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Primary Colors (XV): Iowa. ¿Pero qué demonios es un caucus?

1 Feb, 2016 - - @egocrata

Como casi todo en política americana, los caucus de Iowa son lo que son un poco por casualidad. Todo empezó en 1968, el año en que el partido demócrata decidió afrontar una reforma de su sistema de nominación de candidatos a la presidencia. Ese año, con el partido dividido por la guerra de Vietnam, la convención del partido en Chicago tuvo como telón de fondo gigantescos disturbios. En parte debido a la imagen de caos, en parte debido al debate sobre la guerra, en parte porque los demócratas perdieron a su mejor candidato en junio (Robert Kennedy), el partido sufrió una traumática derrota electoral que les llevó a replantearse cómo escogían a sus candidatos.

Hasta entonces, el proceso de nominación presidencial era un sistema más elitista que democrático: las élites del partido «consultaban» a las bases en sus estados, y pactaban quién sería el candidato en la convención. Algunos estados tenían primarias (Oregón fue el primero, desde 1910), pero hasta 1968 siempre fueron minoría. La convención del 68 convenció a las élites demócratas a abrir el proceso, estableciendo un nuevo sistema de reglas que otorgaba mayor peso a los delegados salidos de procesos de elección directa. Los republicanos no tardaron en copiar el sistema post-Nixon (en 1972 controlaban la Casa Blanca, así que no hicieron gran cosa), creando el sistema que ahora conocemos.

Como es habitual en Estados Unidos, sin embargo, las instituciones nacionales o federales acostumbran a tener menos poder de lo que uno podía esperar. Los partidos, en tanto que organizadores de las convenciones, podían crear incentivos para democratizar el proceso, pero no tienen la autoridad para dictar las reglas que rigen los comicios en cada estado. La rama estatal de cada partido tiene una libertad considerable para decidir cómo se vota y quién puede hacerlo. El resultado es una variedad francamente espantosa de métodos y sistemas de votación durante la campaña de primarias.

Cosa que nos lleva a Iowa, y su francamente extraño sistema de caucus. Para empezar, el hecho que Iowa sea el primer estado en «votar»(ahora explico las comillas) es un accidente histórico. Cuando los demócratas está elaborando el calendario de votaciones en 1972, el partido establece una fecha límite para que los partidos estatales envíen la lista de delegados a la convención. La buena gente de Iowa, aparte de caucus, tenía un proceso elaborado, lento y estupendamente burocrático para seleccionar delegados, con plazos marcados. Los jefes del partido echaron cuentas sobre cuánto tiempo necesitaban para cumplir todos los pasos, y acabaron, un poco por casualidad, con sus caucus siendo los primeros de la fila, por delante de las primarias de New Hampshire.

En 1972, esto no pareció importar a nadie. Iowa es un estado un poco peculiar, muy rural, muy blanco, muy vacío y muy en medio de ninguna parte. Tener los caucus, con su baja participación (normalmente ronda un 20%) y reglas arcanas ahí delante no iba a molestar a nadie.

Hablemos un poco del proceso, antes de seguir la historia, porque dice mucho de lo aleatorias que son las instituciones en Estados Unidos. Para empezar, aunque republicanos y demócratas celebran sus caucus el mismo día, el sistema de votación que utilizan es diferente.

Empecemos por el demos, quién puede votar. En Estados Unidos, cuando te registras en el censo electoral (el registro no es automático – debes solicitarlo), debes declarar tu afiliación partidista: demócrata, republicano o independiente. En Iowa, como en la mayoría de estados, un votante sólo puede participar en la primaria del partido en el que está inscrito, y los independientes no votan*.

El partido republicano, hasta el 2012, tenía un sistema parecido al que describí hace unos años en mi visita a los caucus de Maine. Bajo este sistema los militantes republicanos se reunían a una hora determinada para participar en una mini-convención local para escoger delegados para la convención del condado. Los delegados del condado escogían delegados para una convención estatal, que a su vez escogía a quienes iban a la convención nacional. El proceso era un poco surrealista: tenías un evento de dos o tres horas que empezaba con discursos de representantes de los candidatos pidiendo el voto, y una serie de mini-reuniones donde se votaba quién iba a ser delegado. El caucus se convertía entonces en una extraña maratón de voluntarios de campañas ayudando a gente a identificar quién representaba su candidato. El sistema premiaba por encima de todo la organización, no al político mejor valorado. El resultado que daban los medios, además, se basaba en una votación no vinculante a los asistentes sobre su candidato preferido, no en los delegados finales. En el 2012, sin ir más lejos, a pesar que Santorum y Romney se llevaron un 25% del voto cada uno, Ron Paul (21% de voto) acabó consiguiendo un 78% de los delegados.

Este año, finalmente, los republicanos han entrado en razón en Iowa (no en Maine, que seguirá siendo un galimatías) y utilizarán un sistema mucho más sencillo: la votación será vinculante. El proceso seguirá teniendo lugar a una determinada hora (siete de la tarde – si no estás libre a esa hora, te quedas sin votar) y tendrán el mismo ritual cargante de otros años (discursos, reuniones, etcétera), pero al menos la votación seguirá un sistema más o menos lógico. Como nota divertida, no hay papeletas impresas – cada uno escribe el nombre su  candidato en un papelito en blanco antes de ponerlo en la urna.

Es en el partido demócrata donde los caucus son una fiesta. Aquí no hay votación que valga: en un caucus todos los participantes se encuentran en el lugar de votaciones a las siete de la tarde, y empiezan a discutir. Cuando digo discutir, lo digo casi literalmente; imaginad un polideportivo, 200-300 militantes y varios representantes de cada campaña primero dando discursos, después persiguiendo votantes para clavarles el rollo. Transcurrido un cierto tiempo, se llama a recuento, y los votantes que apoyan a cada candidato se reúnen físicamente en una esquina de la sala alrededor de sus organizadores. Todo esto viene acompañado de gritos, súplicas y correcalles variados, con amigos y familia intentando convencer a la tía Úrsula, que está con los de Sanders, que se venga con nosotros a apoyar a Hillary, etcétera.

Cuando los grupos están bien separaditos, se hace una cuenta. Cualquier candidato que tenga menos de un 15%de apoyos se considera inviable, y sus votantes tienen que buscar otro. Las votaciones siguen tantas rondas como sea necesario hasta que no queda nadie por debajo del 15%, y se declaran resultados.

Esto, no hace falta decirlo, es una forma francamente estrambótica de escoger un presidente. Para empezar, uno tiene que poder ir al caucus a las siete de la tarde, y estar dispuesto a perder dos o tres horas de su vida, en un año con muchos candidatos, para poder influir en el resultado. Segundo, el voto no es secreto, algo francamente inusual en unas elecciones democráticas, y se hace campaña literamente hasta el último segundo del proceso. Tercero, se sabe cuándo se empieza a votar, pero no cuando acaba; ha habido años en que algunos caucus se han alargado hasta pasada media noche debida a la tozudez de los implicados. Es un carnaval, sólo que con gente blanca mayores de 50 años discutiendo sobre política. Los que habéis visto el episodio de The Good Wife sobre el tema (la serie es buenísima, por cierto), que sepáis que es bastante realista.

La pregunta obvia entonces es por qué un sistema de votación tan surrealista y con tan pocos participantes en un estado tan poco representativo atrae tantísima atención en los medios. La respuesta es simple: Jimmy Carter, y las primarias de 1976.

Antes de los caucus de Iowa a Carter no le conocía nadie. El sistema de primarias era muy nuevo, y nadie le había prestado demasiada atención sobre cómo el calendario iba a afectar el proceso de nominación. Carter, ex-gobernador de Georgia, decidió apostar por una estrategia no demasiada ortodoxa: pasarse un año haciendo campaña en Iowa, y confiar que la atención mediática que atraería su victoria le catapultaría en primarias posteriores. Contra todo pronóstico, acertó, derrotando al entonces y actual gobernador de California Jerry Brown (que tiene una carrera política fascinante – da para otro artículo), y convenciendo a periodistas y expertos que Iowa era muy importante. Y lo es, precisamente, porque todo el mundo cree que debe serlo.

Queda hablar sobre resultados; quién ganará hoy. me voy a remitir a las encuestas, si queréis previsiones. 538 (Nate Silver) da un 79% de posibilidades de victoria a Clinton (que está por delante en los sondeos de forma consistente), y un 48% de posibilidades a Trump (39% a Cruz), también por delante en los sondeos. Vaya por delante, es muy difícil acertar resultados en caucus, un sistema donde la participación es muy variable e identificar votantes cuesta lo suyo. Pero me fío del oráculo de Silver.

Más que el ganador, de todos modos, lo importante hoy será cómo gana, en el caso demócrata, y quién queda segundo o tercero, en el GOP. Una improbable victoria abrumadora de Clinton, por ejemplo, acabaría con la campaña de Sanders; una victoria de Sanders alargará el proceso, pero seguiría dejando a Hillary como favorita. En el lado republicano, cualquier cosa que no sea una victoria de Trump dará alas al candidato afortunado. Un resultado sorprendentemente bueno de Jeb Bush quizás resucite su campaña, y cualquier cosa que no sea un tercer puesto sólido para Rubio complicará la suya. Kasich y Christie están apostando por New Hampshire, más favorable para ellos. Es probable que Santorum, Fiorina o Huckabee abandonen la campaña si hacen un ridículo especialmente espantoso.

Pero sobre estos escenarios hablaremos mañana, cuando sepamos quién ha ganado.

Se acabó hablar sobre retórica, encuestas o futurología diversa. Esta noche empiezan las primarias presidenciales de veras. Por fin.

….

*:En otros estados, los votantes resgistrados como independientes puede escoger en qué primaria va a votar. En algunos sitios especialmente cargantes los miembros de un partido pueden votar en las primarias de otro, abriendo la puerta a encantadores campañas de trolleo. En California, que son más chulos que nadie, no hay primarias separadas de los dos partidos, sino que estas funcionan como una primera vuelta, con los dos candidatos más votados enfrentándose de nuevo en las generales. Lo dicho, hay variedad.


8 comentarios

  1. Ignacio Paredero dice:

    Gran episodio de The Good Wife. Florrick molaba, pero claro, demasiados sándwiches llevan a la derrota.

    • jasev dice:

      Sí, esta última temporada ha sido la más floja de la serie con diferencia… pero el episodio de los caucus fue deliciosamente surrealista, y al mismo tiempo completamente verosímil.

  2. EB dice:

    Roger,

    Lamentable sus adjetivos negativos sobre Iowa y los procesos de elección de los candidatos. Ojalá España –que ya ha cumplido 500 años– tuviera algo remotamente parecido a Iowa y a esos procesos. Le recuerdo que los blancos de Iowa y la gran mayoría de los blancos de toda América somos descendientes de europeos, muchos de los cuales huyeron de la violencia que ha asolado a Europa por siglos o de las horribles instituciones impuestas por los reyes conquistadores dentro de Europa. Quienes hemos vivido en Minnesota y hemos conocido bien Iowa tenemos un profundo respeto por todos esos blancos inmigrantes a quienes vimos trabajar duro décadas atrás y hoy disfrutan de ese trabajo bien hecho. Y entre todos ellos destaco a Norman Borlaug por su gran contribución a la humanidad (ver detalles en https://en.wikipedia.org/wiki/Norman_Borlaug ).

    Me causa risa que usted desprecie la gran variedad de sistemas electorales de los estados de EEUU sin tomar en cuenta su funcionalidad a un verdadero sistema federal. Por cierto, no extraña que quienes prefieren la concentración del poder en pocas manos, sea en Washington o en Bruselas (o peor en las Naciones Unidas), rechacen esos sistemas.

  3. Carlos Jerez dice:

    Roger, ¿al final la no presencia de Trump en el debate ha tenido algún efecto en los sondeos? ¿Acierto o sobrada monumental?.

  4. […] caucus Demócrata tenía un sistema mucho más complicado. Hillary ha ganado con tan solo el 49,9%, mientras que Bernie Sanders ha conseguido un 49,6%. […]

  5. […] primarias en New Hampshire. Por mucho que los medios presten una atención desmedida a Iowa (cof, cof), lo cierto es que la primera votación como tal en la larga campaña presidencial americana […]

  6. . dencuentro dice:

    […] primarias en New Hampshire. Por mucho que los medios presten una atención desmedida a Iowa (cof, cof), lo cierto es que la primera votación como tal en la larga campaña presidencial americana […]

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