Economía

Stuck in the middle with you: estancamiento permanente

21 Ene, 2016 - - @plata_nacho

Un fantasma secular recorre, últimamente, algunos círculos de la academia y la política económica: una idea lanzada por el profesor de Harvard Larry Summers, cada vez más de moda, el estancamiento permanente (mejor que secular, según Steinberg) o secular stagnation. Sucede que, como muchas modas, también esta moda viene de lejos. Alvin Hansen ya propuso esta teoría hace cerca de cien años.

La teoría señala que en Estados Unidos “la consecución simultánea de: un crecimiento adecuado, la utilización de los recursos disponibles y la estabilidad financiera, resulta cada vez más difícil” (Summers, 2014). Esta idea ha sido secundada por varios economistas (Cowen, Krugman y Gordon, entre otros), que prevén un futuro gris para los estándares de vida en la economía estadounidense en los próximos años. En definitiva, y para ponerlo de manera muy cruda, la economía estadounidense, pero también las economías europeas, habrían alcanzado un tope de crecimiento de la productividad. Según estos economistas, a partir de ahora, crecer nos va a costar mucho.

Los cambios tecnológicos actuales no son suficientes para generar saltos grandes en la productividad y la tasa de crecimiento económico. Uno de los grandes proponentes de esta tesis es Gordon, cuyos argumentos podríamos agrupar en dos bloques. En primer lugar, la mayor parte de las inversiones en I+D se han concentrado en industrias con un menor o decreciente peso en la economía, tales como la manufactura o las TIC. En segundo lugar, no parece que la inversión en determinados sectores haya generado incrementos en la productividad en las últimas décadas, sugiriendo la existencia de un “techo” al crecimiento económico.

El tema, por técnico que parezca, no deja de ser importante. Y si no, recuerden lo que le pasó al tipo de la película de Tarantino al ritmo de Stuck in the middle with you… Por mucho que se repita el palabro “nuevo modelo productivo”, poco vamos a mejorar si estamos realmente en una situación de estancamiento permanente. Existen otros argumentos, sin embargo, que nos permiten ser más optimistas. Primero, las características particulares de la revolución tecnológica de los últimos años hacen que el aumento de la productividad no se registre en las estadísticas utilizadas para medirla. Al mismo tiempo, debido a los cambios en los modos de vida actuales, medir la reducción del tiempo de transporte o la esperanza de vida como indicadores principales de la calidad de vida deja fuera matices importantes. Por ejemplo, aunque los últimos cambios tecnológicos no estén reduciendo el tiempo para viajar de Madrid a Londres, sí que están convirtiendo la necesidad de la presencia física en algo menos relevante, pero con un impacto fundamental en la productividad y la calidad de vida. Quizá los años de vida no están aumentando, pero sí la calidad (y productividad asociada) de aquellos que ahora viven muchos más años.

Como señalaba hace poco Samuel Bentolila, en el Reino Unido ya han tomado nota, con un grupo de académicos y policy-makers del Banco de Inglaterra trabajando en la reformulación de la medición de la actividad económica. Charles Bean, autor del informe recién publicado, incidía en otros factores además de los ya expuestos. De cómo la distinción entre el trabajo y el ocio se está difuminando, o cómo los servicios de intermediación están siendo alterados por el cambio tecnológico. Entender esos cambios y ser capaz de medirlos va a resultar clave para entender si las nuevas dinámicas de las economías modernas nos están llevando o no al estancamiento permanente.

Por último, y con esto volvemos al siglo XIX, hay que recordar el papel de las instituciones en la adaptación de nuevas tecnologías para promover el crecimiento económico. Esto es lo que muestra el trabajo reciente de autores –ya convertidos en tertulianos de nuestras mesillas de noche –como Acemoglu y Robinson. Las instituciones (la seguridad jurídica, la independencia de los organismos reguladores, las trabas burocráticas, etc.) pueden tener un papel más importante en la potenciación de la productividad de lo que los proponentes del estancamiento permanente le otorgan. Lección importante para nuestros futuros gobernantes ahora que están de negociaciones parlamentarias. Quién o quiénes pueden dejarnos más o menos estancados, en el centro o en la periferia, se lo dejamos a usted para opinar, lector.


25 comentarios

  1. fulano dice:

    Según dice el informe, no son solo del Banco de Inglaterra, sino también del Tesoro (o lo que aquí llamaríamos Ministerio de Economía y Hacienda) y de la ONS (el instituto de estadística). Como ex-INE, me parece mal que dejes fuera a mis ex-colegas.

    A mí me parece clarísimo que la estadística oficial necesita una renovación radical. No solo por esas razones, sino también por cuestiones metodológicas, de disponibilidad de datos, etc. De hecho, cuando se habla de la calidad de las estadísticas oficiales, que en España no es mala en general, se yerra el tiro. Pueden ser buenas estadísticas para 1980, pero no para ahora. Por no hablar de la falta de transparencia con la que se hacen estadísticas importantes como la contabilidad nacional.

    Como por otra parte, la inercia de estas instituciones es enorme, la única solución que veo es crear otras nuevas y dejar que la estadística oficial tradicional vaya muriendo de vieja.

  2. Epicureo dice:

    Si esas ganancias de productividad no contabilizadas mejoran la calidad de vida, pues será así, tanto si lo recogen las estadísticas oficiales como si no. Desde luego es interesante medirlo, pero también hay que tener en cuenta que las estadísticas, si se las tortura lo suficiente, dicen lo que haga falta.

    Sería especialmente triste que unas estadísticas bien «cocinadas» demostraran que el capitalismo tardío no tiene ningún problema y, si lo tiene, todo se soluciona eliminando trabas burocráticas o arruinando a los taxistas. Porque, si sumamos las ganancias no contabilizadas por el uso doméstico de tecnologías de la información y esas cosas, igual sale que mejoramos, pero solo si «olvidas» restar las pérdidas por precariedad laboral, desigualdad de ingresos e intensificación de la competencia (porque la seguridad y la tranquilidad tienen valor). Y es un olvido más que probable, ya que ni este artículo ni los que enlaza hacen la menor referencia a ello.

    • Joshua dice:

      +1000 Epicureo
      Eso de «convirtiendo la necesidad de la presencia física en algo menos relevante» se aplica a una parte no mayoritaria de los trabajos. Eso, efectivamente, da una mayor calidad de vida. Incluso hay algunos «trabajos» en los que no hay que estar ni física ni psiquicamente, basta con extraer las rentas generadas por los que si están en una o en ambas dimensiones.
      Hay algo más que se nos escapa.

  3. garibarba dice:

    Sin pretender faltar al respeto a nadie, it’s the energy, stupid!

    En los 1930s, como ahora, se necesitaba desplegar un nuevo modelo energético e industrial, con su consecuente cambio social.

    • antonio dice:

      ¿No habrá sido, mas bien, ‘it’s the socialism, stupid?
      Por aquello que paso en los »Trente Glorieuses», en Occidente. Ese era el nuevo modelo. Por encima(superestructural) del modelo energético y cualquier otro. Modelo social y productivo: mucho Estado regulador y agente económico, PIB anual al 5, 5 % , cuasi pleno empleo, I+D, más libertades y derechos sociales y personales, etc…

  4. heathcliff dice:

    Con todo mi respeto al autor, todo esto me suena a que hay que buscar algún modo de decir que seguimos creciendo cuando la inclusión en el PIB de las putas y la farlopa ya no dan más de sí…

    Y creo que es ilustrativos: cuando para decir que todo iba bien dieron por bueno meter en las estadísticas la prostitución y las drogas, es que no tenían mucho más…

    Y resulta que sí. Resulta que aún les queda lo que en otra época sería la gracia de Dios, o la Comunión de los Santos.

    Pues nada: buena suerte.

  5. EB dice:

    Nacho, le agradezco el intento de resumir el debate reciente sobre estancamiento secular. El tema es difícil por varios motivos.

    (1) La causa inmediata del debate es un diagnóstico de la economía de EEUU marcado por la crisis iniciada en 2008 y en particular por la respuesta de la economía a las medidas de estimulo para superar esa crisis. Si mucho se escribió sobre el fracaso de los macroeconomistas para predecir la crisis, la crítica ex post a esas medidas fue dura y a mi juicio muy justificada. Como con la Gran Depresión, por décadas seguiremos discutiendo las causas de la crisis 2008 y su curso posterior (en particular, la eficacia de las políticas para superar la crisis).

    (2) Las ideas en discusión se dan dentro del marco teórico de la macroeconomía que aprendimos en los años 50 y 60 y su apreciación está condicionada al conocimiento detallado de ese marco. Por mucho que se critique a la teoría macroeconómica post-1970 (a mi juicio crítica justificada), lo cierto es que la teoría pre-1970 fue un aprovechamiento del desarrollo de las cuentas nacionales en los años 30 y su aplicación en cualquier tipo de análisis empírico requería un buen manejo de las cuentas nacionales (esto último algo que no era ni es común entre los macroeconomistas). Por ejemplo, algunos postulan el estancamiento secular como un problema de demanda agregada y otros como un problema de oferta agregada, pero estos dos conceptos sólo tienen significados precisos en la teoría pero no en las cuentas nacionales que deben usarse en su medición para el análisis empírico. Aquellos interesados en saber algo sobre PIB, por lo menos deberían leer el libro reciente de D. Coyle http://press.princeton.edu/titles/10598.html

    (3) La evidencia empírica sobre las ideas en discusión se limitan principalmente a trabajos de Robert J. Gordon. Su libro The Rise and Fall of American Growth ha sido publicado días atrás y todavía no hay revisiones críticas, excepto por la revisión de D. Coyle http://www.enlightenmenteconomics.com/blog/index.php/2015/12/the-rise-and-fall-of-american-growth/. Como queda claro de los trabajos de Gordon en los últimos 40 años, su análisis necesariamente ignora muchos puntos que escapan a las cuentas nacionales y otras estadísticas de uso corriente en el análisis macroeconómico.

    (4) La causa última de este debate —a mi juicio totalmente artificial— sería la intención de algunos MACRO-economistas en ser líderes intelectuales de una mayor intervención estatal en la economía global. Recomiendo leer los varios posts sobre el tema en el blog de Larry Summers para ver la importancia que termina atribuyendo a las tasas de interés y por lo tanto al Fed y la política monetaria en el supuesto estancamiento y en lo que está ocurriendo (ver http://larrysummers.com/category/blog/ ) Otras opiniones aparecen en el artículo del NYT del martes 19 pasado (America Best Days May Be Behind It).

    Por último, me permito recordar que la predicción de Alvin Hansen sobre el estancamiento secular de la demanda agregada luego de la SGM no se cumplió y que su análisis fue muy criticado por quienes sí entendieron las consecuencias económicas de la reconstrucción post-SGM (ver, por ejemplo, los trabajos de Ken Boulding).

  6. M. Oquendo dice:

    Larry Summers, como uno de los fontaneros más acreditados del sistema, sabe que se esto se tambalea comenzando, precisamente, por el papel que la academia ha jugado en sostenerlo.
    No se pueden aplaudir falsedades porque sea políticamente incorrecto disentir de la ortodoxia.
    Hay muchas formas de corrupción y una de ellas es la complicidad de la «academia».
    Saludos

  7. Manu dice:

    Mi opinión va en la línea opuesta a la del Sr Summers, yo creo que estamos en un estado en el que la innovación tecnológica, está produciendo y sobre todo va a producir enormes cambios en infinidad de modelos productivos. La robótica, la nanotecnología, la inteligencia artificial, el machine learning, son cosas que están explotando y que van a variar enormemente el panorama, si no lo están haciendo ya. EL mayor problema en mi opinión va a estar en cómo el mundo gestiona el enorme cambio en el ratio trabajo/capital en las funciones productivas de infinidad de sectores. Produciremos más, pero con mucha menos gente, habrá que ver cómo resolvemos eso. Pq la teoría dice que la innovación trae consigo nuevas ocupaciones, pero habrá que ver cuales, cuantas, y si la gente que queda desocupada puede asumirlas.

    • Alatriste dice:

      Creo que estás mezclando dos cosas distintas: una es que se estén produciendo muchos avances tecnológicos – y que como dices, se produzca «con mucha menos gente» – otra es que esos cambios estén incrementando gran cosa la productividad en Occidente. Y nótese lo de «en Occidente» porque resulta evidente que se están produciendo enormes avances en la productividad en países donde era mucho más baja. China es el ejemplo de libro de los últimos tiempos, pero hay una legión de ellos empezando por el Japón Meiji.

      Durante el siglo XIX y la primera parte del XX se produjeron avances espectaculares que lo cambiaron todo, desde el humilde bolígrafo a la aviación pasando por automóviles, teléfonos, ferrocarriles, nuevos materiales como el aluminio y el plástico, nuevas fuentes de energía que multiplicaron la disponible para el ciudadano medio de los países prósperos, máquinas de vapor, motores de combustión interna, etc, etc. Sin embargo desde hace muchos años lo que tenemos son versiones mejores y más eficientes pero hay muy pocos inventos realmente nuevos y los que hay no incrementan significativamente la productividad…

      [Quizá convenga especificar que aunque «productividad» es «la relación entre la cantidad de productos obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción» (Wikipedia) el argumento del estancamiento secular también puede aplicarse a los recursos: quienes descubrieron como refinar aluminio o como fabricar plástico, por poner un par de ejemplos, añadieron recursos nuevos a los disponibles para la producción ¿Desde cuándo no tenemos innovaciones como esas?]

      Los últimos decenios han visto pocos grandes inventos que se puedan comparar a los del pasado, pero además se han producido en campos donde lo afectado no es la producción. Hasta la robótica trata más de máquinas que pueden producir lo mismo con menos obreros que de máquinas más productivas (sí, la mano de obra obviamente es un recurso, pero en la industria por lo general no precisamente el más costoso, y los robots hasta ahora tampoco pueden prescindir totalmente de humanos) y la informática afecta muchísimo más a la distribución que a la producción.

      El panorama no es uniformemente negro, aunque los avances curiosamente se estén produciendo donde menos atención les prestamos (si la productividad de la agricultura no hubiera mejorado mucho no podrían vivir más de 7.000 millones de personas, y en general mejor alimentadas que nunca en el pasado) pero creo que la tesis del estancamiento secular es en general irrefutable. Lo cual no quita que pueda tratarse de un fenómeno pasajero; por ejemplo, si el ITER llevara a la fusión nuclear práctica o alguien descubriera un método nuevo y más eficiente de aprovechar la energía solar, o de extraer energía geotérmica de pozos hasta el manto y la electricidad se abaratara repentinamente eso sería no solo un cambio radical sino uno «en cascada» que llevaría a muchos otros.

      • Molari dice:

        La energía solar encuentra métodos nuevos y más eficientes cada año, los avances en energías renovables están siendo constantes y eso puede ser ese cambio en cascada que comentas

  8. mugar dice:

    En el informe de perspectivas para 2016 de goldman sachs se dedican unas 7 páginas a comentar este tema… ya se que está escrito por las fuerzas del mal pero merece la pena echarle un ojo…

  9. M. Oquendo dice:

    El gran comentario de EB es muy de agradecer y más si es leído varias veces teniendo al lado o recordando los textos de las épocas que cita.

    Hoy día es francamente difícil que gente de menos de 60 años tenga acceso no mediatizado a ellos y la inmensa mayoría de los profesores no los conoce porque, a lo que parece, para la ortodoxia vigente no les son necesarios para enseñar la materia.
    Por ejemplo, la referencia al imprescindible dominio de la Contabilidad Nacional arranca con la obra de su creador (Simon Kuznets) «National Income and its Composition». Publicada en 1942 bajo los auspicios de la NBER. Esta obra aparece de vez en cuando en el mercado de segunda mano.
    Una de las claves –no la única, por supuesto– para entender la situación de hoy está el prólogo de dicha obra, en las directrices políticas del Sistema de Poder ( en la línea de Michael Mann) y, como siempre, en «Las Métricas».

    Gracias al autor por traer el tema y por los buenos comentarios.
    Buenos días

  10. ruchio dice:

    Como me recuerda esto al estado estacionario de Solow…
    Yo apuesto a que estamos es una fase de transición. En Occidente aún la mayoría no se ha dado cuenta que los puestos de trabajo para humanos están en las labores creativas, analíticas o aquellas donde se requiere tanta flexibilidad que un robot-máquina no da.

    • Epicureo dice:

      Pues no lo parece. La tecnología ha eliminado muchísimas actividades creativas y analíticas (porque ahora un diseñador o un ingeniero hace el trabajo de diez) y siguen y seguirán existiendo muchísimos trabajos físicos, serviles y rutinarios que resulta más barato que haga una persona y no inventar un sofisticadísimo robot (limpieza doméstica, atención al público, cuidado de personas dependientes). Y siempre será más rentable eliminar los puestos de trabajo más caros y especializados que los más humildes y baratos.

  11. Lester dice:

    «En un mundo finito, sólo los locos y los economistas pueden creer en el crecimiento infinito»

    «No existe el crecimiento sostenible, existe el estancamiento sostenible»

  12. EB dice:

    Esta es la reseña del libro de Gordon por Paul Krugman publicada hoy (lunes 25)

    http://www.nytimes.com/2016/01/31/books/review/the-powers-that-were.html?smid=tw-share

    Más allá del libro de Gordon (y de todo el debate centrado en EEUU), recuerdo a los lectores preocupados por el pasado, el presente y el futuro de la economía global que la gran mayoría de los análisis prestan poca o ninguna atención al hecho más extraordinario que ha afectado a la economía global en los últimos 40 años. Me refiero a la inclusión sorpresiva de unas dos mil millones de personas adultas en la economía global, duplicando su tamaño. La inclusión de China, India, las Repúblicas Soviéticas y otros países en la economía global no estaba en las previsiones de nadie en 1975 (si alguien conoce alguna predicción de esa inclusión, le agradeceré la referencia). Ningún análisis económico de ese entonces incluía un posible escenario para los 40 años siguientes en que se daría semejante inclusión (una vez más, si alguien tiene una referencia con esa predicción, agradeceré la referencia). Si alguien hubiera planteado la posibilidad (no estoy hablando de probabilidades) de ese escenario, le habría sido muy difícil analizar la transición hacia una economía global cuya población adulta sorpresivamente duplicara tu número. Cualquiera que hubiera obtenido su doctorado en Economía antes de 1975 y luego especializado en Economía Internacional sí habría argumentado que semejante cambio implicaría grandes transformaciones en la localización de las actividades productivas y por lo tanto en las migraciones, los movimientos de capital y el comercio de bienes. Sí, esa expansión de la economía global fue una sorpresa y todavía no entendemos bien todos sus efectos –los ya ocurridos y los que aún pueden ocurrir.

  13. Aloe dice:

    Como dice el chiste, la ciencia económica es bastante buena prediciendo el pasado, pero se las arregla bastante peor con el presente. En cuanto al futuro, creo que su alcance es aproximadamente el mismo que el de la metereología.
    Los cambios verdaderamente importantes nunca se han predicho, y como mucho, algunos se han intuido parcialmente cuando ya prácticamente estaban empezando. Que esta es una época de transición parece bastante cierto, que el modelo de los últimos cincuenta años está casi agotado también, pero que hay varias fuentes diferentes de disrupción en marcha parece igualmente cierto. El énfasis del cambio tecnológico se está produciendo desde la base productiva (la energía) a su cima (la información en su más amplio sentido) y en ambos casos va en el sentido de aumentar su descentralización y su capacidad de producirse y utilizarse de modo distribuido. Eso tiene que producir a largo plazo un desplazamiendo en el poder de mercado de los gigantescos proyectos basados en la magia de la economía de escala y del monopolio de red.
    La incorporación a los mercados mundiales y a la economía industrial y posindustrial de una buena porción del planeta inevitablemente traerá el declive relativo de la porción que hasta ahora se ha enseñoreado de ella, lo cual traerá tribulaciones al sector financiero que ha estado siempre en lo alto de la pirámide alimenticia y que lleva décadas sobredimensionado y llevandose una parte cada vez mayor del pastel a expensas del resto.

    Solo estas dos cosas (y cómo interrelacionen, y las demás que suceden bajo nuestras narices aunque apenas las veamos) son suficientes para «estancar» la renta, tanto la disponible en la mayoría de hogares como la contabilizada a nivel macro, pero eso puede estar reflejando en el fondo desplazamientos, tanto geográficos como de expectativas de negocio y beneficios, no en realidad estancamiento de la tecnología.
    (Otra cosa de la que apenas se habla a pesar de lo que nos importa a todos es la aceleración que se está produciendo en las biotecnologías y en la práctica médica, en varias direcciones)

    • EB dice:

      Aloe,

      Le agradeceré explique el modelo de los últimos 50 años. Luego por favor explique por qué estaría agotándose.

      En mi comentario anterior yo me he referido a los últimos 40 años. Esos 10 años hacen diferencia (si usted es joven y no vivió como adulto esos años, lo importante es que hacia 1970 el gran proceso de reconstrucción post-GD+SGM se había agotado). Luego de unos años de «confusión» comenzó una nueva etapa que todavía dura y de la cual surgió la nueva economía global que terminaría incluyendo a más del 80% de la población adulta mundial con un nivel de ingreso nunca antes visto (y le recuerdo que hoy la población mundial es 7,4 mm comparado con 4,0 en 1975).

      No conozco su modelo de esa economía global, pero en mi modelo los gobiernos nacionales juegan un papel importante –a veces a favor del crecimiento económico, muchas veces en contra. Más importante, los cambios radicales en varios gobiernos nacionales (en España por la muerte de Franco, pero en otros por conflictos nacionales o internacionales graves) significaron simultáneamente que países «cerrados» a la economía global se «abrieran» y al mismo tiempo que en muchos países se acentuara la intervención estatal en la economía con los propósitos y las excusas más variadas. Una consecuencia negativa de esos cambios políticos ha sido los varios intentos de concentración de poder coercitivo en órganos supranacionales –por suerte, la mayoría de los intentos fracasaron en relación a los planes originales (sí, incluyo a UE).

      A los cambios demográficos, culturales y políticos implícitos en los párrafos anteriores, le agrego los cambios tecnológicos que han tenido y siguen teniendo efectos positivos importantes en nuestro bienestar –sí, a pesar de los lamentos de aquellos que en un principio se vieron o se ven afectados y a pesar de la falsa indignación de quienes buscan sacar provecho de los afectados. Contrariamente a lo que dice Gordon y otros, los cambios en comunicaciones y transportes en los últimos 40 años serían comparables a los cambios habidos en cualquier período anterior. Y en computación y robótica y otros campos nuevos no habría comparación alguna por razones obvias, y eso que todavía estamos lejos de haberle sacado provecho total. Por cierto, los sistemas de medición para esas comparaciones siguen siendo grotescos y puede esperarse que no mejoren o lo hagan muy lentamente (yo apuesto a que antes de que sean fiables, tendremos una respuesta fiable a la pregunta de si Messi es el más grande de los últimos 100 años).

      Hoy, como ayer y como siempre, la amenaza principal al bienestar es la pretensión de aquellos que ambicionan el poder coercitivo del Estado para sus propios fines, que se justifican en su superioridad moral o técnica y que se excusan en la búsqueda del paraíso celestial o terrenal, pasado o futuro. Las deficiencias de la institucionalidad de la política y el gobierno en las democracias constitucionales no son fáciles de corregir porque los gobernantes de turno no tienen interés alguno, y para peor los bárbaros siempre están listos para destruir lo mucho de bueno de esa institucionalidad.

      • Aloe dice:

        Sí, lo de los cincuenta años lo puse redondeando sin hacer la resta. Desde lo que quería decir, tendría que haber puesto más bien sesenta y tantos, desde Bretton Woods y el resto de los arreglos institucionales post IIGM.

        Yo no creo que el modelo económico cambiara de golpe en los 80. Creo que entonces empezó a declinar y mostrar que el consenso de que había disfrutado estaba deshaciéndose. Y sigue deshaciéndose. Pero no hay algo como un consenso o un orden nuevo, ni una nueva estabilidad en las relaciones de poder (incluyendo los Estados, efectivamente).

        La globalización no ha terminado ni mucho menos, y tampoco creo que empezara en realidad hace unas pocas décadas. Un cambio tan enorme como ese y tan a largo plazo puede parecer a los contemporáneos que «arranca» en tal o cual década de su vida, pero creo que lleva en marcha mucho tiempo (al menos dos siglos, y según como lo definamos, quizá cinco) y desde luego no ha acabado ni le falta solo un poquito para acabar. Otro siglo como poco, y seguramente me quedo corta.

        De sus demás comentarios, que le agradezco, me parecen muy bien unos y menos bien otros, pero en general no creo que contradigan directamente lo que yo decía. No tengo ninguna nostalgia de algún pasado mejor o miedo en general al cambio tecnológico: al contrario, la tecnología me parece casi la única fuente de mejora de la vida humana en los últimos siglos, porque de los demás factores sociales que determinan nuestro acceso al bienestar no se puede decir mucho de bueno en conjunto.

        No puedo darle la razón en que podamos hacer prospecciones del futuro con un acierto apreciable. Ni predicciones estadísticas ni especulaciones más o menos cualitativas. Eso nunca ha sucedido, más allá de cosas muy concretas (tipo ley de Moore p.e.) o tan generales que no aportan nada (como Napoleón diciendo «verás el día que China salga de su postración», pero sin pajolera idea de si eso iba a ser en 1850 o en 2050). He leído toda mi vida mucha ciencia ficción y ha sido una buena manera de comprobarlo…

    • EB dice:

      Aloe,

      Y respecto de la predicción del futuro, jamás confunda el análisis especulativo sobre lo que podría ocurrir con predicciones. No tenga miedo a pensar el futuro porque –le guste o no– llegará. Pronto se publicará este libro

      http://ageofem.com

      y le recomiendo que lo lea.

      • EB dice:

        Me permito sugerirle algo más. Lea este post del blog de Scott Adams (Scott es el autor de la tira cómica Dilbert) colgado ayer y con más de mil comentarios

        http://blog.dilbert.com/post/138023808851/the-second-american-revolution-what-then

        Sí, el negocio de la política podría cambiar mucho si se establecen procesos (Scott los llama sistemas) paralelos a los procesos constitucionales para la generación de políticas públicas. Por supuesto, uno no debe esperar que los políticos titulares de poder hoy (lo que en EEUU se conoce como el establishment) acepten esos procesos paralelos sin oponer fuerte resistencia, pero Scott intuye que se están dando condiciones para vencer esa resistencia.

        • Aloe dice:

          Scott Adams no es una autoridad que valga la pena leer como tal, ni un tipo simpático que da en la diana por intuición artística, recogiendo el zeitgeist de la época y tal y cual.
          …Al menos, no cuando deja de dibujar a Dilbert y se pone a desbarrar en textos largos. Mejor búsquese otras ilustraciones menos desagradables.

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