Catalunya

El margen comienza a agotarse

27 Oct, 2017 - - @politikon_es

Cuando desperté el 1 de octubre y vi las fotos de civiles sangrando pensé que había una probabilidad mayor de .5 de que Cataluña se independizara.

Todo parecía alineado: el golpe mediático internacional, el exceso de fuerza del gobierno central, el voto. Al día siguiente una alumna me preguntó por qué España no dejaba la independencia si había votado a favor un «90%» de la población. Mi sensación era que la actuación del gobierno dejaba presagiar que pensaban en este problema con el ángulo de Euskadi en los 90 y que eso nos conducía al desastre: la retórica machacona del Estado de Derecho, y la reducción de todo el problema a la dimensión de orden público. La falta de comprensión de como las nuevas tecnologías cambian la dimensión del conflicto político y la capacidad de controlar el flujo de información dieron la puntilla al gobierno Aznar después del 11M, y ahora una tropa de profesionales en memorizar temas de derecho administrativo iban a verse arrollados por el mundo de twitter y facebook.

La situación hoy es totalmente distinta. A través de una serie de errores y pasos en falso, hoy la coalición independentista ha puesto al gobierno en posición de aplicar el artículo 155 con un apoyo sustancial de las otras fuerzas políticas y, sobre todo, de la comunidad internacional. El deterioro que ha provocado el procés sobre la sociedad y la economía catalana se ha hecho palpable.

La situación es dramática y para mí muy difícil de racionalizar. Tal como lo veo, las circunstancias en las que el parlament ha decidido declarar la independencia son, estratégicamente hablando, las peores posibles. Incluso en esta situación, la decisión de convocar elecciones para garantizarse cierto apoyo social frente al pulso del 155 debería haber dominado. La situación ahora es que será el PP el que decida cuando, y como, convocar elecciones. El relato de presentar a una minoría conservadora con sede en Madrid como el responsable de esta situación no parece, al menos de momento, haber cuajado más allá de una parte de la población de Cataluña.

La única forma de pensar en esta situación, más allá de la conquista simbólica o las tensiones internas de la coalición independentista, es que los líderes tienen en mente una escalada del conflicto que lleve a la comunidad internacional a intervenir. Si pensamos en la situación en otros países de la UE, como Polonia o Hungría, esto no parece demasiado verosímil.

La situación hoy no parece más que ser el final de un capítulo. No me atrevo a vaticinar que las cosas vayan a ir a mejor, pero el margen para que vayan a peor empieza a agotarse.  Especialmente para los independentistas y los partidarios del autogobierno.


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