Economía

Gentrificación y segregación

29 Ene, 2016 - - @egocrata

Es un temor recurrente.

Un barrio relativamente pobre con edificios más o menos antiguos de una ciudad cualquiera se pone de moda. Los primeros en llegar son los hipsters, trayendo consigo bares alternativos, tiendas de vinilos y cafeterías de comercio justo. Al poco tiempo empiezan a llegar los jóvenes profesiones, con sus restaurantes de diseño. En un par de años tenemos los emprendedores con espíritu bohemio y las tiendas de muebles de diseño. A cada paso, más edificios son rehabilitados en lofts y más suben los alquileres. En menos de una década lo que era un barrio decadente con fábricas téxtiles medio abandonadas es un infierno de galerías de arte, tiendas de Prada y viviendas millonarias. En jerga urbanística intraducible, estamos ante un proceso de gentrification, o aburguesamiento de una zona urbana. 

En general los procesos de gentrificación son positivos para la ciudad que los sufre: la actividad económica aumenta, se mejora el parque de viviendas, sube el nivel del comercio y se atraen habitantes cualificados y nuevas empresas. Estos cambios, sin embargo, también tienen consecuencias distributivas considerables para los habitantes de la zona. Aquellos que viven de alquiler son tarde o temprano forzados a marcharse, mientras que los propietarios acostumbran a sacar una tajada importante. Los desplazados no necesariamente acaban peor, especialmente si el barrio donde vivían antes de la invasión hipster era especialmente desagradable, pero la molestia es considerable.

El carácter de la ciudad también cambia, pero eso la verdad no me importa demasiado. El aprecio de cierta izquierda conservacionista por mantener la pobreza y abandono de una zona porque es la esencia del barrio me parece a la vez paternalista, cruel y (como veremos) contraproducente.

La pregunta interesante en los procesos de gentrificación, sin embargo, es menos sobre su atractivo estético y más sobre cuándo producen exclusión social. Cuando una zona se aburguesa a menudo acaba por convertirse en un barrio fuertemente segregado según ingresos económicos. El caso más conocido en Estados Unidos es el West Village en Manhattan, que pasó de ser un barrio pobre, marginal y bohemio en los sesenta-setenta en una zona imposiblemente cara ya a principios de los noventa. Esta tendencia es menos marcada en Barcelona (fuera del Raval o Born) o Madrid (Chueca), pero también visible.

El problema de los barrios segregados según riqueza es que tienden a reducir la movilidad social. Como hemos explicado alguna vez, vivir en una barrio de clase media o con diversidad de ingresos es una de las mejores maneras de sacar una familia de una trampa de pobreza. Si las gentrificaciones destruyen la diversidad de los barrios, sus efectos se extienden más allá de forzar mudanzas.

¿Qué factores provocan que un barrio se convierte en un monocultivo de ricos al gentrificarse? Michael C. Lens y Paavo Monkkonen, dos urbanistas de UCLA, se han dedicado a repasar la evolución demográfica de 95 ciudades americanas para analizar los determinantes de esta segregación. Sus conclusiones son curiosas. Controlando por todos los factores esperables (raza, pobreza, densidad, desigualdad, población), el factor determinante en la creación de gentrificaciones sólo para ricos es la regulación. Más concretamente, dos tipos de regulaciones: limitaciones a la densidad y la fortaleza de los controles urbanísticos, incluyendo procesos de participación ciudadana.

Es decir: como más control democrático, burocrático y técnico hay sobre el uso de los edificios en una ciudad, más excluyente y segregado será su urbanismo. Esto se aplica incluso a normas que impongan un nivel de densidad mínimo, no sólo de máximos. Si el desarrollo inmobiliario de una ciudad requiere largos procesos para conseguir licencias, permisos, modificaciones del plan urbano, alteraciones de usos permitidos y reuniones de vecinos y comités urbanísticos interminables, la gentrificación será más agresiva y excluyente.

El motivo es sencillo: los NIMBYs – las siglas en inglés de not in my backyard, o «no en mi patio trasero»- acaban por dominar el proceso. Cuando una ciudad tiene un marco regulatorio complejo, los propietarios de una zona «de moda» pueden utilizar el sistema para frenar el aumento de la oferta. Si yo tengo una townhouse en Park Slope, en Brooklyn, y el barrio se ha puesto de moda, mi preferencia es que nadie construya un edificio de 10 plantas nuevo de apartamentos de lujo, ya que el aumento de la oferta hará que mi casa construida en 1910 y con una caldera de calefacción vieja sea menos atractiva. Cuando el ayuntamiento haga una reunión de vecinos para discutir el tema no dudaré en ir a protestar sobre cómo quieren cambiar el carácter del barrio, y como todos los cambios sobre el plan urbanístico de 1937 que están proponiendo son ilegales y los vas a llevar a los tribunales. Una vez que el barrio está de moda, los propietarios harán todo lo posible para intentar capturar el máximo de las rentas generadas por la nueva demanda, y bloquearán cualquier intento de moderar la subida de los precios.

La solución, en este caso, es relativamente sencilla. Primero, las ciudades deben eliminar las regulaciones sobre densidad, y cualquier traba burocrática innecesaria que permita bloquear nuevos proyectos. La mejor forma de bajar el precio de un bien muy demandado (un piso en Brooklyn) es aumentando la oferta. Dado que no podemos «construir» más terrenos, lo que podemos es construir más viviendas en el mismo espacio. Segundo, las ciudades deben buscar políticas de vivienda inclusivas, forzando que cualquier proyecto urbanístico nuevo incluya también pisos asequibles. Tercero, los municipios deben tener menos competencias regulatorias sobre urbanismo, ya que son mucho más vulnerables a los NIMBY. Los autores señalan que las zonas urbanas en estados que limitan la autonomía municipal tienen menos segregación económica en sus barrios.

Lo importante, en todo caso, es que los procesos de gentrificación no tienen porque ser malos, siempre que los políticos bienintencionados no se dejen seducir por los gritos de los preservacionistas y caseros que quieren «proteger» el barrio. Permitir densidad y salirse del medio es mejor garantía para evitar la segregación económica con un intervencionismo que sólo favorece a los propietarios.


44 comentarios

  1. Raúl dice:

    Interesante artículo, pero la idea de que el aumento de la oferta inmobiliaria reduce el precio de las viviendas, como que no lo veo tan claro.

    • Alejandro dice:

      En efecto, muy de acuerdo con la opinión de Raúl. A la vista queda el caso de la burbuja inmobiliaria española, donde la oferta inmobiliaria no hizo más que crecer y crecer. A la par que el precio medio de la vivienda.

  2. Joan dice:

    Y que los antigentrificacionistas son gentrificadores en potencia.

  3. Mr. X dice:

    Se lo vayan contando a los vecinos de Lavapiés, que han visto como los sucesivos ayuntamientos han dejado que el barrio se degradara y, ahora, se está transformando en Chueca 2.

  4. En Europa, la ciudad gentrificada por antonomasia era Berlín. Hablamos de una ciudad de unos 5 millones de habitantes, baratísima hasta 2010 pero económicamente devastada (grandes éxitos del comunismo), y con una tasa de paro disparatada (hablo en términos civilizados, no españoles), pero en franca mejoría (como toda la RDA). Qué ocurrió? Que a todo el mundo le dio por irse a Berlín, y alguien vio el «potencial de inversión». Ciertamente, Berlín es una de las ciudades más feas de Europa, sólo por detrás de Algeciras y alguna ciudad interior polaca dejada de la mano de Dios. Y como he comentado, con una altisima tasa de paro. Pues nada, miles de emigrantes de Alemania y del resto de Europa están yendo a Berlín. Hoy en día una habitación de un piso compartido «warm» (es decir, incluyendo luz, agua, teléfono, internet, comunidad y gas) en una zona normal te sale por 700 euros. Y el salario mínimo está en 1000 euros. Huelga decir que lo normal es vivir en el extrarradio de la ciudad y coger el coche o el cercanías.

    Un matiz muy importante es el parque de viviendas libres de la ciudad. Tan sólo el 3% de viviendas vacías. Claro, eso se arreglaba urbanizando a lo marbellí (preferiblemente sin corrupción, ya tienen bastante con el aeropuerto), pero parece que las cosas son algo más difíciles.

    El tema de Dublín, pre y post crisis también es caso aparte, aunque similar en precios a Berlín hoy (o tal vez haya que decirlo al revés).

    Un saludo.

    • Moisés dice:

      Discrepo. Y más allá de discrepancias hay datos errados en tus comentarios. El salario mínimo es 8,5 EUR/ hora. Eso son unos 1500 eur al mes. Otro tema, sufrido por mi en carne propia, es cuánta gente trabaja 40 horas a la semana. Pero eso ya no es salario mínimo.
      No sé a qué llamas un barrio normal pero aquí: http://www.wg-gesucht.de/wg-zimmer-in-Berlin.8.0.1.0.html?filter=24a0196dab649d130a1ad620945451a021e41d80025e2e0a3a ves habitaciones amuebladas en Wedding, Kreuzberg, Schoeneberg y otros barrios, algunos de ellos con fama de gentrificados por menos de 400. Wedding, muy de moda en estos días sin que yo entienda porqué, está en el distrito de Mitte…difícil encontrar algo más céntrico.
      Otra vez, no sé a qué llamas «normal» pero la calle con menos renta per cápita en Berlín es Ostseestrasse, a 10 minutos en tranvía de Alexanderplatz.
      En una ciudad donde se hacen castings para seleccionar al inquilino en vez de ser éste quien escoge dónde vivir, me parece difícil no estar de acuerdo con Roger en que más oferta ayudaría mucho. Otra cosa es que muchos berlineses estén en contra pq el «capitalismo» contaminante se va a llevar todo el carácter bohemio de la ciudad…q excluye a todo el que quiera vivir aquí trabajando y no haciendo «arte» y con infraestructuras del siglo XXI.

      • Alejandro dice:

        La belleza o carencia de ella lo dejamos a la libre subjetividad del crítico. A mi juicio y experiencia el Berlín actual no es, ni de lejos, una de las ciudades más feas del viejo continente tal y cómo afirma Burrhus.

      • Moisés: El salario mínimo de 8,5 euros la hora lleva en vigor 13 meses. Antes, no existía. Lo que sí existía era un salario mínimo sectorial y regional, y dada la economía de Berlín, pues estaba todo el que podía pagando menos de esos 8,5 euros.

        Primero: Me estás hablando de 400 euros por cuarto. Es decir, más o menos 1.200 euros por piso de tres dormitorios, u 800 euros por 2, por «warm» que esté.

        Segundo, de esos 1.500 euros que se cobran al mes, más o menos, tienes que quitarle impuestos, con lo que se te va mas o menos un tercio. Es decir, te quedan unos 1.000. Y ya tiene que quitarle 80 euros por el tema del bono transporte. Y luego, como bien dice, está lo que uno realmente gana. Que no tiene porqué ser más. Berlín ahora mismo tiene un 10% de paro, pero eso no significa que un 10% de paro tenga un trabajo a tiempo completo y completamente legal. Descuide, no tiene que contarme nada. 😉

        Tercero, le recomiendo que mire bien los anuncios que pone. La mayoría de los anuncios son anuncios temporales, es decir, con una duración determinada. ¿Pueden existir ofertas muy razonables? Por supuesto. Pero no son la mayoría. De hecho tanto la prensa berlinesa…
        http://www.berliner-zeitung.de/wirtschaft/mieten-berlin-steht-vor-einer-immobilien-blase,10808230,20814168.html
        … como la alemana…
        http://www.spiegel.de/wirtschaft/unternehmen/immobilien-wohnungspreise-steigen-schneller-als-die-mieten-a-1032645.html
        llevan hablando desde hace años desde una burbuja inmobiliaria en Berlín.

        Cuarto, yo no viví en Berlín, sino en Leipzig. Donde los alquileres están entre un tercio y la mitad más baratos que Berlín. La localización respecto del barrio no indica nada: Eisenbahnstraße, una de las peores calles para vivir en Alemania según los propios alemanes está a 10 minutos andando del centro de la ciudad. Leipzig puede tener entre 2,5 y 3 puntos porcentuales menos de paro. Es decir, en términos RDA y economía, Berlín está cara.

        Una última cosa. Afirma que: «En una ciudad donde se hacen castings para seleccionar al inquilino en vez de ser éste quien escoge dónde vivir, me parece difícil no estar de acuerdo con Roger en que más oferta ayudaría mucho.». Eso ya lo digo yo en mi comentario (cuando digo «urbanizando a lo marbellí» quiere decir «construyendo a lo bestia»).

        Un saludo.

  5. Argos dice:

    Eliminar regulaciones de densidad y permitir construir libremente.

    Vamos, para entendernos: lo que se ha hecho durante años en la costa mediterránea española.

    Brillante.

    • Alatriste dice:

      Las primeras páginas de los periódicos dicen lo contrario.

      Si ha habido pelotazos a manta y ha reinado una corrupción desatada en municipios y autonomías no fue porque se eliminaran regulaciones y permisos… ¿Qué necesidad habría habido de sobornar a nadie?

      • Pescador dice:

        Más bien ha sido lo contrario, un contubernio automias-municipios-constructores «escogidos» para dotar de servicios y abastecimiento a quienes convenía y donde convenía, como en el Mediterráneo, Canarias y Galicia, achantando las trabas que hiciera falta cuando hiciera falta y pagando entre todos costes que debería cubrir el promotor.

      • Argos dice:

        El objetivo de la corrupción y los sobornos era poder saltarse las regulaciones y permisos y poder construir como a uno le saliera del entreacto.

        Si eliminas regulaciones y permisos lo único que haces es democratizar el desastre urbanístico y ponerlo al alcance de todo el mundo. Obviamente al final la ciudad se convierte en un ghetto inhabitable, y entonces se ponen los ojos en la siguiente ciudad que hasta entonces había logrado salvarse del desatino.

        Es el baile que está ocurriendo en US: se desarrollan políticas multiculturales en las ciudades, al cabo de un tiempo la ciudad se va a la mierda, llega el white flight, se acelera la guetificación, y entonces se mira a la siguiente ciudad funcional, se repite el proceso, siguiente white flight, y así hasta que ya no quede ningún lugar al que escapar.

  6. Javier dice:

    ¡Un gran artículo!

    Hay varios problemas graves respecto a lo que proponéis.

    1) ¿Bloques altos de viviendas baratas para los pobres? Espera, esto me suena. Son las viviendas sociales de mediados del siglo XX. Satánicos pozos de pobreza en plan Pruitt Igoe. Matan la movilidad social. Mala, muy mala idea. Como mucho pararán la gentrificación a base de condenar al barrio a la marginalidad. Como han dicho arriba: Berlín y Benidorm

    2) ¿Dispersar las viviendas pobres en bloques para ricos? Eso tiene varios problemas. Serán siempre pocas viviendas, precisamente porque están dispersas. El precio del suelo en los barrios gentrificados y la demanda es demasiado grande para que sus alquileres no suban igualmente. Construir viviendas sociales allí significa pagar un justiprecio inmenso por el suelo, con lo que al final habrá menos viviendas sociales.

    Un problema respecto a lo que dice el artículo es que la tendencia legal desde los años 60-70 ha sido dar más poder a las comunidades para decidir su propio urbanismo. Llámalo NIMBY todo lo que quieras, pero es así. Es precisamente una reacción a los grandes zares del urbanismo.

    Incluso si le quitas las competencias de urbanismo a los ayuntamientos, sigues teniendo un sistema democrático. La gente que se beneficiaría de la liberalización de la construcción no se moverá o lo apoyará poco. Los que perderán con la medida se opondrán a ella con la furia de mil soles ardientes.

    P.D. no se dice «como más control democrático…» sino «cuanto más control democrático»

  7. Alatriste dice:

    Roger, soy un hombre malvado, rencoroso y sin escrúpulos, con cierta afición a buscar los agujeros lógicos en las argumentaciones y las contradicciones en los libros de reglas. Si fuera abogado, sería de los que encuentran el tecnicismo que deja libre al asesino de niños, un trabajo desagradable pero alguien tiene que hacerlo ¿Cómo se las iba a arreglar Charles Bronson si el culpable estuviera entre rejas?

    Por eso, y aunque estoy 100% de acuerdo con lo que dices, incluyendo en un punto muy destacado la lamentable tendencia que tenemos en la izquierda a confundir el proteger y ayudar a las personas con proteger el status quo y con ello ayudar solo a ciertas personas (como en la gentrificación y en el proteger los empleos y a los empleados, no a todos los trabajadores) tengo que señalar que el problema que señalas es que si se deja poder a los municipios y a los vecinos el resultado es un caos regulatorio capturado por intereses particulares y un conjunto de políticas insolidarias, y la solución que defiendes incluye lo que solo se puede definir como jacobinismo municipal.

    Siento cierta simpatía por la idea de que los municipios son más vulnerables a la actuación de intereses particulares, empresas, y grupos de presión de todo tipo, llevando a la adopción de políticas egoístas e insolidarias. Lo que no acabo de entender es cómo compatibilizar esa idea con el federalismo ¿Acaso no puede sostenerse exactamente lo mismo de los estados/autonomías?

    [Why, yes, I’m with Abe Lincoln and against states’ rights. How did you know? 🙂 ]

  8. Jaime dice:

    Sería interesante ver lo que dice un experto en patrimonio sobre esto.

    En los USA quizás no pero en España hay zonas de especial interés en su conservación, zonas patrimonio de la humanidad y más casos especiales (y son tantos que es duro llamarlos especiales).

    En Ferrol, por ejemplo, el barrio histórico es candidato a patrimonio de la humanidad y no se puede ni fundir una placa para cambiar el suelo de madera. Eso, huelga decir, pone en fuga a los vecinos y la zona se está abandonando (la crisis ayuda mucho también) pero el caso es que tampoco un aplanado del barrio y una construcción de nuevos edificios haría mucha gracia.

    En resumen, vengo a decir que el marco regulatorio basado en los intereres económicos es una visión muy limitada de este problema. Al menos en España.

  9. MG dice:

    La gentrificación (vaya palabro feo) es un proceso de rebote, que nace de la degradación de zonas clave de un barrio o ciudad (cuanta más, mejor) y del envejecimiento y marginalización de sus habitantes, que lo abandonan en cuanto pueden o quedan atrapados en un entorno en el que le inversión es escasa o nula. Los precios de las viviendas se desploman, una nueva generación consigue acceder a ellas y comienzan a reformarlas y ahí, justito detrás, llegan los inversores, que compran al por mayor y aceleran y tutelan el proceso.

  10. MG dice:

    La clave es que la gentrificación es que se produce en barrios céntricos históricos o antiguas zonas industriales que, pese a su degradación, tienen un alto grado de ocupación del suelo (no hay apenas solares libres, lo que limita las nuevas actuaciones inmobiliarias), y esto facilita la «acaparación» del mercado. Puestos a proponer «soluciones» (lo entrecomillo porque no considero que la gentrificación sea un «problema», si no un proceso natural, como el nacimiento y la muerte), aquí va una «pelín» intervencionista: se limita el número de viviendas que un mismo propietario o empresa puede adquirir en la zona.

    Es un disparate, pero no más que lo de construir unas cuantas torres «baratas» en el área gentrificada…

  11. Alberto dice:

    Ojalá se impusiera hidalguización para traducir gentrification.

  12. durruti77 dice:

    Tengo que confesar que con este tema flipo en colores: soy de Málaga, y he vivido muchos años en su centro histórico, así que esto de la gentrificación, para mí, es como explicarle a un tuareg los problemas asociados al exceso de humedad. Vamos a ver, hay un barrio chungo al que le toca la lotería y empieza a regenerarse y a llenarse de casas chulas y gente con pasta. Y??
    Se me ocurren chorrocientos mil problemas asociados al urbanismo más acuciantes…

    • Argos dice:

      Se llama narrativa política. Es decir: a partir de una situación cualquiera X, hay que llegar a una conclusión predifinida, por lo general, que la culpa es de los opresores Y (identifiquese Y como ricos, banqueros, blancos, varones heteropatriarcales o cualquier otro grupo a gusto del consumidor).

      ¿Que el barrio baja de valor?. Entonces se guetifica, con lo cual las víctimas son sus habitantes y los culpables, los Y seleccionados.

      ¿Que el barrio sube de valor?. Entonces se gentrifica, con lo cual las víctimas son sus habitantes y los culpables, los Y seleccionados.

      Lo interesante es que si creamos un ciclo donde el barrio primero baja de valor, y luego sube de valor, los habitantes terminan en el mismo punto inicial y sin embargo su caracter de víctimas no deja de incrementarse durante todo el proceso. Repitiendo el ciclo podemos obtener una producción de victimización infinita. Es lo que se denomina la «maquina de victimización perpetua» de segunda especie.

      • Mr. X dice:

        Estoy muy inquieto, porque estoy de acuerdo con la mayoría de sus comentarios en este hilo, y es la primera vez. Me lo voy a tener que hacer mirar.

  13. navarta dice:

    Una solucion para los verdaderos perjudicados del proceso, que son los que viven de alquiler en los barrios gentrificados, seria repartir beneficios entre propietarios e inquilinos, es decir, cada vez que se vende un edificio para alojar pijos, del total del precio de venta una parte, pongamos un 20 por ciento, va al bolsillo de los inquilinos y asi todos sacan tajada y aqui paz y despues, en otro lugar, gloria.

    • Argos dice:

      ¿Y si el barrio pierde valor? ¿También les tocaría poner a los inquilinos el 20% de la pérdida de valor del inmueble (además del alquiler)? ¿O solo participan cuando el balance sale a ganar?

      • navarta dice:

        Si pierde valor pagan su contrato de alquiler con las condiciones que firmaron antes de esa devaluacion, por tanto, indirectamente estarian contribuyendo a hacer esa perdida de valor mas llevadera al propietario del inmueble. Vamos, lo que nos esta pasando a millones de españoles con los bancos al devaluarse el valor de nuestras viviendas compradas con hipotecas en plena burbuja inmobiliaria. Nada nuevo bajo el sol y nada nuevo a inventar

        • Argos dice:

          Vamos, como las autopistas: quiero llevarme una parte de las ganancias pero no quiero saber nada de las pérdidas.

          • navarta dice:

            Bueno, si el problema de la gentrificacion es que deja a gente tirada , que son los inquilinos de esos barrios que ven subir sus alquiletes y tampoco tienen muchas opciones de encontrar alojamiento a precio asequible en otros lugares. Una posible solucion es resolverles su problema de alojamiento dandoles particioacion en el pelotazo urbanistico que supone toda gentrificacion. Ademas, esto supone menor carga para la administracion en aydas sociales y una predisposicion al pelotazo inmwjorable de todas las partes: Inversores, ayuntamiento, propietarios, inquilinos, no hay nada que suavice mas un proceso, en apariencia problematico, que hacer que todos trinquen un poquito del pastel, aunque sea una minima parte

  14. navarta dice:

    Por cierto, leyendo el articulo me ha venido una comparacion despectiva mas hacia los hipsters. Son al urbanismo lo que las bacterias comepetroleos a los desastres ecologicos por accidentes de petroleros, limpian las zonas degradadas y las recuperan para la «sociedad».

  15. Raúl dice:

    Flipante. Que cada uno haga lo que venga en gana. De un plumazo nos cargamos el urbanismo y toda la planificación de la ciudad. Brillante. ¿Cómo no se le había ocurrido esto a nadie? Retrocedamos más atrás de Mesopotamia.

    En calles de 6 metros levantamos torres de 100m de altura, alrededor de una casa metemos 4 rascacielos, derribamos el centro histórico y levantamos edificios de 20 plantas… Hagamos inhabitable la ciudad, colapsemos la ciudad. Total, sólo es estética y cosas de esas…, dejen paso al mundo de los negocios.

    Para evitar la gentrificación hay muchas formas de actuar sin tener que destruir la ciudad. Prescindir de la planificación creo que no ayuda en nada, sólo hay que ver el resultado paseándose por grandes ciudades resultado de la especulación, o ciudades resultado de una buena planificación como pueden ser muchos ejemplos del norte y centro de Europa.

    Es obvio que aumentar la oferta de vivienda reducirá el precio. La primera medida es actuar sobre edificios y solares abandonados creando vivienda social. Después densificar (si es conveniente por infraestructura). Exenciones fiscales a los alquileres antiguos, subidas de impuestos a la venta de vivienda, a nuevos propietarios,… que costeen la vivienda social y frenen la especulación. ¡¡¡Pero eso es intervencionismo!!! Fuera la planificación, lo bueno de verdad es la ley de la selva del australopithecus liberal.

    En mi opinión un artículo bastante pobre y economicista. Para hablar de organizar la ciudad, es aconsejable informarse antes de cómo se organiza la ciudad.

  16. Raúl dice:

    Y se me olvidaba una de las medidas más efectivas contra la gentrificación y la guetificación. Se debe actuar para promover que en un mismo edificio haya siempre un mínimo porcentaje de alquileres baratos y vivienda social. Edificio nuevo o rehabilitado, edificio que debe destinar un 25% (o el que se considere oportuno) de vivienda con alquileres baratos, el resto que las venda como considere oportuno. Y la forma de hacerlo igual, exenciones fiscales para la parte destinada a vivienda social y subida de impuestos para las otras viviendas.

    • MG dice:

      Y en las zonas baratas de la ciudad, reservamos unos cuantos pisos con alquileres más caros para los más pudientes…? La estratificación social es un proceso natural, Lo que es deseable es que todo el mundo pueda acceder a una vivienda digna, pero no necesariamente en las zonas gentrificadas.

      • alci dice:

        Sin caricaturizar. No se trata de que alguien de pocos recursos acceda a una vivienda barata en una zona gentrificada, como si le hubiera tocado la lotería, sino de que los que vivían allí y no pueden seguir haciéndolo, reciban una nueva vivienda en la zona.

  17. Pepitox dice:

    Comparto la descripción y el análisis de la gentrificación, pero no la solución. No es la primera vez que Senserrich nos sale con la solución mágica de la desregulación y el crecimiento hacia arriba, con un mantra demostrado como falso: «la oferta baja los precios». Señor Senserrich… ¡que somos españoles! ¿O es que ya no se acuerda de la burbuja inmobiliaria? Vale, hacia arriba no se crecía, pero oferta… había por un tubo, y no precisamente llevando los precios a la baja. Lo del crecimiento hacia arriba, en fin, lo que nos propone otra vez son los grandes bloques de vivienda social (los grands ensembles franceses) que todos sabemos que fueron y siguen siendo hoy los candidatos más grandes a la degradación y la guetificación… y sin posibilidad de ser redimidos por la gentrificación. Buenos análisis, pero las soluciones no cuadran para nada.

  18. Manuel dice:

    A ver… Que si un barrio mola, si un barrio tiene su propio carácter, si un barrio mejora porque la gente lo anima y lo llena a base de integrarse respetando su esencia… Tu solución es que demos rienda suelta a cargarse el barrio, llenarlo de monstruos de hormigón de 20 pisos de altura.

    Igual lo que habría que hacer es crear nuevos barrios con carácter en lugar de esos nuevos barrios clónicos deshumanizados.

  19. Perry Mason dice:

    En mi opinión sin doble ciego, la gentrificación puede tener tres efectos negativos sobre los anteriores habitantes de una zona: 1- si tienen contratos de alquiler revisables a precios de mercado en vez de a inflación, lo que en España no pasa, pero en UK, por ejemplo, sí. 2- si tienen bajo poder adquisitivo tienen que irse fuera del barrio a hacer sus compras por la presión a la alta en precios de los nuevos comercios (no necesariamente, si les colocan un alcampo o mercadona, aunque entonces cerrará más comercio local pequeño), pero si tienen poca movilidad no les hará mucha ilusión. 3- el riesgo de subordinarse a la replicable estética hipster (aunque en mi opinión algunas zonas estuvieran mucho peor antes del proceso, vivo en lavapiés) y sus posibles mutaciones posteriores (ej, riesgo de convertirse en la gafapastosa Gracia).
    Por el resto yo sólo veo mejorías en la recuperación de una zona normalmente céntrica, aunque sea en detrimento de las zonas de partida de los pueblerinos hipsters.
    Pero claro, respecto a la propuesta de Roger, urbanización sin regulación (de la no corrupta) es abandonar a su suerte a una población ante los monstruos del ladrillo que se tragan y vomitan familias y negocios locales según una mariposa bata las alas en Hong Kong.

  20. Daniel dice:

    Una manera más sencilla de limitar los desequilibrios urbanos derivados de la desigualdad extrema es hacer lo que ha hecho el Ayuntamiento de París: limitar los precios de los alquileres zona a zona. Dado que se trata de una actividad rentista está más que justificado poner coto al abuso.

  21. Un post muy interesante. Como añadido, decir que uno de los grandes efectos de la gentrificación y que se traduce en una mayor desigualdad es el efecto que ésta tiene sobre la movilidad de los habitantes que se ven desplazados. Dejo un enlace sobre el tema.

    Un saludo,
    Samir

  22. EB dice:

    Tema interesante pero no importante. Como siempre el problema serio es la política y el gobierno, en este caso a nivel local.

    El post se divide en tres partes.

    Primero, Roger reconoce que la izquierda promueve una posición conservadora y yo agrego grotesca porque ignora —sí, la izquierda tiene problemas serios de ignorancia por querer negar la realidad— que procesos similares a la gentrificación son los que han generado la riqueza que hoy gozamos. The Guardian ha estado publicado este mes de enero varios artículos que ejemplifican esa posición de izquierda; ver

    http://www.theguardian.com/cities/gentrification

    y en particular

    http://www.theguardian.com/cities/2016/jan/16/gentrification-inevitable-bad-urban-change

    Por supuesto, ninguno de esos artículos reconoce los beneficios de la gentrificación a pesar de que existe mucha investigación sobre el tema. El único propósito de esos artículos parece ser destacar sus costos para algunos oprimidos que deben ser salvados por los buenos. En todo caso, los artículos están bien escritos —algo que se agradece— y son informativos.

    Segundo, Roger se equivoca al poner énfasis en el control total que los ricos tendrían sobre la zona “gentrificada”, algo que es claramente absurdo. Por definición, si la gentrificación tuvo éxito en el barrio X, entonces la riqueza y el ingreso promedio de todos los residentes de X aumentó, haya habido o no fuga de viejos residentes pobres, y su efecto sobre la diversidad depende del tamaño de X y varios otros factores y no es necesariamente negativo, especialmente si antes sólo había pobres. Hablar de segmentación “extrema” de los ricos en barrios de grandes ciudades contradice lo que uno puede observar (en mi caso por años de residencia en varias ciudades de Argentina, EEUU y España, Beijing, Hong Kong y Santiago de Chile) e ignora que es el fenómeno inverso de cuando inmigrantes pobres llegan a un país, ciudad, o barrio de ingresos medios o altos. La segregación de procesos espontáneos de gentrificación no generan problemas mayores, pero sí cuando la gentrificación es producto de la intervención estatal, algo que generalmente toma la forma de regulaciones algunas razonables, pero la gran mayoría para proteger o promover intereses de residentes viejos o de empresas inmobiliarias en complicidad con los gobiernos locales. Además, el paper de Lens y Monkkonen concluye “Two findings stand out. First, density restrictions are associated with the segregation of the wealthy and middle-income, but not the poor. Second, more local pressure to regulate land use is linked to higher rates of segregation but more state control is connected to lower segregation.” (ver abstract de la versión preliminar en http://www.anderson.ucla.edu/Documents/areas/ctr/ziman/2015-04WP.pdf ). Es decir, el paper no habla de “enclaves of the ultra-rich” (palabras del autor de la nota en que se basó Roger) o sólo los ricos (palabras de Roger). No he podido completar mi lectura del paper, pero me sospecho que no pasa de un primer intento de análisis estadístico con datos dudosos. En todo caso, por muchos años esas dos conclusiones han estado implícitas en varios estudios sobre los altos precios de los bienes raíces en el Bay Area de California (situación que conozco bien por haber ayudado a dos de mis hijos y sus familias a radicarse allí).

    Tercero, Roger prefiere ignorar por qué las regulaciones de que hablan Lens y Monkkonen (y muchos otros que han estudiado la dinámica de las ciudades y las tendencias de largo plazo de los precios de los bienes raíces en distintos barrios) fueron adoptadas y por qué son tan difíciles de simplificar y racionalizar. En la medida en que uno se limite a lanzar grandes soluciones que difícilmente algún político intentará proponer y algún gobierno municipal aprobar, se puede apostar que no habrá cambios (Curiosamente días atrás Paul Krugman despreciaba los cambios que Bernie Sanders propone si en otra vida llega a Presidente, pero décadas atrás Bernie fue alcalde de Burlington, Vermont, y dicen que pudo hacer algunos cambios). Pensar que el problema de esas regulaciones se resuelve pasando la decisión a una instancia superior equivale a ignorar las miles de críticas que continuamente escuchamos sobre estas instancias superiores. Cuando el debate principal de la política está centrado en la corrupción del gobierno uno debería ser más cuidadoso en proponer que el gobierno intervenga. Bueno, es tarde y todavía tengo que leer las últimas noticias sobre la acusación criminal contra la nuera de la Presidente Bachelet —sí, originadas en intentos de cambio de regulaciones municipales para “gentrificar” suburbios de Rancagua.

  23. pepe dice:

    O sea que no hay que poner regulaciones a la construcción, pero una de las recomendaciones es «las ciudades deben buscar políticas de vivienda inclusivas».

    O sea que las ciudades sí que tienen que meterse en quién, cómo y dónde se construye.

  24. spartan dice:

    La solución es cortar el problema de raíz y desbohemizar el barrio: por cada café que sirva lattes y cosas raras de esas, un discopub con neones y música máquina a toda pastilla. Si no es suficiente, otro garito con reggaeton lleno de pibitas y papichulos perreantes. En esta línea, por cada galería de arte, un garage de tuning; por cada tienda de comercio justo o supermercado vegano, dos mcdonalds y un asador (o un mesón legionario si la infección se encuentra muy extendida). Estas medidas pueden venir de la iniciativa privada, con apoyo de las administraciones si fallara la primera.

    Por supuesto, debe implantarse un estricto control de vello facial (no esta de más recordar que los hipsters son personas con la barba de Marx y el peinado de las Hitlerjugend). Así, barbas de más de 2 cm por debajo de la barbilla deben acarrear la expulsión automática del barrio del individuo en cuestión, incluso si es mujer, salvo que puedan demostrar su condición de judío ortodoxo o musulmán ultrareligioso.

    Otras medidas como prohibir los gorritos «beenie» (salvo para estibadores), las parkas fishtail (salvo para mods) y la declaración del barrio como OGM-friendly son igualmente útiles y pueden abordarse en la segunda fase del Plan General.

  25. […] unos días aparecía un artículo sobre segregación y gentrificación en el estupendo blog de Politikon  El autor de ese artículo, Roger Senserrich, lanzaba algunas consideraciones a partir de una […]

  26. […] unos días aparecía un artículo sobre segregación y gentrificación en el estupendo blog de Politikon  El autor de ese artículo, Roger Senserrich, lanzaba algunas consideraciones a partir de una […]

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