Política

¿El pez grande se come al pequeño? La experiencia de las grandes coaliciones alemanas

27 Ene, 2016 - y - @bpberta, @JVinaras,

Estos días ha comenzado un intenso debate en los medios de comunicación a tenor de la propuesta de gobierno de coalición presentada por Pablo Iglesias a Pedro Sánchez, sobre la idoneidad de dicho escenario para ambos partidos.

De acuerdo con unas opiniones (y siempre obviando un hipotético interés electoral a corto plazo) esta posibilidad permitiría a Podemos proyectarse como un partido capaz de acordar y ejercer el gobierno, además de obtener los réditos que puedan conseguirse de la implementación de determinadas políticas.

Por otro lado, existen otras voces que recuerdan que los socios minoritarios de una coalición de gobierno acostumbran a salir más perjudicados electoralmente de este tipo de gobiernos por su dificultad a la hora de apropiarse de los éxitos de la acción gubernamental y diferenciarse del partido que preside el ejecutivo, una hipótesis que encuentra cierto apoyo en la literatura especializada.

Uno de los sistemas políticos con más tradición a la hora de construir coaliciones de gobierno y por tanto poder analizar esta hipótesis es Alemania. En efecto, la República Federal ha experimentado desde el restablecimiento de la democracia tras la II Guerra Mundial hasta la actualidad gobiernos conformados por más de un partido.

No es extraño por tanto, que este caso permita proveer de algunos ejemplos que acreditan la hipótesis de que son los socios mayoritarios de las coaliciones los que obtienen los principales réditos en los posteriores comicios en detrimento de sus socios de gobierno.

La Gran Coalición 2005-2009

Así, uno de los ejemplos más recientes que ha obtenido una significativa atención de la academia lo encontramos en la reedición de la Gran Coalición entre la CDU/CSU y el SPD que tuvo lugar tras las reñidas elecciones generales de 2005. Tras una ajustadísima victoria del partido liderado por Angela Merkel, el líder socialdemócrata Gerhard Schröder anunció su dimisión con el objeto de facilitar la formación de un ejecutivo compartido entre ambos partidos y liderados por la líder democristiana.

Tras una legislatura marcada por la consolidación de las reformas estructurales planteadas en la Agenda 2010 y por el advenimiento de la crisis económica internacional, las elecciones federales del año 2009 supusieron un durísimo castigo para el SPD que perdió más de 11 puntos de voto popular, mientras que la CDU/CSU aguantaba mejor el desgaste perdiendo poco más de 1%.

Por su parte, tanto los Verdes como Die Linke (La Izquierda) conseguían los hasta hoy mejores resultados de su historia superando el 10% de los votos. Los liberales alemanes (FDP) recuperaban también un gran capital superando dicho umbral tras casi dos décadas sin alcanzarlo.

De acuerdo con Banaszak y Doerschler (2011), la experiencia de la Gran Coalición implicó que las diferencias entre ambos partidos se difuminasen para el electorado, lo que a su vez conllevó la pérdida de votos del SPD hacia distintos destinos como Die Linke, que se vio especialmente beneficiado por el trasvase de votantes menos moderados ideológicamente. Sin embargo, un elemento curioso es que la experiencia de la Gran Coalición alentó de manera especial la abstención entre aquellos electores de por sí ideológicamente distantes hacia el SPD, más que optar por otras alternativas de izquierda.

A la vista de este caso y de otros como el de la coalición CDU/CSU junto al FDP en la siguiente legislatura, no es extraño que la hipótesis de que el partido minoritario de la coalición experimenta un mayor castigo electoral y un menor rédito por los éxitos del gobierno se muestre tan extendida entre algunos académicos, periodistas o políticos (sirva de muestra la supuesta frase que Angela Merkel le habría compartido a David Cameron).

El contraejemplo: Große Koalition 1966–1969

Sin embargo, esta afirmación se ve claramente refutada con otra célebre experiencia alemana, que no es otra que la primera edición de una Gran Coalición entre democristianos y socialdemócratas en 1966.

Tras el fracaso del líder de la CDU, Ludwig Edhard, para continuar como Canciller Federal a causa del enfrentamiento con el FDP, Kurt Georg Kiesinger asumió el liderazgo de su partido y forjó una coalición de gobierno con el SPD liderado entonces por el Alcalde de Berlín Occidental: Willy Brandt.

El SPD culminaba con este acuerdo una trayectoria de moderación ideológica que tuvo en el Congreso de Bad Godesberg (Bonn, 1959) uno de sus episodios más decisivos.

El gobierno que se constituyó mostraba un importante equilibrio entre ambas fuerzas, con los socialdemócratas copando 9 de los 20 cargos entre los que se incluían la Vicecancillería y Asuntos Exteriores (ambos en la figura de Brandt), Economía o Sanidad.

Por otro lado, el contexto económico de la época no mostraba ser tan complejo como el del caso anteriormente expuesto. No así el contexto político-internacional con una Alemania dividida en plena Guerra Fría (un contexto político que fue vital durante toda la trayectoria del propio Willy Brandt).

Estas circunstancias motivaron en parte una legislatura marcada por algunas reformas de carácter social que fueron bien recibidas y una actuación diplomática muy personificada en el líder socialdemócrata que allanaría su camino hacia la jefatura del gobierno.

En efecto, en las elecciones federales de 1969, el SPD incrementó su porcentaje de voto por cuarta vez consecutiva, superando el 40% y acercándose más que nunca hasta entonces a la CDU/CSU que perdió un 1’5% de los votos.

A pesar de no quedar en primera posición, el SPD llegó a un acuerdo con los liberales alemanes que daría lugar al primer gobierno liderado por los socialdemócratas tras la II Guerra Mundial (y que a su vez vendría sucedido por la primera victoria electoral del SPD en 1972 contra la CDU/CSU)

Es importante destacar que, de acuerdo con Engelmann (1972), para el SPD el acuerdo no estuvo exento de controversia entre sus filas, ya que existió una importante oposición interna al mismo por parte de los miembros que hubiesen preferido constituir una coalición con el FDP ya en 1966.

De igual modo, siguiendo nuevamente a Banaszak y Doerschler (2011), la constitución de este gobierno de coalición también supuso que el electorado percibiese como más difusas las diferencias entre los partidos gobernantes. Por otra parte, estos mismos autores esperaban constatar un aumento de la abstención por parte de los votantes socialdemócratas desencantados y que en este caso no podían recurrir a una fuerza alternativa de izquierda con capacidad de representación, sin embargo, esta hipótesis no se ha mostrado cierta

Por otro lado sí que se constató una gran valoración de la gestión que realizaron tanto el Ministro de Economía Karl Schiller (del SPD) como de Willy Brandt al frente de sus departamentos, siendo los miembros del gobierno más valorados según los datos.

Conclusiones: principales determinantes

La experiencia alemana nos recuerda, pues, que hay que vigilar a la hora de hacer interpretaciones demasiado deterministas a la hora de entender los efectos de las coaliciones en la suerte electoral de los partidos pequeños, especialmente si son interpretaciones de brocha gorda. Los resultados electorales pocas veces se ven afectados por un solo elemento del contexto y por lo tanto la suerte electoral de los partidos que decidan entrar a formar parte de una coalición dependerá del escenario en el que se celebren las elecciones.

Así, no todos las coaliciones de gobierno son iguales, ni todos los partidos pequeños tienen los mismos problemas a la hora de competir electoralmente con los grandes. Como explica Albert Falcó en su trabajo sobre la suerte electoral de los partidos que forman coaliciones, la suerte electoral de los socios de gobierno depende en gran parte del tipo de coalición que se forme. Así, los gobiernos en los que los distintos partidos de la coalición comparten una oferta de temas y prioridades parecidas acostumbran a ligar la suerte de sus socios, haciendo que el partido del presidente del gobierno sea especialmente dependiente de las valoraciones de su trabajo.

En cambio, en gobiernos de coalición que funcionan de forma más compartimentalizada y en que los partidos tienen agendas con prioridades claramente distinguibles, encontramos con dinámicas más diferenciadas. De igual forma, Narud, encuentra que los partidos con perfil más niche (es decir, que compiten por temas distintos a los grandes partidos) sobreviven mejor a sus pasos por el gobierno, que los partidos que compiten también en el eje izquierda-derecha.

Además, el contexto en que se celebren las elecciones también puede tener un gran impacto a la hora de entender si un partido pequeño va a ser o no castigado por su participación en un gobierno de coalición. Al fin y al cabo, como explica Anderson los socios de izquierda de los gobiernos de coalición acostumbran a tener mejores resultados electorales en los contextos de alto paro, mientras que los socios de centro y de derecha se benefician de los contextos de alta inflación. Es decir, los votantes parecen ser capaces de distinguir los distintos perfiles de los partidos y por tanto de penalizar o recompensar a los distintos socios, según su criterio.


12 comentarios

  1. Yo creo que lo que rige esta situación es algo distinto. Es el hecho de que el PSOE haya mantenido durante mucho tiempo un discurso fantasioso de buenos y malos.
    Y ahora Podemos pretende ser el partido que lo lleve a la práctica.

    Por eso es peligroso para el PSOE dar cancha a Podemos. Porque hace creer a la gente que lo que propugna Podemos es viable. Como cuando Mas validó el secesionismo radical de ERC.

    Y si valida al fantasioso… para que votar al que gobierna de forma realista. ¿Quien no prefiere algo más mágico?

    Blog Pajas y obviedades – «Sánchez ¿Bailando un Artur Mas?»
    http://pajobvios.blogspot.com.es/2015/12/sanchez-bailando-un-artur-mas.html

  2. MG dice:

    Estuve hoy en el coloquio que se celebró en el Manuela (llenazo, por cierto) y hay una pregunta que se me quedó sin respuesta. Se habló mucho del coste que supone para los partidos políticos (en general) un gobierno en coalición en función de su tamaño respecto al otro, su afinidad ideológica o la coyuntura socioeconómica del país. Pero tal como está la cosa, me pregunto, en nuestro caso concreto, ¿cuál de los dos grandes partidos, PP o PSOE, obtendría un mayor rédito político y electoral a medio plazo, en el caso de «marcarse un gambito» y facilitar con su abstención el gobierno del otro siempre que éste consiguiera el apoyo de C´s? Como bien dijo Pablo (al César lo que es del César) «tic tac tic tac», y a ver si al final, la apuesta es bajista, y ya no se trata de ver quién gana, si no de ver quién pierde menos y de forma más segura, tranquila y ordenada. Me da que cuando lleguen los cien últimos metros en la carrera a la Moncloa, no va a estar Rajoy, que va de liebre, no va a estar el PP (pero sí su fantasma de 123 escaños y mayoría absoluta en el Senado)… Y tampoco va a estar Sánchez.

    Gambito del PP, es mi apuesta…

    • Alatriste dice:

      No sé… llevamos cierto tiempo dando vueltas a la misma contradicción básica: es casi imposible un gobierno sin el PP (al menos sin su aprobación tácita, y no la va a dar porque sí), y es casi imposible un gobierno con Rajoy, menos aún después de la enésima redada de gentes que hace nada recibían SMS afectuosos firmados «Mariano». Y al menos en mi opinión negarse a intentar formar gobierno pudo ser buena táctica pero es mala estrategia; pocas cosas podían convenirle menos a medio y largo plazo que reforzar su imagen de inactividad, abulia y egoísmo.

      Empiezo a preguntarme qué va a hacer Felipe VI una vez que Rajoy lo ha dejado a los pies de los caballos (en serio ¿Tanto le costaba decirle al rey que no pensaba intentarlo en lugar de esperar a que lo propusiera? A veces parece que a Rajoy lo que más le guste en el mundo sea ofender). Incluso me ha parecido notar ciertos movimientos de viejos veteranos ofreciéndose discretamente como posibles candidatos de consenso. Tal vez sea solo impresión mía, pero por ejemplo un par de artículos de Miquel Roca me parecieron cargados de intención…

      Nota: Soy miembro fundador de la Grammar Gestapo con un número tan bajo que mi carnet es alargado, no apaisado. Queda arrestarlo por subversión ortográfica, ciudadano. Es «gámbito»…

      • Alatriste dice:

        Ahora es cuando en el vídeo de «El Hundimiento» todos los generales se miran entre sí en silencio y el más arrojado dice «Mein Führer… es arrestado, no arrestarlo».

      • MG dice:

        Sufriré el arresto con honor… Y quizá me declare «en arrepentimiento’ y de a los interrogadores de la GG los nombres de unos cuantos editores desafectos de libros de ajedrez,, o mejor aún, me pongo las fuckin’ gafas. Que pa’ eso las tengo!
        Saludos, Capitán!

        • MG dice:

          Dé, no de… O de? Creo que me voy a casa a coserme una estrella ortográfica amarilla en la solapa…

      • MG dice:

        Pues el señor Roca va a estar muuuuuuuy ocupado… No, no voy a hacer el chiste, es demasiado fácil!

      • Stasi dice:

        Es «gambito».

  3. Miguel Ángel. dice:

    Vista la lista de ejemplos……como en botica, hay de todo.
    Pero para mí, aquí y ahora. Una coalición PSOE-Podemos vista desde esta perspectiva es un espaldarazó a Podemos, que le hace ganar credibilidad y si no se comenten errores de bulto, le ayuda a espantar los demonios que le rodean (Alimentados desde los medios y otros partidos)
    Por tanto le beneficia electoralmente. Mientras que el partido Socialista deberá «vender» muy bien esa coalición para no espantar voto hacia Ciudadanos. Todo muy unido a los resultados de gobierno (Si la coyuntura económica sigue soplando a favor resultará mas fácil que si cambia) Con un tercer factor ¿Puede Ciudadanos verse beneficiado? Pues dependerá mucho de si se limita a mirar y críticar. O si decide aportar su granito de arena a las reformas que se planteen y eso se ve entre sus votantes menos convencidos (Votos de castigo) como «apoyo a los radicalismos» o se interpreta como capacidad de modulación en las reformas.
    Conclusión: «Todos deberan venderse bien (me consta que lo intentan) o les penalizará» Dilema servido: ¿Centrarse en la gestión o en su presentación? Porque la legislatura si arranca no tienen pinta de ser muy larga….¿No?

  4. Hain dice:

    Pues parece que se cuece un pacto PSOE-Ciudadanos, pero se necesita la asbtención de algun partido.

    Este pacto refuerza a Ciudadanos fente al PP como partido de gobierno, (la alternativa «no franquista, moderna, no corrupta» al PP), por lo que la abstención del PP no la creo muy probable.

    Tampoco creo que Podemos facilite este pacto, ya que le dejaria fuera del gobierno, aunque como la gran oposición de izquierdas, que quizá le convenga de cara a las próximas elecciones…

    Me inclino por esta última opción

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