mercado laboral

Europa y el fin de la dualidad

20 Sep, 2016 - - @jorgegalindo

El Tribunal de Justicia de la UE ha dictaminado que la forma temporal de contratación no es causa justificable para establecer una menor indemnización por despido. Lo ha hecho a seguidas de una denuncia de una antigua trabajadora interina del Ministerio de Defensa. Aquí lo explica bien Manuel V. Gómez. El periodista cita la parte clave de la sentencia:

(…) la lectura completa de la respuesta prejudicial va más allá. En la argumentación se afirma con nitidez que para hacer distinciones en las condiciones laborales —entre las que incluye de forma expresa la indemnización por despido—, deben existir “razones objetivas” que lo justifiquen. Y aclara: “El concepto de ‘razones objetivas’, en el sentido de la cláusula 4, apartados 1 o 4, del Acuerdo marco [en referencia a la directiva europea en la que asienta su fallo], no permite justificar una diferencia de trato entre trabajadores con contrato de duración determinada y trabajadores fijos por el hecho de que aquella esté prevista por una norma nacional general y abstracta, como una ley o un convenio colectivo”.

La reacción sindical, recogida en la misma pieza, no se ha hecho esperar.

(…) el sindicato Comisiones Obreras ha emitido este lunes un comunicado con un encabezado elocuente: “Los trabajadores temporales tienen derecho a percibir una indemnización de 20 días por año, sin necesidad de que su contrato sea fraudulento”. Y advirtió que la organización “promoverá las acciones judiciales necesarias para asegurar el pago de la indemnización a la totalidad de trabajadores y trabajadoras temporales que han visto extinguido su contrato en el último año” (…) La organización que dirige Ignacio Fernández Toxo reclamó «una reforma legal urgente para adaptar la norma al marco europeo».

No soy experto en Derecho Comunitario, así que se me escapa hasta qué punto la amenaza puede transformarse en realidad, y cuántas argucias legales pueden desplegarse desde el Ejecutivo para evitar una ofensiva judicial de rango estatal contra la segmentación de indemnizaciones que aqueja a nuestro mercado laboral. Y que sufren los trabajadores precarios, claro.

Pero el movimiento del TJUE es, sin duda, políticamente significativo*. La discusión sobre regulación laboral en España es una con posiciones más o menos consolidadas. Cuenta con, al menos, tres frentes que se oponen al statu quo. De un lado, aquellos que desearían un refortalecimiento de la normativa, «igualando por arriba». De otro, quienes pretenden igualar por abajo, o liberalizar al máximo las relaciones laborales. En tercer lugar están quienes favorecen un compromiso intermedio, en el que unos ceden protección y otros la ganan. Normalmente, los primeros y los terceros abogan también por una mayor y mejor inversión en capital humano y en red de seguridad para los desempleados, mientras que los segundos suelen mantener una posición más netamente liberal también en el sentido fiscal. Hasta ahora, el equilibrio de fuerzas ha sido tal que el statu quo ha prevalecido, muchas veces como segunda mejor opción para aquellos que desean una regulación fuerte para los contratos indefinidos cuanto menos, y también para los que buscan tener acceso fácil a trabajo barato. Pero la decisión del Tribunal arma de argumentos a quienes, dentro de los tres frentes, tienen un interés mayor por converger hacia un equilibrio no dual. Esto se produce, además, en un momento en el que España no tiene sino un gobierno en funciones, y en el cual la regulación laboral ha sido materia de agitada discusión entre al menos tres de los cuatro principales partidos. Al mismo tiempo, está por ver si esos sub-grupos que constituyen la punta de lanza re-reguladora, liberal y de compromiso son capaces de imponerse a sus compañeros, quizás más acomodaticios y poco deseosos de remover aguas en las que nadie ha salido ganando hasta ahora. Siempre pendientes del empeño existente desde el lado judicial, por supuesto.

Aún más interesante y significativo es observar la decisión del TJUE en el largo plazo. Al fin y al cabo, lo que la justicia europea ha dictaminado es que la ley española entra en contradicción con la normativa europea, que la precede. La UE es un proyecto político a medio hacer, en el cual tenemos algunas competencias dejadas en manos de Bruselas (supranacionales) y otras (la mayoría) en manos de la batalla diaria entre los Estados miembros. Ahora resulta que la porción de la regulación laboral que se refiere a la indemnización por despido podría pertenecer al primer grupo, y no al segundo. En España, esa pieza es bastante importante para entender el funcionamiento de nuestro mercado laboral, que divide a trabajadores entre estables y precarios (no es la única: el desempleo estructural parece jugar un papel igual de importante**). Pero un mercado único de productos y servicios, en parte también con divisa única, y con aspiraciones de unificación fiscal, no puede tener 27 regulaciones laborales distintas. Por razones de eficiencia económica, pues dificultaría la libre reasignación del factor trabajo. Pero también por motivos de igualdad, pues resultaría difícilmente defendible que ciudadanos de una misma entidad fuesen tratados de manera distinta en algo tan fundamental como es la manera de ganarse el pan. El federalismo llega lejos, pero, por el momento, no tanto.

Así pues, la sentencia viene a anticipar algo que iba a llegar tarde o temprano, si el proyecto europeo no se hundía antes. Los actores estatales se apropiarán ahora de la decisión del TJUE para avanzar sus propias agendas, como apuntaba más arriba y como ya lo hacen los sindicatos. Y eso estará bien, pues implica acatar sin mencionarla el lento achicamiento de la soberanía. Que por el momento (y por mucho tiempo mientras la unión esté en jaque) no es, ni mucho menos, completo. Así pues, nos toca mover ficha. Donde, y mientras, tengamos espacio para hacerlo.

*Como nota al margen, estaría bien que acabásemos con esta idea un tanto peregrina de que la esfera jurídica está completamente separada de la política, como si una vez estuviesen redactadas las leyes por el Legislativo y promulgadas por el Ejecutivo fuesen sacrosanta palabra no sujeta sino a la interpretación última del Judicial. La independencia y la separación de poderes no implica, para nada, que las normas por las que nos regimos estén tan sujetas a cumplimiento obligado como lo están a discusión dentro de los parámetros establecidos por las propias normas, y en la Constitución sobre todas ellas.

**Para comprender el fenómeno de la dualidad en toda su complejidad y el peso del desempleo en el caso español resulta muy recomendable leer este trabajo de Javier Polavieja: pdf.


9 comentarios

  1. EB dice:

    Gracias por mostrar su hilacha. Sí, uno lo sospechaba, pero en este post Jorge no deja dudas de que es un progresista hipócrita –finge amar la igualdad y la democracia, pero lo único que ama es el poder aunque él no tenga la ambición para dedicarse a la política. Jorge ya postula para servir a un progresista que ambicione la Presidencia de una futura UE sin estados-nación.

    Primero, grotescamente, nos dice: «Pero también por motivos de igualdad, pues resultaría difícilmente defendible que ciudadanos de una misma entidad fuesen tratados de manera distinta en algo tan fundamental como es la manera de ganarse el pan.» No hay dos humanos iguales y por eso siempre ha habido y habrá discriminación. Lo que no se justifica es la discriminación arbitraria, es decir, la que se practica para perjudicar a alguien. Y vaya que somos muy distintos en lo que queremos y podemos hacer para ganarnos el pan.

    Segundo, socarronamente, nos dice: «Y eso estará bien, pues implica acatar sin mencionarla el lento achicamiento de la soberanía.» Más allá de que por suerte la UE ha entrado en decadencia mucho antes de lograr el propósito antidemocrático de los progresistas hipócritas –esto es, ampliar mucho la distancia entre ellos como titulares del poder y la masa a la que intentan «igualar» para someter (ver como ejemplo el post en este blog «El elefante en el sistema educativo de la Comunidad de Madrid» de Gortazar y Rogero)– causa risa que los progresistas hipócritas lamenten que la globalización implica pérdida de soberanía pero al mismo tiempo celebren su ambición de usurpar la soberanía del estado-nación (una muestra sutil de esta contradicción se da en la argumentación de Dani Rodrik en esta columna días atrás:
    http://www.nytimes.com/2016/09/18/opinion/sunday/put-globalization-to-work-for-democracies.html?_r=0 ).

    • Pedro Páramo dice:

      ¿Sería mucho pedir, que ya que no es posible contener su verborrea, al menos se abstuviera usted de llamar hipocrita a cualquiera que no piense como usted? Sé que es mucho pedir, pero piense en el ejercicio de contención que hacemos los demás cada vez que sufrimos sus escritos.

  2. EB dice:

    Como cabía esperar, El País en su editorial

    http://elpais.com/elpais/2016/09/20/opinion/1474393922_465766.html

    no deja duda de lo que quiere (sí, lo mismo que Jorge pero sin darle vueltas). Y por supuesto, como Jorge, no hace referencia alguna a las probables consecuencias económicas de su propuesta. Estos intentos falsos de lograr mayor igualdad y mayor protección de los trabajadores dependientes tienen consecuencias serias como las tuvieron ya en los últimos 50 años. Sí, ignorar las diferencias entre humanos y las diferencias en las circunstancias que cada humano enfrenta tiene consecuencias importantes, pero esto poco importa a los progresistas hipócritas.

  3. EB dice:

    Y bien habría hecho Jorge en consultar con abogados sobre los efectos del fallo en los contratos existentes (a los economistas nos interesan más los efectos sobre la contratación futura, pero el impacto económico sobre los contratos existentes puede ser grave). En esta columna

    http://www.elconfidencial.com/economia/2016-09-21/sentencia-contratos-temporales-indefinidos-interinos-ue-laboral_1263074/

    se advierte ya que los abogados expertos en cuestiones laborales tendrán mucho trabajo. Y por supuesto después algunos se preguntarán por qué la economía española no crece.

  4. EB dice:

    Jorge y otros progresistas hipócritas harían bien en leer a quienes sí tratan de entender lo que ha pasado y lo que podría pasar

    http://www.libremercado.com/2016-09-20/las-consecuencias-de-la-sentencia-de-la-ue-hacia-el-contrato-unico-1276582862/

  5. ¡moderación ya! dice:

    Sr.EB ¿infiero de su 2º párrafo del primer comentario que está de acuerdo en aplicar leyes DISTINTAS a las mismas situaciones y personas? Qué bonito.

    Nadie dice que no se le pague distinto a un trabajador, o incluso, si la empresa lo decide, que se le indemnice por encima del mínimo legal. Lo que dice es que el mínimo legal sea igual para todos.
    Su fanatismo le ciega.
    No he leído más allá de su 2º párrafo, y creo, dejando aparte a Oquendo y algún otro, nadie más lo hace.

    Por cierto, aunque parece que los sindicatos han migrado misteriosamente en la última semana, tomo nota de su adscripción al área del franquismo-regulacionista en materia laboral (ya imagino que no será de izquierdas, -sí, sí etiqueta-).

    Espero que no vaya diciendo por ahí que es liberal (en el sentido europeo).

  6. joparo dice:

    Insisto por enésima vez , si toda la mierda que hay en los comentarios , y a la vez no hay aportaciones interesantes , y no queréis vetar a toda la mierda , quizá deberíais cerrar el blog . O hacer como hasta ahora : no contestar.

    • Pablo dice:

      Los comentarios del blog están secuestrados por ese imbécil. Es incomprensible que Politikon no apague ese ruido constante e insoportable.

  7. Juan Font dice:

    Acabo de tomar las medidas oportunas. Disculpad las molestias.

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