El presentismo es uno de mis animales mitológicos horarios favoritos. Muchas veces viene expresado como la «cultura del presentismo», un sintagma que ha tenido éxito y que se refiere a esa parte de la cultura española, y al parecer únicamente española, por la que uno pasa horas en el trabajo calentando la silla sin hacer nada.
Reconozco que lo desconozco casi todo acerca del presentismo. Solo sé que, según Arhoe, es un mal que sufrimos especialmente pero, al igual que ocurría con los 53 minutos menos de sueño, lo dice sin reportar datos, fuentes o informes. También conozco nuestra capacidad autofustigadora y nuestra desinteresada labor inspectora que descubre a presentistas por cualquier oficina, organismo público o tienda por la que pasemos. Igual que con el asunto del sueño el presentismo hace que el escepticismo brote en mí.
En una ocasión tuve oportunidad de entablar contacto con alguien de Arhoe y él me preguntó por esta cosa, o quizá fue al revés y pregunté yo. En cualquier caso yo dije que no sabía mucho de eso, que lo veía como difícil de objetivar pero a la pregunta que hice de cómo objetivaba o medía Arhoe el presentismo obtuve una respuesta que me dejo perplejo. Lo único que obtuve fue la idea de que «bueno, es lo que dice la gente cuando habla o se le pregunta».
Con el tiempo he comprendido que cuando hablan de presentismo quieren decir productividad. La reciente proposición no de ley que presentó el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso en la que se insta al Gobierno a estudiar la incidencia de retrasar los horarios españoles una hora no habla de presentismo sino de productividad. Cito esta proposición no de ley porque su exposición de motivos calca el discurso de Arhoe y está llena de sus habituales incorrecciones, falacias lógicas o errores históricos. Confieso que, a estas alturas, leo un texto sobre horarios que empieza con: «En 1884 se celebró en Washington D.C. la Conferencia Internacional del Meridiano» y se me hacen los ojos chiribitas.
Tampoco sé cómo se mide la productividad. Y eso es una ventaja porque voy a tirar de argumento de autoridad. Admitiré que EuroStat sí sabe cómo medir la productividad. Dicen que lo suyo es computar el producto interior bruto de un país y dividirlo por el número de empleados y el número de horas trabajadas. Explican, incluso, que al dividir por el número de horas trabajadas amortiguan el hecho de que los empleados no son todos iguales: hay unos con jornada completa y otros con jornada continua.
El presentismo perjudica la productividad obtenida según esa definición. Es una negproductividad ya que el trabajador de brazos cruzados echando horas en la mesa computa como hora trabajada (incrementa el denominador) pero no genera producto interior bruto. Es una intuición, porque no conozco el asunto en profundidad.
Antes de continuar voy a referir otro caso. En otra ocasión tuve la oportunidad de oír a un representante de Arhoe decir que había que hacer algo porque la productividad en España era baja (es lo que se dice en la exposición de motivos de la proposición de no ley y, además, lo asocia al huso horario), como en Grecia, añadió. Yo entonces no tenía ni idea de cuánto era nuestra productividad ni si era igual, mejor o peor que la griega así que no podía refutar con un dato. Sabía, por supuesto, que en la prensa sale mucho la palabra PIGS y me ponía en lo peor. Pero como estábamos en un foro horario acerté a decir: «aja, Grecia tiene una hora estándar, o sea que lo del desfase horario no implica nada».
Así que, por varios motivos, es interesante que responda con datos y muestre la productividad en Europa según EuroStat y los relacione con el desfase horario. Y, en fin, no es muy complicado; aquí está:
Productividad en Europa en el año 2014 medida como el producto interior bruto divido por el número de empleados y las horas trabajadas frente al desfase horario.
Obtuve esta gráfica a principios de marzo y antes no tenía ni idea de qué podía salir. Lo que veo es que la productividad en España está en la media europea, similar a la británica y a la italiana. Baja en comparación con los países más productivos, alta en comparación con los menos productivos. Observo también un hueco significativo entre los dos subgrupos. Y que la diferencia entre ambos es tremenda.
En lo que afecta a la cosa horaria parece que la productividad no está correlacionada con el desfase horario. Es decir, es otro ejemplo de cómo la vida no está relacionada con el reloj. Lo cual, evidentemente, no me sorprende.
He de admitir que esperaba un escenario peor para el dato español. Quizá, por ejemplo, llenado el hueco entre los dos subgrupos. Por supuesto no quiero decir que el dato español sea bueno ni que nos debamos conformar con él; tampoco que no exista presentismo ni que no podamos mejorar o empeorar en productividad. Solo quiero señalar que la productividad no parece influenciada mucho por el desfase horario.
Una máquina tendría difícil discernir correlaciones en esta figura pero una persona podría ver, al menos, que la mayoría de países del grupo de baja productividad comparten una característica y la mayoría de países del grupo de mayor productividad comparten la contraria: haber estado sometido o no a un régimen comunista. Puede ser, obviamente, un cherry-picking o tal vez no.
Ahora voy a hacer un truco y voy a representar en el eje X una variable relacionada con la longitud geográfica λ: la función λ-ω×round(λ/ω) donde ω=15° que es la fracción 24ª de una rotación completa y round es la función de redondeo, que convierte un número real en el entero más cercano.
La función que voy a usar es muy parecida al resto de dividir la longitud geográfica entre 15°. Solo se diferencia en que la función resto convierte todas las longitudes en un número entre 0° y 15° y esta que voy a usar las convierte en un número entre -7.5° y +7.5°. Reduce todas las longitudes a ese intervalo que es el tamaño de un huso horario geográfico. El valor cero corresponde a los meridianos horarios y los valores negativos (positivos) son países más occidentales (orientales) que el meridiano horario más cercano. La función es puramente geográfica e informaría de la dependencia de la variable dentro de un huso horario geográfico. Soy consciente de que este tipo de análisis es una locura melancólica porque, objetivamente, no cabe esperar ninguna dependencia: todos los husos horarios geográficos son exactamente iguales. Pero es otra forma de ver lo absurdo que es asociar el desfase horario con nuestros males.
Productividad en Europa en el año 2014 medida como el producto interior bruto divido por el número de empleados y las horas trabajadas frente a la longitud geográfica reducida a un huso horario. Amplitud de eje X se ha escogido para que coincida con la de la figura que muestra la productividad frente al desfase horario. Tenga en cuenta que entre una y otra hay también un cambio de escala de valor -1h/ω.
La figura muestra que no hay sesgo entre estar en la primera o en la segunda mitad de un huso horario geográfico. Abunda en la idea de que no hay ninguna dependencia significativa entre esta productividad y el reloj.
La compresión que introduce la función representada en el eje X marca más claramente las diferencias entre los dos grupos de países o, si lo prefieren, el vacío entre ellos. La forma de «descomprimir» esta figura es representar la productividad frente a la longitud geográfica real como se ve en esta figura:
Productividad en Europa en el año 2014 medida como el producto interior bruto divido por el número de empleados y las horas trabajadas frente a la longitud geográfica.
Aquí una máquina señalaría fácilmente una correlación (más productividad cuanto más al oeste) y una persona lo relacionaría con al hecho histórico que he comentado antes. En realidad una persona entendería que la longitud geográfica debería importar poco en esta discusión porque todos los meridianos son iguales. Esta equivalencia es lo que justifica usar la longitud reducida en la segunda figura.
Finalmente voy a introducir otra variable de comparación, la latitud, que ya empleé cuando analicé la fecundidad. La latitud es diferente a la longitud porque al señalar la distancia angular al ecuador, sí marca las diferencias en la altura del Sol a mediodía, la diferencia de insolación, o la diferencia en la duración de la luz visible. En esta gráfica voy a mostrar también el rango de valores en el que varía la productividad base EU28=100 entre 2004 y 2014, los años disponibles en la estadística. Hay que tener en cuenta que la base EU28=100 varía de año en año y que no he encontrado cuál es su valor para cada año.
Productividad en Europa en el año 2014 medida como el producto interior bruto divido por el número de empleados y las horas trabajadas frente a la latitud. La banda vertical señala el rango de variación de la productividad en el intervalo de 2004 a 2014, siempre tomando como base 100 la productividad EU28 de cada año.
A la vista de la gráfica uno estaría tentado de señalar una correlación con la latitud dentro del grupo de países que no estuvo bajo el régimen comunista. Pero como dije en la entrada de la fecundidad no estoy tratando de mostrar una correlación entre la latitud y la productividad sino, más bien, mostrar que el desfase horario o la longitud reducida no muestran apenas correlación en comparación con lo que se puede observar con otras variables.
La hipotética correlación entre latitud y productividad tiene la característica de que la latitud de un país no puede cambiarse. No pensamos que nuestra productividad tiene que ser baja porque estamos más al sur que tal país y debemos conformarnos con ello. Lo que hacemos es tratar de mejorar nuestra productividad.
Pero justamente esa es la característica que no tiene el desfase horario, ya que es un valor arbitrario que depende de una decisión arbitraria que se puede modificar arbitrariamente en cualquier momento arbitrario.
De ahí que aparezcan grupos que asocien infundadamente toda suerte de prodigios productivos a su cambio.