La tasa de abandono escolar es un constructo estadístico de Eurostat para hacer comparable la calidad de los sistemas educativos y se define como el porcentaje de alumnos de 18 a 24 años que ha completado, como mucho, estudios de educación secundaria básica (en España, la ESO) y no se encuentra en ningún tipo de estudio-formación.

España tiene varias peculiaridades en cuanto a su abandono escolar temprano. La primera (y más importante) es que es muy alto comparado con el resto de países europeos. Junto a Malta, España tiene la tasa más alta de toda la UE. La segunda peculiaridad es sus altibajos en paralelo al ciclo económico. Durante la década de los 90, el indicador descendió de un 40% a un 30%, hasta que en el año 2000, comenzó a subir de nuevo hasta alcanzar un 32% en 2008. Varios estudios han sugerido que esto tuvo mucho que ver con la burbuja y las oportunidades laborales en sectores como el de la construcción. Con la llegada de la crisis y la desaparición de esas oportunidades, el abandono se ha reducido en más de 10%, llegando en 2017 hasta 18.3%. La evidencia más reciente muestra que en este periodo, el retorno a la formación ha aumentado de forma notoria.

La semana pasada se publicó la Encuesta de Población Activa del último trimestre de 2017. Aunque el Ministerio de Educación no ha publicado datos específicos del cuarto trimestre de 2017, el análisis de Floren Felgueroso* parecen apuntar que la tendencia de descenso de la tasa de abandono escolar empieza a frenarse y a estancarse en torno al 18 o 19 por ciento. Los datos del tercer y cuarto trimestre (que por desgracia el MECD no ha publicado) muestran una ligera subida respecto a los mismos datos en 2016. En concreto, el cuarto trimestre es clave para entender los vientos de cola, porque hay una bajada importante de contratos, suele bajar la tasa de empleo (también empleo juvenil) y por tanto no suele haber motivos para que los jóvenes no estén formándose. Sin embargo, el hecho de que haya aumentado la tasa de abandono temprano en este trimestre es precisamente un síntoma preocupante de algo más profundo.

La tendencia de estancamiento se observa también en la serie trimestral completa:

La tasa de desempleo se suele dividir entre paro estructural y paro coyuntural. Este último va ligado al ciclo económico, y oscila, mientras que el paro estructural va ligado a las características de la economía (estructura productiva, regulación, y un sinfín de factores). Con el abandono se podría dividir igual, y en el caso de España es evidente. Nuestro abandono coyuntural, que subió con la burbuja, ha vuelto a caer desde la crisis. Pero existe un abandono estructural que cuesta mucho más reducir, que es posible que hay caído en los últimos 30 años, pero que en el corto plazo va a seguir ahí sea cual sea la situación del ciclo económico. Lo que los datos parecen sugerir es que la bajada del abandono temprano estructural es mucho más lenta y que existe una resistencia a que se reduzca fácilmente.

Hay muchos factores que pueden explicar este abandono estructural alto. Uno de ellos es la inercia e innación por el que se mueve las políticas educativas en nuestro país. No hablamos de las leyes, estas se cambian (demasiado) a menudo. Hablamos de la falta de una estrategia coherente y global en torno a la reducción del abandono temprano. Aunque el MECD y las CCAA se hayan empeñado en sacar pecho durante la última década por la bajada del abandono –que es una gran noticia– cabe preguntarse cuánto se debe al ciclo y cuánto a las políticas. El hecho de que el abandono repunte ahora que  la economía se recupera y aumenta la demanda de empleo de ocupaciones de más baja cualificación sugiere que el elemento coyuntural puede ser más importante que el estructural. Y a la vez, ahora que empieza a estancarse la tasa de abandono temprano, la situación coyuntural tiene poco que ver con la acción del MECD y las Consejerías de Educación.

Lo que sin embargo sigue dependiendo de estas son las políticas educativas. No queda otra que mirarnos al espejo y asumir la realidad. Sin una estrategia clara de reducción del abandono es probable que sigamos siendo el estado miembro de la UE con la mayor tasa de abandono. En varias ocasiones hemos incidido en distintas propuestas que podrían contribuir a trabajar en la tasa de abandono temprano estructural, como la repetición y flexibilidad curricular, los programas de refuerzo, las políticas de profesorado, o una inversión más estable y estratégica.  El Ministro ha insistido en que el abandono bajará del 15% en 2020. Sería fantástico y ojalá ocurra así. Pero cabe preguntarse si tras ese 18% de abandono no hay un componente que depende enteramente de la estructura y las políticas del sistema educativo, que siguen siendo las mismas de siempre.

*Agradecemos a Floren Felgueroso su amabilidad con los datos.

Edit #1: Editado para cambiar el segundo gráfico, mejorar la visualización de las series trimestrales y corregir datos del primer gráfico.


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