Educación

El impacto intergeneracional de la pérdida de trabajo parental durante la crisis

26 Ene, 2016 - - @RuizvalenzuelaJ

Las noticias sobre el mercado laboral, y en particular sobre la evolución de la tasa de paro, han ocupado telediarios y no pocos artículos de prensa desde el inicio de la crisis en España. Cómo resumía en esta entrada en NEG, la evidencia empírica ha mostrado efectos desfavorables de la pérdida de trabajo para el propio trabajador (v.g., pérdidas salariales a corto plazo que parecen persistir en el largo plazo, mayor riesgo de divorcio o peor salud mental y física). Varias de estas consecuencias adversas influyen directamente sobre variables que pueden afectar el rendimiento escolar de los hijos. Utilizando la jerga de los que trabajamos en temas de economía de la educación, estas variables (ingresos del hogar, estado civil, estado de salud de los padres, etc.) son consideradas como inputs de la función de producción educativa.

Con esta motivación en mente, varios estudios han analizado el impacto intergeneracional de la pérdida de trabajo parental (en especial la del padre) sobre variables que miden aspectos diversos del rendimiento académico de los hijos. Entre los resultados más destacados encontramos: una reducción de la nota media para estudiantes al final de secundaria (aquí), un aumento de la probabilidad de repetir curso (aquí) o una menor probabilidad de ir a la universidad (aquí).  (La tabla 1 del artículo de discusión al que se refiere esta entrada ofrece un resumen de los estudios más relevantes en la materia).

Uno de los principales desafíos al intentar identificar el impacto de la pérdida de trabajo parental sobre el rendimiento educativo de los hijos es que, potencialmente, existen otras variables inobservadas (el investigador no tiene datos sobre ellas), que afectan tanto a la probabilidad de perder el empleo como al rendimiento educativo de los hijos. Una de esas variables inobservadas podría ser, por ejemplo, el nivel de motivación/satisfacción de los padres en sus respectivos trabajos. Que el investigador pueda afirmar que sus resultados reflejan causalidad y no simplemente una correlación, depende de su éxito al aislar el efecto de la pérdida de trabajo parental del de estas otras variables inobservadas. Una de las estrategias de estimación más utilizadas para atacar este tipo de problema ha consistido en usar las pérdidas de trabajo vinculadas a cierres de empresa o reducciones de plantilla. El supuesto en este tipo de estudios es que estas pérdidas de trabajo no están relacionadas con características inobservadas de los trabajadores.

Sin embargo, algunos estudios recientes apuntan que existe una selección no aleatoria de trabajadores en empresas con dificultades o en declive (aquí). En otras palabras: aquellas personas que acaban trabajando en empresas en declive tienen características distintas de los trabajadores empleados en empresas de éxito. Si estas distintas características tienen a su vez influencia sobre el rendimiento escolar de los hijos, la estrategia de estimación utilizando datos de sección cruzada (una única observación por individuo) y cierres de empresas, no ayudaría a identificar el efecto causal de la pérdida de trabajo de los padres en el rendimiento escolar de sus hijos. El artículo que esta entrada resume trata de solventar este problema mediante el uso de datos de panel (observamos a las mismas familias a lo largo del tiempo) y las pérdidas de trabajo producidas durante la Gran Recesión. Disponer de un panel permite al investigador tener en cuenta en el análisis todas esas variables inobservadas que no cambian en el tiempo y que afectan potencialmente tanto a la pérdida de trabajo parental, a la selección de trabajadores en empresas en dificultades, y al desempeño educativo de sus hijos.

Así, observo la situación laboral de los padres y el rendimiento escolar de los hijos de un colegio de la provincia de Barcelona durante los años académicos 2007-2008 hasta 2011-2012 –más detalles aquí). Con este tipo de datos puedo comparar las notas del mismo estudiante antes y después de la pérdida de trabajo de los padres. Es decir, antes y después del inicio de la crisis. Como apuntaba Ariel Kalil (profesora en la Harris School of Public Policy Studies de la  Universidad de Chicago) en 2013, sabemos muy poco sobre el impacto de la Gran Recesión en el desarrollo infantil. El artículo que aquí resumo contribuye a arrojar un poco de luz sobre el tema, al investigar el impacto intergeneracional de la pérdida de trabajo parental en la nota media de sus hijos durante la crisis.

Los resultados indican que la pérdida de trabajo (involuntaria) del padre durante la crisis conlleva una disminución de la nota media de sus hijos de alrededor del 13% de la desviación estándar. Esto equivaldría al efecto de incrementar el tamaño de la clase en 5 alumnos (aquí).  Este efecto varía dependiendo del subgrupo considerado: el efecto se concentra, y la magnitud es aún mayor, para aquellos estudiantes cuyos padres tienen un menor nivel educativo y sufren largos períodos de desempleo (alrededor de 1.5 y 2 veces más perjudicial, respectivamente). Además, este efecto negativo no está concentrado en aquellos padres con un empleo temporal antes de la crisis. Al contrario, si reducimos la muestra para tener en cuenta únicamente aquellos padres que llevaban más de 6 años en su empleo antes de perderlo, la magnitud del efecto es mayor que la del efecto medio (18% de la desviación estándar). Este resultado es consistente con la literatura que ha analizado el efecto de la pérdida de trabajo sobre los salarios de los trabajadores: aquellos trabajadores con más años de experiencia en la empresa antes de perder el empleo sufren una mayor pérdida salarial al encontrar un nuevo trabajo (aquí o aquí). La explicación de este resultado está normalmente vinculada a la pérdida de capital humano específico al puesto de trabajo que han adquirido aquellos trabajadores con más años de experiencia en la empresa antes de perder el empleo. El artículo investiga otros aspectos de la pérdida de trabajo (como la ausencia de impacto de la pérdida de trabajo materna) además de otros efectos heterogéneos. Dirijo al lector interesado al artículo de discusión (aquí) para más detalle.

Con los datos disponibles, el artículo que resume esta entrada no ha podido analizar el impacto de la pérdida de trabajo parental en habilidades no cognitivas de los hijos. Sería interesante estudiar, por ejemplo, cambios en la motivación o en las expectativas académicas y/o laborales de los hijos. Cerraba la entrada de NEG con una implicación de política económica asociada a estos resultados: la importancia de las políticas activas para desempleados, en particular para los de larga duración. Me gustaría resaltar aquí, además, la importancia de la disponibilidad de datos individuales de calidad para estudiar este tipo de cuestiones. Muchos de nuestros vecinos europeos nos llevan una holgada ventaja en este tema. Por ejemplo en el Reino Unido, donde trabajo, los investigadores disponemos de forma gratuita tanto de datos administrativos (como los contenidos en la National Pupil Database) como encuestas donde se sigue a una misma cohorte durante varios años (ver, por ejemplo, los datos del Millenium Cohort Study). Serían fantásticas noticias si el nuevo gobierno, sea del color que sea, mantiene una actitud con respecto a las políticas de distribución de datos más aperturista, que permitiese estudiar en profundidad temas de particular relevancia para el diseño de políticas públicas educativas.


Un comentario

  1. EB dice:

    Sí, todas las desgracias familiares repercuten, en mayor o menor medida, en los menores. Cuando yo era chico, en los años 40, las desgracias familiares fueron pocas pero esas pocas veces mis padres tuvieron que hacer grandes esfuerzos para minimizar sus efectos negativos sobre sus cinco hijos. Sí, mi padre tuvo que trabajar 7 días a la semana, y de lunes a viernes trabajaba 12 horas sin incluir el tiempo que le tomaba ir y volver de su primer trabajo y del último.

    Hay temas que no necesitan ser investigados porque la evidencia es muy fuerte respecto de sus causas más probables. Más que preocuparse por cómo el paro afecta a los hijos de los parados, uno debería preocuparse de por qué se insiste con políticas públicas que impiden la creación de empleo y en particular por qué se insiste en dar más protección a los que tienen empleo sabiendo que esa mayor protección implica menos empleo para los jóvenes. Ya es hora de que se investigue en serio la historia del empleo y el paro en Andalucía –sí, las 367 referencias en esta lista

    http://www.economiaandaluza.es/search/google?cx=003239246166862857343%3Ahkq0mstjyzw&cof=FORID%3A9&query=paro+andalucia&op=Buscar&hl=es&form_build_id=form-411698b65e8664301cfb1d81768194a2&form_id=google_cse_searchbox_form

    poco o nada aportan a entender lo que ha estado ocurriendo en Andalucía los últimos 40 años.

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