El debate sobre los referéndums como expresión última de la voluntad popular o como opción sub-óptima para las democracias liberales tiene un largo recorrido. También en la UE, donde los experimentos con los referéndums no siempre se han saldado con los resultados esperados (recordemos cuando holandeses y franceses tumbaron el proyecto de Constitución Europea en 2005). Los partidarios de los plebiscitos argumentan que el voto directo es la mejor manera de conectar la ciudadanía con Europa, mientras que sus detractores ven en los referéndums la expresión de un malestar generalizado, sin atenerse al asunto sobre el que se pregunta.
Ayer (6 de abril) los ciudadanos de los Países Bajos acudieron a las urnas para, formalmente, pronunciarse acerca del acuerdo de asociación de la UE con Ucrania, después de una reforma legal con la cual 300.000 firmas son suficientes para convocar un referéndum no vinculante. El objetivo de la ley era reducir la distancia entre élite política y ciudadanía, creyendo que sería difícil que un grupo de interés consiguiera aglutinar las firmas suficientes para hacerla efectiva. Pero en tiempos de creciente euroescepticismo, el blog GeenStijl encontró la excusa perfecta para preguntar sobre la UE con el acuerdo de asociación como chivo expiatorio.
El referéndum consiguió superar el 30% de participación necesaria para que fuera considerado válido, dando un resultado claramente desfavorable al acuerdo de asociación de la UE con Ucrania (un 61% de noes). Al poco de conocerse los resultados, Carl Bildt escribió que mientras que el acuerdo ya ha sido aprobado en los 28 parlamentos nacionales, los votantes del no representan sólo el 0,006% del electorado europeo. Aun así, el gobierno de Mark Rutte frenará la ratificación del acuerdo de asociación, iniciando una nueva ronda de negociaciones en Bruselas para adaptarlo a la voluntad de los holandeses. Entre tanto, la estabilidad de Ucrania y la unidad de la política exterior europea hacia Rusia tendrán que esperar, habiéndose pronunciado los holandeses sobre cuestiones que poco tienen que ver con los contenidos reales de la consulta -y que desconocían en su inmensa mayoría cuando acudieron a los colegios.
Otro ejemplo reciente es el referéndum griego sobre el programa de rescate. Los ciudadanos acudieron el pasado 5 de julio a las urnas para pronunciarse sobre un acuerdo que ya no estaba sobre la mesa, al retirar los acreedores su última propuesta precisamente por la convocatoria del referéndum. El gobierno de Tsipras pretendía lanzar un pulso a Bruselas, consciente de su inferioridad negociadora. Antepuso el “mandato democrático” del referéndum al “dictado de los acreedores”, con la esperanza de que una victoria abrumadora se tradujese en mejores bazas de negociación. Los griegos no se pronunciaron sobre los contenidos de la pregunta, sino que expresaron su profundo malestar con las condiciones impuestas por los acreedores y con la esperanza (que acabaría siendo en vano) de reequilibrar fuerzas.
El 23 de junio tendrá lugar el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE. Cabe congratular al premier británico por, como mínimo, preguntar a sus ciudadanos acerca del fondo de la cuestión, sin rodeos. David Cameron cumple con lo prometido en 2013, cuando evocó la “necesidad” de someter a los ciudadanos a una “simple elección” acerca de la relación de su país con la UE. Cierto es que, pasados los años, los británicos continúan sin interesarse sobremanera en el debate del Brexit – una encuesta reciente muestra cómo la UE sólo aparece en el cuarto lugar de las preocupaciones de los británicos, por detrás de la inmigración, la sanidad pública y la economía.
Pero más allá de las alabanzas a la sinceridad de Cameron, el referéndum británico sufre de males parecidos. Cameron quisiera que fuera un plebiscito sobre las concesiones otorgadas por la Unión durante el Consejo Europeo de febrero, pero es poco probable que los ciudadanos acudan a las urnas con estos aspectos técnicos en la cabeza. Es más probable que el referéndum se convierta en un plebiscito sobre la gestión del gobierno de Cameron y en el campo de batalla favorito de los que buscan votos entre los perdedores de la globalización, evocando un refuerzo de la soberanía del Reino Unido o la “amenaza” de la inmigración. Por el camino, Cameron habrá dado alas a los sectores más euroescépticos de su partido y al UKIP y menoscabado algunos de los principios básicos de la Unión, como el trato igualitario de los trabajadores europeos o el ya maltrecho “ever closer Union”.
Los casos evocados reflejan el uso subsidiario de un referéndum sobre la UE (o alguna de sus políticas) para expresar un malestar de fondo. A pesar del esfuerzo de politización de las últimas elecciones al Parlamento Europeo y el papel de los “spitzenkandidaten” el déficit democrático de la UE sigue ampliándose. La falta de “demos europeo” impide un vínculo estrecho entre ciudadanía e instituciones europeas, cuyo trabajo se percibe como algo alejado de los intereses inmediatos de muchos ciudadanos (cuando no en su contra).
El recurso a la democracia directa en Europa no es siempre la mejor manera de cerrar el vacío entre la Unión y sus ciudadanos. Por un lado, tanto las negociaciones previas a la convocatoria de un referéndum (como es el caso del Reino Unido) o sus resultados (en el caso de Holanda), absorben a la Unión y sus líderes en cuestiones alejadas de los intereses inmediatos de la ciudadanía. La lenta maquinaria institucional bruselense y las reuniones de madrugada del Consejo no se dedican a debatir cómo resolver problemas de fondo, ya sea la recuperación económica, las reformas de la zona euro, la gestión efectiva de la crisis de refugiados, el papel exterior de la Unión o el mismo déficit democrático.
Por el otro, dar alas a los que toman la parte por el todo resulta especialmente peligroso en tiempos de auge del populismo y la eurofobia. Las campañas de los referéndums se convierten en terreno abonado para los que defienden levantar fronteras salvo cuando de difundir su mensaje euroescéptico a cuatro vientos se trate. Las opiniones públicas europeas no permanecen impasibles ante estas campañas y la voluntad de convocar referéndums sobre la permanencia en la UE aumenta por doquier (así lo desean hoy un 53% de los franceses, un 47% de los españoles y un 45% de los alemanes). Incluso los gobiernos son más proclives a insinuar que convocarán referéndums si ello les permite mayores réditos de negociación en Bruselas. El déficit democrático de la UE es real y urgente. Pero medicinas contraproducentes difícilmente curan males endémicos.
* Este artículo se publica también en CIDOB, www.cidob.org
En este blog (y también en muchos otros) se ha vuelto común escribir posts que comienzan con intentos aparentemente serios de tratar un tema pero cuyo párrafo final es expresión grotesca de la posición del autor sobre puntos que fueron secundarios, o peor ignorados, en los párrafos anteriores. Por cierto, cuando uno lee el párrafo final tendría que volver a leer el texto completo para asegurar que lo ha entendido, pero si la discrepancia parece ser fuerte –como en este post– no vale la pena perder ese tiempo.
¿Me (nos) ayudas a mejorar?
No, no la va hacer. Es un troll con mucho tiempo libre.
no, si yo con argumentos me lo replanteo todo… pero claro, no es el caso 🙂
Puntualizo: y nada más que eso.
Es un troll. Con largo recorrido en Politikón. A ver si nos ponemos todos de acuerdo y no lo alimentamos más. Hablo contra mi mismo, eh.
Es fácil. Borre el último párrafo.
Y si no quiere borrarlo, argumente cómo deriva el último párrafo a partir de lo que dijo antes –esa es mi crítica y lo hago basado en lo que he escrito como crítica a otros posts de este blog y otros.
Mejor borre usted todos sus posts, cansino.
Uff… qué mal rollo. Verás lo pronto que te llegan mensajes diciendo que no te gusta la democracia y tal y tal.
No sé, en un remoto país llamado Suiza los hacen con cierta frecuencia, y no les va tan mal, ¿no?
No soy experto en sistemas políticos nacionales en la UE pero diría que hay evidencia empírica sobre democracias directas como el caso suizo y su funcionamiento en países pequeños. En cualquier caso, no era el objetivo de mi análisis, que se centra en los casos en los que se pregunta en referéndum una cosa que poco tiene que ver con el objetivo (o incluso la pregunta) real
Correlación no es causalidad. Y en cualquier, los suizos han votado casi siempre lo que el gobierno apoyaba. Sí, con excepciones. A mi que en temas con múltiples aristas y muchas opiniones vengan y me pregunten que sí o que no, que si todo o nada, que si negro o blanco, pues no me parece muy democrático, la verdad.
Bueno, cuidado con hacerse una idea rosada de los referendums suizos (o de Suiza, en general). En esos referendums los votantes suizos han hecho cosas «preciosas» como negarse a permitir el voto femenino (1959), negarse a limitar la exportación de armas y municiones (2009) y prohibir la construcción de minaretes (también 2009 y en general, ultimamente casi todos los años hay por lo menos uno con unos tintes racistas/xenófobos que asustan… y no, no siempre se rechazan) y en un tono más relajado, también han decidido mantener prohibido el hachís, han rechazado limitar la posesión de armas militares en los domicilios, y dentro de poco tienen que votar uno que se parecerá bastante a votar sobre la ley de la gravedad: votarán sobre si se debe prohibir a los bancos crear dinero…
Y antes de que salga el locario de turno, si se prohibe a los bancos crear dinero se les prohibe prestar dinero, porque siempre que alguien hace un préstamo se crea dinero (si Fulanus va a prestar 1.000 denarios a Menganus, antes del préstamo hay 1.000 denarios; después Fulanus es propietario de 1.000 denarios prestados y Menganus tiene 1.000 denarios que le han prestado, es decir, que la cantidad de dinero es ahora de 2.000 denarios aunque solo la mitad sean de metal) de modo que solo el estado podría darte una hipoteca o prestarte para comprar el coche…
Pues eso. Y de nuevo: yo no diría que esa sarta de «maravillas» aprobadas en referendums hace que a Suiza le vaya mejor. Y si la sarta fuera otra, tampoco lo creería.
Si es lo que desean mayoritariamente los suizos, ¿dónde está el problema exactamente?
O sea, que todo lo que desee una mayoría está bien? Hombre, yo tengo un concepto distinto de democracia. Más cerca de proteger derechos fundamentales y los de las minorías. Pero eso yo, eh.
Las dictaduras de las mayorías no son democracias o, al menos, se quedan en semi democracias.
El referéndum debe ser una herramienta, no las tablas de la ley. Que Holanda de por saco a toda Europa porque un 18% de sus votantes así lo han querido demuestra que alguien ha fallado. El demonio siempre está en los detalles y al genio que no estableció unos mínimos de rrepresentatividad racionales habría que hacerle responsable civil subsidiario de los destrozos causados.
¿Suiza no es entonces una de las democracias más antiguas y estables del mundo? Tenía entendido que sí, pero a lo mejor usted piensa lo contrario. Por cierto, en Estados Unidos también se convocan consultas estatales en múltiples ocasiones. Y, bueno, parece que aún no se han hundido en una absoluta anarquía y disolución.
Estados Unidos hace más cosas, aparte de referendums, pero ¿Cuál decía que era la representatividad necesaria para que un referéndum se cepille una ley aprobada por un Parlamento?
Se me ocurren dos respuestas para eso:
– La primera es que a lo mejor tú no ves ningún problema en hacer algo 100% injusto, como mantener a las mujeres privadas de derechos que disfrutan los varones, o permitir a las iglesias que construyan torres destinadas a hacer ruido a la hora de rezar, alias campanarios, pero prohibir a las mezquitas hacer lo mismo, simplemente porque la medida injusta se adopte votando.
Yo por lo menos creo que meter papeles en una urna es un buen modo de adoptar decisiones colectivas (a pesar de ciertas limitaciones es un método mucho mejor que ver quien ha traído la cachiporra más gorda), pero no proporciona cohartadas éticas. Solo hay que remontarse en el tiempo 50 o 60 años para ver a ciertas personas, a las que llamaremos blancos sureños por llamarlos algo aunque seguro que a todos se nos ocurren ejemplos iguales o peores a este lado del océano, expresando con su voto deseos mayoritarios lo bastante problemáticos como para provocar que se enviara a la Guardia Nacional a defender los derechos de la minoría de color. En breve, la democracia es un modo – usualmente – ordenado y pacífico de tomar decisiones; para nada asegura que las decisiones tomadas no serán injustas; ni siquiera que serán coherentes (como en el ejemplo anterior, en el que el deseo mayoritario de los votantes americanos chocaba frontalmente con el de los votantes de Alabama).
– Y la segunda es que ese no es el rasero que aplicas cuando la votación ha sido en España. Sin ir más lejos, la Constitución fue aprobada por clara mayoría en referendum y prácticamente no hay un hilo en el que no quede claro que tienes problemas considerables con muchas de las cosas que dice, desde el sistema de gobierno (monárquico) al sistema electoral (proporcional por provincias) pasando por la religión (no hay una religión oficial del estado, pero tampoco laicismo oficial), etc, etc, etc. Por no mencionar el hecho de que como mínimo dos tercios de los españoles han votado hace nada por partidos que rechazan que exista un derecho a la secesión y da toda la impresión de que tienes un cierto problemilla con eso… y más en general, con el resultado electoral, que es tan deseo mayoritario como el de un referendum.
Por cierto, aunque sea un poco demagógico afirmarlo así, votando esas preciosidades, como dice, y lo conozco bien porque tengo familia allí, los suizos han construido un país al que tendríamos mucho que envidiar en muchísimos aspectos, empezando por el civismo y el sentido de la responsabilidad que suelen tener sus ciudadanos. A lo mejor, sólo indico eso, implicar a los ciudadanos en la toma directa de las decisiones tiene algo que ver
No, no, no… Sigue habiendo mil denarios. Menganus tiene 1000 denarios, cuyo valor contable es -1000. Y fulanus tiene la promesa de Menganus de que, llegado el momento, le devolverá los 1000 denarios (con valor contable +1000). Eso es lo que tienen. Si Menganus, de camino a casa, pierde los mil denarios, este se queda con 0 denarios y un contable de -1000, y Fulanus se queda con la promesa de Menganus, cuyo valor contable es +1000, pero… el cuento ya sabe como acaba. Y si el cuento acaba así, igual los suizos no van tan desencaminados…
Un saludo.
mal expresado. ni experto en sistemas políticos nacionales UE ni en Suiza. no que Suiza esté en la UE, se entiende
A ver si lo entiendo.
Los refendums estan muy bien, excepto cuando salen los resultados que no nos gustan. En ese caso, es mejor dejar a los políticos que se apañen entre ellos.
Bien.
En breve: los referendums no están muy bien. Son la motosierra de la democracia, una herramienta rápida y en teoría útil pero de uso difícil y peligroso en la práctica. Tienen una serie de problemas serios, como que
– un millón de personas tienen un millón de opiniones matizadas pero en un referendum solo pueden votar ‘Si’ o ‘No’ a una pregunta
– pregunta que ha sido perpetrada por el gobierno, y está en muchas ocasiones más llena de trampas que una película de chinos (un caso real, de 1995 «Do you agree that Quebec should become sovereign after having made a formal offer to Canada for a new economic and political partnership within the scope of the bill respecting the future of Quebec and of the agreement signed on June 12, 1995?» en el que no es posible enterarse de si soberano es lo mismo que independiente, ni siquiera si la declaración se produciría en cualquier caso o solo si se rechazara esa oferta de nueva relación, oferta que los quebequeses votaron sin saber qué diría; y además, la pregunta ya asume de entrada que Quebec no es parte de Canadá al decir que la oferta se haría «a Canadá», no a Ottawa, ni al estado, ni al gobierno federal)
– y por si fuera poco con frecuencia se acaba votando sobre el gobierno, no sobre lo preguntado, un problema que planeó sobre el reciente referendum escocés, planea sobre el cercano referendum británico sobre la UE, y también se produjo en España en el referendum sobre la OTAN, cuando el PP (entonces aún llamado AP) a pesar de ser atlantista recomendó la abstención con el propósito evidente y no poco irresponsable de causar una derrota que minara el gobierno socialista…
Pero en general el peor problema es que si hay división grave sobre una cuestión, un referendum no va a arreglar nada; al día siguiente la división seguirá igual, solo que peor por la tensión y la amargura. Como ha pasado en Escocia.
Tampoco es que nunca sean convenientes, porque en ocasiones pueden usarse para dejar claro ante el mundo que una postura tiene apoyo popular abrumador (a bote pronto se me ocurre el de Timor Oriental), y en otras porque se trate de si se debe permitir algo a quien quiera hacerlo (como el divorcio), referendums que si se aprueban no obligan a nadie a hacer algo que le repugne, pero cuando el resultado tiene que ser que el 51% obligue al 49% a seguirlos a rastras… en ese caso hay un problema que un referendum no va a resolver, pero si que puede agravar.
Es que la eficaz motosierra sigue teniendo los problemas de representatividad – porcentaje de votantes necesarios- y alcance -¿Que estamos votando?-, aparte de que ninguno de los partidos que los promueven quieren marcar unas reglas definidas , sino mover el campo y modificar las reglas a voluntad.
Así, en nuestra tortura particular, hay quien quiere un referéndum con la regla 50% participación, 50%+1 voto para ganador y después negociar, y si alguien les dice «¿Y eso no se puede aplicar ahora mismo a otras cuestiones ?» se les responde «Ara no toca».
Sinceramente, para modificar políticas, me parecen mas eficaces cambios en los sistemas de elección de representantes que dedicarnos a amañar referéndums.
Alemania, en cambio, los tiene prohibidos en su Constitución y tampoco parece que esté en la quiebra…
Dicho esto, ¿nos ponemos serios?
Alemania está traumatizada por el nazismo.
Un individuo o colectividad traumatizada nunca toma decisiones racionales.
Pero el vínculo referéndums => totalitarismo no se aguanta por ningún lado. Las «causas» de los totalitarismos son muy distintas: desigualdad, injusticia, espiral de violencia, cultura de la dominación, etc.
Habiendo vivido en Reino Unido cuatro años, me parece poco objetivo decir que la cuestión europea importa poco para los británicos. Haciendo un repaso de cualquier periódico británico las notícias relacionadas con la UE, o aka la inmigración intra-UE, llevan años llegando a portadas. Y en las últimas generales el UKIP no sacó diputados porque muchos votantes dieron su voto táctico a los conservadores.
Por otro lado, en el último parágrafo me parece que están ustedes enteponiendo su punto de vista personal a las conclusiones de su argumento. És decir, no creo que sea justificable dejar de usar un instrumento democrático sólo porque va en contra de sus intereses partidistas. Cree usted que esto es una política democática?
Atentamente,
Josep
Aunque en un referéndum la gente vote para castigar al que lo convoca y no sobre el tema en sí sobre el que se pregunta (creo que este es el argumento clave del artículo), me parece igualmente una herramienta imprescindible que todavía se usa poco en los países europeos.
El motivo es que una mayor convocatoria de referéndums aumentaría la responsabilidad de los ciudadanos para con su comunidad. Quizás votarían con las tripas en un referéndum dado, pero si realmente esa no es su posición preferida, rectificarán en algún momento o preferirán sufrir las consecuencias (pero en cualquier caso, acabarán revelando sus auténticas preferencias).
Obviamente, hay límites a lo que se puede preguntar en un referéndum. En mi opinión, estos límites son los que protegen la diginidad de personas o colectivos minoritarios. Pero ninguno más.
Por ejemplo, si pertenencia o no a UE no vulnera ningún derecho fundamental, adelante con el referéndum.
Con todos los respetos. En el ejemplo esta precisamente los motivos por los que los referendums hay que tomarselos con mucha cautela. Con los datos que das yo no podria votar. Pertenencia a la UE? Si/No? Mi respuesta seria depende. De muchos factores. Dame mas datos.