio de la latitud francesa e italiana.

El papel del franquismo en la distribución de la pausa es anecdótico. La pausa de dos horas a mediodía está presente en textos legales españoles de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Lo está como una forma de garantizar derechos frente a posibles abusos del empleador. Su razón no es solo que el día invernal permite, en cierta forma, tener esa pausa sino, también, una forma de combatir la insolación estival del mediodía. Desde 1974 no hay ningún tipo de regulación que obligue a hacer una pausa de dos horas para comer; sin embargo muchos comercios siguen cerrando dos y tres horas a mediodía. Decir que esto es por costumbre o historia, cuando no directamente por el franquismo, es evitar dar una respuesta razonada ya que en cuarenta y cinco años sí han cambiado muchos otros indicadores sociales.

Tampoco es fácil sostener que la distribución española se debe al reloj adelantado: a la hora de Berlín. El caso italiano, con un reloj estándar, sirve, de nuevo, de contraejemplo. La atribución de culpas modernas a la decisión sobre el huso no puede escapar fácilmente de la falacia post hoc ergo propter hoc (después de esto por tanto a causa de esto): la sociedad moderna post Segunda Guerra Mundial ha surgido en España después de que la hora legal se fijase en la hora de Berlín, qué tentador atribuirle los males posteriores. En realidad la sociedad española tomó decisiones básicas con esas reglas del juego. Que las decisiones estén sincronizadas con el ciclo de luz/oscuridad muestra que no están relacionadas con el huso: no se abre un negocio por cuánto quede para el mediodía berlinés o londinense, sino sabiendo si ya ha amanecido. De la otra parte es difícil evitar la ucronía: los funcionarios españoles habrían entrado regularmente a las 8am hora de Londres si huberia sido el caso y habrían descubierto que haciendo una jornada intensiva de 7am a 2pm se está bien. Y es que si hoy vemos las 7am como una hora muy temprana para entrar a trabajar es porque tenemos nuestro reloj mental, que describe el ciclo de luz/oscuridad, asociado a la hora de Berlín, nuestro huso natural.

Igualmente el proceso que ha llevado a que la mayoría de los españoles hagan tres comidas diarias ha ocurrido con la hora legal que tenemos ahora. Es difícil creer que habiendo vuelto a la hora de Londres en 1945 nuestros padres y abuelos habrían elegido comer un sandwich a mediodía en vez de potajes, cocidos o fabadas. Las penurias, las ganas de sobreponerse a ellas y la forma de hacerlo habrían sido las mismas porque los días habrían sido los mismos.

No todos los factores que influyen en la conciliación están consignados en esta entrada ni en el cuadro que la acompaña. Por ejemplo mi facultad está abierta de 8am a 10pm: catorce horas diarias de lunes a viernes. Una amplitud que casi es representativa de la amplitud laboral en España. Probablemente, no tiene comparación posible con ningún otro lugar. Esto no implica que haya personas trabajen desde las 8am hasta las 10pm; ni que haya el mismo número de personas trabajando a las 8am o a las 10pm que a la 1pm o las 6pm. Los trabajadores con horarios más regulados, el personal de administración y servicios, tienen dos turnos intensivos: de 8am a 3pm (matinal) y de 3pm a 10pm (vespertino). Pero con independencia de ello la amplitud de la actividad laboral en España puede ser un problema en el que su correlación con la latitud no es un consuelo. Pienso casi siempre en trabajadores autónomos que quizá sí tienen que estar dispuestos en cualquiera de esas 14 horas del día. Pienso en el último cuartil de la distribución.


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