GID

La brecha de género en Europa: músculo vs cerebro o instituciones laborales

20 Oct, 2015 -

Introducción

El mercado laboral americano se ha enfrentado a dos cambios dramáticos desde los 80: mientras que la desigualdad laboral global ha aumentado, la brecha de género salarial ha caído. Ambos fenómenos han sido estudiados por los economistas y un mismo factor es citado con frecuencia como responsable de los dos fenómenos: el cambio tecnológico sesgado hacia las habilidades (“skill-biased technological change”). La idea del cambio tecnológico sesgado es sencilla: se trata del tipo desarrollo que hace más valiosos a aquellos trabajadores más cualificados, por ejemplo aquellos que saben manejar nuevas tecnologías, ordenadores, etc.

¿Como puede el cambio tecnológico explicar estos dos fenómenos? Pensad en el trabajo como algo con dos atributos, las habilidades cognitivas e interpersonales -“el cerebro”- y las habilidades motoras y la fuerza física -el músculo. La caída de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres y el aumento de la desigualdad salarial global podría venir dada por un cambio en los precios relativos de estas dos habilidades debido al progreso tecnológico. Si la mano de obra de las mujeres tienen relativamente más cerebro que músculo y/o los hombres a la inversa, entonces el aumento del valor del primero frente al seguro hará aumentar el salario de las mujeres frente al de los hombres. De hecho, existen indicios de que los cambios en los precios relativos de las habilidades podrían responsables de hasta un 20% de la caída de la brecha de género y hasta un 40% del aumento de la desigualdad salarial global durante los 70 y 80. Igualmente, si los los hombres mejor pagados son los más cualificados, un aumento del valor de esas cualificaciones hará aumentar la desigualdad salarial.

Tendencias de la brecha de género en Europa

De forma similar a la experiencia americana, la brecha de género se ha estrechado en muchos países europeos desde los 80. En un documento de trabajo reciente exploro la pregunta siguiente: pueden los cambios en los precios relativos de las habilidades explicar los cambios en la brecha de género en los países europeos? Sorprendentemente, la respuesta es no para algunos países europeos durante los 90 y 2000, un periodo en el que un 17% del estrechamiento de la brecha de género en Estados Unidos podía explicarse por cambios en los precios relativos del músculo frente al cerebro.

El papel de los cambios en los precios relativos del músculo frente al cerebro

Mi enfoque intenta ir más allá de las medidas habituales de la cualificación de los trabajadores, como la educación, haciendo uso de una base de datos única [1] para caracterizar distintos tipos de habilidades requeridos para llevar a cabo una ocupación. Asumiendo que los trabajadores están asignados a puestos de trabajo a través de un proceso hedónico de vaciado del mercado, deduzco las habilidades de los trabajadores de las ocupaciones en las que están empleados y las emparejo con datos [2] a nivel individual para identificar los salarios. De esta forma, tenemos una medida del precio relativo del músculo y el cerebro, así como de otras características de los trabajadores.

Descomponiendo en estas dos dimensiones el músculo y el cerebro, es posible analizar ver en qué medida el cambio en sus precios relativos explica la desigualdad. En mi análisis encuentro que el cambio en el retorno relativo de éstos explicaría solo una pequeña parte del cierre de la brecha salarial de género en un conjunto de países o incluso, en algunos, en algunos casos, podría haberla aumentado. Por ejemplo, en Austria o en Reino Unido, solo una parte del estrechamiento de la brecha se explicaría por el precio relativo. Por otro lado, y en contraste con la experiencia americana, en los países del sur de Europa y en Irlanda, los cambios en los retornos del músculo están asociados a una amplificación la brecha salarial de género.

Esta peculiaridad se debe principalmente a que el cambio en los precios relativos de los tipos de habilidades no fue un fenómeno común para países como Italia, Portugal, España así como para Irlanda. En estos países, los rendimientos del “cerebro” cayeron y los del “músculo” aumentaron. Este desarrollo está potencialmente guiado por el periodo de análisis. Por ejemplo, este es un periodo en el que el mercado de trabajo español experimentó una mejora notable en la cualificación de su fuerza de trabajo y un aumento de sus flujos migratorios, así como una burbuja inmobiliaria. El cambio en los precios de las habilidades potencialmente refleja los cambios en estos factores tanto de oferta como de demanda de mano de obra cualificada vs no cualificada. De hecho, durante este periodo España experimentó un declive de la prima asociada a la cualificación (i.e. una caída en los retornos de la educación) y un aumento en la demanda en la demanda de trabajadores menos cualificados como consecuencia de la burbuja inmobiliaria.

Llevando el análisis un paso más allá, muestro que una fracción amplia de los cambios en las brechas de género europeas no se pueden explicar por los cambios en características observables de cada género -características como la educación o la experiencia laboral. La pregunta es, por tanto, qué se puede decir es esta parte no explicada de la brecha de género. En el próximo post veremos que una explicación posible podrían ser las instituciones del mercado laboral.

Notas

[1] Occupational Information Network (O*Net) data desarrollada por el U.S. Department of Labour.

[2] European Community Household Panel (ECHP) and EU-Statistics on Income and Living Conditions (EU-SILC) provided by Eurostat.

Lista de referencias:

• David H Autor, Lawrence F Katz, and Melissa S Kearney. Trends in U.S. wage inequality: Revising the revisionists. The Review of Economics and Statistics, 90(2):300–323, 2008.

• Daron Acemoglu. Cross-country inequality trends. Economic Journal, 113(485), F121-F149, 2003.

• Marigee P Bacolod and Bernardo S Blum. Two sides of the same coin U.S residual inequality and the gender gap. Journal of Human Resources, 45(1):197–242, 2010.

• Francine D Blau and Lawrence M Kahn. Swimming upstream: Trends in the gender wage differential in the 1980s. Journal of Labor Economics, 15(1):1–42, 1997.

• Raquel Carrasco, Juan F Jimeno, and Carolina Ortega. Declining returns to skill and the distribution of wages: Spain 1995–2006, Oxford Bulletin of Economics and Statistics, 77(4), 542–565, 2015.

• Christopher Pissarides, Pietro Garibaldi, Claudia Olivetti, Barbara Petrongolo, and Etienne Wasmer. Women in the labour force: How well is Europe doing? In Daniela Del Boca Tito Boeri and Christopher Pissarides, editors, Women at Work: An Economic Perspective, pages 9–102. Oxford University Press, Oxford, 2005.

• Finis Welch. Growth in women’s relative wages and in inequality among men: One phenomenon or two? American Economic Review Papers and Proceedings, 90(2): 444–449, 2000.

La lista completa de referencias de los artículos citados en el texto está disponible en Gender Wage Gap Trends in Europe: The role of Occupational Allocation and Changing Skill Prices, Ezgi Kaya. Cardiff Economics Working Papers, E2014/23, 2014.


5 comentarios

  1. Manu Oquendo dice:

    La verdad es que a fuerza de meternos la palabrita «género» por los ojos hace tiempo que no presto atención a quienes vive de difundir patrañas y fomentar ingenierías sociales. Políticas estas cuyo resultado es buscado por partidos políticos que contribuyen activamente a destrozar nuestras sociedades haciéndolas, por ejemplo, incapaces de reproducirse como no las llenemos de buenos musulmanes que –ni ellas ni ellos– parecen hacer mucho caso a estas ideas (por llamarles algo). Cualquier cosa vale si fomenta la división y el voto emocional pero todo cansa, aburre y entristece.

    A ver si un día nos explican los predicadores del género por qué en determinadas profesiones no hay hombres y cada vez resulta menos interesante serlo.
    Ya se nota mucho la carencia de estereotipos masculinos en nuestra sociedad.
    Se comienza a entender lo de Diógenes buscando uno.
    Poco vamos a durar así.

  2. FE dice:

    Sin haber leído el artículo citado, el enfoque me parece un poco restrictivo ya que hace ya tiempo que los trabajos puramente manuales constituyen una minoría en países como el nuestro.

    Incluso en sectores tradicionalmente «de músculo», como la industria pesada, la minería o la construcción, los avances tecnológicos han hecho que muchos de los puestos de trabajo no requieran esfuerzo físico directo (p.ej. un técnico que dirige la maquinaria de una fábrica, un ingeniero que estudia los resultados de prospecciones, o un aparejador que se pasa el día en la obra sin tocar un saco de cemento).

  3. […] el artículo anterior vimos que en contraste con Estados Unidos, el valor que el mercado laboral da a las habilidades […]

  4. […] el artículo anterior vimos que en contraste con Estados Unidos, el valor que el mercado laboral da a las habilidades […]

  5. heathcliff dice:

    Nuestro problema no es una brecha de género, sino una brecha de número.

    Proclamo.

Comments are closed.